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España España · Madrid
Críticas de endini
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
8
9 de septiembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una época donde el cine comercial ha inundado las salas con secuelas, remakes, superhéroes, o un mix de todo ello junto, es de agradecer que aún quede hueco para un cine más próximo, más íntimo... es de agradecer que aún quede sitio para un director como Giuseppe Tornatore, cuya última obra, 'La mejor oferta', viene a dar una brisa de misterio, romance y arte (no solo por las pinturas) a la cartelera actual.

La sinopsis del filme nos lleva a la vida solitaria de Virgil Oldman; un excéntrico experto en arte y agente de subastas, muy apreciado y conocido en todo el mundo. Su vida transcurre al margen de cualquier sentimiento afectivo hasta que conoce a una hermosa y misteriosa joven que le encarga tasar y vender las obras de arte heredadas de sus padres. La aparición de esta joven, que sufre de una extraña enfermedad psicológica que la mantiene aislada del mundo, transformará para siempre la vida de Virgil.

Geoffrey Rush lleva el peso principal de la cinta, interpretando a Virgil Oldman, y cuya medida evolución a lo largo del filme, es una delicia en cuanto al trabajo de actor. Rush ofrece una de sus interpretaciones más sutiles, pasando por todas las fases de una obsesión, de un enamoramiento, de una pasión y siempre, en constante descubrimiento, todo ello rodeado de uno matices de curiosidad que hacen pensar que este actor aún tiene mucho que aportar. Ver a su personaje aprender paso a paso los entramados de las relaciones con mujeres, además de su muy bien trabajada obsesión con los guantes y el contacto con otras personas, hacen de su papel un gran escaparate de cómo un actor comprometido, y un personaje creado con mimo, puede llega a llenar la pantalla.

Jim Sturgess interpreta a Robert, uno de los mejores amigos del protagonista, a pesar de su juventud. Su personaje, que en un primer momento parece poco consciente de su peso en la película, no tarda en coger el hilo, quizás porque los descubrimientos a lo largo del metraje, lo destapan como un seductor, y más aún, en un personaje más profundo de lo que podría pensarse de él. Por momentos su mera presencia logra preocupar al espectador, que ve en su bien trabajado papel, una amenaza para el protagonista. Sturgess consigue pues, una actuación que esconde alguna que otra sorpresa.

Donald Sutherland, hace el rol de Billy Whistler: el mejor amigo de Oldman. Su papel contiene el toque más sobrio de la historia, debido a que sus intervenciones tampoco son muy numerosas, pero que sirve de contrapeso más lógico a todo lo que le sucede al protagonista. Además, su imagen de pintor frustrado, hace que se vea en él cierto carisma, que no está muy explotado a lo largo del metraje, pero que ofrecerá un atractivo a una historia donde el arte está presente, aunque no es el tema principal.

Un caso aparte es el papel de Sylvia Hoeks. Mientras la evolución de Rush es más pausada, la del personaje de Claire, tiene grandes golpes, salpicados con una muy buena creación de sus contradicciones, que harán al espectador oscilar junto al protagonista, sin saber cual será su siguiente paso. Todo ello, sumado a la pausada narrativa del filme, consigue que su personaje se convierta en una obsesión también para el espectador, y sin duda, todas sus contradicciones, su aura y su medida adaptación a los acontecimientos, hacen de la construcción del personaje de Claire, una muy creíble imagen femenina.

Cine a fuego lento

'La mejor oferta' puede llegar a engañar si se cree que es una película basada en el arte o en su historia. Lo nuevo de Giuseppe Tornatore tocará diversos temas: desde el saber arriesgar hasta el amor, el dinero y la obsesión, lo verdadero y la falsificación. Tornatore ha construido una película a fuego lento, como juntando las piezas de un autómata, que por momentos, hacen recordar a Hitchcock, con su protagonista hablando a través de las paredes, la intriga y el suspense, que hacen del metraje, un pulso de tensión bien medido. Un caso a parte merece la música, compuesta por el gran Ennio Morricone, que a sus 84 años de edad, cada vez es más selecto con el cine al que quiere poner banda sonora, lo cual es una muestra más de que nos encontramos con una producción que ha sido tratada con mimo.

