Creo que hay que ser humilde y ver mucho cine, para poder entenderlo, disfrutarlo y que se convierta en una de tus pasiones.

Y esta película, aun suponiendo con lo que me iba a encontrar (que finalmente así fue), me despertó mi atención por saber si todo lo que decían los críticos, de humor inteligente, de vuelta de tuerca a las comedias hechas hasta el momento y demás, tenía algún tipo de verosimilitud.

Los 30 primeros segundos de la película, ya sabes en lo que te has metido, no te hace falta más, nada más, ya estás sentenciado, pero acabarás su metraje, claro que sí, no te va a poder una peliculita, después de tanta mierda que han visto tus ojos en el séptimo arte.

Pero sigue y sigue igual, con tan sólo el reconocimiento a dos personajes absurdos como son los policías, los únicos que consiguieron hacerme sonreir un poco, crítica a los verdaderos "american cops". El resto...infumable.

Seamos serios, películas como estas hay quince mil y todas cortadas por el mismo patrón, con su vocabulario soez y manido (nadie habla así las 24 hras del día por muchas hormonas que caminen haciendo la conga por su cuerpo), sus tramas de tías, tetas y polvos y los "quebraderos" de cabeza del reflejo de una más que cuestionable juventud. Y parece que nos hace gracia oir siempre las mismas bromas pasadas y putrefactas, con los mismos personajes casposos y absurdos.

Me cuesta creer que la gente se conforme con películas pretendidamente insuperables e inteligentes, con humor de caca-culo-polla-pedo-pis; y sobre todo que la vendan como lógico con frases del tipo: todos hemos sido adolescentes alguna vez, esas situaciones las hemos vivido todos, era el reflejo de lo que era yo hace unos años y demás sandeces. Porque no creo que nadie se identifique con Superman (no volamos, no salvamos el mundo, no tememos a la Kriptonita...)y sin embargo a casi todo el mundo le gusta ese super-héroe. Y esas juventudes, no creo que se puedan aplicar ni a un 60% de la gente. No justifiquéis que os hace gracia la película de esa manera.

A mi, desde luego, no me la ha hecho. En spoiler algunos de los motivos, preguntas sin respuesta del argumento de la peli.

Por una vez y sin que sirva de precedente seré todo lo escueta que me permitan las carcajadas ante este bochornoso film.

Aunque la cosa estaba clara:

- Kurt Russell (con lo que lloré viéndote en Llamaradas)
- Kevin Costner (aferrándose con uñas y dientes a una carrera en los últimos años en fulminante descenso)
- Christian Slater ( y mi cruel relación amor-odio ya comentada en otras críticas)

Alguien me puede decir cuántas películas buenas tienen entre los tres?

¿Qué hago yo viendo una peli así? La sucesión de hechos, me impidieron hacer otra cosa:

Noche tonta en casa, que si ponemos una peli, que si vemos lo que hay por la tele… Miro el periódico y veo la sinopsis de algo que puede estar medio qué. Se la leo a mi marido… ¡pues venga, a ver qué tal es!.

En el fatídico momento en el que ponemos la tele, vemos, con horror, que el protagonista es el Lambert-cara de cera; un actor que salvo dos honrosas excepciones, no tiene ni un solo film en el que no mueras de tedio, de risa o de vergüenza ajena.

Pero el gusanillo de los ninjas y de los samurais ya estaba metido en nuestro interior y la vimos. (He de decir que ese plural no es del todo correcto, ya que mi marido se entregó a los diez minutos de empezar la película en los brazos de Morfeo)

La película en sí, es un aburrimiento, mal llevado y que te hace pasar de la risa que te provoca lo que estás viendo a la más absoluta de las incredulidades ¿cómo puede ser tan mala?

Un buen argumentillo de tv-movie que se quedó en eso… en un mero intento de hacer algo potable, pero sin ningún fruto… ¿quién si no iba a interpretar esto?

Tarde de invierno.

Nos sentamos en la fila de en medio del patio de butacas. La mejor, según los entendidos, desde la que el sonido es mejor y la que mejor vista global tiene del espectáculo.

Se apagan las luces. Se levanta el telón. Comienza el show.

Allí está ella, algo sobreactuada en los primeros minutos, pero llenando de magia cada milímetro del escenario, y lo que es más importante llenando de brillo mis ojos y acelerando mi corazón.

Impaciente espero al momento con el que llevo soñando desde el comienzo... de pronto, suenan los primeros acordes y el corazón está a punto de salirse de mi pecho...

“Ya no quiero hablar . Ya se dijo todo. Duele aún mover cosas del ayer. Hice igual que tú, me quedé sin cartas. Ya no hay vuelta atrás. No reparten más. Va todo al ganador, a quien jugó mejor…”

La canción resuena en el teatro y ahí está ella, a pocos metros de mí, inmensa, gigante, haciendo que con cada nota mi piel se estremezca y que mis manos vayan a la misma velocidad que mis lágrimas cuando, aplaudiendo sin parar, trato de agradecerla ese momento, al acabar de cantar.

Repetimos la hazaña y volvimos a verla, me hubiera arruinado tan sólo por vivir esos minutos una y otra vez.

Pero Nina no está en la película y sus mejores momentos han desaparecido por completo “Slipping through my fingers” suena forzado, “The winner takes it all” no tiene magia.

Han roto el espectáculo.

“Chicago” en Nueva York, “Fama” y “Dirty dancing” en Londres, “Cats”, “La bella y la bestia” en Madrid… he asistido a musicales portentosos que apabullan, emocionan e impresionan; y después de todos y cada uno de ellos, puedes ir a casa y disfrutar de la misma manera de la película, pero ésta vez no.

Es como asistir a la interpretación de “Nessun dorma” interpretado por Dantés… un auténtico sacrilegio.

No sin Nina, porque Donna sólo hay una y no la he encontrado en la pantalla grande. Donna siempre será esa mujer menuda de cabellos rizados y sensual boca que cantó aquellas dos noches sólo para mí.

Pues yo lo lamento tremendamente pero no me ha gustado la película, ni me ha parecido merecedora del Oscar a la mejor película extranjera.

La película tiene una base notable que podría haber inspirado un trabajo magistral, reducido a una tremendamente rápida explicación de los hechos, profundizando poco o más bien nada en los personajes, tanto de un lado como de otro.

La película no empatiza con el público que sale con una expresión inerte de la sala (comprobado, las contadas 37 personas que salieron de la sesión anterior no tenían expresión ninguna en su rostro, verdad Oscar?), dejándole frío un tema que tendría que provocar reacciones totalmente contrarias.

Está mal llevada y han cometido el tremendo error de no contar con el espectador a la hora de hacer la película, asistiendo éste a un espectáculo totalmente ajeno del que está deseando huir.