Peter Jackson cerraba la trilogía que conformaba el universo literario de J.R. Tolkien con el desenlace definitivo en que los hobbits Frodo (Elijah Wood) y Samsagaz (Sean Astin) intentan completar su misión con la ayuda del poco confiable Gollum (Andy Serkis) para destruir el único anillo de poder quien el malvado Sauron y su interminable ejército de orcos quieren arrebatar. Mientras tanto Aragorn (Viggo Mortensen), el mago Gandalf (Ian McKellen), el elfo Legolas (Orlando Bloom) y el enano Gimli (John-Rhys Davies) cuentan con el apoyo de los caballeros de Théoden (Bernard Hill) para defender la Tierra Media.

A la espera de si se va a meter o no en el proyecto de "El Silmarillion", ése génesis y origen de todo ese imaginario que Tolkien desarrolló en varias historias, Peter Jackson puede estar seguro de que ha cumplido gran parte de su sueño como director que ha derrochado todos los medios y recursos para llevar a cabo lo que no otros realizadores habrían podido cometer. Con versiones o no extendidas de su impecable trilogía. Tal vez fuera esa la razón por la que la Academia de Hollywood le brindara con la friolera de once Oscar, más por la gesta cometida de emprenderse en el proyecto de rodar esas tres películas que por la última entrega en si. Porque "El Retorno del Rey" es más belicista que las otras dos (la batalla por la Tierra Media llega a su fin) y recurriendo nuevamente a un despliegue de avanzados como sorprendentes efectos especiales, no deja de asombrar a los incondiconales. Pero es la última pieza que da la historia por terminada.

A mediados de 2004, Èric Bertran, un estudiante adolescente de Lloret de Mar (Barcelona) envió correos electrónicos a diferentes Supermercados solicitando el etiquetaje en catalán, visto que muchas marcas empleaban el uso de diferentes idiomas. Èric, abrazado a la causa independentista firmó bajo el colectivo de Fenix 11-23 (por el Ejército en que se hace referencia a una de la novelas de Harry Potter de J. K. Rowling; al número 11 por la fecha en Septiembre como la señalada para la Diada Nacional y el 23 por Sant Jordi; día del libro y de los enamorados en el mes de Abril).

Los problemas para el chico empezaron cuando fue denunciado porque al final de las misivas insistió en que volvería a “atacar” y “bombardear” con más correos sino recibía respuesta por parte de los Departamentos de Atención al Cliente de las empresas a las que envió los correos. “Ipso Facto” una denuncia es tramitada por la Audiencia Nacional. La casa de Èric es asestada por una treintena de Guardia Civiles, a la manera antigua de hacerse sorprender en altas horas de la noche, y a los pocos días el chico es obligado a declarar en la Audiencia Nacional en Madrid, acusado de Terrorismo.

Pero todo queda en el sentimiento de Èric… Y en el de la voluntad de un pueblo con el derecho a decidir… Vaya, estaba intentando escribir una crítica y no encuentro las palabras adecuadas para hacer una reseña más cinematográfica sobre éste film de Joel Joan (Plats Bruts) y Sergi Lara (El Cor de la Ciutat) que, indudablemente, remarcan con creces que su largometraje no ha tenido problemas para exhibirse en pantalla grande (y no directamente por la televisión que, dudo, tarde en emitirse). Una buena oportunidad para que su pase en los cines haga comprender una realidad que, desgraciadamente, la mayoría de españoles lo relacionan con el radicalismo de calle y el terrorismo… Bueno, para eso ya tienen la COPE, Intereconomía entre otros canales catalizadores de odio y bravura hispana venida cada vez a menos pero que con muchas inversiones privadas siguen sobreviviendo…

Su estreno en fechas tan propicias a unas elecciones decisivas como las que se van a producir en Catalunya el próximo 25 de noviembre, son la oportunidad clave para comprender la realidad catalana en tiempos de hoy. Pero si desmarcamos el carácter altamente político de su contenido, “Fenix 11-23” es el recorrido emocional de un adolescente y el mundo en que vive e intenta comprender; desde unos padres rígidos, trabajadores, responsables (excelentes Rosa Gámiz y Álex Casanovas) a unas inescrupulosas autoridades (policía y jueces) limitados fríamente a cumplir con la Ley sin miramientos.

Lo Mejor: su argumental premisa que une cine político con la radiografía juvenil de un joven inquieto, romántico e independentista
Lo Peor: que, desde su fecha de estreno, se la emplee como material de propaganda