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España España · Santa Coloma de Gramenet
Críticas de Chacal
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Críticas 143
Críticas ordenadas por utilidad
8
30 de junio de 2017
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paralelamente a sus trabajos como director de cine, Shunji Iwai ejerció tanto de productor, como guionista o compositor de diversos films realizados por jóvenes directores que el propio Iwai quería proyectar a través de su productora Rockwell Eyes. Films como Rainbow Song (2006) o Halfway (2009) que pese a no estar dirigidos por el director japonés si que tenían de una forma u otra el estilo y regusto a sus films. En el año 2000 y a la vez que preparaba su obra maestra Todo sobre Lily (2001), Iwai se atrevió con la interpretación protagonizando el film que nos ocupa hoy, Ritual (2000) y dirigida por Hideaki Anno.
Hideaki Anno es bien conocido entre los fans del anime ya que no solamente fue uno de los fundadores de Gainax sino que llevó adelante series como Kare Kano o Neon Genesis Evangelion con la que cambió para siempre el mundo del anime. Una deconstrucción impecable del género mecha en la que inspirado por la tremenda depresión que sufrió Anno a principios de los 90 éste insertó en la trama mucha experimentación narrativa, angustias psicológicas, simbolismos y una profundidad en los personajes y en la propia trama en sí inabarcable. La trama se remató con The end of Evangelion (1997) donde los planteamientos de la serie estallaban soberbiamente hasta llegar a una conclusión polémica pero excelente.
Anno es un director con una manera muy particular y personal de relatar las historias; llenas de simbolismos, con personajes que bordean la locura psicológica y su duro camino hacia la cordura. Su estreno como director de cine en imagen real llegó con Love & Pop (1998), una muy experimental y curiosa historia de un grupo de chicas adolescentes que se prostituyen para pagarse sus caprichos pero expuestas a la inmensidad y peligros adultos de Tokyo. Un film curioso y por el que Anno recibió el premio a “Mejor nuevo director” en el 20th Yokohama Film Festival de 1999. Ritual (2000) es la obra en el que supo trasladar de forma definitiva todas sus obsesiones a nivel visual y narrativo.
En el film, un director de anime pasa por una crisis creativa mientras quiere reinventarse como director de cine de imagen real, así que viaja a su pueblo natal. Un día encuentra a una chica en las vías del tren, ella vive desconectada de la realidad y siempre dice "Mañana es mi cumpleaños"; así comienza su historia.
La estrecha amistad entre Shunji Iwai y Hideaki Anno se ve reflejada en la temática de sus films compartiendo ciertas características como la de radiografiar a la juventud japonesa de una manera muy directa y crítica. Al contrario que Iwai, Anno prefiere plasmar su propia vida a través de sus historias y protagonistas introduciendo vivencias, inquietudes y reflexiones. Técnicamente, el cine de Anno bebe mucho del videoarte y del cine experimental, algo de lo que Ritual (2000) se empapa encontrándonos con una cámara en mano nerviosa e inquieta situada en los lugares menos creíbles, planos y travellings imposibles, ojos de pez o superposiciones de imagen. Todo lo anterior contrasta con planos fijos y un ritmo pausado y contemplativo. Tramos bellos y poéticos y que conectan con el cine de Iwai.
El film está basado en la novela Shiki-Jitsu, escrito por Ayako Fujitani. Atentos a este nombre. Fujitani no es otra que la hija japonesa de Steven Seagal y la pudimos ver en la trilogia de los 90 de Gamera interpretando a la adolescente que se comunica telepáticamente con la tortuga agigantada. Al parecer la actriz sufrió muchas dificultades a nivel emocional cuando acompañó a su padre a Los Angeles para el rodaje de El Patriota por lo que dichas experiencias la inspiraron a escribir la novela en la que está basada Ritual y que además se encarga de protagonizar.
