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Críticas de Alfie
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Críticas 256
Críticas ordenadas por utilidad
9
20 de enero de 2009
45 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Culmina John Sturges la década de los cincuenta, como no podía ser de otra manera, con un notabilísimo western que pone colofón a unos años excelentes para el engrandecimiento, glorificación y mitificación de este género por parte del director americano. Tanto la nota como los piropos anteriores están evidentemente puestos desde la admiración personal ante un estilo y una puesta en escena tan característica como única.

Y es "Last Train from Gun Hill" una de mis preferidas. Por la historia, por el reparto, por la música, por el desenlace...pero sobre todo por todo lo que se pone en juego durante la hora y media de metraje. Rick Belden (Earl Holliman), el hijo del poderoso cacique Craig Belden(Anthony Quinn), y su compañero se cruzan en la vuelta a su rancho con una mujer india y su hijo. El casual y fatal encuentro termina con la violación y asesinato de la que también es mujer del Sheriff Matt Morgan (Kirk Douglas) quien comienza aquí una búsqueda de justicia, que no de venganza. Esto convierte a Matt inmediatamente en un héroe a los ojos del espectador que ve a este antiguo pistolero, ahora defensor de la ley, el único baluarte ante la injusticia y el crimen. El argumento se termina de completar al descubrir a Craig Belden como viejo amigo de Matt y ahora convertido en un ranchero que domina el pueblo, la justicia y la tierras de Gun Hill. Tras conocer la relación entre asesino y su amigo Matt no dudará en ir a Gun Hill en busca de Rick y su compañero para, por supuesto, ponerlos a disposición de la ley. A partir de aquí veremos a un héroe solitario que se tiene que enfrentar al miedo y al silencio cómplice y cobarde de los habitantes de Gun Hill y a la protección de un padre que intentará por todos los medios evitar que su hijo sea capturado. Solo, y al final, contará con la comprensión y ayuda de Linda (Carolyn Jones) una ex-amante del ranchero a la que la valentía de Matt y su despecho hacia Craig termina llevándola al lado de la justicia.

Ni que decir tiene que Kirk Douglas hace de nuevo un trabajo soberbio. Su voz, a veces quebrantada, y sus discursos contenidos en el dolor marcan su actuación y representa con fidelidad un hombre herido pero que antepone la ley a su venganza personal. La réplica se la da un también magnífico Anthony Quinn. De su duelo interpretativo se sacan dos o tres escenas de un altísimo nivel. Una vieja amistad enfrentada por la fatalidad del destino y que ambos asumen comprendiendo la situación del otro pero enfrentándose al cruel reencuentro.

Con la excepcional música de Tiomkin y un desenlace poderosísimo se completa este western que, plagado de influencias de clásicos anteriores ("Solo ante el Peligro" o "3:10 to Yuma"), culmina una década que quedará marcada en la historia del cine por el bonito idilio entre Sturges y el western y que tanto hace disfrutar a los amantes del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alfie
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8
17 de diciembre de 2008
42 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
O como el maestro Huston es capaz de sacarse una obra magnífica del bolsillo. Viendo la película es innegable que el regustillo a "La Reina de África" está presente. Sobre todo cuando la relación entre el marine Allison y la hermana Ángela empieza a tomar tintes humanos. Pero antes de que esto ocurra Huston se encarga de meternos a través de su excelente cámara en una película que se termina conviertiendo en una de esas pequeñas joyas que el cine esconde en sus rincones. El saber disfrutarlas, admiradlas y comprenderlas te da ese billete para viajar a esos rincones.

Comienzan los primeros fotogramas con un excelente Mitchum a la deriva en medio del océano. Comiéndose la nerviosa cámara de Huston tras su desembarco solitario en una desconocida isla del Pacífico a la que la suerte o la desgracia, o simplemente las olas, le han llevado. Estamos en plena guerra mundial y el cabo de los Estados Unidos Allison se dispone a vivir una experiencia que le cambiará seguro su vida. No necesitan ni Huston ni Mitchum ninguna palabra. Se hablan a través de la cámara. Mitchum llega a la playa, se esconde, avanza desesperadamente a través de la vegetación en busca de agua dulce. Bebe. Se camufla de nuevo y nadando entre las aguas divisa e inspecciona lo que parece ser un asentamiento. No, una colonia. Hay una iglesia en lo alto de una pequeña colina. Aparece la hermana Ángela (Deborah Kerr) e inmediatamente la cámara se tranquiliza. Mitchum se calma. Terminan así unos primeros ocho minutos inolvidables, tremendamente dinámicos y que sirven perfectamente para demostrarnos lo que pueden hacer dos grandes en un abrir y cerrar de ojos.

