Ese tío rockero, que cantaba Elvis con su guitarra, con esa estética noventera imposible pero maravillosa... nunca la pederastia hubiera estado tan justificada.

Es una de esas series en que tres cuartas partes de la trama se desarrollaban en la cocina y aún así, no echabas de menos absolutamente nada más. (APRENDE, Disney Channel...) y en las que el esquema "conflicto infantil o preadolescente - moraleja paterna" se cumplía siempre para regocijo de tod@s.

Lo único terrible de esa serie era Michelle, que si ya de por sí era una niña fea y molestosa y en el doblaje al castellano su voz era desagradable como pocas otras he oído -era como si la Duquesa de Alba aprendiese a hablar de nuevo pero con el tono de Melody- encima hablaba mirando al vacío y se movía como si tuviera parálisis cerebral.

Joder, que usaban no una sino dos niñas para rodar esa serie, ¿era tan difícil que, puestos a tener que insertar un adorable personaje infantil que provocara risas enlatadas, cogieran a un niño con gracia? porque de las Olsen, su unico talento interpretativo que ha permanecido tras 20 años ha sido el de hablar mirando al vacio, y es porque van siempre ciegas, y vestidas como mendigas.

No he leído la novela de King y no puedo por tanto comparar, pero desde luego no acuso a la película de falta de tensión, si no todo lo contrario, incluso tiene ciertos momentos de auténtico terror. Dos actores magníficos y un ritmo muy interesante, pero la guinda se la lleva Bates, que te hace pasar los últimos 20 minutos de película maqunando cómo matarla.

Yo al tío que clasifica los géneros de las pelis le tiraría por la ventana. Esto de comedia no tiene nada, es más, como la veas al poco tiempo de haber experimentado una ruptura en tus carnes te tiras por la ventana junto al tío que clasifica los géneros.

¿Positivo? La originalidad del montaje, la ocurrencia de la cronología. El no abusar de los inevitables secundarios estúpidos que solo sirven de muletilla para la pareja. Que Los Ángeles no parezca los Ángeles. Que sea mucho más realista que cualquier comedia Anniston-Hudson-Barrymore-Hathaway y nos cuente como se forja una relación de amor y como por las mismas, se rompe. Que no hay ni encuentros casuales ni declaraciones en el mar a la luz de la luna, sino en el trabajo, en la oficina, en el parque o en una tienda de discos. Que no se abraza al eterno tópico del te-abandono-pero-al-final-regreso-a-tus-brazos. Ah. La banda sonora (Los Smiths, vaya).

¿Negativo? La pretensión de parecer cine pseudoindie europeo con el rollito videoclip. Tampoco cuela vistiendo a los protagonistas con colores beis y pastel, peinados a lo Brigitte Bardot y vestidos de mamarracha. Que el personaje de ella es de auténtica gilipollas caprichosa y lo de casarse queda un poco forzado. Que se queda a medias de ser una narración valiente porque al final, cuenta lo que todas estas películas cuentan: que amando se sufre, pero que si no es ese amor, será otro -Autumn- el que te redima, porque lo que es verdaderamente de loosers es quedarse solo. Ah. La banda sonora. ¿CARLA BRUNI, joder?

Y digo Madriz con zeta porque los que somos madrileños hasta la médula sabemos que Madrid es demasiado compleja como para contarla en una película. No es Nueva York, el "plató" por excelencia del cine, tampoco es París y su cine romántico ni la Roma de la dolce vita.

Madriz se merecía a alguien que la contara. Y ese alguien es, y siempre será, Alex.

Paradójico que sea bilbaino; pero qué coño, a veces a Madrid se la ve mejor con ojos de extraño.
"El día de la Bestia" es una película que se disfruta de principio a fin, una bofetada en el cine de su tiempo que todavía sigue siendo refrescante pasados 15 años. Hay que tenerlos muy bien puestos para parir una historia así de retorcida y dotarla de semejante corpus de personajes y lugares sin convertirla en un sinsentido sino en una obra de arte del género, si es que pudiera tener género semejante peliculón.

Angulo, excelente, Segura completamente creíble en su papel -y si no, os invito a conocer a los heavys que paran en los bajos de Karabanchel- , Terele, como siempre, magnífica, oscura, temible, y el resto del elenco -que suelen ser habituales de los films de Alex, otra cosa que me encanta- un rosario de personajes que cada uno en su sitio y en su lugar encajan como untados en vaselina en la historia.

El cartel de Schweppes, espectacular. Los planos de la Gran Vía, de las Torres Kío o de la sala Infierno, absolutamente magistrales. No hace falta que sean monumentales, el director consigue ir más allá y convertir lo obsceno, lo cutre, lo decadente de Madrid, en símbolos que perdurarán en la memoria colectiva: así, pasé mi infancia sin poder pasar bajo las Torres Kio y mi adolescencia mirando hacia arriba cuando pasaba por los caballos de la Carrera de San Jerónimo.
Por no hablar de Balada Triste de Trompeta; la única obra que ha dado un uso digno al despropósito del mausoleo franquista del Valle de los Caídos.


En fin, un retrato brutal del Madrid noventero, que ya estaba de vuelta de todo; una vuelta de tuerca al cine fantástico, de terror, o vaya usted a saber, el comienzo de una carrera que sólo ha podido ser ascendente, y la madre de dos joyas como son La Comunidad y 800 balas, y por supuesto, Balada Triste.

Uno de esas escasas excepciones en que la película supera a la novela, pese a ser el libro toda una obra maestra de la lengua y la cultura castellanas. Desde el primer minuto te encoge el corazón. No le sobra ni le falta absolutamente nada y el reparto, con ese Landa que suspira al "señorito", esa Terele Pávez llena de fuerza y resignación, Juan Diego, y el grandísimo Rabal... es absolutamente maravillosa. Da voz a la tierra y a los que viven de ella en una terrible Extremadura que nadie diría, estaba a sólo unas décadas de nosotros y a sólo unos metros de la finca del señorito...