Ritual (2000) es una obra extraña pero absorbente. El núcleo del film se basa en la recuperación de la cordura. El paso de un personaje inmerso en sus propias fantasías hasta superar sus traumas personales y volver a la realidad. Todo el peso de la historia recae sobre los hombros de Ayako Fujitani quien realiza una interpretación fantástica (aunque algo excesiva en ciertos momentos) y cómo el personaje de "El Director" (Iwai) se queda prendado y fascinado por ella. Un personaje que a pesar de su demencia está dotada de una creatividad desbordante y por el que no se puede evitar cierta lástima y curiosidad. La historia entre los dos personajes protagonistas, la manera en cómo va desarrollándose su relación y cómo cada vez resultan más dependientes el uno del otro contiene tramos conmovedores.
Shunji Iwai se encarga de interpretar a quien pudiera ser el alter-ego de Anno. Una interpretación sobria y discreta (vamos a dejarlo aquí) pero que funciona perfectamente al servir de puro espectador de la historia. El personaje de Iwai (apodado El Director) interpreta a un personaje que Anno impregna de muchas de sus vivencias personales: es un director de cine anime intentando dar el paso a la imagen real e inmerso en un total bloqueo creativo.
El film tiende al exceso y a la innecesaria y alargada duración del mismo ya que prácticamente todo el peso de la historia recae en un mismo personaje por el que obligatoriamente has de sentir simpatía o interés. Resulta fascinante dicho personaje y su viaje de la locura a la cordura pero se tiende al exceso y a la reiteración. Pese a todo el film es increíblemente rico en simbolismos visuales y dobles sentidos consiguiendo momentos impecables como todo lo que concierne al extraño y húmedo sótano donde la protagonista se refugia en sus peores momentos. Visualmente, el film es hipnótico con una preferencia al uso del rojo y el azul y donde Anno vuelve a incidir en su predilección por plasmar ambientes industrializados. El elemento metalingüístico del film también es destacable con el director grabando y siguiendo a tan fascinante personaje femenino a la búsqueda de la creatividad perdida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chacal
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7
9 de agosto de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que final para una década tan prodigiosa para la ciencia ficción como los 50 ! Con ese título tan estrafalario, Teenagers from outer space es una muestra de un film con un presupuesto inexistente, con unos actores patéticos, diálogos estúpidos y efectos especiales risibles pero que pese a todo consigue ser una obra entretenidísima y entrañable.
El film narra el aterrizaje de un OVNI de otro planeta en la Tierra, de él salen sus pasajeros provenientes de otro planeta que quieren convertir el planeta azul en un campo de cultivo de unas langostas gigantes que ellos utilizan para alimentarse. Uno de ellos se revela y huye a la ciudad.

El responsable de todo este producto fue un hombre a la altura de Ed Wood y cuya vida es aun más surrealista que la propia película, Tom Graeff, un gay alcohólico que sólo dirigió este film para después convencerse de ser la reencarnación de Jesucristo en la tierra para finalmente suicidarse en un hotel. Pese a esto Graeff demostró en este film tener un estilo personal y lograr crear buenos momentos de tensión a pesar de las dificultades presupuestarias. Podemos intuir ciertos elementos autobiográficos del director en el film sobretodo en el protagonista que siente que no encaja en su mundo y se revela aunque al final tiene que aceptar lo que es.
Teenagers from outer space presenta sorpresas en el apartado técnico como esas naves extraterrestres de forma ovalada que están sorprendentemente bien realizadas aunque eso si no nos libramos de ridiculeces como los efectos de la pistola desintegradora de los extraterrestres que deja en los huesos a la gente y en donde se usan esqueletos de plástico con tornillos bien visibles o esa pistola de plástico del todo a cien aunque la guinda se la lleva ese centollo gigante donde se utilizó, por supuesto, un centollo real, el resultado es gloriosamente risible.

El film es fantásticamente entretenido, tiene un muy buen ritmo y no se hace demasiado aburrida lo que es un punto a su favor, la persecución entre los dos extraterrestres se sigue con interés lo que será toda una sorpresa para el aficionado. Eso si, lástima del clímax final en donde en teoría se estrellan todas las naves extraterrestres contra la Tierra, cosas del presupuesto, solamente se ve a los protagonistas gritar y una imagen de archivo de una explosión atómica...Un coitus interruptus en toda regla.
Serie Z pura no apto para todo el mundo pero su visionado se hace divertidísimo.
