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Críticas de lourdes lulu lou
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Críticas 1.501
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
9 de diciembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La curiosidad que sanó al melancólico gato.

No deja de ser curioso que, contando con todos los ingredientes para un thriller emotivo, atractivo e impactante, ni logre crear enorme suspense, ni consiga afección sentimental alguna, ni impacto o atracción que se tercie, más bien una correcta visualización que nunca alcanza grados altos de interés, entusiasmo o devoción por ella.
Ya desde el principio intuyes que todo es muy clásico y obvio, puede que en exceso para despertar ese enganche y aprecio, de entregada inspiración y fervor por ella, pues conforme vas descubriendo sus más, también, como contrapunto, hallas sus menos.
Un aprobado que se mueve entre su poco crédito y la querencia media por ella, dejando ese sabor de validez conformista que no alcanza ningún punto intrigante, escabroso, misterioso o violento de quien, desesperado por un motivo para vivir cada día, recibe todo un salvador plan de atraco, al banco de al lado, con compañía imprevista de regalo.
Las actuaciones son sinceras, gran esfuerzo, de meritorio logro, el de Leonardo Sbaraglia como centro y peso de toda la trama, la cual va cogiendo forma adecuada, a partir de las esparcidas partículas de inicio, para recrear esa tormenta de tierra polvo que se desenreda en el edificio contiguo; estrategia hábil, que ayuda a matizar cada parte y situar a cada figura en el tablero de juego, pero el jaque mate al rey y sus predecesores movimientos no apuran los sentimientos de la audiencia, se esperan, llegan al tiempo prometido, con su enredadera prevista pero, la carga detonada no inunda de energía, pasión y convicción al atento vidente.
Un valiente guión, que tiende hacia la pared indiscreta del maestro Hitchcock, pero cuya pretensión se anula, por su propia torpeza e incoherencia al no saber seguir con firmeza y elegancia la ruta marcada y, a cambio, inundar la pantalla con escenas sobradas por su innecesario equipaje.
Claustrofóbica atmósfera, de excelente retrato, que aprueba en deseo de efecto medio; no se puede negar que gusta/no se puede admitir que satisfaga, entretiene sin maximizar su efusividad ni extraer, de la idea de partida, todo su posible beneficio.
Un túnel irregular, cuyo final adereza una velada agradable, de nula entrega completa en la urdida trama; hay un héroe solitario, hay una niña desvalida, hay un despreciable malo, hay una guapa chica de por medio y mucho traumas escondidos, que se revelan al oportuno espacio concedido, aunque sin excesivo resultado o éxito; mentiras, secretos, acción y violencia, más un escape solvente que echa el freno, para remarcar ese estándar afectivo que no pretende ni ostenta abandonar.
Convencional/no muy sugerente, cumplidora/poco creativa; fallos y aciertos se combinan en este thriller, de expectante panorama, pero cuyo botín es inferior a lo intuido y querido.
“Todo depende de una mina o de la suerte”, o de rematar, con contundencia efectiva, la idea y no añadir possit decorativos que no rinden, sino entorpecen y frenan.
Un asimétrico acompasamiento.

Lo mejor; Sbaraglia, la fotografía y las miras intrigantes de su guión.
Lo peor; este último no logra hacer pleno, pues su designado objetivo nunca se confirma.
Nota 6
interpretación 6,5 guión 6 fotografía 6,5 música 5,5 realización 6 montaje 5,5

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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5
6 de diciembre de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Camino a la perdición.