Gracias a unas cotas de tensión y misterio poco habituales en una película que puede catalogarse de romántica incluso, vemos como el drama va en aumento, y es sobre todo una conseguida curva argumental, viendo poco a poco una evolución de sus personajes e historia que no da grandes saltos ni vuelcos, hacen de su guión una estructura fuera, que si bien, en momentos deja detalles sin aclarar, lo cual puede llegar a ser frustrante.

Pese a ello, nos encontramos con una película que huye de ofrecer un producto sacado de una máquina, y ofrece una producción cuidada, con una bella fotografía y sobre todo, una emotiva evolución de su personaje principal, con un gran Geoffrey Rush, y ese toque de suspense que imprime toda la cinta. 'La mejor oferta' sin duda sí que consigue ser una muy buena alternativa al cine más comercial, y todo aquel que busque encontrar buen cine hecho con esmero, lento y trabajado, verá en esta nueva obra de el director de 'Cinema Paradiso', una sorprenderte propuesta, y en la que hay que recordar, como reza una de las frases de su guión: "Siempre hay algo auténtico oculto en cada falsificación".
endini
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5
21 de enero de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Segunda Guerra Mundial fue un hecho histórico terrible, una auténtica barbarie que demostró que el ser humano puede ser el bicho andante más despiadado de la faz de la Tierra. Eso sí, tal locura bélica ha dado al cine muchas historia que contar, y muchas de ellas muy parecidas. Es por ello que el contexto escogido para 'Emperador' resulte más atractivo, ya que en lugar de mostrarnos masacres y nazis o japoneses kamikaze, lo que hace es trasladarnos a la derrotada Japón para ofrecernos una historia que tiene más de investigación que de drama, y nos deja ver un escenario al que yo no he visto mucho: los escombros de Japón tras las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Eso sí, el atractivo que ofrece su contexto choca con la historia narrada, que pese a ser interesante, peca de no contar con un buen ritmo en su puesta en escena, y por momentos, notamos que la película no acaba de encontrar el potencial que tiene.

El mayor protagonista ha sido Matthew Fox, un actor por el que apostaba mucho, pero que en esta ocasión, tendré que volver a esperar para verle en su salsa. Fox ha hecho un trabajo bastante correcto en todo el metraje, pero que tiene unos puntos flacos que me hacen pensar que o si bien no ha sido correctamente dirigido (que puede ser el caso), o que a el intérprete se le atragantan los papeles con mucho peso. Algunos de sus puntos flacos van dirigidos a su trabajo en la creación del amor que siente por cierta muchacha en el filme, un amor que en el guión le mueve por todo, pero que en el actor no llego a ver reflejado, lo cual hace que me importe menos la chica, ya que ni el protagonista parece que la quiera tanto. A ello sumamos alguna escena que parece que ha sido grabada a la primera, sin llegar a estar Fox realmente creyéndose su papel, y en algunos momentos le veremos perder el hilo de sus sentimientos.

Tommy Lee Jones es el otro peso pesado de esta producción, en la que encarna al General McCarthy, toda una insignia en la cultura norteamericana, que en esta cinta ha sido reflejado un poco como un oportunista, algo estrafalario, y siempre con dos caras. Esto esta bien trabajado por el actor, que además ha apostado por la cojera del General de manera bastante convincente, sabiendo que todo lo que tiene que ver con alguna debilidad física siempre es una prueba para el intérprete de hacer o un buen papel, o caer en el tópico y hacer una cojera irreal. En esta ocasión sale bien parado, y junto a su actitud y presencia en pantalla, hacen que el papel para el actor sea pan comido, y no veamos tampoco una gran evolución en él, aunque eso sí, tiene alguna salida bastante aguda y acaba convirtiendo su personaje en un hombre que incluso, tiene principios.

