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Críticas de Hammersfall
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
10
26 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El maestro Wilder y el genio Laughton se unen para crear una obra maestra que lo tiene todo.

1) Guión. Es perfecto desde el inicio hasta el fin. Sin concesión a la improvisación pero al mismo tiempo dotado de una imaginación desbordante.

2) Tempo, milimétrico. Cada escena en su sitio y con su tiempo de duración preciso. Los flashback cargados de pistas trampa y al unísono con claves que solo se entienden al final.

3) Argumento. Carai con los 50. Cuanto sexo implicito pasional en esa Alemania derruída y que engaño, lo que parece una cosa es otra, que bajezas humanas en cuanto a la ambición crematística, que grandeza protocolaria en la escena judicial, que contraposición de la prepotencia instintiva del viejo zorro frente a la analítica aséptica de los hechos de Brogan More, que personaje femenino militar el de la enfermera y que delitos de odio misógino tan bien recitados. Y no cuento nada porque el mago Wilder me lo pide.

4) Actores. Todos sembrados. Y aquí no hay discusión de que Laughton y Dietrich capitalizan la magia, y que Power y John Williams son los pragmáticos de la escena.

5) Diálogos. Los más ácidos y desoxirribonucleicos de la historia. Son pura génetica de la astucia, sagacidad y de la inteligencia.

6) Rodaje. No hay casi exteriores. Ni falta que hace. El juício sobrecoge por su precisión de planos y la colocación milimétrica de los peresonajes. Encuadres, primeros planos, ejes, todo exquisito.

7) Música. Muy himno británico. Perfecta y solemne.

Todo 10. La película es sobrenatural. Jajajaja... el bodrio de El Padrino delante de esta joya. Señores, a reflexionar y a guardar el mamporro, bajen nota al tiroteo paleto y a las voces impostadas.
Hammersfall
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7
14 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Josef Von Stemberg, decubridor de Marlene Dietrich, tuvo que afrontar el reto de condensar el ladrillo de Dostoievski, Crimen y Castigo, una obra densa y meticulosa, hija del realismo literario decimonónico. No obstante, nuestro director apuesta por un film onírico, cambiando el ambiente sórdido de la Rusia Zarista por una atmósfera atemporal y occidentalizada, sin renunciar a cierta simbología originaria. Con ese primer logro salva la película de convertirse en una reproducción literal y apersonal. También se apoya en algunos cambios temporales respecto al guión que le entrega el gran literato ruso.

Debido a la extensión de la novela, el guión de la cinta se centra en lo plenamente argumentario, dejando la psicología de la culpa en manos de la interpretación de los actores, especialmente de Peter Lorre y al final de la película, también de la inefable en belleza, Marian Marsch.

El guión apenas se desvía de su objetivo, salvo por la relación de Tonia con su insoportable novio forzado, por cierto, interpretado en clave de humor por Gene Lockhart. Es la única licencia diversiva (de diversión) que se permite Stemberg.

Las interpretaciones de Lorre, Marsch y Arnold son soberbias, si bien en los dos primeros casos aún se denotan vestigios del cine mudo, de hecho, los ojos saltones de él y los rizos de ella son estereotipos de los años 20. Ella, en su personaje, exhibe una cierta moral cristiana que en realidad no aparece en la novela, pero que no queda tampoco incoherente ni ridicula, lo que sumado al rostro inmaculado de esta actriz le otorgan un espíritu angelical ya jamás superado en el cine, como el de esas mujeres santificadas de las Cruzadas de Cecil B. Demille.

El personaje policiaco que interpreta Arnold resulta incisivo y asfixiante, como preludio del Teniente Colombo, que sabe desde el comienzo cual es su presa y tiende todo tipo de trampas y subterfugios psicológicos para minarla.

Respecto a la cuestión estética, dos apuntes, luces y sombras de maestría casi inigualable, Stemberg difumina y granula con una coherencia artística deslumbrante, porque es un genio olvidado que aportó mucho en materia de iluminación y realización. La luz está enfocada donde interesa, sobre todo en los ojos límpidos de la prodigiosa Marsch que por momentos parece fabricada de porcelana y lapislázuli.

Los movimientos veloces e histriónicos del pequeño ratón Lorre ayudan a generar sensación de desasossiego y a sacarnos de dudas sobre cual será su final, (spoiler). Aquí se genera el dilema del prisionero entre el Raskólnikov criminalista y entre el frágil hombrecillo bueno atormentado. Y es que en este caso, el guión de Stemberg plantea un crimen aparentemente "justo" por la avaricia y despotismo de la víctima asesinada.

En fin, una maravilla digna de ver varias veces (3 o 4) en una década y no aburre, entresacándosele siempre nuevas experiencias visuales y piscológicas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hammersfall
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10
26 de diciembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi pelicula favorita junto con otras 2 o 3 máximo. Insólitamente infravalorada en este respetable foro. Para no caer en un raudal de halagos desperdigados voy a tratar de ordenar la crítica.

Es una pelicula de una profundidad filosófica inusitada a pesar de tratarse de la historia de un romance, de hecho se inicia con la lectura de varias citas, entre ellas una de Eurípides sobre la frontera entre la vida y la muerte.

La película transmite exactamente lo del cuadro que alimenta su guión, una atemporalidad y un estudio dimensional del sentimiento humano que nos sobrecoge. Hay algo de otro mundo en Portrait of Jennie, una especie de zoroastrismo romántico, de reencarnación sin más vidas reales que una, y esa es la verdadera tragedia de esta obra maestra, sabemos a donde nos dirigen inexorablemente los encuentros entre el pintor y la niña que crece sin parar (spoiler 1) con cada aparición, y sin embargo queremos creer que un gran reencuentro al final entre ellos en la vida real del pintor es posible. Tambien hay una segunda teoría (spoiler 2), yo no soy partidario de ella.

