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Críticas de The Wild Side
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
8
30 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La familia, aquel vinculo impuesto por la sangre, nos incauta en la etapa de la vida donde las relaciones personales son tan floridas, tan significantes, tan efímeras: la niñez. Aquellos seres humanos (si, seres humanos, no solo humanos en miniatura que a veces llegan a ser más complejos que un adulto) que en su “inocencia” toman lo mejor de un mundo en destrucción. Es la sencilla trama que recorrerá Moonee, una pequeña que habita con su inexperta madre en un motel de paso en las cercanías de Disney World: aquella referencia cuya añoranza es casi instintiva a cualquier infante moderno (comparado con la estabilidad al adulto, la tranquilidad a la vejez, el seno materno al lactante, el sueño americano).
La maestría del filme radica en su naturalidad. Desde la complejidad de dirigir a un par de niños durante 115 minutos en 35 mm para finalizar en una escena trascendental, perseguidos con una brillante fotografía y paleta de colores, que cada vez nos acoge en un mundo irreal y contrastante. Willem Dafoe se erige como la figura paterna (de la familia y, metafóricamente, en la del conjunto social rezagado norteamericano) limitada por su propia historia que, en pocos instantes gracias a la conmovedora interpretación, logra transmitir; siendo capaz de retratar con tal perspicacia una crítica social sutil pero necesaria. Para, finalmente, retomar la psicología de la niñez, que avanza pérdida tras pérdida hacia la incógnita de ¿madurez? o ¿simplemente, el duelo? ¿Será lo mismo?
The Wild Side
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9
3 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil indagar en un crimen y lo hemos visto innumerables veces en la pantalla grande y en la pantalla chica. Hasta la literatura nos ha mostrado un arquetipo británico con tal destreza y habilidad para lograr descifrar los más profundos misterios de la humanidad. Fargo solo se limita a la primera frase de este texto.
La mayor parte de la historia toma parte en Minnesota (importante recalcar, por su captura importante de la gramática lugareña), basado en “hechos reales” que remontan a un endeudado WH Macy y su trato para cometer lo que debía ser un pequeño fraude. Esto desencadenará un sinfín de sucesos por el elocuente Steve Buscemi y el lúgubre Peter Stormare, concluyendo con la audacia de la jefa de policías (F. McDormand), quien indaga con tal naturalidad la escena del crimen sin tratar de ocultar ni definirse por su embarazo y un par de historias fuera de lugar que dotan de naturalidad al personaje.
Fargo logra relatar con tal singularidad un misterio fascinante con magníficos tintes de humor negro. Frances McDormand emerge para convertirse lo que es hoy en día por un papel hecho a la medida gracias a su esposo. Lo más curioso es lograr la analogía perfecta entre el pequeño poblado apacible e hilarante de Minnesotta con la superficialidad que acoge la intriga del crimen.
The Wild Side
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7
10 de febrero de 2019
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un tratado de medicina geriátrica (Abizanda P, 2015) se me hizo muy interesante el apartado de ‘sexualidad en el anciano’. Conforma casi un tabú o algo inverosímil concebir esta idea más allá de los 65 años, en promedio. El fervor de la sexualidad se asocia casi de manera inherente a la jovialidad o la adultez. Sin embargo, el término comprende algo aún más profundo rebasando la edad mencionada. Rodeado de intimidad, emociones y estímulos, la sexualidad pasa como una categoría a mejorar en la calidad de vida. Si bien es cierto que el adulto mayor se enfrenta a problemas como disfunción eréctil, reducción de la libido, fatigabilidad o, incluso, viudez, el contribuir en la autoestima, la autopercepción, la relación con la pareja y evaluar el impacto de este ámbito podría mejorar considerablemente la esfera personal del adulto mayor. En una escena en The mule (2018) podemos ver al personaje de Clint Eastwood disfrutando de la convivencia de dos hermosas mujeres en una habitación de un motel. Corte y a la mañana siguiente el par de chicas salen de la habitación. La escena, con claras tendencias eróticas, encierra un mundo de posibilidades alrededor de la intimidad sin la necesidad evidente del coito. Escena aparte, el mismo personaje comparte la cama con su expareja, en un reencuentro final evocando a la misma intimidad con tintes de amor y la sensación de ser. Estos dos ejemplos como parte de la complejidad de la introducción anterior.

En el más reciente largometraje del ancestral director Clint Eastwood, The mule (2018), al lado del guionista Nick Schenk (basado en una historia real), cuenta el declive de Earl Stone (Clint Eastwood) como horticultor y patriarca de la familia tras caer en bancarrota por la imperante globalización. Preocupado por la situación económica, pero sobre todo por la familiar (aunque sin perder los estribos propios de un adulto de 80 y tantos años), aceptará un trabajo relativamente fácil: conducir por las carreteras que el ya ha conocido en sus años como horticultor, sin saber que la carga que lleva es cocaína y ahora es una ‘mula’ para un cartel mexicano, seguido de cerca por la DEA (Bradley Cooper y Michael Peña).