Chacal
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7
9 de junio de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que tras alcanzar la cima artística con Todo sobre Lily (2001), Shunji Iwai decidió apartarse cada vez más de la dirección cinematográfica y focalizar así sus energías en otros proyectos, prefiriendo tareas como guionista o productor para obras de jóvenes realizadores en su productora Rockwell Eyes. Incluso se atrevió con la interpretación realizando el papel protagonista de la curiosa Ritual (2000) para su amigo Hideaki Anno (y que analizaremos en un futuro próximo).
En 2002 participó en el film de episodios Jam Films, donde varios directores japoneses realizaban una pequeña pieza de ficción. Iwai colaboró con el segmento “Arita”. Además dirigió y produjo un documental llamado “Triumphal March and 30 Days of their own” sobre la Liga nacional de fútbol japonesa.
Hana & Alice (2004) supone un regreso a ambientes más plácidos y agradables tras el mal rollo dejado en Todo sobre Lily. El origen del film que nos ocupa tuvo lugar cuando Kit Kat, por su 30 aniversario, contrató a Iwai para realizar una serie de pequeños cortometrajes de finalidad publicitaria para la célebre chocolatina. El hilo conductor de dichas piezas eran los personajes de Hana y Alice. Estos pequeños cortos causaron sensación en Japón, tanta, que Shunji Iwai decidió llevar la relación entre los dos personajes al formato largometraje.
Hana & Alice relata la relación entre dos amigas, en principio inseparables, hasta que un día se interesan por 2 chicos que coinciden con ellas en el tren.
Hana se obsesiona con uno de ellos, hasta el punto que le sigue allá donde va. En uno de estos seguimientos, el chico se golpea la cabeza y Hana decide convencerle de que sufre de amnesia, y de que ella era su novia. Hana contará con la ayuda de Alice para tramar su plan, pero no cuenta con que Alice también tiene sentimientos...
Hana & Alice es una pequeña comedia adolescente, una obra muy agradable y simpática cuya mayor fuerza reside en las estupendas interpretaciones de la dupla de féminas protagonista. Yu Aoi, quien tras ser descubierta en Todo sobre Lily se convirtió en un rostro muy popular a nivel publicitario, además de haber participado desde entonces en innumerables films en los que podemos destacar Hula Girls (2006), la trilogia Kenshin o films del maestro Yoji Yamada, como Maravillosa familia de Tokyo (2016).
Anne Suzuki, anteriormente la vimos en la cinta de ciencia ficción Returner (2002) y apareció junto a Takeshi Kitano en la surrealista Glory to the filmmaker (2007).
La química entre las dos actrices, así como el tratamiento de su relación y amistad, es lo más destacable del film. Relación realizada a la manera del director, con una técnica onírica y etérea de relatar la cotidianidad marca de la casa. Es de destacar el realismo y naturalidad con el que se plasma la amistad, a priori inquebrantable de las dos adolescentes, y como con una maravillosa simpleza, las dos se van alejando la una de la otra por inevitables avatares del tiempo (lo curioso es que los dos personajes tampoco pasan tanto tiempo juntas en pantalla).
Shunji Iwai, como ya hemos podido comprobar en la mayoría de su filmografía, es único plasmando esa extraña etapa que sucede entre el final de la adolescencia y el inicio de la adultez. El director, como es habitual, no le tiene miedo a nada y se encarga tanto de la dirección como de la producción y del guion, además de componer él solito la banda sonora.
El tono y estilo de Hana & Alice tiene mucho de manga shojo, esos cómics cuyas tramas van destinadas principalmente a mujeres, aunque mezclado con el estilo plácido del Iwai de Historia de Abril y la bonita simplicidad de animes como Nicky aprendiz de bruja (1989).
Uno de los principales problemas del film es que está excesivamente alargada. La simplicidad de obras como Historia de Abril funcionaba a la perfección porque su duración estaba acotada a 67 minutos, pero 135 minutos de Hana & Alice es mucho cuando los actos cotidianos y mundanos son el centro de la narración.
Pese a esto, si empatizas con la maravillosa química y relación entre los dos personajes principales, el film se hace muy disfrutable y al aparecer los créditos finales no podrás evitar esbozar una sonrisa tonta de satisfacción por lo agradable del conjunto.
