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España España · Asturias - Madrid
Críticas de david
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
5
30 de mayo de 2014
30 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

El inicio de X-Men: Días del futuro pasado es notable. En diez minutos nos ponen en situación mientras los mutantes del futuro tienen una pelea con los centinelas. Hace muchos años que no disfrutamos de verdad con una cinta sobre superhéroes Marvel y esta introducción nos despereza. La aparición del joven Xavier, enganchado a la jeringuilla, entre otros detalles, nos obliga a abrir bien los ojos. Entonces, ¿ X-Men: Días del futuro pasado no es otra peli para niños o espectadores infantilizados borrachos de nostalgia?

Tal vez la cinta de Bryan Singer sea una de las primeras películas de superhéroes de la última década con argumentos suficientes para gustar a espectadores que no tragan a los superhéroes. Y eso es mucho. No solo es la jeringuilla de Xavier… X-Men: Días del futuro pasado maneja bien la combinación de drama, acción y humor. El último aspecto queda cubierto con la aparición de Quicksilver y algún chascarrillo de Lobezno. Las peleas del inicio y la entrada en el Pentágono están rodadas con encanto. ¿Y el drama? Bueno, al menos al principio logra que nos interesemos por la historia, especialmente apoyada en la eterna pugna de dos amigos con objetivo bien diferentes: Xavier y Magneto.

Ahora bien, una vez que avanza la película y se acerca el final, X-Men: Días del futuro pasado pierde su potencia inicial. Una película de superhéroes Marvel siempre tiene que tener su estropicio final. Suponemos que son las reglas. En este caso, el RFK Stadium es el peor parado de la batalla… El montaje en paralelo de la fase final tampoco nos convence, tal vez porque nos había gustado demasiado el inicio y esperábamos más de los centinelas del futuro. Y Xavier se sienta en la silla de ruedas, deja las drogas y empieza a ponerse pesado con sus homilías. Pero esto último no es achacable a la peli, Xavier siempre ha sido así…

El apartado interpretativo hará las delicias de los aficionados a X-Men y convencerá a los profanos. Ahora bien, Lobezno no es Hugh Jackman, no el Lobezno que yo conocí con Claremont. Wolverine es bajito y un cabrón. Pero sobre todo, bajo. Son cosas que nunca entenderemos, por mucho que nos guste Jackman. A su lado el siempre elegante Fassbender, la bella Jennifer Lawrence, James McAVoy, Tyrion Lannister, etc.

En definitiva, X-Men: Días del futuro pasado entusiasmará a los fans del género y despertará interés en muchos espectadores ajenos al Universo Marvel. No obstante, la cinta no logra mantener el nivel en lo más alto hasta el final.

Lo Mejor: El inicio. El sentido del humor y muchas secuencias de acción. Es una cinta de superhéroes apta también para público no habituado a este género.

Lo Peor: Al desenlace le falta el encanto que le sobra al inicio. Los sermones de Xavier siempre nos han cortado el rollo. Pero el hombre es así, qué le vamos a hacer.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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5
3 de julio de 2015
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

No se puede negar que la cinta de Chazelle tiene un punto de originalidad, que abordaremos después, pero en conjunto es decepcionante. Por varios motivos, principalmente porque abusa del efectismo y se aleja demasiado de la realidad. No soy un experto en jazz, pero no son pocos los músicos que critican abiertamente la orientación de la película. Al final, el jazz, la música, no es el centro de la película, como yo imaginé, es una simple excusa para especular sobre el éxito y el camino que lleva a él.

El tipo podría ser batería, pero también costurero o barman. ¿Qué más da? “Si quieres ser el mejor costurero of the world a la altura del mítico Bird de las costuras, tienes que trabajar día y noche, nunca darte por vencido, sufrir todo tipo de humillaciones de tu maestro costurero, porque en realidad lo hace para motivarte, porque sabe que llevas dentro el genio. Si no te suicidas antes, marcarás una época en el mundo de las costuras”. Venga, a otro con esa mandanga. Que aburrís.

