En vuestra mano está el dejaros engañar por los cantos de sirena de la "crítica especializada" y de los supuestos "eruditos del séptimo arte", y esperar algo mínimamente decente de un bodrio gigante como es este engañabobos disfrazado de "película de terror".
No.
Porque una película tenga pocos medios y dos únicos actores, y esté plagada de silencios interminables y miradas profundas a la nada, no significa, y repito, NO significa que sea buena. Esto es el absoluto aburrimiento, la NADA.
Una premisa vista muchas veces antes (rituales para contactar con el más allá), que empieza de manera interesante y "técnica" (aunque por muchos libros, símbolos y chorraditas de círculos y rituales, todo es una completa estupidez inventada por un guionista), que, al pasar ya literalmente UNA hora de película sin suceder nada de nada, empezamos a mirar el reloj algo mosqueados....¿acaso el director tenía siquiera una idea de cómo seguir la película?
Y por si no fuera suficiente, y hemos aguantado para ver el final, descubrimos que todo se va por el retrete con la utilización de los típicos trucos burdos de cine de terror estándar, y un final patético, horrible.
Lo peor de todo es que el film se cimenta sobre el personaje de la mujer...y sus motivaciones cambian cada 5 minutos, hace cosas que son literalmente absurdas según el propio contexto de la película, sin motivo aparente (ahora quiero una cosa...no pero mejor no, lo que tanto deseaba ya no me interesa....uy, voy a hacer lo que me han dicho que jamás debería hacer, total, soy absurda como la película).
Queda muy gafapasta y muy "cool" el ver una película de estas características (lenta, sin medios, con dos actores, sin sentido ninguno, de largas pausas y miradas perdidas) y que, aunque te mueras de aburrimiento y sepas que es absurda desde su mismo planteamiento, decir que es buena y trascendente. Quizá deberíamos sacar la cabeza del culo de vez en cuando, ser más humildes y sinceros, y admitir cuando algo es una absoluta basura aburrida. No pasa nada, nadie nos va a comer.

El relato más flojo de toda la antología, con muchísima diferencia.
La típica y manida historia del descenso a la locura por perseguir unos estándares de belleza inalcanzables.
Todo mal: un ritmo atroz, unas actuaciones planas o exageradas, las típicas chorradas panfletarias typicial woman director, como "soy mujer, por lo que me exigen mucho más que a los hombres" (sic.)
Pero lo más irónico de todo llega, cuando te das cuenta de que la directora, es IGUAL físicamente a la versión "guapa de la muerte" de la protagonista. Y un pequeño detalle: la actriz principal es HORROROSA (sigo en spoiler)
Buscadla: Ana Lily Amirpour
Nunca he visto un ejercicio de autobombo, ego, narcisismo y flipadez absoluta por parte de un director. Porque un director jamás haría semejante tomadura de pelo sólo para intentar creerse que es guapo.
Pero una directora...en fin. Mujeres mujereando.

Primero: lo más importante, toda la película tendrás ganas de vomitar (y doy fe de que, de las cinco personas que la vimos anoche, dos fueron al baño y vomitaron la cena), debido al mareo continuo de la cámara en primera persona. ¿Quieres saber porque jamás se había hecho antes algo así? Con ésta película nadie ha inventado la rueda, no amigos. Porque cuando hicieron test y pases de prueba, mucho antes de que siquiera éste bodrio fuese una idea en la mente de su director, de películas parecidas, los asistentes vomitaban. Así, como suena.

Segundo: hay un fenómeno relativamente reciente, llamado "niños-rata". Bien, se les llama así al público target de éste esperpento. Un argumento ridículo, propio de un videojuego de segunda (novia secuestrada, poderes biónicos, malos vestidos de cuero), que sólo sirve de pretexto para inundar de muertes inverosímiles la cámara. Éstos niños-rata, cuyo lema es "Calofduti" y "Maincraf", debido a su bajo nivel de neuronas, seguramente rebuznen con deleite cuando aparezcan cabezas reventadas y muertes por todo tipo de elementos absurdos. No dan para más. Son como esos chimpancés que ves gritando en el Zoo, pero delante de una pantalla.

Tercero: lo reconozco, a falta de 14 minutos para el final dejé de ver la película, porque mis náuseas habían hecho mella en mí, y temía tener que ir a vomitar al baño. Por lo que me dijeron después, no me había perdido nada, todo acaba igual de ridículo que empieza. Desde luego, no es de extrañar, el argumento es inexistente.