La dirección de Peter Webber no ha sido todo lo ambiciosa que pudiera desear, y tampoco ofrecerá unos recursos estilísticos muy brillantes, siendo bastante sencilla en muchos casos, sin muchos quebraderos de cabeza para grabar. Es por ello que no nos encontramos con una cinta que cuente con una fotografía especialmente trabajada, lo que es una pena viendo el gran poderío visual que tiene Japón, y su arquitectura y folklore no quedan tan bien reflejados como deberían. A ello tenemos que sumarse que hay algunas escenas que pueden llegar a ser imperdonables para todo amante de cine, haciendo mención a una en particular en la que un personaje se encuentra hablando y si nos fijamos, no está bien enfocado. Con este ejemplo quiero puntualizar que la dirección no ha sido todo lo ambiciosa que debería, lo cual es una pena para un filme que ofrece una visión distinta del conflicto, y que tanto podía dar de si.

El argumento girará en torno a la investigación, y es en estos puntos dónde más gana la película, ya que nos hace pasar de un pista a otra, de un personaje a otro bien distinto, lo cual es atractivo hasta cierto punto, pese a que por momentos todo sea bastante simple y encontrar al acusado número tres no sea tampoco un quebradero de cabeza, igual que al segundo y al cuarto.

Uno de los atractivos de la película es ver todas las tradiciones y la mentalidad japonesa, algo que sí está bien conseguido, ofreciendo momentos bastante interesantes sobre las maneras orientales y su forma de llevar la derrota. También cobra especial importancia la figura de el Emperador, ya que gracias a todos los detalles que surgen a su alrededor, se convierte en un murmullo en pantalla que consigue que el espectador empiece a tenerle un respeto sin siquiera haberle visto en pantalla. Esto es uno de los aciertos más importantes del largometraje, que consigue llenar de carisma la figura del auténtico valor del filme, y habrá alguna escena en la que queramos levantarnos de nuestro asiento y mostrar nuestros respetos por el dirigente.

Como conclusión, nos encontramos con un filme que ha sabido encontrar una puerta abierta en la larga filmografía de películas basadas en la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias, que por momentos es un buen largometraje de investigación con una figura carismática como gran logro. Aún con estas virtudes, cuenta con una dirección que no ha sabido aprovechar lo que tiene, que ha ido a lo fácil y por momentos se muestra despistada, lo cual es una lástima para una propuesta que prometía más en el papel, pero que termina siendo casi un producto a medio hacer, que eso sí, va ganando en fuerza en sus últimos minutos, ofreciendo un final muy emblemático que da sentido a muchas de las cosas que muestra la cinta. Si sabemos estar atentos y perdonar algunos de sus errores, puede resultar un buen entretenimiento sin complicaciones, ya que si bien es una cinta que se puede ver, en mi caso, no sé si le daría una segunda oportunidad.
endini
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6
1 de diciembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ver la última obra de Ridley Scott, la sensación final es algo agridulce, ya que abusa de unos diálogos demasiado 'pesados', no solo por la gran cantidad de ellos y lo largos que se pueden hacer, sino por esa sensación de que todos los personajes en esta película, tienen algo importante que decir al mundo.

El papel principal pertenece a Michael Fassbender, un actor que a mi parecer, es de lo mejorcito que ha aparecido en pantalla desde hace tiempo. La entrega que muestra el actor en pantalla siempre es plausible, más con un papel en el que hará un viaje desde sus sueños a las pesadillas, y la verdad es que su personaje es el más creíble de toda la trama, ya que mientras sus compañeros tendrán diálogos en los que parece que están sentando cátedra, el rol de Fassbender de hombre desesperado que ha visto el camino fácil sin pensar en las consecuencias de ello, hará que todo lo que le ocurra sea más duro, haciendo que nos sintamos más identificados, ya que en momentos ni él mismo puede creer cómo están evolucionando las cosas.

