Duncan Jones se acomoda en esta cinta y nos trae una película con actores de moda (llamémoslo así) y trama de esas de darle vueltas al coco, un suspense efectivo pero nada del otro mundo, con efectos especiales correctos y un trabajo correcto por parte del realizador, obviando el guión (de momento).
El reparto muy correcto, tanto las dos protagonistas como el actor principal están bien. Gyllenhaal como marine que cumple con su deber pero indaga en la verdad verdadera, acompañado de una Vera Farmiga que también cumple órdenes, pero igualmente tiene esa conciencia. Michelle Monaghan se mueve en terrenos más tranquilos (hasta cierto punto) pero no por ello cumple menos con su trabajo.
LLendo al tema importante, reconozco que no me esperaba algo ni remotamente parecido a Moon, pero así a todas tampoco me esperaba un amago de Déjà Vu desde otro punto de vista, me esperaba algo más. Los giros y explicaciones son convincentes en un principio, pero según van pasando los minutos se va volviendo inverosímil y comienza a divagar e irse por caminos fangosos varios, mezcla demasiados cosas ya conocidas de otros films y aunque tiene ritmo, carece de fuerza.
Entretenida es y como no es excesivamente duradera gana puntos, pero es la solidez del guión lo que echa abajo el resto del trabajo, pues lo que comienza convirtiéndose en dudas razonables terminan en existencialismos mal resueltos, sobretodo por culpa de un final cobarde.
En resumen, entretenida está, pero el guión flojea y termina siendo una del montón.

Me ha sorprendido, y mucho, esta película, que no tenía prisa ninguna por ver, pero que mi primo insistió en que la viera en el cine y bendita casualidad, que coincidió mi visita con el último día en cartelera y gracias doy por poder asistir a este espectáculo en pantalla gigante.
Los X-Men siempre me han gustado en general y he seguido las 3 películas, mas los orígenes sin alucinar, pero disfrutándolas plenamente, pero esta es especial.
Sin duda Matthew Vaughn puede descansar tranquilo por un tiempo, porque lo que ha logrado con esta película, tanto para él, como para el reparto, como para los X-Men es loable, pues no hay nada ni nadie que aquí salga mal parado y realiza un trabajo sublime que quedará ya como el mejor tratamiento de estos mutantes en toda la historia y dudo mucho que sea superado este trabajo por alguno venidero.
El principio ya nos suena y disfrutamos de un Kevin Bacon que pega muy bien como malo, amén de sus ayudantes, especialmente January Jones. Por el otro bando un gran trabajo de James McAvoy y un alucinante Magneto de manos de Michael Fassbender que le da muchos puntos a su personaje, pareciendo insuperable de cara al futuro. Todo el reparto cumple con creces y engrandece la cinta.
La historia es entretenida y no aburre en ningún momento, y se mezclan muy bien las escenas de acción con esas búsquedas (con algún que otro cameo) y los diferentes descubrimientos de la personalidad de cada mutante, que nos transmite mayor empatía que nunca hacia sus personajes, reflejando fielmente el principio de algo grande, de algo que cambiará la historia. Es la cinta donde mayor afinidad y entendimiento hay con los sentimientos de ambos bandos, donde más notamos el enfrentamiento, la división inevitable entre dos grandes mutantes y amigos.
No se que será lo mejor de la película, si son los 60, si sus dos grandes protagonistas, si las grandes escenas de acción, si la emotividad que impregna la cinta, si el gran comienzo o el espectacular final, pero la película está tan bien hecha de arriba a abajo, es tan redonda, que me ha dejado maravillado, tiene un algo que sin duda la hace especial y elevarse por encima del resto de cintas de la franquicia
En resumen, la mejor cinta de los X-Men hasta la fecha en todos los aspectos, imprescindible seas o no fan.

Estamos de suerte los amantes de la acción en general. Después de una sequía considerable de títulos buenos, pasables al menos, hay un aluvión de un tiempo para aquí de películas de este género, cosa que se agradece, pues aunque hay mucha basura por el medio, también uno se encuentra alguna como Templario, que no puede alardear de nada, pero tampoco carece de tantas cosas como para no disfrutarla en el cine con un buen paquete de palomitas.
Parece que Jonathan English firma aquí su segunda película, después de cinco años alejado de las cámaras (aunque por la nota de su ópera prima no se que tipo de trabajo llevó a cabo para recibir tamaña recomendación por parte de los usuarios). Aquí no lo hace mal, aunque al principio la cámara baile como en las fiestas de la tercera edad, sin ton ni son, y provoque mareos considerables, fuera de este pequeño fallo, que va corrigiendo con el paso de los minutos, el resto (obviando determinados asuntillos de guión) es correcto.
Los actores lo llevan bien. James Purefoy a mi me gusta, podría hacerlo mejor, pero su personaje no lo necesita. Un Brian Cox correcto y con gancho y una Kate Mara, que diciéndolo sin ofender, sobraba, pero no actúa mal como acosadora. Paul Giamatti es un actorazo, pero aquí, en determinados momentos, queda un poco extraño y el resto de secundarios cumplen lo que les toca.
En resumen, la cosa va de:

1º- No preocuparse demasiado de la fidelidad histórica del asunto.
2º- No atender tampoco mucho a determinadas actuaciones exageradas (casi cómicas).
3º- No prestar demasiada atención a la historia de amor que meten por el medio.

