Genial drama bélico que cabalga entre la imposición de las Comisiones Artísticas Soviéticas y los recuerdos del director Chukhrai. En la época que se rodó existía en la URSS un férreo marcaje a todo tipo de arte, y en especial al cine, ya que era una poderosa arma propagandísitca. Sin embargo el director se las ingenió para poder contar una historia directa al estómago en el que los sentimientos reciben una sonora bofetada de la realidad. Logra por momentos mantenerse al margen y mostrar la dureza de los sucedido, pero por otra parte, se ve en algunas secuencias patrióticas que tuvo que ceder ante las presiones del régimen soviético.

La película está basada en hechos acontecidos a amigos del propio director, que quiso realizar un homenaje a la memoria de todos ellos.

De las peores películas que vi en los últimos tiempos. Este remake de la excelente película de Verhoeven es rematadamente malo. Creo que no era necesario hacerlo en absoluto puesto que no aporta nada nuevo. Se cambian cuatro cosas del guión, se pasa de Marte a una Tierra semidestruida por el holocausto nuclear, se intenta dar un toque "Blade Runner" o "El Quinto Elemento" y lo demás se intenta meter con calzador para que dejen poner el título "Total Recall".

La mayoría de los diálogos son clavados pero sin fondo. Destacaría la secuencia de los ascensores en la que mantienen un poco la tensión pero todo lo demás es bastante cansino y se hace muy pesado.

Personalmente me desagrada mucho que la película está cargada de los "efectos de destellos de luz", es decir, Wiseman pone un foco potentísimo en un lugar de la escena lo cual crea un destello que ocupa toda la pantalla, que seguro que cree que es moderno, pero a mi modo de ver no aporta nada, es repetitivo y desagradable. Además lo aplica a casi todas las secuencias lo cual acaba cansando. Evoca, tristemente, a los penosos videoclips de David Getta y derivados en los que este efecto especial(?) está muy de moda.

No vale la pena gastarse dinero para echar una cabezada. En mi caso fueron dos y una con babilla.

La película pasa por cuatro momentos clave en la historia de Brasil. Cuatro capítulos que van desde la llegada de los europeos a Brasil, la guerra de los portugueses contra los franceses, la creación de San Sebastián de Río de Janeiro, el esclavismo y la dictadura militar. Un recorrido histórico a través de un mismo hilo conductor que nos llevan por el pasado Brasil y por un futuro de la humanidad nada prometedor.

No pretende ser una clase de Historia, sino una historia de amor a través del tiempo al estilo de "La fuente de la vida" pero bastante menos metafísica. Está apadrinada por Rodrigo Santoro, uno de los actores brasileños más internacionales que pone voz a varios personajes del film. En la parte visual destaca unos interesantes rasgos sencillos (pero firmes) mezclados con las más novedosas técnicas de animación, consiguiendo transmitir esa mezcla de romance y rabia que se intuye en el título. El romance de la historia de amor entre el guerrero guaraní que recorre el tiempo y el espacio a lo largo de los siglos en la búsqueda de su enamorada frente a las dificultades e injusticias que tienen que superar y luchar con esa rabia que caracteriza a los héroes que nunca tendrán una estatua que les reconozca.

Aporta grandes dosis de ecologismo, amor, acción, crítica social y ciencia-ficción. Va ganando enteros a medida que avanza el film hasta llegar a un clímax que no por esperado es menos emotivo. Poco más de hora y media de animación de una industria no muy prolífica en este campo pero altamente creativa. Un soplo de aire fresco ante las habituales Pixar, Disney y Dreamworks. Vale la pena.

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Un niño mimado de ciudad tiene que pasar una temporada con su abuela de la aldea. Pese al previsible choque generacional y cultural, la crueldad del niño se irá suavizando poco a poco a medida que se va encariñando con su abuela.

No es una película sensiblera, sino realista. Sorprende la sinceridad de cada plano, situación y puesta en escena. Fascinante desde el primer minuto. Los que tienen o han tenido aldea se sorprenderán de las similitudes y evocaciones que van a encontrar, a pesar de la, en principio, distancia oriente/occidente. Y los que no, disfrutarán de una bellísima historia que les quedará grabada en la memoria por mucho tiempo.

La película se ve sin ninguna dificultad y no le sobra ni un segundo. De hecho se hace corta.

Bergman vuelve a realizar un estudio magnífico de la vida y en particular de las fases del amor. La fotografía es sublime. Va acorde con el devenir de los acontecimientos. Luminosa, abierta y bella en la primera parte de la película que, aunque esté rodada en B/N, transmite más gama de colores y tonalidades que cualquier otra película en color. En la segunda parte la fotografía se vuelve oscura y opresiva acompañando el desenamoramiento, la desesperación y el desengaño. Pero Mónica es mucha Mónica y mientras quede el recuerdo de aquel verano, el amor no morirá del todo.