Hay que pagar facturas, cosa que Stallone y Modine deben tener bastante claro a la hora de aceptar proyectos como el que nos atañe.

Es una verdadera lástima que, fuera de "Los mercenarios" o rescatando viejas sagas, a Stallone no le lleguen proyectos más interesantes. Su pelicula con Walter Hill fue un auténtico desastre, igual que esta "Cuenta pendiente". Sólo salvaría su colaboración con Arnold Schwarzenegger en "Plan de escape", de la que por desgracia ofrece un par de secuelas de reciente estreno que, al parecer, son lamentables.

Estamos ante un thriller barato, con fuego y sangre generados por ordenador, con una trama vista ya muchas veces y con unos personajes que nos importan un pimiento. Sí es verdad que durante un rato mantienes el interés, pensando en si el que es protagonista del filme es trigo limpio o no, así como los que le rodean, pero poco más.

La vi por ser fan de Sly, pero más allá de eso, no recomendaría en absoluto perder el tiempo viéndola.

Tenía fichado este documental tras disfrutar del magnífico "Electric Boogaloo" hace algún tiempo, y por fin pude verlo un par de días atrás a la publicación de este comentario.

Surge como respuesta al documental anteriormente citado. A mí me han gustado los dos y no creo que haya que tomar "Electric Boogaloo" como un ataque frontal a la productora Cannon, que manejaron durante algunos años estos primos israelíes.

Ambos documentales reflejan una época y una forma de hacer las cosas que, al menos bajo mi opinión, desgraciadamente no volverán (si dejamos de lado las supuestas hijoputeces de Michael Winner). ¿Que las pelis de la Cannon eran malas si nos ponemos exquisitos bajo ciertos conceptos (técnicos, guion, etc...)? Pues sí. Pero por encima de eso, la mayoría de ellas eran entretenidísimas.

Viendo este documental no puedo sino sonreír cada vez que veo a Menahem Golan hablar con esa ilusión por sacar adelante toda clase de proyectos. Es cierto que estaba desatado y causó demasiados problemas a los que su primo Yoram no pudo poner solución para mantener a flote la empresa, pero es innegable que esa visión romántica del cine se ha echado a perder con los años y ello sólo podemos catalogarlo de absoluta tragedia, en estos tiempos de superproducciones, cine políticamente correcto y total anulación del concepto de autor bajo las órdenes de la agenda politico empresarial del mundo actual.

El documental en sí no es ninguna maravilla. Se pueden echar en falta más testimonios alejados a la familia de los protagonistas, no tiene el ritmo frenético, ni la chispa, de "Electric Boogaloo", y la parte donde se nos cuenta la historia de estos dos primos en Israel a mí me interesa entre poco y nada. Pero es un documental que todo amante del cine, sin pretensiones ni ínfulas, debería ver. Todos deberíamos conservar ese poquito de amor al cine que mostraba Menahem, y más si en el futuro queremos vivir de esto.

¡Viva Cannon Films!

El título de la crítica podría aplicarse perfectamente al personaje interpretado por Dennis Hopper, un timador de poca monta y con menos suerte llamado "Red" Diamond. El personaje es interesante; un hortera de narices, intentando recuperar a su exmujer y metiéndose en líos. Al final, sólo puede aspirar a tener como ayudante a un pirado interpretado por Viggo Mortensen, un tipo con pocas luces y de gatillo fácil que provocará la ira de Wesley Snipes, haciendo de policía que convierte el caso en algo personal. A todo esto, la trama se complicará con la participación de abogados corruptos y la mafia italiana.

Lo bueno del filme es que no se vuelve enrevesado y se sigue con facilidad. Es ágil y los personajes, sin ser un derroche de carisma, resultan interesantes e, incluso, dan hasta lástima (lo que mencionaba del timador). Quizás al principio crees que el estilo del filme será de historias cruzadas, pero no es así. El personaje de Davidovich tiene demasiado de relleno, eso sí.

No es un filme de acción, pese a cómo la venden cada vez que la echan por TV. Es cine negro noventero, y tiene algunas escenas de tensión bastante buenas, además de la participación de varias caras conocidas como secundarios (Dan Hedaya, James Tolkan, Tobin Bell o Jonathan Banks).

Entretenida. Y me gusta la música.

Policíaco algo irregular protagonizado por Charles Bronson, de nuevo dirigido por Lee Thompson para la Cannon Films. Otra vez nos topamos con una historia que tiene cierto grado de sordidez, lo cual me hace bastante gracia dado el perfil conservador del personaje protagonista.

Resulta interesante mostrar como en ambos lados del planeta existen ciertas costumbres y tabúes que, en el fondo, no nos hacen tan distintos. Lo que me chirría un tanto es el retrato tan explícito en lo negativo que se hace sobre los japoneses. Es cierto que todos hemos oído esas historias de tocamientos en los vagones del metro, o de la aparente sumisión de las mujeres de dicho país para con sus maridos y los hombres en general. Pero no deja de ser chocante verlo en pantalla. Lo llamativo está en el aparente contraste respecto a Occidente, ya que aquí tenemos a un descendiente de irlandeses incapaz de aceptar el despertar sexual de su hija adolescente, mientras que son las mujeres occidentales las que muestran mayor vivacidad en estos aspectos respecto a las orientales.

Lastimosamente, pese a que estos contrastes resultan interesantes, la parte donde vamos conociendo al banquero japonés se hace algo insustanciales en su desarrollo. Además, cierto incidente de dicho personaje con alguien allegado a Bronson apenas da juego transcurrido gran parte del filme. Tampoco me termina de convencer cómo se reflejan situaciones relacionadas con temas gravísimos, tales como la trata de blancas o la prostitución infantil.

Independientemente de eso, las escenas con Bronson siempre tienen su miga. No es una película de acción, pero tiene una parte final bastante entretenida y la mala leche de su personaje siempre ayuda a mantener cierto interés por la cinta, que afortunadamente no se hace pesada en ningún momento pese a que, como he dicho anteriormente, las escenas del japonés no me interesan prácticamente nada.

Lo que debiera haber resultado en una de las películas más notables en la carrera de Robert De Niro, quedó en nada.

Supe de ella no hace demasiado tiempo. Lo cierto es que es difícil encontrar referencias a la misma a la hora de hablar de la carrera de este gran actor. Y sorprende. Sorprende, porque cuando la rodó estaba en su máximo apogeo, tras los éxitos de crítica a su trabajo en obras maestras como "El padrino 2". Además, se le rodeó de un elenco de actores absolutamente magistral, dirigido por Elia Kazan. Y salió mal.

A la película le falta garra. Los personajes no llegan a engancharte en ningún momento, ya que ninguno de ellos tiene un transfondo que consiga interesarte especialmente. La historia de amor de De Niro con la chica me resulta bastante indiferente y los acontecimientos en los que participan el resto de personajes tampoco consiguen desarrollar en ellos una imagen llamativa, que te resulte de algún modo graciosa, despreciable, o lo que sea.

Tampoco existe un retrato demasiado notable de la historia de los grandes estudios de cine en aquellos años, que sería lo reamente interesante de la película. Cuentas con que la cinta sea un retrato de una época dorada en Hollywood pero, sin embargo, casi todo el peso cae en esa historia amorosa bastante insustancial.

En resumen, estamos ante una película con un envoltorio magnífico, pero cuyo contenido resulta soso y fácilmente olvidable, lo cual es una verdadera lástima.