En realidad es todo muy americano, muy estadounidense. La cultura del esfuerzo (mal entendido), el sacrificio por el arte, cuánto más me sacrifico mejor soy, y bla bla blas infinitos. Decía Borges que dichosos son los que saben que el sufrimiento no es una corona de gloria. Ya basta de falsos mitos sobre el arte. Me aburro. No hace falta sufrir tanto para rozar la gloria. Lo dice alguien que ha sufrido mucho, no sé si…

Pero nos la pone dura que la gente sufra para conseguir sus objetivos. Y si hay humillaciones y sangre, pues mejor. Y si el costurero tiene un accidente de tráfico pero se arrastra hasta la sastrería, porque hay concurso de talentos, pues venga, otra ronda…

Chazelle quiere mostrar su idea de la genialidad artística. Y está llena de lugares comunes y efectos pirotécnicos. No hay nada nuevo en su visión del nacimiento de un genio. Casi todos los biopics sobre grandes talentos musicales tienen su buena ración de dolor extremo. El ser humano sigue agarrándose a la idea de que el sufrimiento no solo es bueno, si no que es imprescindible para crecer en el arte o en cualquier otro ámbito.

¿Realmente nos gustan los cuadros de Van Gogh? ¿O nos fascina que se cortara la oreja y estuviese tarao? ¿Si Cezanne se hubiese cortado un huevo sería más famoso? No te digo yo que no.

Whiplash es una película muy intensa, y esa intensidad es la que la mantiene viva. Chazelle mantiene el pulso alto y lo contagia al espectador. Pero cuando el efecto “jo que miedo da el profe” se pasa caemos en la cuenta de que Chazelle utiliza la intensidad también para que nos olvidemos del truco. Y el truco es bastante vulgar. Un sargento de hierro del jazz que quiere convertir a su pupilo en el marine con los huevos más grandes de la orquesta. Todo porque a Bird casi le cortan el cuello con un plato. ¿Si no le hubiesen lanzado ese plato, Bird no hubiese sido Bird? Venga, flipao.

Ya aceptada que la película es un gran truco, disfrutamos de la última parte, en la que Chazelle vuelve a mostrar que sabe de qué va esto. Conoce los mecanismos para engatusar al espectador finalizando la película en el mismo clímax. Un gran final para una gran mentira divertida. Pero mentira, al fin y al cabo.

Lo Mejor: la intensidad, el final.

Lo Peor. Artificiosa a más no poder. La idea del genio y del aprendizaje artístico que muestra la película es falsa. Y peligrosa.

Por david rubio para alucine.es
david
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6
26 de septiembre de 2014
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

Joe es una película muy digna, teniendo en cuenta lo que a priori parecía ofrecer: otro guión para el lucimiento y la sobreactuación del bueno de Nic.

Pues no. Nicolas Cage no sobreactúa (apenas) y deja que la historia sea la protagonista, aunque su presencia sea, obviamente, fundamental para el desarrollo de la misma.

(...)

Pero al veterano actor californiano le gusta mucho trabajar. Y no le hace ascos a casi nada. “Oye, Nic, tengo aquí un guión…”. “Sí, sí, cuenta conmigo”. Así más o menos debe ser la cosa. Por eso en su trayectoria encontramos decenas de títulos mediocres o malos de solemnidad. Pero le miras, y te ríes. Y se lo perdonas. Un poco…

(...)

Joe. Joe. La historia va sobre Joe, pero también va de violencia, desencanto, alcohol, autocontrol, perros, mamadas imposibles, meteorología… Una vez que se establecen los mimbres de la historia, la película de Gordon Green va ganando enjundia. Volvemos al sur, como en Mud, y de nuevo con Tye Sheridan, el chaval que triunfó sobre el lodo…

Sheridan ejecuta un papel muy similar al de Mud y no sorprende. Destaca mucho más su padre, y el propio Nicolas Cage. Ambos encarnan las dos opciones ante la vida que plantea esta película: la entrega o la resistencia. Lo explica el propio Joe en un amargo parlamento. Uno no puede hacer siempre lo que quiere. Autocontrol…

Joe lucha por seguir el camino correcto en un escenario deprimente, plagado de perros asesinos, borrachos, rifles, y ociosos varios… Y con la policía bastante ausente. En este sentido, la película no es un derroche de originalidad, pero partiendo de unas bases muy conocidas consigue satisfacer gracias a la atmósfera, a la calma tensa que asfixia desde el inicio del metraje, y a la buena labor de la mayor parte del reparto. A ello hay que sumar un cierto sentido del humor bastante enfermizo que nos encanta y algunas escenas opresivas que recuerdan al Harmony Korine de Gummo y cosas así.

