La tercer película de Emilio Portes (Conozca la cabeza de Juan Pérez, Pastorela), supera a sus antecesoras, y esto debido a la colaboración en el guión, en esta ocasión de Andrés Bustamante y Armando Vega-Gil (El Cucurrucucú).

A la muerte de Don Toribio, el dueño del único cine del pueblo de Güépez, hereda a su hijo Archimboldo (Alejandro Calva) la casa donde vivió, mientras que a su hijo Gumaro (Carlos Corona) le deja su viejo cine. Esta decisión generará una fuerte competencia entre los dos hermanos en pos de quedarse con el mercado de las películas en el pueblo; Gumaro tratará de echar a andar el cine, mientras su hermano tratará de estropearlo todo poniendo un negocio de películas piratas. En el medio de los dos estará tratando de sacar provecho a todo el presidente municipal del pueblo, Don Cuino (Andrés Bustamante).

Parodiando "templos sagrados" del cine nacional (Amores perros, Luz silenciosa), Emilio Portes arremete contra todo lo que tenga que ver con la “industria” mexicana, desde críticos, actores, festivales de cine y los que hacen negocio vendiendo películas piratas, pero nunca lo hace con solemnidad, sino desde la irreverencia rozando lo burdo. Si acaso, a los únicos que la película no toca, son los distribuidores, el gran mal del cine hoy en día.

La película arranca de gran forma, más allá de algunos chistes harto vistos por las redes sociales, el relato avanza a paso firme en torno a la complicada relación entre los hermanos después de la muerte del padre, las parodias son efectivas incluyendo uno que otro cameo de nuestras gloriosas luminarias. Con una comedia más bien física, en la primera hora suceden los mejores momentos del filme, además que cada espacio en el encuadre es perfectamente aprovechado pues siempre hay algo para mirar, algún chiste visual escondido en el fondo, referencias permanentes a otras películas, etc.

El problema llega justo en el tercer acto, las ideas parecen esfumarse así como el humor, los últimos 20 minutos pareciera que hubieran sido tomados a préstamo de la gran “El Santos vs la Tetona Mendoza”, cameo incluido de Jis y Trino, la resolución pierde un poco de fuerza y el relato se siente ya un tanto alargado.

Aún así, los aciertos son mayoría, un gran trabajo en efectos especiales y una fotografía muy destacable, y sobre todo, el arribo al cine mexicano (por fin!), de Andrés Bustamante, el mejor comediante mexicano; una película para disfrutar sin mayor culpa.

Adèle es una madre de familia recién divorciada, vive con su hijo adolescente Henry. Un día en el supermercado son abordados por un hombre que les pide ayuda, el hombre resulta ser un prófugo que ha escapado de la cárcel donde purga una condena por haber asesinado a su mujer. El hombre forzará las cosas para esconderse en casa de la familia, donde deberán pasar juntos el fin de semana largo del día del trabajo, dando paso a una intensa historia de amor.

Jason Reitman adapta una novela de Joyce Maynard en un guión totalmente fallido y forzado, dejando al descubierto los hilos por todos lados. Después de aceptables trabajos en Thank you for Smoking, Juno y Up in the Air, Reitman trastabilla de fea manera en este su más reciente film, con una puesta en escena torpe y sobre todo ese guión que no ayuda en nada a solventar el relato.

Y es que las escenas forzadas se hacen presentes a lo largo de todo el metraje, en donde el querer esconder cada artilugio escrito para justificar lo que se ve en pantalla resulta un tanto agotador.

Cuando el personaje de Josh Brolin ya se ha instalado con la familia a quienes prácticamente tiene de rehenes, el tipo, acaso para no aburrirse demasiado, pone manos a la obra en cualquier labor doméstica que se le pone enfrente; lo mismo arreglará detalles del auto, que de la casa, cuestiones de plomería y no conforme con eso, resulta ser un bueno para la cocina y hasta se da tiempo de enseñar a la madre e hijo a hacer una deliciosa tarta de duraznos, ganándose así tanto al hijo como a la madre, todo en un tiempo récord de un fin de semana y sin importar que el hombre es buscado por la policía..

El guión se toma mucho tiempo para justificar que el tipo es un hombre bueno, y que fueron las circunstancias lo que lo orillaron a cometer el asesinato por el que ya ha sido condenado, y es en este apartado donde la película pierde bastante, en cada acción del personaje de Brolin hay un subrayado permanente dedicado a lavar la imagen del pobre tipo, todo esto reforzado por incesantes flashbacks que irán contando detalles del por qué llegó a cometer el crimen, también con demasiadas explicaciones y justificaciones que apelan mas a situaciones fortuitas.

El papel del hijo lo lleva Gattlin Griffith , quien es además el que narra la historia desde el presente. Además, tenemos a Kate Winslet en un papel complemente desangelado y una interpretación con todo su repertorio de muecas y gestos adustos, por lo que resulta completamente inverosímil que el buenazo de Brolin se enamore de esta mujer en apenas un par de días. Todo sin contar las numerosas escenas que se van acumulando en el clímax de la película donde las situaciones forzadas se presentan una detrás de la otra, con secuencias pretendidamente tensas e intrigantes que no terminan de cuajar. Fallida.

Siguiendo la tendencia del Hollywood actual, se estrena una nueva versión de un éxito conocida, una historia nacida como una historia de televisión que dio paso a un par de películas en los inicios de los 2000 protagonizadas por Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu, ninguna medianamente memorable pero tremendamente simpáticas.