De nuevo, presenta varias escenas “marca Iwai” que son un prodigio de sensibilidad, como la escena bajo la lluvia donde las dos adolescentes confiesan sus sentimientos o el maravilloso final, donde Alice realiza una demostración de ballet. En resumen, una pequeña comedia adolescente donde se plasma con naturalidad y belleza la historia de amistad de sus dos protagonistas.
Hana & Alice tuvo un potente éxito en su estreno japonés llegando al nº 1 del Box office local. Es curioso y me llama fuertemente la atención el frecuente éxito taquillero de Shunji Iwai a pesar de que sus proyectos sean tan especiales y alternativos y que al fin y al cabo no deje de ser cine independiente.
Yu Aoi consiguió llevarse el premio a “Mejor Actriz” por el film en los Japanese Professional Movie Awards de 2005.
Hana & Alice supone una especie de despedida, ya que Iwai dejaría la dirección cinematográfica centrándose en proyectos más pequeños (como documentales) y ejerciendo de productor o guionista intentando proyectar a nuevos directores. No volvería a la dirección de largometrajes hasta 2011 con su aventura americana, Vampire.
En 2015, el director volvería a los personajes de Hana y Alice, realizando una precuela en formato anime titulado The case of Hana & Alice.

(https://orientparadiso.blogspot.com/)
Chacal
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7
16 de marzo de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para 1965, el Kaiju Eiga atravesaba su momento de mayor gloria. Las entregas de Godzilla funcionaban a la perfección y la Toho monopolizaba el género estrenando cada año productos la mar de interesantes como Frankenstein conquers the world (1965), Dogora the space monster (1964) o Mothra (1960). Pero durante la década de los 60 otras productoras no quisieron quedarse atrás y también ansiaban su parte del pastel. El único estudio japonés que puso en peligro la supremacía de la Toho en el género fue la Daiei quien estrenó su propio Kaiju con Gamera, El mundo bajo el terror (1965). Si algo destacaba la Daiei fue en el cuidado que le ponía, técnicamente, a sus productos y en algunos casos se atrevían aportando al género propuestas de cara al público más adulto (es el caso de la magnífica trilogía del Daimajin o Kujira Gami (1962)). De hecho, es de la Daiei la considerada primera película de ciencia ficción japonesa, Tomei-nigen Arawaru (1949), un exploit de El hombre invisible (1933). Con Gamera no engañaban a nadie, es un exploit en toda regla de Godzilla.
Una explosión nuclear en el Ártico despierta a Gamera, una tortuga prehistórica gigante. Las autoridades y los científicos no saben cómo hacerle frente, mientras tanto el monstruo va destrozando todo lo que aparece a su paso. Sin embargo, Toshio, un niño con un don especial para tratar con las tortugas, parece ofrecer algunas claves para afrontar la crisis.
Como hemos comentado, El mundo bajo el terror (1965) no escondía su tratamiento de puro exploit de Godzilla, incluso el film es en blanco y negro (algo sorprendente ya a mediados de los 60 en Japón) para compararse aún más con Japón bajo el terror del monstruo (1954). El hombre tras las cámaras (y el verdadero espíritu tras Gamera en su serie clásica) es Noriaki Yuasa quien años antes intentó realizar para la Daiei un Kaiju con ratas gigantes titulado Dai Gunju Nezura. El film tuvo que cancelarse ya que alguien tuvo la excelente idea de utilizar ratas reales que provocaron una epidemia de gripe entre el equipo técnico y actoral. Yuasa no solamente era director sino que una de sus especialidades se encontraba en el campo de los efectos especiales. La Daiei le dio una nueva oportunidad con Gamera y el hombre se empleó a fondo para que el film llegara a buen puerto hasta el punto de que Yuasa viviera prácticamente en el estudio de rodaje.
