He aquí un original thriller, si exceptuamos su cambio de registro final, un desvio de género cuestionable a mi juicio, sobre el que prefiero no extenderme para no incomodar a futuros espectadores.
Y aunque un final más ambiguo e inquietante hubiese podido elevar el film, ello no merma su mérito: una sucesión de momentos de gran tensión en un inteligente in crescendo, sin recurrir a truculencias ni a sangre fácil. Puro suspense de la mejor calidad que te mantiene agarrado a la butaca.
La puesta en escena, necesariamente teatral por imperativo del guión, permite a los actores un lucimiento especial, tanto en el caso del gran John Goodman, como en el de la joven actriz Mary Elizabeth Winstead, en un papel lleno de matices y fuerza, que homenajea a su modo a Segourney Weaver.
Sorprende el título tan poco imaginativo del film. Por una vez hubiese agradecido que la versión española se hubiese atrevido con otro distinto, más comercial, algo a sí como "el bunker del terror".

Wonder Weel es un melodrama pasional que carece del mínimo grado de humor que lo suavice. Viéndola, sin embargo, no he sido capaz de sentir ni emoción ni complicidad con las peripecias de unos personajes insensatos y desorientados, esforzados en dar rienda suelta a su estupidez, para echar a perder, si aún no lo estaban del todo, sus complicados destinos. Curiosamente, la relación que desata el drama tiene cierto parecido con la que en su vida privada protagonizó Woody Allen, suceso del que a ojos de medio mundo no ha sido redimido ni por el amor que supuestamente lo desencadenó.

Narrada la historia por uno de sus protagonistas, hay tanta saturación verbal en la película que diría que se puede entender perfectamente la trama con los ojos cerrados.
Ello no significa que las imágenes no sean magníficas gracias a su bella fotografía, ni que la ambientación no sea soberbia. Como siempre, el cine de Woody Allen se presenta con un estupendo envoltorio, aderezado además con brillantes interpretaciones, entre las que destaca Kate Winslet, que suena para óscar.

Quizá por una vez nuestro admirado Woody Allen debería haber puesto su guión en manos de otro director, alguien que diese a la misma historia una nueva mirada, más cinematográfica; alguien que no se limitase a trasladar a celuloide el texto de papel. Quizá en ese hipotético nuevo film desapareceria el niño pirómano o veríamos a los gangsters secuestrando a la chica con alguna violencia. Seguramente las escenas de sexo serían tórridas y convincentes, tal como la pasión de la protagonista exige. Probablemente se aligerarían algunos diálogos para dar más poderío y fuerza a las imágenes y restar tono teatral al conjunto. Quizá Wonder Weel no sería una noria, sino un auto-choque.

No recuerdo haber visto la versión de Don Siegel de 1971 sobre la misma obra -¡hace tantos años!- por lo que no tengo elementos para compararla con la película de Sofia Coppola, aunque me la imagino como un western si pienso en Clint Eastwood en el papel central.
"La seducción" tiene muy buena estampa, bellas imágenes, exquisita ambientación y fotografía. Una casa blanca victoriana de majestuosas columnas jónicas, rodeada por un bosque que parece encantado y con aire de cuento de hadas. Una niña recogiendo setas entre los árboles parece que va a encontrarse con el lobo, pero se topa con el cabo yanqui interpretado por Colin Farrell. Una gran escena, la inicial.

Luego, en la casa, las seis mujeres: dos maduras, una adolescente y las niñas. Todas junto al viril y bello confederado, herido en terreno enemigo, que hará todo lo posible por seducirlas de algún modo, como necesario mecanismo de defensa.

La relación de estas mujeres sureñas con el soldado y también entre ellas mismas, sus idas y venidas de la habitación donde yace, sus anhelos, sus deseos, sus celos, sus rivalidades empero su cohesión de grupo, son los hilos que tejen la narración y su previsible resultado, todo explicado siempre desde la visión femenina de la propia directora, siendo el hombre aparente protagonista, un mero manipulador manipulado, de usar y tirar.

Estamos ante una historia perversa y morbosa, de sexualidad reprimida y desbocada, que sin embargo carece del dramatismo, la tensión y la fuerza necesarias, tributo a una puesta en escena parsimoniosa y lánguida dominada por la contención y el preciosismo visual. Debo reconocer que me aburrí un poco los primeros 45 minutos.

En cuanto a las interpretaciones femeninas, un lujo: Nicole Kidman y Kristen Dunst, soberbias. Colin Farrell, bien, punto.

No he leido la novela de Colm Toibin en la que se basa la película, pero en cualquier caso la adaptación de esta sencilla historia es magnífica. Lo es su ambientación (¡ese Brooklyn de 1950!) su precioso vestuario, su música (aquella canción gaélica cantada a capela en la fiesta de Navidad de los pobres irlandeses, me puso la piel de gallina), los colores pastel de su fotografía, sus espléndidas interpretaciones, entre las que destaca la protagonista, Saoirse Ronan, cuya belleza limpia otorga a la película los momentos más dulces y emotivos, pero siempre contenidos.
Vemos en la primera parte cómo la actriz se transforma de mera adolescente en mujer. Y luego seguimos su historia en la mirada de sus ojos grises, adivinando sus pensamientos y sus emociones, sus certezas y sus vacilaciones, sin que necesitemos palabras añadidas. Y así hasta llegar a un final que bien pudo ser otro, pero gana Brooklyn como estaba previsto.

Estaban emitiendo esta película en BTV esta tarde y yo "pasaba por allí". En apenas un minuto oyendo los diálogos (era en VO subtitulada) me senté en la butaca y ya no pude levantarme, abducido por la pantalla. La historia es sobrecogedora, dura, salvaje, pero tierna a la vez: no pude evitar que me brotasen algunas lágrimas. Historias de niños y adolescentes inmersos en la miseria de la Italia de la posguerra; pequeños delincuentes, santos inocentes.
¿Volverán a filmar los directores italianos películas de este nivel?. ¿Ha mejorado el cine desde 1946?. No sé contestar, seria pesimista.
Esta madrugada la reemiten a las 3. La voy a grabar y veré el principio. Quizá la vuelva a ver entera.
Una película que no se olvida.