Les quieres pero te importa un carajo, tu familia es importante pero no lo suficiente para pararte, tu egoísta necesidad adictiva te lleva por delante.
Oyes pero no escuchas, miras pero no estás presente, te esfuerzas por ser pero te tienta perderte; la rutina te agobia, nada tiene sentido excepto liberar el ansia, el descontrol, la perdición de enviarlo todo a la porra.
Una auto destrucción placentera de dolor continuo, que vuelve incesantemente a su loca noria, para revivir sentimientos extremos de castigo/bonanza de forma constante, en una agotadora tortura sin fin, que aumenta su velocidad y demanda, a cada paso, de mayor hambre.
Cambios de humor repentinos, de apatía a júbilo, de depresión a éxtasis de una energía en exceso, que lleva a fatales actos de consecuencias desastrosas; impredecible, eres una bomba a punto de explotar en cualquier momento, quieres ayudarla, quieres entenderla, quieres seguir amándola pero todo tiene un límite, que ella se empeña en poner a prueba hasta destrozar tu persona.
“¿No quieres ser feliz?”, sí, por supuesto, y parece sencillo, y lo intenta, y lo desea, y pone todas sus fuerzas en esa esperanzadora recuperación y adaptación a la nueva persona, de serenidad lograda con voluntad y empeño; pero es débil, es frágil y la ansiedad golpea con delirante insistencia, para volver a tocar fondo y llevarte a quien sea por delante, incluso a ti misma.
Y se ve reflejada en los ojos de quien la observa humillada, rebajada y convertida en un desperdicio, en una completa desconocida, sin respeto por ella ni por nadie que la conozca.
Un ser humano, madre culpable/esposa infiel, que acierta y erra sin propósito ni dominio, que se ama y odia por igual, que quiere vivir pero se está matando anímicamente; una típica historia de drogadicción, de enganche personal a un doloroso pasado, que marca en un presente inestable incapaz de manejarse con éxito, de progreso positivo.
Es llevadera, fácil de ver y consumir, atrae lo suficiente para verla con interés aceptable y acompañarla con gusto en su balanza de devastación y construcción ininterrumpida; templado desasosiego que juega con corrección sus estragos, demolición conocida para una herida familiar, que se aprecia con honestidad y cumplimiento de tarea.
Un pulso a los coercitivos instintos que devoran y atormentan, una lúcida Sarah Silverman como sobrio escaparate de ese desenfreno de sexo, alcohol y drogas que comen y mutilan, para sentir un dolor físico que apacigüe la ruina emocional que oprime por dentro; Josh Charles, como pareja soporte, redondea un filme sencillo, sincero y capaz, que se gana esos modestos halagos de quien cuenta una historia atractiva y entretenida, con certeza en su plasmación y sólida credibilidad narrativa e interpretativa.
“I smile back”, sonrío de vuelta, sonrío de lado, sonrío de cara, sonrío mientras me estoy muriendo por dentro, hasta que desaparece la sonrisa y ya no hay vuelta.

Lo mejor; su veracidad y actriz principal.
Lo peor; su modestia impiden que alcance marcada profundidad de tema.
Nota 5,6
interpretación 6 guión 6 música 5 fotografía 5,5 realización 6 montaje 5,5

lulupalomitasrojas.blogpsot.com.es
lourdes lulu lou
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5
4 de diciembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Un superhéroe para el mundo real”, sin vida propia.