Cuarto: el diseño de producción es, cuanto menos, curioso. Algunos efectos especiales están bien (si consigues verlos entre los espasmódicos movimientos de la cámara), y otras cosas rozan el ridículo extremo, como el tatuaje pintado a boli de los chinos en el brazo del protagonista (y vaya tatuaje cutre-adolescente-salchichero...un dragon "niño-rata" style), los malos llevan pegatinas grandes de cartón recortado en las furgonetas muy muy cutres, para representar que son de una "organización", el jefe malo lleva una peluca larga blanca que da cáncer, los cortes de edición son muy malos, están corriendo en medio de la calle y de repente salen de un túnel, aderezados con el típico efecto de cámara con estática, de peli de serie B de ciencia-ficción mala.

Quinto: la música. Madre mía. Aquí ya es todo terreno "niño-rata" absoluto, con mezclas electrónicas-horteras, hechas en el ordenador de la cuñada del director. Un gran acompañamiento para las náuseas que sentirás viéndola.

Sexto: las actuaciones, todas horribles. Básicamente es Shartlo Copley sobreactuando a todo trapo, y disfrazándose de personajes cargantes, el malo...digamos que tiene poderes, habla melifluamente y lleva una peluca hortera, y la chica no cambia de expresión ni aunque esté muriendo.

Séptimo: aquí ya una disertación personal. En los últimos años, hay una tendencia entre estos "niños-rata", que consiste en NO jugar a los juegos en primera persona, sino ver las partidas de otra persona (youtubers) mientras se pierden la experiencia propia de disfrutarlos, es decir, para que ir de viaje o ir a un mueso si puedo ver a otro grabándolo él mismo. Ésta película es la continuación natural de esa horrible e impersonal tendencia, simplemente toma: tu videojuego en forma de peliculita, masticado, lleno de sangre y carente de algo parecido al buen cine, un argumento muy sencillito para que ni siquiera pienses, y destruyas las pocas neuronas que te quedan. No tienes ya ni que pulsar el botón de Play, no te vayas a cansar. Tu siéntate en el cine y deja que pensemos y hagamos todo, tú mantente ahí, sé un vegetal, no razones, no te muevas....
Simplemente, ve.

P.D: Debería haber una opción en Filmaffinity para indicar que una película provoca realmente efectos de malestar físico, en éste caso mareos y vómitos. Y poder puntuar ya con notas directamente negativas, (-5 por ejemplo) pues que una pelicula sea mala, sólo te hace perder tu tiempo. Pero si te provoca malestar físico, ya estamos hablando de traspasar los límites y enfermar realmente a los espectadores.

Atención: esto es una crítica de una persona normal. No soy un frikazo de los mangas, ni me mojo encima si veo aparecer a mi personaje favorito en imagen real. Y valoro las películas como lo que son: películas. No las valoro como un cegado adicto al fanservice que es incapaz de ser objetivo ni pragmático. Ya somos mayorcitos, no tenemos 12 años.
Dicho esto, voy a soltar una verdad como un templo de grande: el cine japonés Live Action es BASURA.
Es una absoluta basura a nivel cinematográfico. He visto muchas, y todas son una completa memez.
El manga original, que leí cuando...sí, tenía 12 años, es normal. Aventuritas, peleas, personajes estrambóticos y una historia típica y tópica del viaje del héroe, mil veces vista. Esos ropajes, personalidades simples como papel de lija, esos diálogos de besugos y esos pelos de colores extraños y ridículos, no desentonan en las viñetas.
En imagen real, es abominable.
1. Los japoneses NO saben actuar. Tienen dos modalidades, o sobreactúan a niveles ridículos, o ponen cara de "intensitos" serios, soltando frases de parvulario.
2. Los directores NO saben dirigir. No tienen sentido del ritmo, no saben contar una escena. Es demencial el aburrimiento y el hastío que producen cuando deberías estar emocionado o atento a lo que sucede.
3. Las historias siempre se desvían del original. Porque los guionistas del cine japonés NO saben escribir. No tienen ni idea de lo que quieren contarte, y dan palos de ciego y mil rodeos que disfrazan de dramatismo impostado absurdo con diálogos torpes y unidireccionales. Ojo, que esto es así porque, literalmente, en Japón NO hay escuelas de guionistas. Surreal es decir poco.
4. El diseño de producción es bueno en ciertas escenas, horroroso en otras. No puedes poner esas pelucas y esas pintas de mamarrachos a los personajes, te sacan de la película. Y es algo que sucede en todas las películas japonesas.
Veréis, yo entiendo que es algo psicológico: poner pelos de colores, ropajes exóticos y rasgos occidentales puros en las viñetas es normal si vives y eres parte de una sociedad, la japonesa, que en su 99% es morena, de ojitos muy pequeños, bajita, sin rasgos especialmente vistosos, y que deben vestirse todos igual en el colegio, trabajo e instituto. ¿O pensáis que esos ojos gigantescos que se dibujan en todos los mangas, que ocupan en ocasiones casi la mitad de toda la cara, no son un síntoma claro de inseguridad psicológica y física profundas?
Hacedlo en mangas, que no queda tan mal. Pero luego, eso trasladado a la pantalla es horrible.
En fin, para resumir: no hagáis más Live Action lamentables. Por favor.