El personaje de Brad Pitt en el filme tiene algunas incoherencias en su personalidad, ya que expone estar preparado para todo, pero peca de débil en los puntos más obvios. Eso no quita que su rol sea correcto, ya que no se saldrá de lo que está acostumbrado a hacer por contrato: un atractivo mujeriego con ese aire de saber siempre de dónde vienen los golpes. Su misión en el largometraje también es, en su papel de filósofo, como todos en el filme, el de sermonear al protagonista sobre lo malo que es el ser humano y lo muy capaz que es de hacer cualquier cosa, y pese a que sus advertencias harían que cualquiera saliera corriendo y dejara de hacer lo que sea que fuera a hacer.

Uno de los mayores atractivos que tenía esta cinta para mi, era volver a ver al señor Bardem en la gran pantalla con otro gran papel, y a su vez, ya solo viendo los tráilers y la caracterización del personaje, ya suponía que le había tocado ser el malo de la producción, pero he estado equivocado y he caído en el cliché de sus últimos roles, y a su vez, Bardem ha caído en el equívoco de intentar dar personalidad a su personaje solo con el vestuario. También es cierto que los diálogos que le han tocado al actor chocan con la imagen que muestra en pantalla, ya que no es muy creíble su verborrea siendo un excéntrico empresario que tiene como mascotas a un par de pumas. Siempre he valorado mucho la carrera del español, y es un orgullo verlo en una producción como ésta, pero también pienso que no todo vale para aparecer con tal reparto y director, ya que puede que sobre el papel su personaje fuera atractivo, pero en pantalla, parece una parodia.

Cameron Diaz hace una cosa, y la hace muy bien, y es mantener un aura de arpía sin sentimientos durante todo el metraje. En serio, hay una escena en la que simplemente está andando a cámara, y que por un momento hasta puede parecer larga y algo desubicada en el metraje, pero es que el verla es todo un espectáculo. Me imagino a Ridley Scott en la sala de montaje viendo de nuevo los andares de Diaz y diciendo: "Madre mía, esto hay que meterlo sí o sí". Con este ejemplo quiero dejar constancia de que Diaz, efectivamente, no es que tenga un gran repertorio en la película, pero lo que hace lo hace muy bien, pese a que como a todos, sus diálogos muestren a una filósofa nihilista en potencia. Verborrea como todos, clara y evidente referencia a la Muerte en su personaje, y madre mía, qué andares.

El personaje más humano de toda la producción ha caído en los hombros de Penélope Cruz, una actriz con la que yo personalmente no cuento con una preferencia en especial, pero que en este papel se muestra ubicada, exacta, creíble y precisa, y sin duda, es un contrapeso que pone los pies en el suelo al espectador después de tanta cháchara filosófica. La actriz hace de prometida del protagonista, una víctima colateral de los trapicheos de su querido, que aún así, hará que su amor sea más fuerte que todo ello, y sobre todo, hace que mediante su inocencia y transparencia, sea una chica por la que vale la pena luchar. Sus apariciones no serán muy numerosas, cuándo lo hace es para momentos con una gran carga emocional.

Ridley Scott ofrece en este filme una muestra más de su experiencia detrás de las cámaras, y ha conseguido mostrarnos unas cuantas escenas muy emblemáticas y sádicas en algunas ocasiones, eso sí, cuando la ocasión lo requiere. Al encontrarnos ante un filme en el que mucho tiempo son sus personajes en un frente a frente hablando, vemos cómo el director ya casi no saber qué hacer para hacer algo más ágil tanta conversación, y mientras que en algunas va intercalando planos que describen lo que están conversando, en otros y por requerimiento de la historia, se ha tenido que quedar en el sitio, y es ahí donde podemos ver cierta impaciencia en el director.

