La serie no es capaz de soportar el ritmo con el que empieza y está muy orientada al infantil, se va trasformando en una minicrónica de guerra entre buenos buenísimos y malos malísimos que no concuerda con lo que explica la historia, que resulta que los Decepticons estaban explotados en las minas de energón. Siembra una premisa interesante pero lo tira todo a la basura con el desarrollo.

Añade, para ambiguedad irresoluble, un motivo legítimo para el rebote y rebelión de los malos. Y los buenos quieren resolverlo mediante una guerra infinita. Así barren toda la mística que rodeaba a Optimus Prime como salvador de una especie en peligro de extinción a través de la búsqueda de la paz y la chispa vital como herramienta. Para más Inri muestra sin recato masacres de autobots con descuartizamientos como sino le importara a nadie, ni a quién lo sufre, acabando de deshumanizar la narrativa e impidiendo del todo la identificación con los personajes.

Más allá de la trama artificial y sinsentido, el producto es una gran ocasión perdida para aprovechar la espectacularidad que tienen de partida los robots que son humanoides y vehículos a la vez, siendo ridículo ver a los robots corriendo en lugar de trasformarse, con una bochornosa animación digital, con dinámicas de movimiento que no se veían ni en vídeo juegos de hace 10 años. Por no hablar de como introduce con calzador las distintas facciones del conflicto, que lo único que refuerza es la idea de que no hay buenos ni malos en la guerra.

Me considero mini fan por lo que me gustaban de pequeño la serie, la película y los juguetes. Michael Bay ya hizo bastante destrozo con la saga, y que se metiera Netfliz olía a chamusquina por lo bajo que tienen el estandard de calidad de los productos que traen últimamente.

En definitiva, la decepción se consagra y este producto no sirve ni para ver con los hijos.

Tremendo tostón difícil de sufrir si no fuera por Halle Berry marcando curvas. Lejos de ser una interpretación que genere interés lo más curioso de la película es valorar como ha cambiado el cine y las propuestas de blockbuster desde los años 2000 hasta nuestros días.

A la hora de valorar aspectos de la película no puede uno apreciar ningún ejercicio de cine o de arte más allá del vestuario. El guió y la trama están al servicio de poner a la protagonista en circunstancias y poses semieróticas cuando no eróticas del todo.

Especial mención a las escenas de acción montadas en un ataque de epilepsia. Son divertidas hasta que te das cuenta que puedes marearte hasta el vómito. A pesar de estar Halle Berry en pantalla dándolo todo uno tiene que apartar la vista para no echar la raba.



Muy poco recomendable sino es por las risas.

Estos productos Netflix que te los meriendas por el atractivo aparente son generalmente bodrios, y este no se salva. Empieza prometedora, a Spike Lee se le presume una película con mensaje, reivindicativa, y se anticipa un trasfondo de lucha racial.

Según se va desvelando la trama, resulta que 4 veteranos se involucran en una búsqueda del tesoro, con problemas familiares de toda índole, mensaje anti belicista de medio pelo, critica a la opresión racial, un francés con cara de malo que resulta ser malo, un interés romántico porque sí... y sale todo mezclado en un aburrimiento soberbio de más de 2 horas...

Técnicamente un despropósito.
Las sobre actuaciones son memorables.
La música es salvable.

El juego en el que te mete la trama hace del visionado algo emocionante, y la historia se va enredando de un modo comprensible que te mantiene muy atento. Personalmente se me desinfla la resolución pero se ve que Nolan aspira a hacer un ejercicio de cine especial ¿lo consigue? a ratos.

Comedia romántica muy ligera un poco ñoña y que no se toma en serio a sí misma.

No tiene grandes cosas reseñables y los momentos de carcajada son uno o dos como mucho, pero se deja ver una tarde de sábado antes que los telefilms insoportables que nos cuelan en A3, telainco o las autonómicas.