¡Qué alegría dan este tipo de películas! Los personajes están llenos de vitalidad y alegría de vivir, sin reparar en lo que piensan los demás, sin miedo a ser juzgados, dejando volar su imaginacion, siendo compasivos y poniendo humor a su alrededor. Una de esas peliculas etiquetadas, con razón, como “feel good movies”.
Vive como quieras es una comedia bastante alocada con un bonito mensaje que engancha y mantiene el brío hasta el final. Hay abundantes escenas estrambóticas (estilo familia Adams) y también muchas entrañables, con mucha carga emocional.
En mi opinión, la película es un canto a la virtud humana sin llegar a ser moralizante, es loca sin perder la compostura y es romántica sin ser ñoña.
Una historia escrita y filmada con el corazón que recoge la alegría de los felices años 20. El mismo director, por cierto, de Qué bello es vivir. ¡Un especialista del género!

Una secuela con una críticas tan malas que me daba miedo ver. La primera me gustó mucho, así que me animé y no me defraudó tanto. Ok, no es tan graciosa ni emotiva, pero se deja ver y conserva bastante bien el espíritu de comedia romántica y sátira política.
Los personajes que repiten están igual de espléndidos y es la magia que generan la que mantiene la historia a flote. Son cuatro actores que bien podrían hacer una miniserie juntos porque son auténticos, divertidos y la cámara les adora.
El resto de actores no está a la altura, especialmente Berto, cuyo personaje no tiene ni pizca de gracia. Es un Frankestein hecho de mil pedazos (hipster, mojigato, ingenuo, narcicísta...) que no funciona por mucho empeño que le pone. Por desgracia, su personaje es tan inverosímil que resta puntos a la película cada vez que aparece.
En cuanto a la sátira, Ocho apellidos catalanes es un sano ejercicio de hacer reir con la diferencias culturales entre españoles. Todo lo contrario que los políticos en general, que sólo nos hacen llorar.
¿Para cuándo Ocho apellidos gallegos?

Película diseñada para el exclusivo gozo y lucimiento de la actriz protagonista, que monopoliza toda la atención de la cámara con primeros planos, planos detalle, planos desnuda, múltiples looks y un vestido diferente por escena. No hay suspense, ni emoción, ni diálogos dignos de aplauso, sólo ella de principio a fin, lo cual juega en su contra: no es mala actriz, pero con un mejor guión hubiese lucido mucho más.

El film se esfuerza en ser una obra lírica, bella y sensible, con mucho foco en las emociones, mucha atención en los gestos, un cuidado vestuario y un aspecto onírico. Desgraciadamente la historia es insulsa, el drama descafeinado y los personajes no tienen alma.

Además de enaltecer la actriz principal, el guión es descaradamente políticamente correcto, como si hiciera falta convencer alguien que las mujeres y los negros pueden salir adelante a pesar de la discriminación histórica! Alguien lo dudaba? De hecho, se podría argumentar que películas así hacen un flaco favor a las mujeres, pues sólo las más bellas son capaces de luchar y ser resilientes.

Un drama romántico debe hacer honor a su nombre y aquí ni hay drama ni romanticismo. El film naufraga en la banalidad y ofrece un final (pretendidamente) sublime.

Sólo recomendable para fans de Odessa Young.

Entretenida película de cine familiar ambientada en el submundo del ajedrez y basada en la biografía de un niño prodigio (Joshua Waitzkin) y la de un enigmático campeón (Bobby Fisher). Los entendidos de ajedrez seguramente aplaudan unas cosas y renieguen de otras. Dramáticamente la película funciona bien, manejando buenas interpretaciones y dosificando efectivamente emotividad y comedia. Grabada a inicios de los 90, a día de hoy el film se mantiene bastante bien.

Buscando a Bobby Fisher se sostiene en un guión al estilo Rocky Balboa, donde la joven promesa se dejará el cuero para llegar a lo más alto, superando por el camino varias dificultades. El guión, asimismo, se beneficia del buen hacer de los tres mentores de Josh: el padre, el maestro y el amigo del parque. Ellos tres mantienen la tensión del guión de principio a fin, sobresaliendo quizá un Ben Kingsley reencarnado en tierno Gran Maestro cascarrabias.

A pesar del carácter maniqueo (ver spoiler) el film resulta muy recomendable para todos los públicos por ser tan entretenido y ensalzar valores positivos como el esfuerzo, la perseverancia, la paciencia y el compañerismo.

El poder del perro no es un western al uso. Es un drama áspero con un gran peso psicológico que ahonda en aspectos dolorosos como la misoginia, la homofobia o el acoso moral.
Con un tempo lento, la cámara persigue retratar lo que sucede por dentro de los personajes. Se toma el tiempo de examinarlo y desnudar la rabia, el dolor o la soledad que sienten. De hecho, ya desde el primer momento la película avisa que habrá pocas concesiones a las emociones positivas.
La presencia de personajes varones es aplastante, así como el machismo dominante, que poco a poco van mostrando sus inmensas contradicciones. De esta forma, El poder del perro se interpreta también como una denuncia a comportamientos demasiado vigentes.
Muy buen trabajo de los actores, que entienden la complejidad de sus personajes, lejos de los clichés del western, y aportan intensidad y suspense hasta un final que es sorprendente y coherente a la vez.
Film oscuro y absorbente. Recomendable.