La cinta se desarrolla entre dos mundos y estos nunca se cruzan, el real del pintor Eben Adams , que no es otra cosa que su lucha por salir adelante en medio de la miseria y en la procura de la inspiración, y otro "ficticio", el de los encuentros del artista con Jennie. La luz y el tamiz del celuloide cambia sutilmente de unas escenas a otras según mundo real o con Jennie; si esto se observa a camara rápida lo advertimos con más claridad.

Las escenas están milimétricamente distribuidas, al principio son más largas, al medio se acortan en secuenciaas de 5 minutos cada una y al final se organiza un mixto calibrado para forjar momentos de acción sin perder ni pizca del poso y la serenidad que despliega el film.

El sosiego casi hipocondriaco de la voz en off y los registros de todos los actores con diálogos en tonalidad menor y sin grandes aspavientos, salvo en el bar, imponen una cadencia afásica.

Hablar de fotografía en Jennie es una obsceidad, es más pictografía, con esos encuadres de una ciudad fría bajo un lienzo transparente, blanquecino y nebuloso, con esa oscuridad insólitamente diáfana empapada de una lluvia inefablemente plateada.

Nada es fútil en Jennie, cada plano trasciende, por el desarrollo físico de la protagonista, estratégicamente calculado y por los diálogos que marcan pistas claves en el desarrollo del guión. En realidad la novela es un simple guión cuando luego visionamos Retrato de Jennie. La dirección es por todo ello magistral, la mejor de Dieterle con diferencia, con unos primeros planos de Jeniffer Jones exquisitos y los mixtos de la pareja besándose o hablando muy de cerca o caminando, o patinando, memorables.

Y que decir de los actores, todos extraordinarios, Jennifer Jones como paloma blanca aletea corriendo en cada escena y se expresa con una mezcla de ilusión, misterio y melancolia difícil de superar en el papel de esta especie de ente, Joseph Cotten en su mejor interpretación, tratando de mantener unidos ambos mundos. Corto pero meritorio papel de la muda Lillian Gish, Cecil Kellawey muy entrañable y Ethel Barrimore ha perdido su belleza pero no su encanto bajo ese roll de solterona dura reblandecida por el enamoramiento hacia Eben Adams, y ojo que esta es otra historia de amor situada físicamente en la imposiblidad temporal porque que precisamente tiene una barrera de la diferencia de edad, más dificil de superar que la barrera de Eben - Jennie.

Buena música. Los efectos especiales soberbios, de hecho esta película ganó un Oscar en este apartado, con unas escenas de tormenta en el faro de una calidad y audacia imposibles para su época.

En fin, la mejor película que he visto junto con otras dos o tres que iré comentando.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hammersfall
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9
18 de noviembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película sencillamente magistral. Primero, una trama genial por su originalidad. Segundo, el guión coquetea con el cine negro pero con esa trama amorosa múltiple que reduce a la mínima expresión la sordidez del cine negro de Robinson o Cagney para adentrase en el cine de suspense que luego capitalizaría Hitchcock. La trama policiaca y la historia amorosa mantienen un equilibrio soberbio. Los diálogos resultan sorprendentes, a todos los niveles, con un ingenioso y pedante personaje, Waldorf, protagonizado impecablemente por Clifton Webb. Los tres personajes principales de la pelicula, de hecho, forman uno de los mejores triángulos amorosos de Hollywood. Dana Andrews es el detective perfecto, construye una lacónica pero eficaz investigación, evolucionando emocionalmente desde la desidia a la implicación obsesiva. Pero el centro de gravedad de "Laura" es la propia Laura. La ultrabellísima Gene Tierney marca el culme de su carrera y de las damas fatales angelicales. ¿Es Laura una ingenua o una mujer moderna, sexualmente inhibida?. En todo caso, Waldorf es su Pepito Grillo, y a Pepito en cierto modo no le falta razón con esta recua de mediocres con los que ella se va liando. Pero en todo caso, Laura abandera el verdadero feminismo, el que libera a la mujer de las ataduras del roll al que era sometido por las sociedades tradicionales.
El devenir de los acontecimientos en la película es perfecto, anticipando muchas de las características del thriller moderno en un envoltorio visual maravilloso con decorados interiores blancos y pulcros, de enorme clase, frente a los exteriores lluviosos, oscuros y tétricos. La melodía es bonita, muy cadente y edecuada a la necrofilia.
Otto Preminger demuestra su maestría, esta vez por encima incluso de su oficio. Los primeros planos de Laura con ese blanco y negro plateado resultan arrebatadores. ¡Qué brillo inimitable y deslumbrante en esos ojos!. Detalles morbosos sublimes y al tiempo discretos como la mirada oblicua del detective McPherson. Cine de platino en la época del platino cinematográfico. Viendo Laura se da uno cuenta de lo simplón y mediocre que es el cine actual.
Hammersfall
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2
26 de septiembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante lo que hay bajo el abrigo de bisón de esta madrastra. Yo del viudo también me hubiera dejado engatusar, engañar, robar, cornear y envenenar por semejante recompensa. Y lo peor se que este es un caso real y que la madrastra sale bien parada.

Pelicula de antena 3 para ver una tarde, de noche no la aconsejo.
Hammersfall
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