¿Por dónde empiezo? Porque no hay nada salvable. O quizá sí, y no es una broma: Francis Lorenzo hace el papel más contenido de su vida y hasta parece un buen actor. Y todo gracias a su hermano José Manuel, que se marca una de las mayores sobreactuaciones jamás vistas en una pantalla de cine en la piel de un gangster totalmente salido de madre y que roza la parodia más letal que firmaría todo un Jose Mota.

"Antártida" es una road movie de todo a cien, con un guión simple y mil veces visto de unos balas perdidas (Ariadna Gil y Carlos Fuentes) dando el palo a la gente equivocada, lo que convierte su existencia en una huida de unos tenaces mafiosos con apoyo policial. Que la historia no sea original no la hace mala, pero sí la cantidad de detalles mal contados que le restan credibilidad e interés. Los guionistas pusieron más empeño en escribir unos diálogos insoportablemente ridículos, impostados y muy poco naturales. Y decidieron que el pobre Carlos Fuentes (muy guapete el chaval, pero algún malnacido le convenció de que valía para actuar) se tirase toda la película sin cerrar el pico, soltando una parida tras otra. Ariadna Gil, o más bien su personaje, no es la única que sufre la insustancial verborrea de su compañero. El personaje de Fuentes se hace odioso desde el primer hasta el último minuto. Del elenco actoral sólo salvo al citado más arriba Francis Lorenzo y en ciertos momentos a Gil, cuya interpretación de una yonki hundida en la apatía llega a ser también exasperante. Eso sí, como toda actriz nacional que se precie enseña peras y parrús, con lo que al menos sus fans tendrán algo para sacar en positivo del film.

Sigo en spoiler.

La idea era una auténtica genialidad: juntar en un mismo elenco a un montón de secundarios míticos de un carisma inigualable (Charles Dutton, F. Murray Abraham, John McGinley y el moñardo de William McNamara aún muy jovenzuelo) liderados por el rey de los secundarios salidos de madre (el enorme Gary Busey) y por ese actorazo que pudo ser el más grande... para terminar completando una carrera llena de tumbos en forma de pelis a cual más bizarra: el grandioso Rutger Hauer. Este all-star de histriones andantes formaría un grupo de urbanitas con vocación de cazadores de fin de semana... de unas presas muy especiales: seres humanos rescatados del lumpen para convertirlos en víctimas propiciatorias de un hobby para pijazos sin escrúpulos ni remordimientos. Y quién mejor que el malcarado (y pésimo actor) Ice-T para dar réplica como presa al grupo de cazadores en medio de unos parajes naturales espectaculares.

Por si el casting no era suficiente, se reclutaba a Stewart Copeland (el antiguo batería de The Police, con una larga carrera como compositor para films y telefilms de todo tipo) para su banda sonora. Nada podía salir mal...

El resultado es una flojísima película de acción que parece tomarse demasiado en serio a sí misma, con un guión trilladísimo del que poco cabía esperar y que pese a ello podría haber dado más de sí en manos de cualquier realizador con más talento que este Ernest Dickerson (quien cuenta con un extenso currículum posterior como director de televisión). Rodada de forma muy vulgar, con unas escenas de acción cutres y una sensación final de producto hecho con muy pocas ganas.

Una lástima, porque fue una auténtica oportunidad perdida...

El canal de televisión Dark ha recuperado para su parrilla este insólito film español que encaja de alguna manera en el perfil de la cadena por su mezcla de terror psicológico y acción. "La noche de la ira" recuerda lejanamente a "Perros de paja". Un médico (Patxi Andion) llega a un pueblo donde desde el primer momento sus habitantes muestran hacia él un comportamiento abiertamente hostil, a excepción de su vecina (Yolanda Ventura, la antigua ficha amarilla del grupo infantil Parchís) y su hermana mayor (Beatriz Elorrieta). El médico descubre que una residencia del pueblo se utiliza como improvisada cárcel para drogadictos que son capturados por habitantes del pueblo para ser utilizados más adelante en una cacería humana. Patxi Andión irá descubriendo poco a poco el secreto detrás de estas bizarras actividades y deberá decidir entre tratar de erradicarlas o mirar hacia otro lado.

