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España España · Madrid
Críticas de kikujiro
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Críticas 78
Críticas ordenadas por utilidad
5
18 de octubre de 2007
50 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es éste un proyecto de envergadura, en el que se cuida de forma especial la ambientación. Espectacular recreación de Madrid, en un fantástico trabajo que le otorga una enorme credibilidad a la primera parte del filme. En ella, se hace un coral retrato de las distintas formas de supervivencia aparecidas tras la experiencia traumática de la guerra. Personajes de lo más variopinto que buscan los resortes a su alcance para adaptarse a los nuevos tiempos que se avecinan. Martínez Lázaro dibuja un amplio espectro que abarca casi todas las posibilidades. Entre ellas, las 13 rosas. Y, destacando con luz propia, la Blanca Brisac de Pilar López de Ayala, actriz que crece de forma descomunal con cada paso que da. Su personaje es la única de las ejecutadas que nada tenía que ver con los movimientos republicanos, y la actriz consigue transmitir su desconcierto con sublime sutilidad, tan sólo con un gesto o una mirada. Pero no me quiero olvidar de las otras dos protagonistas, unas excelentes Verónica Sánchez (posiblemente, su mejor trabajo) y Marta Etura, que mantienen un muy alto nivel. Una lástima no poder decir lo mismo de gran parte de los secundarios, especialmente los masculinos, que no se encuentran a la altura de sus compañeras.

Una correcta, aunque algo alargada, puesta en situación contextual. Tras ella, llega el momento de las detenciones. Siempre es complicado abordar temas tan escabrosos; en este caso, una prisión en la que las torturas, el hacinamiento y los maltratos son de uso habitual. Pero Martínez Lázaro opta por el camino equivocado. Prescinde de la dureza y la crudeza mínimas para entender aquel horror, el cual se nos oculta deliberadamente. La intención es mostrar como, a pesar de todo, esas niñas son capaces de reír, divertirse y jugar. Como, incluso en las circunstancias más adversas, aun existe espacio para la felicidad. Pero este propósito queda totalmente desvirtuado, al no existir ninguna contraposición. Hubiera resultado muy estimulante que nos mostraran el lado más cruel, que de verdad nos hicieran creer las penurias por las que pasaron. El contraste entre lo monstruoso y lo inocente habría hecho volar mucho más alto este trabajo. Pero a fuerza de dulcificarse, la cosa se acaba convirtiendo casi en una pantomima, y la credibilidad acaba por los suelos.

Uno se queda con la sensación de cierto desbarajuste ante esta producción, que busca con descaro llegar a un público lo más amplio posible. Factores como la total falta de riesgo, la extrema suavización del filme, alguna elección errónea en el casting (cuando no, absolutamente delirante), la participación de actores italianos que deben ser doblados a posteriori...crean la percepción de que había demasiada gente mandando. El resultado, una película de apariencia lustrosa, pero de armazón débil; en la que el director, al menos, consigue dejarnos un buen sabor de boca, gracias a la emocionante secuencia final.
kikujiro
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2
16 de julio de 2006
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya tiempo que Aranda se ha convertido en un viejo verde que se dedica a hacer pésimas películas. “La pasión turca”, “Juana la loca” o “Carmen” son claros ejemplos de los despropósitos perpetrados por el director de “Amantes”, al que sólo le queda ya el reclamo del desfile de despelotes, tetas, culos y escenas de cama.

Este “Tirante el Blanco” no iba a ser menos. De hecho, todo el meollo de la cuestión gira en torno de las inquietudes sexuales de las mujeres que forman parte de la Corte. Pero ni por esas....no es capaz ni de sacarle el mínimo jugo a los encuentros sexuales, que son de lo más plano e insulso. La película aburre hasta a las ovejas, y las secuencias bélicas son vergonzantes, de un chapucero intolerable para un director al que se le presupone algo de oficio. Y uno, que tenía la esperanza de gozar, al menos, con la carnalidad...ni eso se ha llevado.

A esto hay que añadir las paupérrimas interpretaciones de su reparto, empezando por el protagonista (de dónde ha salido ese lamentable ¿actor? llamado Casper Zafer) hasta llegar a la gran Victoria Abril (incontrolada y ridícula), pasando por Esther Nubiola (triste y gris) o Leonor Watling (intrascendente).

En fin, Aranda quería hacer una película histórica no desde el punto de vista de las batallas y los guerreros, si no de las intrigas amorosas dentro de Palacio. Se le podía haber sacado provecho a esto, claro que sí. Pero no con un cineasta que parece hacer cine con desgana y sin ninguna pasión. Lo increíble es que le sigan dando presupuestos millonarios y siga trabajando con los actores y actrices más cotizados del momento.
kikujiro
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7
20 de septiembre de 2007
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de "La inglesa y el duque", y "Triple Agente", Rohmer regresa con una propuesta aun más insólita, si cabe. La adaptación de la novela "L’Astrée" escrita por Honoré d’Urfé en el siglo XVII, aunque ambientada en el siglo V.