El sur de Estados Unidos es un territorio muy explorado por la literatura y el cine. Joe no es la primera ni la última película que muestra lo más turbio de este lado del mundo, pero los responsables del proyecto han conseguido dotar de cierta personalidad a una cinta que, de mano, parecía condenada al cajón de las olvidables. Pues no. Merece la pena. Aunque el final telefílmico le reste calidad al conjunto…

Lo Mejor: el trabajo de Nicolas Cage y Gary Poulter. La atmósfera y la tensión que envuelve casi toda la película.

Lo Peor: el final.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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4
6 de febrero de 2014
26 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Todos los años hay dos o tres películas sobre judíos en un sótano”, pudimos escuchar el otro día en una conversación sobre La ladrona de libros. Ese es uno de los problemas a los que se enfrenta esta película. La reiteración en las propuestas cinematográficas sobre El Holocausto deriva en un cierto cansancio entre los espectadores. Y no hay que confundir conceptos. A estas alturas, casi todo el mundo, confiamos, está concienciado sobre el drama que vivieron los judíos durante la II Guerra Mundial. Otra cosa es que una parte del público se harte de películas que abusan de las mismas estrategias para sensibilizarlo.

Por otro lado, La ladrona de libros está basada en el exitoso libro de Markus Zusak del año 2005. Y aunque no lo hemos leído, nos tememos que la adaptación de Brian Percival (Downton Abbey) y Michael Petroni (Las crónicas de Narnia) no consigue su propósito. Para empezar, el asunto del narrador no queda suficientemente justificado durante todo el metraje. No sabemos cómo será en el libro, pero en la película resulta un recurso impostado y apenas coherente.

La ladrona de libros no es una mala película. Es una película más. Tal vez dentro de unos años sea pasada a las 4 de la tarde en algún canal y se convierta en un buen pasatiempo bajo la manta. Pero, a nuestro juicio no es más que eso. La presencia de Geoffrey Rush y Emily Watson salvan a la cinta de caer en lo anodino.

(...)

Las escenas familiares y los pequeños toques de humor en la relación del matrimonio Hubermann son los momentos más agradables de La ladrona de libros. ¿Y Liesel? Parece que la adaptación de la pareja Percival/Petroni ha querido abarcar demasiado y al final no acabamos de empatizar ni emocionarnos demasiado con la protagonista, a pesar de las estrategias de trazo grueso utilizadas. Su relación con la mujer del alcalde y el asunto del robo de libros no quedan muy bien perfilados. Y el personaje de Max tampoco es un derroche de originalidad.

No obstante, un diálogo que mantienen Liesel y Max es el instante más brillante de la película, que suponemos, estará tomado del libro. Lo reproducimos, en el spoiler.

Tal vez La ladrona de libros pueda ser disfrutada por un público adolescente no muy habituado a esta temática. Pero en nuestra opinión se trata de un proyecto muy irregular que se cierra, además, de forma un tanto irritante y tópica (también en spoiler).

Lo Mejor: Siempre eficaces, Geoffrey Rush y Emily Watson. La conversación aludida entre Max y Liesel.

Lo Peor: Tópica. Muy irregular en su desarrollo. El germanenglish del guión (O uno, u otro, amigos). Es como si Cristo en La pasión de Mel Gibson entona un sonoro "My God, My God, why have you forsaken me" en perfecto inglés estando en la cruz.
El pesado de John Williams, como es habitual en él, remarcando emociones, por si las moscas. La manzanita que se cuela sobre la bocina.