Desgraciadamente ni Javier Elorrieta es Sam Peckimpah, ni Patxi Andion es Dustin Hoffman. El guión del mediocre Joaquim Oristrell tampoco ayuda demasiado, la historia daba para más y mejor. La dirección es floja, los medios técnicos muy justitos (la iluminación es criminal). En lo que respecta a los actores, la popularidad de Patxi Andión en los 80 ha sido siempre un misterio para mí. Un tio con planta, sí, pero con menos carisma que el Citroën que conduce durante la peli. Y ciertos indicios de parálisis facial.

Del resto de elenco, sorprende la presencia de Yolanda Ventura sin su mono amarillo. La atractiva Alejandra Grepi en un papel de puta (menuda novedad), lo mismo que Terele Pávez (morbosísima) como madame del lupanar del pueblo. Lola Gaos haciendo de Lola Gaos.Tan sólo salvaría al enorme Agustín González, en uno de sus habituales papeles de tipo malcarado, y a un Valentín Paredes que vuelve a brillar como rufián tanto como en "El Pico 2". Esos papeles de tipo desafiante e imprevisible le iban como anillo al dedo.

Mala, mala.

No soy habitual lector de comics de superhéroes, pero sí de otros muchos géneros del Noveno Arte como novelas gráficas, historias cortas, tiras cómicas, etc. así que el medio no me es ajeno. Tampoco suelo ver adaptaciones al cine de aventuras de superhéroes porque me aburren tanto como su fuente original. Pocas películas de superhéroes de las que he visto me han llegado siquiera a entretener (Batman Begins, X-Men First Class y Batman Dark Knight a ratos). Le di una oportunidad a esta "Hulk" de Ang Lee porque las críticas la señalaban como una rara avis dentro del género, especialmente por ocupar buena parte de su metraje en definir psicológicamente a sus personajes, algo inaudito en un tipo de películas habitualmente plagadas de personajes planos y estereotipados.

Pues bien, la parte de desarrollo de personajes me pareció aburridísima, mientras que la abundante cantidad de escenas de acción, tan típicas en cualquier película de superhéroes que se precie, no son nada más que la habitual exhibición de efectos digitales que ejercen de principal y casi único reclamo para el espectador medio de estas películas. A mí en cambio la acción basada en los efectos digitales suele sacarme automáticamente de la narración, especialmente si se trata de un film de 2003 que contó probablemente con unas herramientas punteras en su momento, pero que a día de hoy muestran unos resultados anticuados y poco realistas.

Además, el uso de transiciones y pantalla partida para "emular" estética de comic se me hace cargante y cutre. Si quiero leer un cómic leo un cómic, y si quiero ver una película, veo una película. Cada medio con su propio lenguaje y recuersos técnicos.

No le pongo un uno porque parece mentira cómo Nick Nolte es capaz de ponerse en la piel del villano y hacer un trabajo más que decente.

"Combat shock" mezcla todas la referencias imaginables de pelis contemporáneas ambientadas de forma más o menos directa con la Guerra de Vietnam (Desaparecido en Combate 2, Acorralado, Taxi Driver, El Cazador, etc) tirando de un presupuesto poco mayor al típico bote reunido entre adolescentes para montar un botellón en el parque. El resultado es un cocktail infecto en todos los sentidos. La película da un mal rollo tremendo desde el momento en que la acción se traslada de la selva vietnamita al asfalto neoyorkino. Lo que inicialmente apunta a peli clásica de Troma Entertainment, con una limitación de medios casi obscena que da para unas buenas risas por el descaro con el que pretenden colar como mortíferas granadas explosiones provocadas por petardos de bazar chino, se convierte en un relato feista y desagradable sobre un ex-combatiente de Vietnam que regresa de una pesadilla para volver a su propio infierno cotidiano. Todo en la cinta es deprimente, desde el horroroso bebé deforme, pasando por el retrato de una pareja hundida en la más absoluta y decadente miseria y terminando por un guión tristísimo, anodino y de una criminal falta de ritmo. Y con el inconfundible sello de la Troma a nivel actoral.

En definitiva, intento de peli seria y reflexiva sobre el día a día de un desquiciado veterano de guerra de una productora que ha optado siempre por la vía del gamberrismo y el estrambote fílmico como marca de la casa. Para mí, infumable.