El mucho tiempo libre y el escaso interés por las preferencias del prójimo hacen que la pareja Fang encuentre satisfacción, incluso excitación en su retorcida actividad a la que llaman arte. Básicamente consiste en burlar, vacilar, confrontar o provocar a la gente para sacarla de su zona de confort, según parece creer la pareja. Así seguirán hasta la llegada de dos hijos que, quiéranlo o no, tendrán que formar parte de esa forma de vida.

Pasaron los años y lo único cierto es que precisamente los Fang padres permanecen en su zona de confort manteniendo sus bromas y manipulaciones. Sus antiguos cómplices, sus hijos, ya adultos, dejaron de participar en sus cosas y no desean saber nada de aquello porque se sienten entre avergonzados y medio traumados con ese pasado. La familia, otra vez reunida, tendrá que solucionar sus problemas o ahondarlos.

Por un lado están los espíritus libres, los padres, y por el otro los dos hijos que hubieran querido una vida normal en su infancia, sin los sobresaltos y vergüenzas que tuvieron que sufrir por el entretenimiento de sus padres.

Esta es una comedia y una de sus debilidades radica justamente en la filosofía de los Fang padres que no se asimila bien como comedia. Sus principales antagonistas, pero no únicos, son sus hijos. Y es que, cuando te metes con el tiempo, la forma de ser o el dinero de la gente, en cualquier ámbito, es muy difícil que después atiendan a tu pedido de mente abierta o comprensión. Así no puedes ganar adeptos a tu causa y, peor aún, reconocimiento, que es lo que pretenden los Fang padres. Algo parecido tendrá que suceder en los espectadores sometidos a una ficción de ese tipo.

Sin duda la trama es muy original y algo loca, pero no logra cautivar. El inicio es un poco confuso. Las piezas tardan mucho en empezar a encajar.

Christopher Walken (el padre Fang) y Nicole Kidman (la hija) son estrellas que aún atraen espectadores en cualquier proyecto que los tenga en su nómina. Ambos se encargan de sostener la película, pero sólo a medias.

Las cosas están desbalanceadas en la vida de los Fang y también lo están en la película tomada como historia estructurada.

Se trata de cine animado de aventuras, melodrama y romance con algún que otro rasgo del subgénero Diesel Punk.
La acción se desarrolla entre dos reinos enfrentados en una guerra. Uno de ellos guarda un gran parecido con el de España. La guerra en cuestión tiene algunos rasgos de la Segunda Guerra Mundial.
Tenemos a una hermosa y joven princesa que necesita con urgencia un héroe que la transporte a través de campo enemigo. Como es de esperar, no puede encontrarlo en el engreído de su prometido. Es demasiado importante como para cumplir ese papel. Así, aparece la figura del humilde y despreciado protagonista que, tal como le pasaba a Balto, no tiene la confianza de su mando por ser mestizo.
Aunque no tiene la imaginación desbordada de las películas de Estudios Ghibli, su narración está bien estructurada. Una muestra más de la acostumbrada solvencia del animé.

Se trata de un drama histórico, con la Amsterdam y por extensión la Europa económicamente polarizada del siglo 19 como escenario, con una clase media pequeña, casi insignificante.
En paralelo y con pocas conexiones se narra la historia de 2 primos, uno fabricante de violines y el otro pseudo médico. Ambos al parecer son representantes de esa clase media. Cada uno, a su manera, tiene intenciones de ayudar a la gente que lo necesita. Sus historias conforman dos películas en una y con dos clases de personajes, sin términos medios.
Por un lado, los trabajadores ingenuos y débiles en busca de alguien que los defienda, y sus oportunos aliados. Por el otro, los malvados capitalistas amantes del desarrollismo excluyente, acostumbrados a salirse con la suya por las buenas o por las malas.
La ambientación es estupenda. Las calles, edificaciones y algunas áreas rurales como grandes escenarios mayormente recreados.
En lo negativo, el drama al estilo Dickens está desequilibrado con respecto al drama puro, con un miserabilismo menos recargado. Hay momentos en que los personajes débiles se pegan un tiro en el pie sin que nadie se los pida. Da la sensación de que solamente lo hacen para impresionar al espectador con escenas de gran impacto. Para colmo, la única salida de la podredumbre física y moral es, por enésima vez en una película, la sacrosanta tierra de las oportunidades, más allá del océano.
En resumen, oscila demasiado entre el drama duro y el ingenuo de cuentos de hadas.

Entretenido filme de aventuras con una historia similar a las de otros títulos como Fly Away Home (1996) o la menos conocida Away and Back (2015).
Todo empieza con la gastada historia de adaptación difícil y evolución que empieza a sufrir un menor en un entorno que no le es conocido, a raíz del también archiconocido asunto de los padres separados y con custodia ocasionalmente alternante. Sin embargo, aquí se trata de salvar una especie en peligro apoyando o rechazando una actividad quijotesca, de un solo hombre estudioso dispuesto a todo por cumplir con su objetivo, que gasta su tiempo y muchos recursos públicos en una causa aparentemente perdida y de dudosa utilidad, por lo que la trama tiene su atractivo y algo polémica.
Hermosos paisajes naturales dan marco a actuaciones que no despiertan entusiasmo, pero tampoco desentonan. Hay momentos en que se abusa de la cámara temblorosa y la historia se vuelve un poco pesada, pero el sentido obsesivo de la aventura salvadora eleva el filme.

Filme adelantado a su tiempo al destacar dos personajes femeninos como protagonistas, aunque en este caso como caracteres frágiles.
Acertada combinación de drama, melodrama, comedia, neorrealismo, romance o más bien ilusiones románticas.
Los personajes son comunes, sencillos, no hay rastro de aventura épica o gloriosa y, sin embargo, la película es un muy buen retrato de caracteres y transmite emociones.
Al principio parece que el filme tomará el recurso fácil de imponer al personaje de la atractiva Agnese (Sophia Loren) como principal, pero conforme avanza el metraje se hace notorio en forma gradual que ésta es la historia de su discreta prima Cesira (Franca Valeri, también co-guionista y un poco pasada de edad para el personaje que encarna). Sus aspiraciones sentimentales, su relación con su familia y su afán de ejercer su autonomía serán el hilo conductor de la trama. A su alrededor, un puñado de hombres que oscilan entre un poco o muy desastrosos.
Un reparto con varios nombres célebres. Entre ellos destaca lo ligeramente sobreactuado que está el trabajo de dos grandes del cine: Vittorio de Sica y Alberto Sordi. Sin embargo, un filme italiano sin personajes de labia profusa y arranques emocionales no sería muy italiano.
Este filme de Dino Risi se puede asimilar con el mejor Woody Allen y el mejor Almodóvar, aunque se trate de dos directores posteriores.