A partir de aquí Huston filma algo que le gustaba y a lo que ya anteriormente en su carrera se había referido: la relación entre un hombre y una mujer tremendamente diferentes ambos y que consiguen, en medio de terribles difilcutades, encontrar fuertes nexos de unión entre ellos y que muestran al espectador de una forma tremendamente metafórica y simbólica. Esto le gustaba mucho al director americano. La casi-poesía que termina invadiendo la relación del cabo Allison y la hermana Ángela la convierten en una preciosa y evocadora historia de amor. Historia de amor que durante toda la película es imposible pero que Huston arregla con un final en el que el espectador es el auténtico guionista.

Pocos medios pero mucho talento. Fuegos de artificio bien utilizados y casi paremos de contar. Lo demás es plena magia interpretativa y de dirección. Totalmente imprescindible a la hora de seguir la carrera del director americano y para reafirmarse en que cuatro décadas rodando maestro todavía me parecen pocas...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alfie
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7
12 de febrero de 2009
42 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, esta ha sido la ganadora del Sundance ´08. Ópera Prima de la directora Courtney Hunt (alguién pregunta acertadísimamente donde ha estado esta mujer todo este tiempo) y que añade en noventa y siete minutos los mejores ingredientes para tener lo que por aquí en mi tierra se dice "una película de mamaso". Pocos medios, personajes corrientes, actores en su máximo estado de expresión, una directora consciente de su trabajo para y por la película y como no un rinconcito perdido el la frontera este entre Canadá y Estados Unidos. Qué más se necesita cuando hay ganas de hacer buen cine.

El encuentro de dos mujeres necesitadas, al límite de sus posibilidades sobre todo financieras, es el punto de partida que utiliza Courtney Hunt para llevarnos entre el frío y la nieve a través de una relación que poco a poco se va llenado de comprensión, de amistad, de solidaridad. Y paralelamente el drama. El drama de Ray Eddy abandonada por su marido y dejándola en la más absoluta estacada junto con sus dos hijos y sin la casa de sus sueños. El drama de Lila Littlewolf, una chica mohawk que contrabandea a través de la frontera y que tiene que lidiar en su interior con no poder tener a su hijo bajo su tutela debido a las difíciles circustancias que la rodean. Y por último el drama de los inmigrantes ilegales que en busca de un sueño meten sus cabezas en un maletero a cambio de una deuda que para todos termina siendo casi imposible de saldar.

Resaltar también a los actores, sobre todo en la figura de la veterana Melissa Leoy pero sin dejar de destacar a los demás, a quienes les corresponde una parte muy importante del verdadero mérito de la cinta: la humanidad que invade a cada uno de sus personajes. Cada uno de ellos entra en esa dinámica requerida por la directora y que termina haciendo de la cinta una historia de personas por encima de cualquier otra cosa. El fondo real del tema del contrabando a través de los territorios de Quebec y Nueva York por la superficie helada del río Saint Lawrence sin duda así lo exige.

Grata sorpresa otra vez proveniente de ese cada vez más maravilloso festival ideado en la cabeza de un grande y al que esperemos sigamos agradeciendo los buenos títulos que nos descubre y que hace que año tras año sigamos disfrutando. Gracias Robert.
Alfie
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9
30 de junio de 2008
40 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillantísimo western de grandes aires aventureros que nos regalan otra vez la gran pareja Mann-Stewart. Curioso lo de estos dos que en menos de tres años crearon tres auténticas obras de arte: Winchester 73, Horizontes Lejanos y Colorado Jim. Cada una totalmente diferente a la anterior y sin embargo a cual con más calidad. Aún así he de decir que siento especial debilidad por esta.

La historia se centra en la redención de un antiguo pistolero, Glyn McLyntock (James Stewart), que merodeaba la frontera de Missouri y que cansado de esa vida alejada de la mejor condición humana se embarca en un viaje junto a un grupo de colonos hacia las nuevas tierras de Oregón donde pretende comenzar una nueva vida como ranchero y cultivador de la tierra. Ni que decir tiene que la primera aparición de Stewart cabalgando entre carretas ya es sinónimo de western importante. Glyn será el guía de la expedición a través de las escarpadas y salvajes tierras del noroeste americano. Aquí tomará protagonismo la fotografía y unos paisajes espectaculares que no dejarán de acompañar a nuestros personajes durante toda la historia.

