Y es que Willis no solo envejece de verdad, sino que además acepta últimamente papeles parecidos, de personas cansadas, malhumoradas, envejecidas...
Por lo demás, la película se deja ver, está bien estructurada y montada, y únicamente peca de algo de lentitud en las largas conversaciones entre los dos protagonistas. Por cierto, no me ha gustado nada el doblaje de Mos Def.

Van Damme nunca está mejor o peor; siempre es el mismo (bueno, aquí más delgado). Lo que han cambiado en su biografía son sus películas, y ésta es la de la época buena. Está dirigida sobriamente por Ringo Lam, y la historia que nos relata es interesante, sobria, algo enrevesada pero comprensible, sin buscar tres pies al gato; espectáculo puro, acción, peleas las justas, malvados que lo son de verdad, y a quemar adrenalina. ¿qué más podemos pedir? Si te gusta Van Damme, esta es tu película. Si no te gusta, no sé que has hecho viendo una película suya.

Me quedo un tanto perplejo. Puedo entender que la crítica especializada la valore bien (me fío muy poco de ella), pero que también lo haga el cinéfilo como yo, no me entra en la cabeza (¿tantos dieces y nueves?).
Para empezar, Spike Lee es otro de esos cineastas totalmente sobrevalorado. Quiere ser tan especial y tan raro que consigue mediocridades.
En segundo lugar, la película, en líneas generales es lenta hasta la saciedad, y a ratos, aburrida. También es cierto que durante la primera media hora estuve a punto de apagar la televisión, y decidí aguantar porque es cierto que había algo que finalmente consiguió que me quedara hasta el final. Ahora me pregunto: ¿qué es ese algo? Bueno, pues yo me quedo con la actuación de Edward Norton y de Barry Pepper (no con la de Philip Seymour Hoffman, exagerado y extralimitado, aburrido y cansino), y sobre todo con dos o tres secuencias de diálogos verdaderamente brillantes (uno de Pepper con Hoffman, y otro de Pepper con Norton), de los que reconozco que directores como Tarantino deberían tomar nota.

Ante todo me parece que la película es todo un ejercicio por parte del director de sobriedad, tanto narrativa (con unos brillantes diálogos, más cercanos al teatro que al cine), como visual, con un montaje de escenas y tomas en las que no sobra nada, y en las que se va al grano en cada momento.
Como admirador y seguidor de películas de corte histórico, me parece una brillante reconstrucción de la época, sin entrar a considerar si todo lo que cuenta fue fiel desarrollo de lo que ocurrió en la realidad.
Por último, la actuación de todo el reparto es ejemplar, pero comparto plenamente el "oscar" (de más valor que los actuales) ganado por Paul Scofield. Realmente su actuación es extraordinaria.

Me esperaba algo más de este film. Los actores protagonistas, el tema que trata (me viene a la memoria "Éxodo"), en fin, todo me hacía pensar que era casi un delito no haberla vista antes. Tras verla, aparte de una desmesurada duración, me he quedado un tanto decepcionado: simplemente, a la película le falta fuerza, no me consigue atraer, y lo que peor me ha parecido es un cierto tono jocoso en algunas interpretaciones (Wayne y Sinatra especialmente).
En lo que nunca entraré a valorar es si una película que pretende ser histórica cuenta o no la verdad, o al menos no lo tendré en cuenta a la hora de dar una votación. Creo que sería el último y muy último factor a tener en cuenta. Y simplemente porque ¿qué película es totalmente fiel a uno hechos? ¿cúal es la verdad? Cada uno tiene y cree en una verdad. Esto lo digo por otra crítica sobre esta película en la que su autor creo que se posiciona incluso políticamente: no le gustan los judíos. No lo tengas en cuenta para valorar un film.