Se torna difícil lidiar con tanto cliché mencionado: el atisbo de las relaciones familiares solucionadas con tanta facilidad, el estereotipo mexicano y el estereotipo del americano racista contra el estereotipo mexicano nuevamente, así como la torpeza y habilidad de la figura policiaca; pero resulta sobre todo ensombrecedor la condescendencia con la que se maneja al adulto mayor, incluso menosprecio o torpeza que se trata de solucionar con simpatía y ternura.

Tal vez podría ser rescatable la crítica subversiva de lo antes mencionado ante el racismo perenne en la sociedad norteamericana, rescatando una escena en la que es detenido un típico mexicano por la DEA temiendo lo peor, siendo capaz de transmitir la misma sensación que el acorralado ciudadano. Además, la maestría de Eastwood es evidente, como director y en su despedida como actor.

La verdadera esencia de la vejez también la puedan encontrar en películas como Lucky (2017), pero deben aprovechar la vitalidad de Clint Eastwood esta vez (y hasta a Robert Redford en su última actuación en The old man & the gun, 2018).
The Wild Side
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9
6 de febrero de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El principal componente que determina el color de la piel es el pigmento melanina. Según su variación y distribución se conforman tres principales colores para la piel: negro, marrón y blanco. (Además de la melanina (marrón), otros tres pigmentos son importantes: hemoglobina reducida (azul), oxihemoglobina (rojo) y carotenoides (amarillo)). El color de la piel esta determinado genéticamente y puede incrementarse deliberadamente por la exposición a radiación ultravioleta u hormonas hipofisiarias. Una combinación de estos factores que alteran la composición de melanina determina los fototipos cutáneos (véase imagen en la parte posterior), el cual no guarda mucha relación con el origen étnico y sobre todo conforma un riesgo para cáncer de piel (Wolff K, 2014). De forma resumida, lo que se menciono en cuanto al color de piel es lo importante en medicina. Las atribuciones de superioridad cultural o incluso intelectual que provienen de diferencias dermatológicas ya es tema aparte.

El torno al cine de explotación y su reinvención que se recuerda de una manera perfecta en una escena, Spike Lee (Do the Right Thing 1989, Malcolm X 1992, el ominoso remake Old Boy 2013), trae en esta ocasión una trama basada en una historia real del libro de Ron Stallworth que sostiene a un policía afroamericano (John David Washington), de hecho el primero en Colorado Springs alrededor de los setenta, quien busca realizar alguna hazaña que vaya más allá del papeleo, logrando colarse en las filas, de manera encubierta, de la organización del Ku Kux Klan; mientras el entabla conversaciones telefónicas con los regentes, su compañero Flip (Adam Driver) negará su resentido origen para formar parte de la asociación; en medio de una lucha por los derechos civiles con grupos extremistas.

Las diversas representaciones de racismo son evidentes pero necesarias, desde el autoritarismo policiaco en contra de una líder estudiantil (Laura Harrier) que no me hizo dejar de pensar en el mismo intento realizado por la ensoberbecida Crash del 2005 y la magnífica Get Out de 2017; hasta cada una de las conversaciones personales y telefónicas con los militantes del grupo extremista, en especial con el ‘Gran Mago’ David Duke (Thoper Grace) y la proyección de The Birth of a Nation (Griffith D, 1915) y que, desde la primera escena con Alec Baldwin, la supremacía racial se presenta. Incluso, juega para hacernos creer que su ideal es la verdad absoluta, pero la sátira, como sello de Spike Lee, deja caer el telón de esta idea obsoleta. Es la misma sátira y humor negro lo que hace menos denso y dramático el filme pero que al final se torna en un repunte de crítica social encarnizada y actual; mismo final que comparte con una escena donde un viejo líder afroamericano recuerda lo vil del racismo omnipresente que, si bien se aleja en la provocación, comparte emotividad.

Ocurre una situación especial con el guion, ya que desde que el agente se pone en cubierto sabremos prácticamente cual será el desenlace en cualquier situación para ambos oficiales. El soberbio manejo de este, logra equilibrar los posibles clichés, en primer lugar, con el personaje de Ron y la encarecida lucha personal para tratar de manejar sus emociones en un mundo brutal; así como la participación del personaje de Adam Driver que sobresale en la quietud que encierra un duelo sobre la reemergencia de sus orígenes desinteresados y su identidad.