En algo acerté cuando salí del cine y ahora que lo plasmo en palabras: Cormac McCarthy ha escrito un libro, no un guión. La película muestra las enormes ganas del novelista en contar su historia con palabras, algo básico en un libro, pero que no es posible de llevar de manera creíble a la gran pantalla, lo cual demuestra el abismo entre escribir para un libro y escribir para cine: son cosas completamente diferentes. Aún así, este filme ofrece imágenes potentes, algún punto de asombro en el espectador, una banda sonora muy bien elegida (un detalle que quería resaltar) y alguna que otra escena memorable. Se puede ver si vamos bien descansados y estamos atentos a todo, y quiero creer que gana en su segundo visionado, aunque una vez disfrutada por primera ocasión, no tengo muy seguro querer repetir sin una pizarra al lado para apuntar las máximas y secretos universales que nos desvelan sus filosóficos protagonistas.
endini
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6
9 de septiembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de acción de los últimos años han sido enfocadas más a superhéroes enmascarados, que a los tipos normales a los que muchos nos acostumbramos a ver en sagas como 'Jungla de cristal' o 'Arma Letal', donde un solo hombre podía detener una invasión, una toma de rehenes, un atraco... Lo que sea. Si bien, los últimos estrenos de este género, si no vienen con la premisa de ser un superhéroe de Marvel, no parecen levantar cabeza. Y con este panorama se presenta 'Objetivo: La Casa Blanca', una película que vuelve a traer los ingredientes básicos del cine de acción, y que supera las expectativas, más siendo una producción de "tan solo" 70 millones de dólares.

Con un argumento que pone todas las premisas básicas de una película de este tipo, cosa que no quiere ocultar, pero que provoca en el espectador una sensación de "esto ya lo he visto antes".

El guión de la cinta tocará pues, todos los palos posibles de una historia cliché del cine de acción de los 80-90: un hombre contra el mundo, terroristas, el presidente en peligro, explosiones, puntos de humor, violencia... Es por ello que no encontraremos una cinta que venga a romper esquemas, o a re-inventar el género: ésta es una cinta de acción, simple y llanamente. No por ello, y pese al poco presupuesto con la que se ha dotado, deja de tener un buen reparto, encabezado por un Gerard Butler al que da gusto volver a ver en una película de acción, y seguido por Aaron Eckhart, Morgan Freeman y Rick Yune.

Gerard Butler protagoniza el filme, y se nota que se siente cómodo en el papel. El actor dota de carisma y simpatía al héroe de la historia, que junto al sarcasmo y los puntos de humor del guión, hacen del rol principal, un papel que gusta al actor escocés. Por otra parte, y al tratarse de una película de acción tan plana, no veremos tampoco a un personaje muy profundo, y partes de su historia (como todo lo relacionado con su novia, interpretada por Radha Mitchell) no están desarrolladas. Aún así, es un protagonista solvente, y como ya habíamos comentado, da gusto volver a ver a Butler en una cinta que no sea una comedia romántica.

Del papel del Presidente se hace cargo Aaron Eckhart. El actor encarna a un mandatario norteamericano más cercano a un "amiguete" del protagonista que a un alto cargo político, lo cual, está justificado por el gran patriotismo que despide el filme, que hace del presidente un personaje llano, lo cual, sumado a momentos en el largometraje que son una apología a Estados Unidos, puede ser demasiado estereotipado. Aún así, el papel de Eckhart es correcto, y no desentona con el tono general del filme.

El personaje más carismático de la película, junto al de Butler, es el villano, encarnado por Rick Yune. Como es común en este tipo de cintas, el antihéroe despide un halo de atractivo que mantiene la atención en él, y sin llegar a ser el Jeremy Irons de 'Jungla de cristal III: La venganza', Yune añade personalidad a su personaje, que junto con Butler, forma una pareja que funciona bien como antítesis en pantalla. Pero como ya hemos comentado anteriormente, al ser personajes estereotipados, tampoco encontraremos al antihéroe definitivo en este largometraje, pero aún así es un villano digno que añade atractivo al filme.