[crítica publicada en alucine.es]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
david
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6
9 de septiembre de 2014
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a empezar por el final. ¿Obra maestra? Más allá de que se abusa de ese término alegremente, Boyhood no es una película sobresaliente. Es una película ambiciosa, única, obstinada, es una película apreciable, pero no alcanza la categoría de obra maestra, aunque una gran parte de la crítica se haya desmayado tras su estreno.

(...)

Linklater quiere atrapar el tiempo en sus películas, ya sea un día o toda una vida. Su cine hiperrealista, como muestra también en Boyhood, aspira a sujetar ese momento, ese instante de vida, como dice un personaje al final de la cinta…

A principios de los 90, con Slacker, Linklater ponía los mimbres de su cine. Aquel estrafalario desfile de personajes noventeros, vagando por las calles de una ciudad tejana, fue un experimento interesante. Un testimonio de una época. Si se quiere entender aquella extraña etapa, la del grunge, la apatía, las camisas a cuadros, y la ironía como escape vital, Slacker es una cinta de obligado visionado. Aunque nosotros preferimos Suburbia, un perfeccionamiento del concepto Slacker por parte de Linklater, ya después de rodar Antes del Amanecer.

En Suburbia, el director tejano introducía algunos elementos dramáticos, dando más empaque a su cine. Suburbia ya no era solo un desfile de personajillos más o menos insoportables divagando sobre la vida, era un tratado sobre el desencanto juvenil, sobre la pérdida de la inocencia, la amistad, los ajustes de cuentas y el miedo al futuro. Los personajes de Linklater no quieren crecer, no quieren seguir la línea marcada, dudan sobre el camino a recorrer.

Como duda el protagonista de Boyhood. “¿Realmente quiero ir a la universidad, hacer lo que todo el mundo hace? ¿Para qué? Mi madre lo hizo, y está tan confusa como yo”. 20 años después los personajes de Linklater estando igual de confusos. Mason podría ser uno de esos chavales de Slacker, o uno de los amigos que pasaban el rato bebiendo en la parte trasera de la gasolinera en Suburbia. Nada ha cambiado.

Boyhood alterna grandes momentos como el que acabamos de citar, reflexiones de peso, con instantes más intrascendentes. Pero creemos que Linklater lo ha planteado así de forma deliberada. No le gustan las exageraciones dramáticas, disfruta de lo ordinario, de la belleza de un día normal, de una vida normal. Mason ha tenido una vida normal (para un estadounidense). Y ese es quizás uno de los puntos débiles de Boyhood. Todo es demasiado normal.

El personaje principal tampoco ayuda a elevar mucho el ánimo. Como le dice uno de las parejas de su madre, se pasa la vida murmurando. Más allá de eso, su actitud es un poco meliflua. O dicho de otra forma, su personaje y la mayor parte de sus preocupaciones, no me resultan demasiado interesantes. Es la misma historia de un jovencito estadounidense que ya hemos visto decenas de veces.

En el caso de Linklater no podemos decir que le haya faltado ambición con su proyecto. Este es su estilo, su visión de la vida, un tejano de pura cepa, que vivió una infancia y adolescencia parecida, y con Boyhood ha querido volver a repasarla. El problema, en mi caso, es que no conecto muy bien con sus personajes. Mason no es una excepción. Más interesante es la evolución del personaje que encarna Ethan Hawke. De la confusión de un treintañero a los trajes y la mini-van de un padre de familia.

Boyhood es una de las películas más singulares de las últimas décadas. De eso no cabe duda y hay que valorarlo. Pero en su justa medida. Más allá de que Linklater haya utilizado a los mismos actores durante un rodaje de 12 años (¡ole sus huevos!), la historia de Boyhood no es gran cosa. Es la vida, sí. La vida de Mason. Y a mí el chaval, muy buen chaval por cierto, no me hace tilín.

Lo Mejor: única y ambiciosa en su planteamiento. La naturalidad de las interpretaciones y de algunos diálogos.

Lo Peor: A la historia, al guión, le falta chicha. Si te gusta Linklater, disfrutarás. Si no, son 3 horas de puro Linklater…

[crítica publicada en alucine.es]
david
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