En palabras del veterano director francés, para alguien que no haya profundizado en la lectura de esta obra: “parece pesada, absurda, poco realista e ingenua”. Y cuando uno ve la película, no puede evitar tener esa sensación. Para un espectador del siglo XXI es complicado soportar el visionado de "El romance de Astrea y Celadón" sin llegar a caer en la desesperación, a causa de su extremo candor. Pero ahí radica, precisamente, el valor de este trabajo. Rohmer no introduce ni un solo elemento que actualice la historia, y que la haga más asequible al público contemporáneo. Se respeta de forma escrupulosa el espíritu de la novela y la película consigue que hagamos un mágico viaje en el tiempo. El director demuestra una asombrosa capacidad para hacer cine de una forma tan pura e inocente, que incluso es capaz de transportarnos a la época en la que se escribió el libro.

Pero Rohmer también defiende la rabiosa actualidad del texto. Si bien es cierto que la forma nos puede resultar chocante, el fondo no nos debe sonar tan extraño, aunque hayan pasado cuatro siglos. La fidelidad en el amor, un tema que ya consideramos universal, es el epicentro del relato, y parece ser que fue lo que más llamó la atención del director a la hora de embarcarse en este proyecto. No olvidemos que la fidelidad es un tema muy presente a lo largo de su filmografía, especialmente en sus “Cuentos morales”.

Sí, a veces resulta un tanto tedioso todo este mundo lleno de druidas, ninfas y pastorcillos. Y, sí, toda la trama está llena de equívocos infantiles y de una irritante ingenuidad que puede llegar a exasperar. Pero, en este caso, no importa tanto lo que se nos cuenta. Lo trascendente es el fabuloso ejercicio restrospectivo realizado por el realizador francés. Aunque dentro del desinterés general que provoca esta historieta de amor, no me gustaría olvidar un par de detalles: el personaje del pastor hedonista, una lección magistral e hilarante de sobreactuación; y el giro final, con esa deliciosa ambigüedad, y un toque de ligero erotismo, que nos remite inmediatamente a Rubens. Y es que la pintura posee también una importancia vital en esta película. No en vano, está rodada en un formato casi cuadrado, para conseguir esa dimensión pictórica.

Un preciso y precioso homenaje a la naturaleza, a una obra literaria casi desconocida, al barroco, a la sencillez a la hora de rodar (sonido directo, iluminación natural...), y a el amor en estado puro. Sólo nos queda pedir que ésta no sea la última muestra del descomunal talento de uno de los autores más importantes que ha visto el cine en su historia.
kikujiro
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8
17 de diciembre de 2006
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grato descubrimiento esta comedia de la etapa checoslovaca de Milos Forman. Con una sencillez apabullante, y un par de secuencias estrellas, el director es capaz de hacernos reir y sonreir. Sin artificios, sin estridencias, pero con pasmosa habilidad. Si la secuencia del baile ya nos hace reir con el arte del ligar, la secuencia en casa de los padres del pianista es, simplemente, antológica. Un prodigio de natauralidad.

Muy recomendable.
kikujiro
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Cineastas en acción
Documental
España2005
6,4
339
Documental, Intervenciones de: Marta Belmonte, Claude Chabrol, Woody Allen, Bertrand Tavernier ...
8
12 de octubre de 2006
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cineastas contra magnates" y "Cineastas en acción" son dos películas que debería ver todo el mundo (al menos, todo aquel al que le guste el séptimo arte, aunque sea un poco). Son películas cuyo valor más allá de sus méritos cinematográficos. Como documental (o documentales, aquí hablamos de la segunda, pero vale igualmente para la primera) no es nada del otro mundo. Mantiene el ritmo a duras penas, y no es nada muy original. Además de tener unas partes “ficcionadas” un tanto pobres.

Pero es lo de menos. Hay ocasiones en los que el contenido es tan fundamental, que la forma es casi lo de menos. La sola iniciativa de denunciar las barbaridades que se cometen contra las obras cinematográficas ya merece un mayúsculo aplauso. Es una película impregnada por el inmenso amor que siente su autor por el cine. Carlos Benpar (la primera persona que denunció a España por no emitir una película en su formato original) nos ilustra con claridad sobre las atrocidades que se cometen sobre las películas sin el consentimiento de sus autores, y fuera de la legalidad, en la mayoría de los casos.

Benpar consigue reunir a artistas de diversos países que dan su punto de vista sobre esta cuestión y que también luchan, en muchos casos, porque se respete la integridad de la obra. Gente que ama el cine, y que se enfrenta a los irrespetuosos que mutilan los filmes en beneficio propio. En esta segunda parte se hace hincapié en el coloreado, el doblaje (aunque toca poco este tema para mi gusto) y en los cortes publicitarios en televisión. Ya nos había hablado sobre la cuestión de los formatos, y siempre presente la lucha en los tribunales para reclamar lo que debería ser algo básico.

Y es que debería ser algo absolutamente indiscutible que una obra de arte no pueda ser alterada nada más que por su autor intelectual. El sentido común no deja lugar a las dudas. Pero es tal el cúmulo de despropósitos que nos encontramos en este arte, que no queda otra opción que clamar al cielo, y luchar por unos derechos que jamás debieron ser pisoteados. Por eso, es tan plausible que alguien se ocupe de esto, y lo intente difundir entre el público, que no hay nada como concienciar al gran público para obtener resultados. La gran pena es que esta película la verá muy poca gente, y la mayoría de esta gente ya está sensibilizada con el tema...

Que luego la película resulte más o menos aburrida, con más o menos ritmo...eso, la verdad, es lo de menos. Lo realmente importante es lo que se cuenta, lo grave es lo que se denuncia aquí, y el mérito de la película radica en su propósito.
kikujiro
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