Pero como buen film del lejano oeste las comparaciones entre comportamientos y los diferentes caminos que puede tomar la vida de un hombre se hacen patentes con la aparición de Emerson Colt (Arthur Kennedy) en cuyo duelo interpretativo con James Stewart sale como gran beneficiado el público. Con un personaje lleno de fuerza, sarcasmo y en ocasiones divertido Kennedy completa un duo interpretativo perfecto. Destacar también en el reparto a un jovencísmo Rock Hudson y una bellísima Julia Andrew.

Grandes momentos de acción en la cinta (se suceden emboscadas de indios, tiroteos con buscadores de oro, persecuciones, duelos personales, lucha contra los elementos y el terreno) completan junto a una gran dirección un entretenimiento impagable, una aventura emocionante y alguna que otra lección inolvidable que quedará en la memoria de los amantes de este género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alfie
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9
10 de mayo de 2010
38 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Totó. No, no es el niño de “Cinema Paradiso” ni el inmortal actor italiano. Es, seguramente, el último de los grandes hijos de puta. Menudo tipo. Los que tenemos ya unos añitos, aunque pocos aún, podemos recordar perfectamente como a principios de los noventa se cargaban espectacularmente al súper juez italiano Falcone que, decían, era el primero que ponía todos los cojones encima de la mesa contra eso que llamaban mafia. Digo eso que llamaban porque hasta que el arrepentido Tomazzo Buscheta no le contó a Falcone todos los detalles de aquella “Cosa Suya” no se sabía muy bien cómo, dónde ni quién. Al menos desde fuera, porque en Sicilia siempre lo supieron.

Seis capítulos. Seis películas de más de hora y media. ¿Exagerado? No, necesario. Porque, créanme, contar la vida de este elemento en menos tiempo se haría imposible. Nada más dedicar un ínfimo porcentaje a los asesinatos que cometió y mandó ejecutar alcanzaría el metraje de “Lo Que el Viento se Llevó”. Y ahora podemos entrar en disquisiciones de las razones socio-políticas de la aparición de la mafia siciliana en el siglo XIX, de sus relaciones con los gobiernos italianos, con el tráfico de drogas internacional o con el desembarco de los americanos en la isla italiana. Pero me parece que eso no es lo importante. “Il Capo dei Capi” huye de análisis profundos y se centra única y exclusivamente en todo lo que significó la figura de este cabronazo y sus colegas corleoneses que, haciendo un guiño a la ficción cinematográfica, convirtieron su pueblo, el pueblo de Don Vito, en un lugar de leyenda.

Apoyada en la única figura ficticia de la serie, Biagio Schiró, la historia avanza contándonos el ascenso y encumbramiento de Riina, ese vejete que vemos en los vídeos declarando ante un Tribunal y que parece poca cosa: “Yo soy un trabajador honrado, un pobre campesino de Corleone, yo no sé nada”, dice con semblante tranquilo y aparentemente inocente. Qué huevos los del corleonés y sus adláteres. Yo tengo que darme un viaje a Sicilia y llegar hasta allí. La cuna, el mito, la fábula de la delincuencia criminal más acojonadora que haya existido. Lo demás son burdas imitaciones, más o menos crueles, pero nadie, repito, nadie hasta hoy ha he llegado a controlar o a plantearle una guerra a todo un Estado moderno como hicieron ellos.

La serie no tiene desperdicio. No posee la espectacularidad de las de la HBO pero presume de un aire a realidad que no se lo puede quitar de encima. Uno la ve y piensa que lo que ocurrió por aquellos lares durante todo el siglo pasado tuvo que ser algo muy parecido a lo enseñado. Y ese es su tremendo éxito. Cuando termine de verla no le pasará como con Al Pacino, con quien uno termina simpatizando. Aquí, pensará en el personaje, le entrará un repelús y dará gracias por no haber nacido un poquito más al este y unos años antes. Serie para no perdérsela y totalmente recomendable sobre un personaje para el que todo calificativo se queda corto: Il capo di tutti capi.
Alfie
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