¿Qué pasaría si a un tonto le tocaran súper poderes?, ¿si el ingenuo del barrio acabara siendo el supermán de la metrópolis? ¿sería una bendición o una maldición para sus conciudadanos?, ¿un acierto o un estropicio de funciones poderosas desperdiciadas?
Un tipo normal y corriente, que por accidente metereológico adquiere la habilidad de volar, de rayos X, de ser invulnerable y tener una fuerza descomunal, pero que más allá del traje no queda nada, excepto ese hombre común, sensible y perdido que se siente solo, incomprendido y que no tiene vida propia, pues ni siquiera en su día libre es respetado en su vacía intimidad.
Porque este inesperado superhéroe trabaja para el gobierno británico, sigue órdenes y pide que se firmen formularios burocráticos para cada rescate, un servidor civil del cual los otros países no se fían, tratan de sacar ventaja y luchan por hacerse con él, o hundirle según casos, mientras el susodicho adalid se debate entre poder tener, o no, por fin, una cita de verás.
No tiene novia, no tiene vida social, no tiene tiempo para ello, estrés de una manipulación empresarial ejercida por su jefe, que le controla, no respeta sus opiniones, ni le pregunta antes de decidir sobre él y que abusa de su establecida jornada laboral.
Original y patética, razonada y ridícula, aborda un día entero de una persona con habilidades magníficas, que no deja de ser un individuo de a pie con dudas, ilusiones, querencias y rechazos, con ese querer encajar en una sociedad, cuyos miembros lo utilizan y aíslan.
¿Peligroso o torpe?, ¿manipulable o firme?, ¿con carácter o sumiso?, sensible protector o burócrata protegido?, ¿con derecho a vida personal o totalmente servicial y pública?; peculiar comedia romántica que rompe el prototipo de salvavidas del mundo, al colocar las mallas y la capa voladora a un ordinario individuo que se ve superado por ello, que no posee amigos ni privacidad, únicamente está para servir y cumplir las reglas impuestas.
Es entretenida y divertida por momentos concretos, más reflexionados que espontáneos; la primera parte vive del curioseo de conocer, la rutina y personalidad de este alternativo salvador de gentes y catástrofes, mientras que la segunda ya incide en los sentimientos y el carisma de decidir por uno mismo lo que se quiere, de decir no, o atender la llamada de urgencia, según mandato propio.
Irónica y simpática no desborda tus ganas de reír, únicamente logra el esbozo de esa sonrisa que confirma es gracioso el planteamiento, interesante lo pretendido, atento lo manifestado, pero siempre desde esa mirada tranquila cuyo corazón no se exalta de alegría y diversión, y cuya alma no produce naturales carcajadas de pasatiempo genial, por lo visto.
Una cinta pequeña y modesta, cuya ingeniosidad de idea no logra la efusividad deseada; es amena, bonachona, amable, sentimental y carismática, aunque nunca logra envolverte, con esa firmeza de haber pasado un tiempo estupendo a su lado; gusta, es cordial y llevadera pero, no despunta como debiera, a pesar de contar con una genial y novedosa propuesta de fondo.
“SuperBob”, no eres súper, más bien anecdótico; estás bien, pero no eres ninguna juerga.

Lo mejor; la idea planteada.
Lo peor; su llevada a la práctica dista de ser tan excitante y divertida como cupiera.
Nota 5, 1
interpretación 5,5 guión 6 música 4,5 fotografía 5 realización 5 montaje 4,5

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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5
3 de diciembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lágrimas secas, que buscan una salida a su dolor.

Muertos en vida, siguiendo una rutina vacía, almas vagabundas cuyo corazón se extravió con la pérdida de su hijo, cuya ausencia de ánimo se perpetua en una presencia corporal, que se mantiene al límite de unas acechantes tinieblas de somnolencia eterna; no sabes cuando habrá luz de nuevo, la oscuridad podría aumentar su férreo atrape, no tienes datos, imaginas pero nadie certifica, ahuyentas tus peores presagios pues sólo estás flotando, ocupando espacio, hasta esa respuesta que determine la resolución del caso.
¿Cómo se alivia el dolor más profundo?, ¿ese que ningún padre debería sentir, por sobrevivir a su amado retoño?, ¿acaso cesa en algún momento?, ¿sirven de algo el paso del tiempo y su resignado conformismo?
Sentidas interpretaciones de Olivia Wilde y Luke Wilson, una pareja que deambula por separado, en su forma de encarar el horrible presente; la necesidad de alivio mental marcan la pausa de cada uno, en un asfixiante día a noche que no mejora, por mucho que el calendario avance.
Es triste, es observativa, es un lánguido drama que se centra en el maltrecho rostro, de quien sufre lo indecible; su recorrido es válido, aunque el caminar de ambos personajes es inconexo, no llena en exceso pues, tanto la caótica locura, de sensitivos extremos de una parte, como la racionalidad controlada, de quien deja escapar tímidamente negrura oculta, de deseada violencia, sirven de oportuno relleno, pero no marcan con la intensidad devoradora de quienes destrozados, se continúan machacando sin freno.
Thriller psicológico sobre la aceptación de los hechos y el peligroso viaje al abismo, que ello conlleva; la moral, la inconsciencia, la rectitud de comportamiento a debate, ante ese hundimiento de no saber, de no tener, de añorar desesperadamente, de morir en cada recuerdo, de desfallecer si éstos desaparecen.
Reacción humana dispar, ante la desaparición de un ser querido y su contrapuesto duelo, para una cinta de veraces emociones y amarga sensibilidad, tratadas con convicción de envolvente sentimiento traumático, en un argumento que tiende más al formato televisivo aunque, aún con dicha percepción, cumple con su labor reflexiva de una transmisión auténtica, nada simplista.
Denso, lento, trágico más que misterioso; no hay suspense, hay martirio y agonía, la visión desgarradora de un roto matrimonio intentando continuar, a pesar de faltarles aire para poder respirar; no interactúan, se dan de bruces cada uno por su lado, para terminar en punto común de fractura y desconsuelo.