El séptimo arte, en toda su amplia y variada extensión, se rige por una serie de elementos básicos y característicos que lo definen. Si uno de estos elementos falla, se tambalea la misma base sobre la que se sustenta el film en cuestión.
Y aquí, falla estrepitosamente la narrativa. Hasta tal punto, que hace desmoronarse cual castillo de naipes al resto de la película. Porque, literalmente, NO TE ENTERAS de nada de lo que está pasando.
¿Es porque la historia es compleja, o quizás, el desarrollo de los personajes y la trama es demasiado denso y enrevesado? No. La historia no puede ser más plana y arquetípica en realidad. Es la enésima invasión de una fuerza superior alienígena, y la lucha de los seres humanos en contra de su abusivo poder y ocupación forzosa del planeta.
Esto, visto ya mil veces en mil películas distintas, desde el blockbuster explosivo y palomitero (Independence Day), pasando por el cine-denuncia (Distrito 9), o a niveles más íntimos (The Host), aquí adquiere un tinte más indie, más de temática "antisistema", por así decirlo. Pero llevado a la pantalla de manera desastrosa.
Durante la primera hora de película, vas a ver a multitud de personajes distintos "haciendo cosas": cambiando matrículas de coches, escondiendo papelitos, mandando notas a periódicos, usando palomas mensajeras...sin orden aparente, sin relación, sin explicación alguna, mientras hablan de "cosas" de las que no tienes ni idea. Lo peor de todo es el contexto: ¿Cómo se ha rendido tan fácilmente la humanidad?¿De dónde viene esa supuesta supremacía alienígena?¿Es que ningún ejército les ha plantado cara?
No hay demostración de fuerza alguna de los aliens, no hay una base establecida sobre la que hacernos ver el porqué de tanto "secretismo" de los humanos, y su sumisión casi universal al invasor. Para más inri, vemos en una secuencia, cómo un único humano derriba a un alien, a base de golpes con un triste extintor (sí, un extintor de incendios), derribándole y dejándolo ahogándose en el suelo. ¿Éstos son los aliens que han subyugado a la raza humana, y que controlan los ejércitos y fuerzas de seguridad, de la raza humana? Absurdo, como mínimo. Y que directamente te saca de la película, de todo lo que pretende hacerte creer, de golpe. Aquí es cuando, realmente, comprobamos que estamos ante una mala película, sin paliativos, por muchas "segundas lecturas" que nos quieran hacer tragar (sí, los humanos pueden representar a cualquier pueblo actual, que luche contra una supremacía militar extranjera. Gracias, Rupert Wyatt, pero qué genio más sutil estás hecho. Aunque también tiene una lectura mucho más peligrosa, acercándose y humanizando a la vez que idealiza a grupos como el IRA o ETA y su terrorismo contra el Estado, por las tácticas que emplean los protagonistas, en ocasiones calcadas de estos grupos. Mucho cuidado con las tonterías que se intentan hacer creer a los espectadores, Wyatt, mucho cuidado. Espero sinceramente que no fuese esta tu verdadera intención al rodar la película, porque ya no estaríamos hablando de un film cutre de serie B sobre aliens e invasiones, sino de palabras mayores).
Con todo esto encima, el espectador lo único que sentirá será desconcierto, pero no gracias a las supuestas bondades de la película, sino por culpa de sus fallos narrativos. Y esto no es buena señal. Si quiero sentirme como un imbécil perdido en medio de un galimatías que nadie entiende, prefiero ir a comprar a IKEA.
Continuamos.
Viendo lo anterior, tenemos que hacer un uso titánico de suspension de la incredulidad, y asumir que el 99% de la humanidad, ha decidido vivir como esclavos de puercoespines debiluchos. Cuando nos peleamos hasta con el vecino de la lado, porque su valla del jardín está traspasando nuestro terreno. Vale. Venga.
Tenemos que asumir que los seres humanos han decidido luchar y espiarse y joderse entre ellos, antes que unirse frente a una amenaza común de otro mundo. Vale. Venga.
A partir de aquí, el ritmo se diluye, la narrativa no va a ningún lado en concreto y el hastío y las ganas de acabar la película se apoderan de uno. Pasamos de no saber qué ocurre, al aburrimiento supremo. Dos cánceres mortales en una única película, que se unen para conformar una de las peores muestras de lo peor que puede ofrecer el cine en pleno 2019.