En este cortometraje el arquetipo tradicional era la ausencia de colores (menos el blanco, el negro y sus grises derivados) y faltaban muchas cosas que hoy ya tampoco existen porque con las nuevas cosas se olvida que con poco se hacía mucho y que no es tanto el molde si no el contenido lo que es lo más importante. No con esto se hace menos al cine actual cada uno en su generación tiene lo suyo que aportar.

Cuando uno le ve por primera vez espera lo posible pero conforme pasan las escenas lo imposible rompe el esquema, el surrealismo tangiversa la realidad de manera que todo lo extraordinario ocurre y se va rompiendo eso clásico de saber que esta pasando de manera que acontese lo inesperado, durante el transcurso de la misma surgen infinidad de sucesos visibles e invisibles y la mente se va desprendiendo de su racionalidad y se abre ante la posibilidad de transformar lo ordinario en extraordinario.

Todo el sujeto está consumido por sí mismo, a través de un sin número de representaciones ha forjado un Yo carente de toda buena expresión y es que ¿Como ha de dársele un buen nombre a semejante monstruo obscuro? Se mata a sí mismo no sin antes haberse ya matado simbólicamente.

La historia de siempre es un cortometraje que marca ese continuo de la cotidianidad en la que la historia de vida de un sin número de fenómenos suceden simultáneamente, y estos hechos van marcando esa singularidad que no permite nada en sí, hablando en su esencia sea lo mismo, pero esas manifestaciones de las representaciones van acercándose y cercando a los sujetos en algún tipo de recuerdo consciente y en ocasiones un poco del inconsciente, y cuando uno cree, le cree a alguna cosa, primero a una sugestión después al imperativo, y en sí todo es una actuación y el actor es el sujeto mismo en el escenario de la vida en el cual actúa como si pudiera navegarse a sí mismo, pero sabe que muy dentro en el fondo que cualquier cosa se repite, y que todo eso que ha pasado, pasa y pasara, es la misma historia de siempre.

Un perro en andaluz es una historia que nunca se entiende del todo y que al mostrárse a nuestra mente se apropia de nuestros sentidos y despierta nuestro inconsciente de manera que la trama nos entrama, nos maniata y nos sugestiona a tal punto que las alucinaciones a la hora de ver este cortometraje vienen y con ello traen consigo un movimiento de los afectos de modo que nuestra angustia se vislumbra a través de un sentir atravesado con el saber de lo místico que aquí se nos propone.