Los bellos paisajes que ofrece con la banda sonora compuesta por Terrence Blanchard (no dejen de escuchar Blut Und Boden ni Ron Meets FBI Agent alrededor de cada escena que, aunque parecieran sonidos monótonos, los arreglos en forma de jazz son sobresalientes) crean la atmósfera ideal para la historia creada por el ganador al premio del jurado en Cannes que cierne su carrera en uno de los mejores trabajos del año, que se ajusta perfectamente a la situación sociopolítica americana y mundial. Dos historias, un solo hecho. Odio. Una lucha de poderes entre la gran variación de melatonina.
The Wild Side
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8
4 de febrero de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La eterna dualidad del todo. Blanco y negro, violencia y paz, hombres y mujeres, el cielo y el infierno, el bien y el mal, derecha e izquierda, capitalismo y socialismo, esclavitud y libertad. La mayoría de los hombres habitamos en esa zona gris, sin tomar partido por ningún bando y solo vemos arder y renacer nuestro alrededor cuando estas facciones se enfrentan. Una solución es buscada en la destrucción de uno y final aceptación del camino hacia donde nuestra vida se dirige. A manera de hipérbole, la adaptación de Suspiria por Luca Guadagnino quiebra un paradigma personal y grupal, tradicional y arraigado, para un nuevo comienzo en un inesperado final.

La trama se centra en la incursión y aceptación de una bailarina americana (la histriónica Dakota Johnson) en una sofisticada academia de danza alemana alrededor de la década de los 70, en donde ira descubriendo, tras la desaparición de algunas compañeras, sartas de brujería. Es preciso mencionar que esta es una adaptación de la película Suspiria (1977) por Dario Argento, protagonizada por Jessica Harper (quien realiza un cameo en este ‘remake’) y con apariciones de Miguel Bosé, película considerada como obra de culto por su particular uso de colores estridentes y escenas viscerales novedosas, la cual forma parte de una trilogía alrededor del mito de ‘las tres madres’. En este thriller y filme de terror, Luca Guadagnino (a quien recordamos por la bellísima Call me by your name de 2017) toma solo el guion y, prácticamente la historia original, para crear una nueva versión con su sello. De aqui parten diferentes tramas (recuerden las primeras líneas de este párrafo): Susie Bannion es la bailarina americana de origen menonita con una habilidad innata para la danza en donde busca su destino; siguiendo la complejidad del guion, lo ortodoxo de su religión y familia es recordado a menudo en forma de culpa, represión y búsqueda de libertad. A su vez, el contexto político, que toma lugar en el otoño alemán, constituye un ambiente sombrío ideal comparado al caos en la academia de danza liderada por Madame Blanc (la multifacética Tilda Swinton); caos que se cierne en la sucesión del poder del aquelarre impuesto por Helena Markos (Tilda Swinton), quien sostiene ser la reencarnación de la ‘Madre Suspiriorum’. Asi pues son las distintas tramas su yugo y su corona (imagínense que aun faltaría ahondar en la culpa de un psicoterapeuta por los azotes de la segunda guerra mundial, el personaje de Grace Moretz con tendencias esquizofrénicas y radicales o el intento de exaltación matriarcal y femenina a través de la danza y el poder que se puede ver reflejado en cada escena de baile y, sobre todo, en el clímax de la película que se cubre en un escabroso tono rojizo que encumbre la aceptación del destino del personaje principal con una apertura en su tórax en forma y metáfora de un ciclo menstrual, con obvias pero sutiles referencias al largometraje original).

A sabiendas de la trayectoria de Guadagnino, no es difícil vislumbrar el carácter artístico de la fotografía. Desde las primeras escenas, la paleta de colores conforma un signo de reflexión; los montajes en la granja, donde proviene Susie, formarán las tomas más brillantes en comparación a la sombría escala de grises que se utilizan en los paisajes alemanes y la academia. Además, las tomas que siguen cada parte de la anatomía en las escenas de danza contemporánea crean un ambiente lleno de energía y ferocidad, destacando que el mismo recurso es utilizado para las escenas de horror.

Para concluir, y como se menciono anteriormente, la multiversidad del guion es tan vasta que puede llegar a ser incomprensible o, incluso, inconclusa. En aspectos técnicos, de vestuario y actorales parece no haber falla alguna. ¿El remake era necesario? No. ¿Hay alguna duda de la capacidad del director italiano? Tampoco.
Pd: no se puede dejar de mencionar el soundtrack por Thom Yorke, con el uso de sintetizadores y toques psicodélicos como referencia a Goblin (A Light Green), pero que guarda su esencia (no puede pasar desapercibida Suspirium).
The Wild Side
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