Más de lo mismo, nada nuevo en el firmamento Cinematográfico. Yo, personalmente adoro a Queen, creo que musicalmente están a la altura de los Beatles, pero no concibo esta versión dulzona y pastelosa del magistral grupo británico. Fredy fue un genio musical, un artista inconmensurable, pero un miserable en los aspectos éticos de la sexualidad y la droga. Respecto a esto último me da igual lo que hiciera, porque lo que yo admiro es su música y su arte, su vida privada me importa más bien poco; pero lo que no tolero es que se trate de minimizar esos turbios aspectos, tan fundamentales en el desarrollo de su historia. Que Fredy no fue un santo, se abandonó por completo a pesar de que todo el mundo le advertía.
¿Es Disney la productora de esta absurda película? Los mismos chistes de siempre, da igual que sea una película de dinosaurios, de vampiros o de gangsters. Las mismas poses, los mismo clichés, los mismos dobladores, el eterno aburrimiento. No me sorprende, toda esta bazofia ñoña va en consonancia con los tiempos que corren, y es que los referentes se ha perdido; y llamar a las cosas por su nombre parece temerario e incorrecto.
Resumiendo, no necesito una pelicula sobre Fredy para ver sus actuaciones, para eso tengo YouTube, la MTV o el dvd. Sí me gustaría ver una pelicula sobre Fredy para analizar lo que había detrás del escenario y lo que escondía su alma torturada. ¿Por qué creen ustedes que no hay cine sobre fútbol? ¡Porque el propio espectáculo deportivo supera a la ficción! Pues aquí, lo mismo.

Esta crítica está dedicada a aquellos que escriben aquí y que no se han leído en su vida un libro de historia.
El capitan Bligh fue uno de los mejores marinos de Gran Bretaña, preocupado por sus hombres como nadie, quien salvó de la muerte a los supervivientes del motín. El barco siempre estaba limpio, y a los marineros nunca les faltó ni agua ni comida.
El capitán Bligh de la pelicula de 1935 es una vergonzosa afrenta a la memoria de aquel hombre. Lo mismo ocurre con la versión de Trevor Howard y Marlon Brando en 1962. Ambas cintas resultas gloriosas desde el punto de vista cinematográfico e interpretativo, pero en absoluto se aproximan a la realidad histórica.
Sin embargo la versión de 1984 se aproxima con absoluta fidelidad a lo que ocurrió durante la singladura de LA Bounty. No existe documento alguno que pruebe la crueldad del teniente de navío Bligh, ninguno de los supervivientes atestiguó en su contra. Este valiente capitán se desvivió por sus hombres y por la misión a cada golpe de timón, y solo uno murió en la navegación con rumbo a a Tahiti. y fue por culpa de la mala praxis del médico que era tan borracho como inepto.
¿Y qué decir de la travesía en el bote, una vez culminado el motín? ¡Más de 3.600 millas marinas navegando! Sin una sola baja hasta Timor... Señores y señoras lean más, y no escriban sin documentarse antes
Menos videojuegos, menos fútobl y más libros.

Ken Russell es un director inteligente, y como tal, se recrea en el mal a todos los niveles. Disfruta con el sexo en cantidad industrial, y se burla de Dios y del Diablo, del Rey y del Papa. Al espectador lo respeta, porque si analizamos con rigor esta película, sí encontramos trasfondo, otra cosa es que Russell lo envuelva a su modo y manera. Si la película ya es costosa de por sí en el terreno económico, esos decorados blancos, impolutos y alejados de la realidad arquitectónica del siglo XVII, son el producto onírico y surrealista que envuelve la obra; y es más, en este contexto es donde Russell hace su jugada maestra, pues mezcla realidad con irrealidad de un modo apasionante, con el telón de fondo de un caso espeluznante de la Francia de Luis XIII.
Imposible la indiferencia ante este filme, para los que desconozcan la historia y busquen las fuentes reales, encontrarán cómo la película es fiel y verosímil a pesar de los excesos sexuales y ornamentales. Qué importa que los músicos lleven instrumentos musicales impropios de la época, lo importante es desmenuzar esa extraña historia de posesión, analizar a ese maniaco sexual llamado Grandier con el aire de un neo-sacerdote que pretende imponer su propia religión exclusivamente en base a sus propios postulados. Me importa saber que esas monjitas eran en realidad adolescentes más cercanas a la Edad Media que a la Edad Moderna, cuya represión sexual y su encierro monástico las hizo enfermar. Y me importa la recreación pictórica y cinematográfica de la obra, que impactan y que me resultan novedosos, aún viendo esta película cincuenta años después de su estreno.
Sobresaliente, no puedo decir otra cosa, y a quien no le guste, que tire el dvd a la basura. Mal hecho tirarlo porque es difícil de encontrar y se re-venden a buen precio.

En mi opinión Gordon Gekko es uno de los diez mejores villanos de la historia del Cine, permitanme apuntar los otros nueve, sin animo de clasificar ni de hacer Taxonomía:
-Norman Bates, Psicosis.
-Darth Vader, Star Wars.
-Doctor Mabuse.
-Drácula, especialmente interpretado por Bela Lugosi.
-Hannibal Lecter.
-Keyser Söze, Sospechosos Habituales.
-John Doe, Seven.
-Schrott, El Cebo, interpretado por Gert Fröbe
-Doctor Caligari.

Dicho lo cual, creo que esta es una magnífica película que no cae en los excesos de la también soberbia El Lobo de Wall Street, reflejando el interior mundo de la bolsa de Wall Street, así como las maldades de los seres que pueblan dicho mundo. Pero en cualquier caso me pregunto: ¿acaso un boxeador no debe ser agresivo? ¿acaso una Cobra no muerde? ¿Acaso un toro no embiste? Por lo tanto es obvio y lógico que un bróker o un potentado como Gordon Gekko se comporten de ese modo.
Soberbias interpretaciones, soberbia música, soberbia fotografía y soberbio guión.
Una de las mejores películas de los 80´, década en la que el cine empezó a decaer.

Sin duda no es la mejor película del Oeste, pero tiene ese aire fresco del Western de los 50´, y ese regusto de las tardes infantiles de sábado frente al televisor. Los dos colosos del cine, Cooper y Lancaster no están en su mejor papel, pero si el primero decaía, el segundo florecía, y ambos estados son sublimes tratándose de estos dos actores.
Inolvidable la sonrisa de Burt Lancaster, con esa blanca y brillante dentadura que contrasta con el negro de sus ropas. A los que les moleste la simpleza de la trama, o los fallos de guión les diré que el cine es magia, y que el panorama del cine y las series actuales es pésimo realmente, así como que los ojos del espectador de hoy en día no son los mismos que los de aquél de hace 70 años.
Un Western clásico sin más alardes, de factura clásica, con actores irrepetibles, y que merece ser visionado.
Gary Cooper, seguro que estás en los cielos, y te acompaña el bueno de Burt Lancaster. Siempre que os veo, me hacéis la vida más feliz... Gracias.