No es el caso de esta nueva versión, la cual ha sido dirigida por la también actriz Elizabeth Banks, directora de la musical ‘Pitch Perfect 2’, quien ha conformado una película en la que se ha priorizado dejar en claro su impronta feminista, mal aplicada, sin poder cohesionar un relato en que se equilibre la comedia con las secuencias de acción.

Esta nueva versión deja bien claro desde su primera secuencia por donde irá la cosa, una secuencia de presentación de dos de las Angels las muestra más que empoderadas, no solo en la acción sino desde la palabra, y esto no será sino la constante de una película más preocupada por dejar bien en claro su mensaje de empoderamiento femenino desde todas sus trincheras, dejando de lado la posibilidad de hilar un relato con algo de congruencia en lo que se narra.

Banks, que además de directora es coautora del guion y cumple con uno de los roles secundarios de más peso dentro de la trama, confunde las intenciones del movimiento feminista y opta por poner en todos los roles importantes a mujeres, simplemente sustituyendo a los masculinos sin mayor justificación, y lo peor, enfoca su mensaje más como una confrontación contra todo lo que represente al sexo masculino.

Así, la película está plagada de diálogos en los que los personajes femeninos atacan al sexo opuesto mientras que la historia avanza a trompicones, con bromas no muy inspiradas y secuencias de acción inentendibles y que nunca llegan a emocionar, dejando en claro que la directora ha puesto el foco en el lugar equivocado.

Casi todo en esta nueva versión es fallido, desde el cast, donde la química entre Kristen Stewart, Naomi Scott y Ella Balinska es inexistente, y la historia en la que, mientras se ejecuta una misión se recluta a una nueva angelita, nunca funciona, en una película mal ejecutada, donde la comedia no fluye y la inoperancia de sus secuencias de acción la vuelven un producto prescindible y olvidable.

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En la tradición de películas como ‘Destino final’ o la más reciente ‘Feliz día de tu muerte’, el debut cinematográfico del realizador Justin Dec es con una película que no asoma nada original, pero que por momentos consigue ser entretenida.

En una reunión de un grupo de amigos, una chica descarga por error una aplicación que contiene un conteo final indicando la supuesta fecha de la muerte del usuario, todo el grupo decide bajarlo considerándolo un juego.

En un hospital, uno días después, una enfermera baja la aplicación al conocer el caso de un paciente que muere en el hospital al cumplirse el plazo indicado en la app, al notar que le marca apenas un par de días de vida, ella buscará por todos los medios tratar de driblar lo que parece un fatal destino.

A puro golpes de efecto, la ópera prima de Justin Dec es una película que no aporta nada novedoso al género, pero que si consigue generar algunos buenos momentos de tensión y volverse un tanto entretenida.

A la trama de la misteriosa aplicación pronto ha de adicionarse una subtrama que incluye maldiciones, sacerdotes y religión, modificando un tanto el tono del relato volviéndolo un poco más serio, si bien el sacerdote no lo parece tanto, la trama se pierde en esa pretendida seriedad y el interés decae también.

Una película intrascendente y olvidable, pero que entrega un aceptable momento de esparcimiento si no se la toma nada en serio, y si el espectador gusta de los golpes de efecto de esta película genérica y poco original.

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Después de que George A. Romero irrumpiera con sus inolvidables películas de zombis, y luego que hace algunos pocos años la serie televisiva ‘The Walking Dead’ los volviera a poner de moda, el subgénero de los zombis se ha convertido en una temática rentable en el cine de horror y a la vez ha sido tan manoseada que la mayoría de los productos que la explotan carecen de calidad, no siendo ese el caso de ‘Los hambrientos’.

Estamos en una zona rural de Canadá, en un evento de automovilismo una pareja se besa en una zona alejada a las pistas, el ruido de los motores impide que alguien escuche cuando una mujer fuera de si se abalanza sobre la chica y la ataca a mordidas.

Pasan algunos días y se desconoce la naturaleza del evento que ha provocado la pandemia, dos amigos queman cadáveres y recorren las carreteras en una camioneta, una mujer atrae a un zombi con música muy alta, sale de su auto y le corta la cabeza, un hombre mayor corre por el bosque buscando ponerse a salvo de dos que le persiguen, un chico le dispara a su madre que ha sido mordida e infectada, otra mujer es encontrada atada a una cama tras haber sido mordida, según ella, por un perro, ella encuentra en una casa a una pequeña escondida, todos habrán de encontrarse en una granja habitada por dos mujeres maduras, una de ellas la madre de uno de los amigos, juntos buscarán sobrevivir.

La de Aubert es una historia de supervivencia, narrada en un tempo atípico para el subgénero y centrada en los diferentes personajes y su mirada y postura ante la posibilidad de seguir viviendo o no.

Los zombis o hambrientos de esta película se diferencian del resto porque, tras ser infectados, cada uno parece mantener algo de su personalidad previa, la mayoría son veloces corredores, pero no todos, y no todos son tan aguzados como para percibir la presencia de humanos sanos, pudiendo comunicarse con sus iguales por medio de sonidos guturales y son más perceptivos a través del sonido, lo que ayuda a que precisamente sea el uso del silencio y del sonido una de las virtudes del filme.

Así, ‘Los hambrientos’ es una película que consigue darle la vuelta al lugar común del cine de zombis, que propone y se arriesga desde lo narrativo y con una mirada diferente.

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