El resto del reparto lo componen Morgan Freeman, con un rol que por momentos pondrá al espectador en tensión por su evolución en el filme, un actor que sigue siendo de los mejores secundarios para cualquier producción, así como al hijo del presidente, Finley Jocobsen, el joven actor que hace bien su rol, aunque se le podría haber exigido más, y a Dylan McDermott, cuyo personaje en la cinta es bastante atractivo, pero que cuenta con algún bajón en cuanto a diálogos que afea un poco el cómputo de una interpretación, por lo general, correcta.

Cuestión de presupuesto

Quizás uno de los mayores escollos de esta película es la de proponer una destrucción como es la de la Casa Blanca y sus alrededores, con un presupuesto muy ajustado para este tipo de producciones: 70 millones de dólares. Es por ello que, para el ojo más acostumbrado a los efectos de las grandes producciones, ver la destrucción y la puesta en escena de esta cinta se le puede hacer, en momentos, pobre. Lo cual es una pena, ya que la película tiene ambición, y una de las cosas con las que se puede quedar el espectador tras salir del cine, pese a todo sus tópicos y ese "deja-vu" que deja, es que la película, supera las expectativas.

Ese es uno de los mejores puntos que logra el filme, el cual por lo trailers y por su argumento puede parecer una producción pobre, logra superar la previsión que uno tiene al entrar al cine, ya que si si se le perdona su puesta de escena ajustada al presupuesto y que sea una película de acción de libro de estilo de cine, es un buen entretenimiento, sobre todo por un carismático Gerard Butler, y el poco miedo de la cinta de querer mostrar lo que quiere mostrar pese a no contar con la producción de una 'Oblivion' o la de que será su máxima competidora: 'Asalto al poder'.

Para disfrutar bien del largometraje, pues, hay que perdonar su presupuesto ajustado, su guión plagado de tópicos y ese patriotismo que suele salpicar este tipo de producciones, más todavía cuando el escenario principal no es otro que la Casa Blanca. Pese a ello, y si se entra al cine sabiendo lo que vas a buscar: un entretenimiento de acción al uso, la película llegará a gustar y sobre todo, dejará al espectador con un buen sabor de boca, cosa que no suele ocurrir últimamente, cuando las expectativas son tan altas que cualquier película, pese a ser notable, puede llegar a defraudar.
endini
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4
21 de enero de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En ocasiones me pregunto hasta que punto es admisible el alargar la estela de un éxito anterior. Esta bien que las estrellas de Hollywood sepan reírse de si mismas, de saber usar un papel de su filmografía anterior y traerlo a la actualidad de forma cómica, pero hay maneras y maneras de hacerlo, y en 'La gran revancha', tanto Sylvester Stallone como Robert De Niro han hecho un flaco favor al espíritu tanto a 'Rocky' como a 'Toro salvaje', ya que me temo que este filme no logra cumplir con ninguno de los palos que toca: como comedia es facilona, simple e irritante, como película de boxeo es obvia y nada imaginativa, y como mucho, logra conseguir algo como parodia. Lástima que toda la artillería pesada sea usada en la primera media hora de metraje, mientras el resto es un llevarse las manos a la cabeza, pese alguna excepción de la mano de sus secundarios.

Stallone hace un papel que tendrá sus mayores logros cuando el guión le da alguna frase referente a Rocky o a insultar a De Niro, por lo demás, y pese a que todo el guión se pone de parte suya colocándole como el bueno de la película, su interpretación sigue siendo plana, sin que me llegue a creer en ningún momento que le importa algo lo que le está pasando. Si bien, no esperaba encontrar muchos matices en un rol que es mera parodia de Rocky, sí que esperaba ver algún tipo de frescura en el actor, quizás por medio de la parodia se le notaba más suelto o divertido, pero en mi caso, no he encontrado ápice de ello.