Lo mejor; sus intérpretes.
Lo peor; poca intensidad argumentativa.
Nota 5,8
interpretación 6,5 guión 6 música 5,5 fotografía 5,5 realización 6 montaje 5,5

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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4
1 de diciembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perjudicial charla, de arrepentimiento a corto plazo.

Permitidos, ese inocente juego de probabilidad casi imposible, de importación americana -sus series pueden hacer mucho daño en la estabilidad emocional de la pareja, al infundir irreales pronósticos sobre ésta-, que ofrece mucha diversión de perspectiva en su atolondrado planteamiento, pero que se convierte en dura carga a soportar, en caso de efectividad práctica.
Porque nos separan seis grados de conexión con cualquier ser soñado, y en ocasiones, por fortuna o mala leche de un azar caprichoso, ese ansiado deseo se convierte en opción plausible, sin consecuencias venideras, según contrato oral establecido.
Y es que el engaño duele, aunque esté disfrazado de permiso concebido, por inalcanzable probabilidad según estadísticas, pues si no te toca la lotería, con la dedicación semanal y monetaria que le otorgas ¡cómo vas a tropezar con tu ideal de chico famoso y que éste, tenga el detalle de fijarse y estar por ti!; mucho pedir ¡decir que no! al George Clooney de cada una, más con la bendición de la pareja.
Pero la carne duele y la mente tortura, y maldices para ti, sin poder echarle a nadie la culpa, y a partir de entonces ya no controlas tus sentimientos, se desbordan las emociones y tomas decisiones de precipitados actos, producto de un cabreo generalizado, donde ya nada ni nadie es el que era.
La pareja es simpática y está muy bien avenida, distendido humor argentino de buenachón ambiente, que con su gracia y salero, cuela una romántica tragedia; de grato entusiasmo y medido delirio es más lo que promete que lo que cumple, empieza con aptitud y ganas/pronto emprende esa cómoda ruta, donde se ha perdido la iniciativa y, aunque cubre para relajada velada de amable tono, ha cedido en su alegría, desparpajo y habilidad de reparto de cartas, a cambio de gansadas, burradas simpaticonas y coordinación enamorada, de final esperado.
No es la diversión que esperas, pero puede colar para tiempo aburrido, de ver algo sin ver nada; no es mala/podría haber sido mejor/juega a tonterías dulces, de atropello leve.
“Permitidos”, se permite soñar, aunque no se permite consumar el sueño.

Lo mejor; comedia argentina con posibilidades.
Lo peor; se conforma con piscolabis, de recursivas bobadas.
Nota 4,5
interpretación 5 guión 5 fotografía 4,5 música 4,5 realización 4,5 montaje 4

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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