Tremendamente original, la historia de Lola transcurre en 20 minutos y nos llena de su frenetismo todo el rato. Nos envuelve, nos contagia, nos dan ganas de correr con ella, de gritarle que corra más, de parar el reloj. La historia está contada de una manera divertida y poco vista hasta ese momento, por lo que cautiva.
Y qué poco suda Lola después de las carreras que se pega.

No imagino qué impresión debía de dar esta película en la fecha de su estreno. Hoy en día, casi 90 años después, sigue dando escalofríos. O tal vez es precisamente ese aire a desgastado y viejo lo que hace más surrealista la obra, las miradas espantadas, las muecas grotescas y exageradas. Ciertamente se merece la categoría de clásico y es de esos films que hay que ver, aunque sólo sea para luego criticarlo. A estas alturas, curados todos de espanto con todo tipo de fantasmas y niños diabólicos, casi nada da miedo en la gran pantalla y esta película tampoco, pero sigue dando escalofríos el aspecto de Nosferatu.

Historias reales con las que se puede sentir empatía, pero con la originalidad necesaria para aparecer en una película, nada de historias insulsas de las del vecino del quinto. Interpretaciones magistrales todas, desde el siempre espectacular Javier Cámara, hasta ese adolescente que todos hemos sido alguna vez.

Merece la pena verla por su originalidad y porque es lo más parecido a terror del bueno que se ha hecho en nuestro país. Consigue crear tensión, shocks, nervios, angustia.
Por otro lado posee un doblaje raruno y una historia demasiado surrealista.
Como la mayoría, envejece mal, y auguro que hoy en día no produce ni el 10% de la sorpresa que pretendió en sus inicios.

Más que una segunda parte, REC2 es lo que le hubiera sobrado a REC,(1), si hubiera durado treinta minutos más. Es como un final innecesario, una explicación que recuerda a esa que te dan después de un chiste que ya has entendido. Una media hora para explicarnos lo que era en realidad aquél virus, aunque ya lo habíamos entendido al conocer la "casa" de la niña Medeiros en la primera parte. Y el resto de metraje, para hacer bulto. Nuevos personajes, niñatos haciendo el ídem, más sustos.

IMPORTANTE: REC es una película (con intención de saga) que sobrevive gracias a los sustos. Si va al cine cualquier tarde a una sesión donde invariablemente habrá overbooking de niñatos ruidosos que ven tetas hasta donde no las hay, los sustos mueren y con ellos la película.