Me pone muy triste ver a De Niro en un papel así. Un actor que es simplemente de los mejores de su generación cuando hace las cosas bien, una auténtica bestia en la gran pantalla, que en filmes como este cae en picado, pese a que tiene su carisma y sus gestos son siempre expresivos, todo ello no vale ante lo que el señor De Niro nos tiene preparado aquí. Sobra decir que su personaje está mucho mejor situado que el de Stallone, cosa no muy difícil, y que en alguna escena sí que se encuentra presenta y muestra algún matiz interesante, pero son meras anécdotas ante un trabajo que debe haber sido pagado muy bien, pero que espero que haya sido divertido para el actor, porque no creo que sea una cinta que quiera mostrar a sus allegados con orgullo.

Quizás lo que más se salva de su reparto sean sus secundarios, colocando a Alan Arkin como vencedor gracias a su desparpajo y lenguaje soez, lo cual es quizás lo más divertido de la cinta, el verse soltando tacos sin tapujos rodeados de madres y niños, o haciendo bromas sobre su edad y mostrándose directo. Kevin Hart tiene algún punto interesante en el filme, y pese a que su personaje está sobre excitado durante muchos de sus planos y puede parecer algo sobreactuado, debido a que el nivel interpretativo no es muy alto, consigue encajar y ofrece algún golpe gracioso, pero sin nada más que ser una caricatura.

Las situaciones más violentas que se ven en el filme no se basan en combates, sino más bien en la aparición de Kim Basinger de la nada y sin nada que aportar, más que su cara y unas frases para darse de golpes contra la pared. La participación es Basinger en el largometraje es tan gratuita que por momentos parece que el director le decía que saliera a escena aunque no le tocara, y dijera alguna cosa para rellenar hueco y ganar metraje con su figura, porque por lo demás no resulta ser un personaje creíble, y si bien la actriz tampoco se esfuerza por serlo, hemos de decir que no es solo su culpa, sino que el guión de la cinta ha liquidado por KO cualquier manera posible de hacer relevante una conversación en el metraje.

A todo ello hay que sumarle que todos los pseudo giros del guión son lanzados a bocajarro sin contexto alguno. Esto provoca que no haya fuerza dramática alguna, y que más bien parezca que el director ha mirado el reloj y ha dicho, "Vaya, minuto 25 y no ha pasado nada interesante, habrá que meter algo", y entonces un secundario le dice a alguno de los protagonistas un hecho clave, que pasa sin pena ni gloria y que simplemente sirve de pretexto para que en la escena posterior haya una referencia de que ha pasado. Es por ello que acabas sintiendo que puede morir toda la familia de uno de los protagonistas, que da igual, porque ni está bien incluido ni tiene un peso importante ni es creíble, lo cual hace de todo un desastre.

Lo más potente del largometraje son los homenajes que se hacen a películas anteriores y las pequeñas puyas que se lanzan Stallone y De Niro sobre todo en la primera mitad del largometraje, lo cual si resulta gracioso cuando aún no nos hemos sumergido lo suficiente en el filme y todavía creemos que puede mejorar, o que simplemente están cogiendo impulso. No nos tenemos que dejar engañar, ya que pese a que en un primer momento pueda parecer que todo va a acabar despegando, lo que pensamos que son bromas pequeñas para prepararnos para la verdadera comedia, resulta ser toda la artillería pesada, dejándonos con la sensación de que a parte de algún gag, no hay mucho más que sacar de aquí.

En definitiva, y volviendo un poco a lo que en un primer momento escribí, esta cinta no logra convertirse en una comedia que camine sola, que consiga hacernos reír de verdad más allá de algún golpe o insulto, lo cual es frustrante, tampoco sé mucho de boxeo, pero considero que hay cintas que muestran con mucho más respeto y verosimilitud este deporte, y por último, es la parodia lo único que logra destacar un poco, ya que si lo vemos por este prisma, puede tener algo más de sentido la sinrazón que estamos viendo en pantalla. Para finalizar querría dar un consejo a todos aquellos que quieran ver la cinta por la mera participación de Sylvester Stallone y Robert De Niro en ella: vean 'Copland', porque definitivamente, tras ver 'La gran revancha', es lo único que me apetece para quitarme de la cabeza esta broma sin gracia que se hace demasiado larga a partir del minuto 30.
endini
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