Si uno hace estas tres cosas, disfrutará plenamente de Templario como lo que es, una película de acción sin complejos, con poco presupuesto pero no por ello falta de acción ni de violencia, que la hay.

Es difícil hacer esta crítica, después de ver con entusiasmo y hasta adoración todas y cada una de las cintas de la vida de Harry Potter para llegar a esto, un final regular a todas luces para una saga que se merecía un final mejor, un final apoteósico y emotivo, algo que no ha conseguido.
Después de alucinar con la calma, con la tranquilidad con que David Yates había afrontado la primera parte de este último film, reflexionando sobre la gravedad de lo que se afrontaba, choco de bruces con una película sosa, insulsa y que no me muestra en ningún momento las consecuencias en su total extensión, sino que las mete por ahí, de cualquier manera. ¿Que alguien muere? no importa mucho, centrémonos en Harry, sólo Harry. Harry correteando de aquí para allá sin emoción, sin sentir sus temores o motivaciones, no se vive la historia, no se palpa la tensión, no se nota el miedo, no se nota nada.
David Yates ha estropeado todo el trabajo realizado en anteriores entregas dejando de lado los sentimientos, la parte adulta de la historia, que es donde Harry y sus amigos se encuentran. Han madurado, han llegado a un punto sin retorno. Los niños que han crecido con Harry se encuentran en su situación, son adultos, pero Yates los trata como a niños e intenta colarnos algo emotivo a base de fuegos artificiales, pero no es tan fácil la cosa y ese es el GRAN fallo de esta última película, los sentimientos, está tan falta de ellos que se hace infantil (la palabra que primero se me vino a la cabeza al salir de la sala el día del estreno).
Hay muertes, asesinatos, guerra, separaciones, pero todo ello se muestra sin la gravedad que necesita la historia, en ningún momento se siente que algo pueda salir mal, no hay tensión y es la película en la que los personajes producen menos empatía.
Todo esto y mucho más solo tienen un único culpable, el realizador David Yates. Empezó mal la saga, pero parecía que mejoraba hasta culminar con la primera parte de esta película, donde daba una gran lección de saber hacer, pero al final no lo ha logrado. Me quedo con la anterior sin dudarlo, esta segunda parte parece haber sido grabada aparte, para niños que solo quieren ver como acaba, que no les importa el como ni el porqué, no entienden de sentimientos o valores, solo del resultado, y el resultado aquí está, una pena no haber cerrado la saga con un nivel dramático mucho mayor, que es lo que necesitaba.
En resumen, una cinta hecha solo para ver el final, sin condimentos, sin drama, infantil.

No, no es "Venganza" a pesar de ver aquí también a Liam Neeson armado y de perfil en la portada, aunque en esencia tengan cierto parecido.
Jaume Collet-Serra se atreve ahora con la acción y no lo hace nada mal, recordando incluso a otras buenas del género como Venganza o El caso Bourne, salvando las distancias de guión y producción, el realizador cumple.
El reparto es muy completo. Liam Neeson se encuentra comodísimo en este papel y tiene gancho, acompañado por Diane Kruger no tiene problema en recorrer Berlin persiguiendo y siendo perseguido en tan grata compañía. Mención especial para Bruno Ganz con un personaje interesante, que aunque demasiado manido a veces eso del "hombre que todo lo sabe", le da otro punto más a la cinta, al igual que el de Frank Langella, que ayudan a cerrar el círculo alrededor del protagonista y los correctos January Jones y Aidan Quinn.
La película entretiene y mantiene el suspense de manera correcta, aunque sin alardes, pues el guión no es nada que no hayamos visto antes, pero el director logra mantenernos atentos hasta el final. Para mi no llega al nivel de Venganza, pero tiene su punto y a pesar de durar casi dos horas no aburre, tiene algún momento que decae, pero nada alarmante.
Poco más se puede reseñar sobre esta película sin desvelar parte de la trama, salvo que es recomendable para cualquier persona, guste o no la acción, pues aquí no se exagera y tiene las dosis justas, preocupándose de cuidar el suspense para que la película siga teniendo contenido, algo de agradecer.
En resumen, cinta entretenida sin necesidad de reiterados fuegos artificiales, pero que no es nada del otro mundo, correcta sin más.