Pese a tratarse de una monster movie de manual, ¿Por qué Gamera triunfó y logró superar a otras imitaciones similares? Gamera, una tortuga gigante y asalvajada, con capacidades para volar y además amiga de los niños llamó la atención a la audiencia. Se trata de un Kaiju carismático, que se aleja de Godzilla y además proporciona elementos que le dan personalidad. Técnicamente, el film proporciona momentos de alta calidad, en especial los momentos de destrucción en Tokyo donde podemos ver pequeños detalles inéditos en un Kaiju como ver a gente correteando dentro de un edificio mientras está en plena destrucción. Además, el uso del blanco y negro es sombrío y maravilloso.
El inicio en pleno Polo Norte es destacable y además muy en línea con el magnífico inicio de Los monstruos de tiempos remotos (1953). Un ataque nuclear y la caída de unos aviones de combate en el hielo provocan que la tortuga salga a la superficie. Aún no son los tiempos del superhéroe Gamera, el gran amigo de los niños, así que el monstruo tiene malas intenciones y no duda en destrozar todo lo que pilla, eso sí, si tiene que salvar a un niño de caer por un barranco lo salva. La parte más floja, como viene siendo habitual, es la presencia del niño de sempiterna gorra metiéndose y participando en las reuniones militares y científicas, dando ideas y gritando que no maten a Gamera porque es su amiga, mientras, la tortuga gigante abrasa a miles de personas. Y por supuesto no falta la resolución descabellada donde mandan a Gamera metida en un cohete al espacio exterior. Maravilloso.
El mundo bajo el terror (1965) es un Kaiju Eiga de manual, que no se sale excesivamente de los mismos patrones pero que sobresale de la media por su tratamiento serio y cuidado, unos buenos efectos especiales y un monstruo la mar de carismático. Entretenida y entrañable. Su gran éxito provocó el inicio de una saga de hasta doce películas, convirtiéndose Gamera, en el mayor rival taquillero de Godzilla.
Algunas curiosidades. Para las escenas en el Polo Norte se trajeron 3 enormes bloques de hielo que estuvieron mantenidos a temperaturas bajo cero durante semanas lo que provocó que algún que otro miembro del equipo pillara un buen resfriado. En una de las escenas en donde Gamera está lanzando fuego, el traje de la tortuga explotó quedando muy deteriorado ya que dentro del traje había gasolina (aspecto técnico que se solucionó en posteriores entregas). Por suerte no había nadie dentro del traje.
Para su estreno americano se realizó un remontaje para la ocasión que americanizó el producto. Se rodaron algunas escenas situadas en el pentágono con Albert Dekker y Brian Donlevy (el doctor Quatermass) y se eliminaron varias secuencias originales. Las nuevas escenas americanas además de innecesarias, transformaban el significado de la película. Ahora la idea de lanzar a Gamera al espacio venía de los americanos y el avión que provoca el despertar de Gamera es ruso. El film se tituló Gammera: the invincible (si, con dos emes). Éste fue el único film de la saga que se estrenó en tierras americanas.

(https://orientparadiso.blogspot.com/)
Chacal
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7
17 de febrero de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de funcionar bien en taquilla, Godzilla vs SpaceGodzilla (1994) fue un engendro para olvidar, por lo que la Toho decidió acabar con Godzilla “ahora que aún es una estrella”.
El motivo real fue que por fin iban a ceder los derechos de Godzilla para la tristemente famosa versión americana perpetrada por Roland Emmerich. Por lo que la Toho iba a vender su episodio final del saurio radiactivo con una premisa abrumadora e imbatible a nivel publicitario: La muerte de Godzilla.
22 entregas y el saurio (a excepción de Japón bajo el terror del monstruo (1954)) aún no había encontrado la horma de su zapato, capaz de acabar con él, por lo que tan inaudito suceso se vendió como si de la muerte de todo un superhéroe se tratara (en la línea de La muerte de Superman). Anunciar la muerte del saurio no era suficiente, había que realizar la entrega definitiva de Godzilla, conseguir un final explosivo.
Se volvió a llamar a Takao Okawara (responsable del exitazo de Godzilla contra Mothra) a la dirección, Akira Ifukube volvió a encargarse de la banda sonora y el guión, aparte de rompedor, iba a conectar maravillosamente con Japón bajo el terror del monstruo, cerrando un ciclo de 41 años de manera potente y muy emocional.
