¡Qué gozada de película! La habre visto ... 25, 30 veces, no sé. Es, junto a Testigo de cargo, la mejor película de juicios de la historia del cine, con algunos de los enfrentamientos verbales más emotivos y legendarios. ¿Quién no conoce la frase : "¡ Tú no puedes entender la verdad!", y el monólogo de Nicholson que sigue. Siendo todo bueno, el guión se lleva la palma. ¡Qué diálogos, por Dios! Los personajes están tratados tan meticulosamente, que acabas comprendiendo a todos ellos, no hay malos absoludos (tal vez sólo se lleve ese honor el médico, por cierto, causante de todo el desaguisado). Considero un acierto, con respecto a la obra de teatro original, poner de sexo femenino al personaje de Galloway, porque es la que consigue la verdadera transformación del protagonista (Cruise), la que le pica en su orgullo y amor propio, y le hace convertirse en un hombre, ahí es nada, olvidando su inicio de mozalvete chulillo niño de papá, tan sabihondo como insufrible. Tom Cruise borda el papel, complicadísimo porque su personaje evoluciona sutilmente, y he de decir que ni mucho menos queda opacada su labor por la de Nicholson. Hace una magistral interpretación y no verlo es no entender. Todos están inconmensurables, y hasta el desconocido hasta ese momento actor negro que personifica a Dowson, está perfecto. Eso es labor de dirección y de la buena. La música es una joya también. Y, como todas las grandes películas, el final es de esos que le ponen a uno carne de gallina, de lo mejor.

No me canso de ver esta película. Creo que todo encaja a la perfección. Ritmo contenido, que se desborda cuando lo tiene que hacer, interpretaciones fantásticas (Cruise nunca ha estado mejor, ni más apuesto), banda sonora perfecta, no sé, un puro deleite visual. Desde mi punto de vista de historiadora, es, además, absolutamente fiel a los hechos tal cual, realmente, se sucedieron. Nada se sale de la verdad, no busca ser comercial, busca contar la verdad tal cual fue. Además, rezuma elegancia en toda su factura. Cualquiera que se haya acercado a la personalidad del conde von Stauffenberg ( a través de las numerosas biografías publicadas sobre su figura) coincidirá conmigo en que está perfectamente reflejada en el personaje de Tom Cruise. Se siente de qué manera se metió en la piel del héroe alemán, se empapó de sus pensamientos, valores y sentimientos más profundos, imbricándose en ellos de manera portentosa. Un elenco actoral, por otra parte, buscado con extraordinario parecido físico con los personajes reales que interpretan. Está históricamente cuidada hasta en los más pequeños detalles (por ejemplo, precioso plano de las botas de los oficiales que esperan la llegada en avión de Hitler, dejando caer los cigarrillos al suelo y pisándolos.
Algún mal crítico ha comentado que carece de emoción por conocerse la suerte de Hitler tras el atentado. También se sabe la suerte de María Antonieta, y alguna de las películas que sobre ella se han realizado son excelentes. Y a Julio César siempre lo cosen a puñaladas, se mire por donde se mire. La Historia no se puede, ni se debe cambiar. Desvirtuarla, a lo que son muy dados los malos cineastas, no contribuye a mayor calidad o emoción, pues, las más de las veces, la realidad supera la ficción precisamente en eso, en emoción.
En definitiva, un film soberbio, digno de los grandes maestros del mejor cine clásico. En mi humilde opinión, una obra que se ira agigantando y valorando justamente con los años. El que no se llevara ningún Oscar dice mucho de estos premios y de esta película.

El mayor acierto de la película está en su reparto, sin duda. Todos están excelentes (exceptuando al siempre inexpresivo y pavisoso Mel Ferrer, que medio cumplió con el papel de pelmazo). El peso de la obra recae en Power, que una vez más da la talla y se supera como actor, contenido en todo momento; pero con una fuerza interior que sostiene toda esta larga película. En el ambiente un tanto enloquezido de los Sanfermines, estos inadaptados podrían resultarnos unos tostones si no fuera por la eficaz dirección que tiene y, repito, por sus cuatro estrellas principales: Tyrone Power, Ava Gardner y Errol Flynn, y Eddie Albert, por este orden.

Jamás se han visto en el cine unos ladrones, sinvergüenzas, estafadores y gente de la peor ralea, más simpáticos que estos de la banda de Gondorff. Yo recomiendo no ver esta película sólo una vez, porque se pierden muchísimos detalles, otros escapan a nuestra atención (centrada en seguir el acontecimiento vertiginoso del asunto) y lo que parece un pequeño engaño o fraude, no lo es. En realidad no se nos engaña ni un momento, y todo encaja a la perfección. Pero no es fácil verlo de una sóla pasada. La película, argumentalmente, no tiene un sólo fallo, es perfecta, pues no en vano es para mí uno de los mejores guiones de la historia del cine. La ambientación, fabulosa, y el elenco actoral ... ¡Para qué hablar! Robert Redford jamás ha estado mejor, parece que nació para encarnar a Jonhny Hooker. Paul Newman, estuvo para oscar, como siempre, y Robert Shaw no me extraña que pidiera que no le sustituyeran aunque se hiciera el esguince de tobillo, porque nunca ha habido un ganster cojo mejor. Menuda golosina de papel para un actor. Los secundarios, increíblemente inspirados, con un Charles Durning (tristemente desaparecido hace unos días) colosal, con detalles de gran actor, como cuando se aclara los dedos dentro de su vaso de agua cuando los del FBI le llaman a capítulo. Como el detalle de Robert Redford de remover con el mango del tenedor el café, y luego chuparlo. ¡Qué naturalidad! Tiene tantos fucilazos geniales esta película, que es imposible decirlos todos. He leído en alguna crítica que vaya suerte que tienen aquellos que todavía no la hayan visto. Y no le falta razón; pero, como dije al principio, cada vez que la revea, le gustará más y captará detalles del argumento que escaparon en el primer visionado. Yo la habré visto unas 20 veces, mínimo, y la sigo disfrutando como la primera vez. Creo que los auténticos miembros de la banda de Henry Gondorff (que todos ellos existieron de verdad) habrían gozado viéndo esta maravilla del septimo arte.

Estupenda película de acción, policíaca y con algo de suspense añadido, que, a mí particularmente, me gustó bastante más que el libro en el que está basada. Elimina personajes supérfluos que alargaban la novela, y se centra en los realmente importantes, realzando el papel de la abodada de James Barr, cosa que considero un acierto. El ritmo es muy bueno, las escenas de acción, realmente meritorias, y hay tensión y emoción hasta el final. Reconozco que la película me ha gustado especialmente por la interpretación que hace de su personaje Tom Cruise. Me gusta mucho más que el personaje del libro, con el que no me identifico en absoluto. Pero el Jack Reacher de Cruise es un justiciero a la vieja usanza, a ratos caballero andante, que siempre está dispuesto a hacer justicia cuando desconfía de que los que la tienen que hacer, la hagan. Es un papel para un Jonh Wayne en sus buenos tiempos, por ejemplo, y no lo haría mejor. A destacar, la ausencia buscada de salsa de tomate gratuita. Se agradece. Es de las películas que cada cierto tiempo se vuelve a ver con sumo placer.