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España España · Barcelona
Críticas de opera 0
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Críticas 129
Críticas ordenadas por utilidad
10
13 de octubre de 2006
45 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lola Montes narra una jornada de circo en la que una condesa escenifica su propia vida. La película tiene innumerables niveles de lectura:

1. Lola Montes ha vivido en su infancia y adolescencia hechos traumáticos ( muerte de su padre y traición por su madre, concertación de un matrimonio con un viejo aristócrata, matrimonio fallido con el oficial inglés ) que han condicionado su desarrollo posterior. Hechos que han supuesto para ella la pérdida de la inocencia y el envejecimiento prematuro físico y espiritual.
2. Desde otro punto de vista este filme expresa el final de una época: la pérdida de la inocencia, el acceso de la masa a la cultura ( totalmente necesario y democrático, pero empobrecedor ) y los pocos escrupulos de los comerciantes del espectáculo ( Peter Ustinov expresa: " No me importa como bailas, lo que me importa es el escándalo ", terribles palabras que anticipan el empobrecimiento de la cultura colectiva, de la que tenemos muestra en la actualidad con determinados espacios televisivos ) suponen un influjo banalizador. Fin de la inocencia y de la decencia que también puede extrapolarse a un mundo cinematográfico en el que Ophüls no encuentra ya su espacio.
3. Es también una singular reflexión sobre el cine: durante todo el metraje se van entremezclando sombras, personajes y situaciones de tal manera que el mundo del circo, de la ficción se confunde con la realidad distorsionándola, moldeándola a las necesidades del espectáculo, lo mismo que ocurre en el cine. El cine concebido como una escenificación de la realidad que a veces debe moldearse o limitarse teniendo en cuenta razones comerciales ( en el circo el público sediento de morbo y escándalo, el el cine el público sediento de emociones inmediatas, poco propenso a la reflexión ).

Al margen de las posibles lecturas cabe destacar el apartado técnico: la fotografía consigue una plasticidad insuperable dándole a veces una tonalidad onírica muy adecuada y los movimientos de cámara son magistrales.
opera 0
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8
15 de abril de 2006
40 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya es hora de reconocer la labor de este importante productor y maravilloso director.
Stanley Kramer realiza películas que rezuman pasión y dedicación al oficio, auténticas piezas maestras, colosales ( p. ej. Vencedores o vencidos ).

La hora final se compone de un rosario de actuaciones entregadas y memorables que crean una obra difícilmente olvidable ( la expresión de Perkins ante la duda del suicidio, la enajenación de Peck al recordar a su familia, la desdicha y la pasión de Ava Gardner, el Último sueño de Astaire...).

El tempo narrativo se sostiene de manera excelente entremezclándose momentos desesperadamente románticos con otros terriblemente dramáticos. La fotografía es maravillosa ( el beso de Gardner y Peck junto al mar es imperecedero en mi memoria ), la música ( Ernerst Goild ) remarca con acierto las intenciones del director y la realización de Kramer incide en su técnica favorita: el zoom hacia el rostro de los personmajes para profundizar en sus sentimientos.
El guión es un poco tópico, pero la mano maestra de Kramer y el reparto le confieren una profundidad notable.

Quien desee ver una película excelentemente actuada, filmada y realizada con amor al oficio que consiga visionar este filme que a la vez es romántico, dramático, demagógico, directo, sincero, presuntuoso, brillante, apático, apasionado: tal es su grandeza.
opera 0
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9
15 de enero de 2007
37 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una época de disputa por el poder central de Japón el clan Takeda avanza hacia Kioto para enfrentarse a Nobunaga, asediando a su paso un castillo enemigo. En ese asalto resulta herido de muerte Shingen,el jefe del clan. Antes de morir expresa su última voluntad: que el enemigo no se entere de su fallecimiento para que el clan pueda subsistir...

En Kagemusha, Kurosawa expresa diversas preocupaciones humanistas mientras narra la historia de un ladrón que, debido a su parecido físico, tiene que sustituir al señor de un clan: la dignidad y respetabilidad de los jefes militares, el sentimiento de vinculación a un clan, la inquietante belleza de la brutalidad, la valentía, el honor, las diferencias entre clases... Aunque el tema principal mostrado es el proceso de paulatina identificación de un ladrón con un señor feudal. Este tema sirve a Kurosawa para mostrarnos momentos de increíble intensidad dramática en los que a través del ladrón el espíritu del señor se manifieta de nuevo: el ladrón y Shingen parecen ser por momentos la misma persona. Se produce un claro paralelismo con la representación cinematográfica, una reflexión sobre la ficción, sobre las apariencias, sobre el engaño...

Kurosawa utiliza una paleta de colores variadísima para mostrarnos vestidos, guerras o paisajes, utiliza los movimientos de cámara de forma excelente ( momento en el que el doble se levanta después de la escena con las mujeres y se nos muestra mediante un movimiento de cámara ascendente la sombra que le persigue ) e infunde el ritmo adecuado para cada escena ( escena frenética inicial en la que un mensajero va a informar del corte de suministro del agua del castillo, escenas pausadas, solemnes en las que se el espíritu del señor aflora a través de su doble, elipsis constantes que dan por entendidos hechos intermedios y que dinamizan la narración...).