Godzilla vs Destoroyah llegó a las pantallas japonesas, si bien el resultado final distó de ser la entrega definitiva de Godzilla, sí que se convirtió en un episodio notable, emocionante y con una media hora inicial abrumadora. Godzilla vs Destoroyah inició, casi sin quererlo, la renovación que el Kaiju eiga sufriría con la rompedora trilogía de Gamera.
Para esta entrega se volvió a recuperar la línea de modernidad, propuestas rupturistas e influencia americana dejada por Godzilla contra King Guidorah (1991). Aquí el ritmo es constante y se respira durante todo el metraje una sensación de final de ciclo muy conseguido.
El primer tercio del film es magnífico, ya que dispara sin cesar una serie de ideas imbatibles y de gran interés: Godzilla convertido en una bomba nuclear andante y a punto de estallar en cualquier momento (supurando lava incandescente de su cuerpo); la reaparición 40 años después de Japón bajo el terror del monstruo de Momoko Kochi interpretando de nuevo a la hija del Dr. Yamane; la posibilidad de volver a usar una especie de Destructor de Oxígeno como en 1954; una criatura extraña que aparece de entre el terreno destrozado por dicho Destructor al final del primer Godzilla… Una serie de conceptos de gran interés y que logran crearte una expectativa enorme por cómo se va a desarrollar el film.
Desgraciadamente, dichos conceptos no se profundizan mucho más pasada dicha media hora inicial. Momoko Kochi no vuelve a aparecer, no se menciona mucho más al Profesor Serizawa y su Destructor de Oxígeno y el film comienza a recorrer terrenos mucho más transitados a pesar de que el resultado final acabe siendo muy entretenido y destacable, pero no lo que prometía tras tan rompedor inicio.
El enemigo en esta ocasión, Destoroyah, es muy atractivo. Una criatura nacida del Destructor de Oxígeno (arma que logró acabar con el primer Godzilla en 1954) y que tiene las mismas capacidades destructoras. Una criatura que pasa por diferentes estados: de criatura insectoide de 4 metros, a una versión descomunal de 30, a otra con capacidades voladoras, hasta llegar finalmente a la gigantesca criatura alada de la batalla final.
El diseño de Destoroyah recoge influencias más orgánicas y monstruosas propias del cine monstruoso de la época, así resulta ser una mezcla entre un insecto gigante cruzado con la Reina Alien y la cara de Predator.
Dichas influencias no se acaban ahí, ya que el primer encontronazo de las pequeñas criaturas con los militares en plena fábrica tiene mucho del ataque a los marines de Aliens (1986). La lástima es que el problema con Godzilla lo acapara todo en esta entrega y eso deja poco espacio de tiempo a desarrollar y profundizar en Destoroyah.
Baby Godzilla aparece mucho más crecido pero esta vez sin el ridículo aspecto de Godzilla vs SpaceGodzilla (1994), sino convertido en una versión reducida de su padre. Los efectos especiales son algo dispares y a pesar de que hay momentos muy conseguidos a nivel técnico y pirotécnico otros planos no funcionan igual de bien. Los monstruos en algunos momentos son demasiado puppets y Destoroyah (quizás debido a su complicado diseño) no acaba de funcionar del todo a nivel de movimientos y matte shots, al igual que la versión final de la criatura, demasiado estática.
A pesar de todo esto, se consiguen momentos excelentes como cuando las pequeñas criaturas Destoroyah empiezan a atacar a Godzilla (momento que luego fue imitado en Gamera 2: El ataque de Legión (1996)).
El diseño de Godzilla es muy llamativo, con partes de su cuerpo de color rojo/lava incandescente, diseño que luego se repitió en parte en la reformulación del personaje en Shin Godzilla (2016) y que parece fijarse en una de las ideas originales de Ishiro Honda para el primer Godzilla de 1954, en donde inicialmente el cuerpo del personaje iba a estar lleno de cicatrices provocadas por la bomba atómica.
El peligro de Godzilla es doble, ya que no solamente supone la amenaza habitual destructora del personaje, sino que llegado a una temperatura límite, Godzilla se derretirá llevándose al planeta por delante, así que es de vital importancia un plan urgente para solucionar el entuerto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chacal
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