Kurosawa no ha empeorado desde la época de las inolvidables Trono de Sangre, Los siete samurais o Yojimbo ( su mano maestra para describir miles de subtemas y sensaciones con el paisaje como principal protagonista sigue presentre ), sino que su cine se va tornando más reflexivo, cada vez menos épico y mas intimista. Su cine no decae, se transforma.
opera 0
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10
18 de marzo de 2008
38 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos chicos juegan en una mísera calle de Nueva York. Son chicos callejeros, sólo conocen la pobreza y la supervivencia, son pequeños delincuentes en ciernes. A esa calle llega un señor de mediana edad que también fue un chico de esos, ha acabado siendo un asesino y viene a visitar a su madre...

El pasado y el presente de una serie de personajes se nos muestra en todo momento mediante paralelismos. Observamos a unos niños que se están envileciendo en las calles y al mismo tiempo vemos a un personaje que en el pasado fue como ellos. También observamos edificios lujosos ala lado de otros absolutamente ruinosos.
Se trata de una verdadera calle sin salida en la que la juventud es desperdiciada y la pobreza no deja acceder a mejores posiciones sociales. La delincuencia es el modo más fácil de ganarse la vida. Poco a poco los valores se dejan de lado, la supervivencia manda y la vida de las familias se destruye. El reformatorio infantil es el primer paso en la degradación moral de los jóvenes, después vendrá la cárcel... El argumento de la película funciona como un juego de espejos que nos muestra una metáfora escénica sobre la juventud, la sociedad de clases, la educación y la reinserción.

Pese a que Humphrey Bogart no es el claramente el protagonista, realiza claramente la mejor interpretación de la obra. Una interpretación llena de matices y sugestiva, intensa. La fotografía es excelente.

Se trata de un filme aparentemente estático (al desarrollarse en un sólo escenario) pero realmente dinámico, con un desarrollo riquísimo, que evoluciona suave pero constantemente hasta alcanzar el punto culminante final. Varios personajes perfectamente dibujados desarrollan su vida cotidiana en escenas llenas de matices.
Filme naturalista, de perfecta factura, posee el secreto clásico de ser simple a la vez que complejo sin dejar de entretener, de ser serio, trascendente a la par que informal, poseyendo así varios niveles de lectura.
opera 0
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10
22 de mayo de 2006
37 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo Jacques Tourneur puede crear enseñaciones cinematográficas de este calibre. La mujer pirata es la historia de una mujer ruda, monstruosa, creada por su padre adoptivo Barbanegra que se verá herida por el falso amor de un marinero francés. Ha vivido siempre entre marineros y un día descubre el amor, entregándose a él con toda su alma, para ser traicionada.
Este drama de un ser puro pero monstruoso que se enamora para ser traicionado se emparenta por su trasfondo con filmes como King Kong o La mujer pantera ( esta última del mismo autor que el que nos ocupa ).

Esta sorprendente obra maestra contiene una depurada y maravillosa fotografía en color que en determinados momentos alcanza imágenes oníricas ( el color pastel del cielo y el mar a través de la ventana, la pintoresca Taberna en la que se encuentra el capitán Barbanegra, la isla desértica que parece sacada de una pintura abstracta, las maravillosas batallas entre barcos...la labor del fotógrafo y el delicado gusto visual de Tourneur queda patente una vez más ). Jean Peters, Herbert Marshall ( portentoso actor ) y Thomas Gomez realizan un excelente trabajo, no siendo tan afortunada la actuación de Louis Jordan como marinero francés ( el protagonista masculino en algunas obras del director es terriblemente mediocre ). La dirección de Tourneur es directa, precisa, poética, dinámica e intensa: el director es un maravilloso creador de relatos inmortales en lo que la psicología de los personajes cobra un significado descomunal.El guión de Philip Dunne es acertadísimo como casi siempre y la banda sonora de Franz Waxman es maravillosa como de costumbre, centrándose en realzar la sensación de aventura marítima y de pasión desnfrenada interior de la protagonista.

Pero para descubrir esta historia de aventuras, seductora, bucólica, sensual, con personajes oscuros y parajes pictóricos no pueden continuar con la lectura de esta crítica: compren el Dvd ( la versión es de Suevia en su colección de clásicos de oro y está magistralmente restaurada ) y vean como la dura, inescrutable loba de mar se adentra en límpidos mares, paraísos y como la pasión le corroe. Vean al capitán Barbanegra, cruel pero noble, horrorizado ante los dramáticos acontecimientos finales. Observen un ejemplo de cómo el cine clásico era capaz de contar historias inimaginables creando personajes que permanecerán en la memoria colectiva para siempre. Observen lo que hoy en día es improbable observar: una obra de arte.
opera 0
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