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Críticas de antonio lopez herraiz
Críticas 1.209
Críticas ordenadas por utilidad
8
29 de junio de 2019
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Y se obró el milagro!. Cuando el guionista y director Don Mancini todavía no ha pronunciado su última palabra, ni da por acabada la franquicia del muñeco psicópata y pelirrojo doblado por Brad Dourif -que continuará en forma de serie televisiva-, MGM y la resucitada Orion Pictures le ponen con el agua al cuello regalándonos un remake que se sitúa a años luz del desastre que las primeras fotos de Chucky con la cara de Camilo Sesto hacían prever.
'Muñeco Diabólico' (2019, Lars Klevberg) no es, ni por asomo, la misma cinta que Tom Holland -me refiero al realizador, no al actor propiedad de Disney y Marvel- lanzó al mercado en 1988. Ni de lejos. Y no lo digo sólo por un Andy (Gabriel Bateman) que tiene el doble de edad que Alex Vincent en 1988, sino por la inteligentísima decisión de reforzar su protagonismo con un supergrupo de colegas con acné al más puro estilo de 'Una pandilla alucinante' (1987, Fred Dekker). Y claro está, la sustitución del elemento sobrenatural (y sobadísimo) del vudú por un nuevo enfoque más cercano al thriller tecnológico de terror, convirtiendo a Mark Hamill -perdón, a Chucky- en un sistema de inteligencia artificial capaz de controlar todo tipo de aparatos y dispositivos.
La tendencia a lo macabro, el temperamento sádico, y un peculiar sentido del humor regados por la violencia más cafre y grand guiñolesca no sólo siguen ahí sino que han sido corregidos y aumentados, sin llegar jamás a priorizar las bromas sobre el horror. No podría decir lo mismo de las últimas entregas escritas y dirigidas por Don Mancini. A veces los remakes superan al original, pero esto es escandaloso.
antonio lopez herraiz
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8
8 de agosto de 2022
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé qué problema tiene Alberto Amman con las cárceles pero va a tener que hacérselo mirar... o mejor aún, encontrar una forma de reincidir el mayor número de veces posible en el rol de funcionario de prisiones. Porque hasta el momento, y a pesar de la relación inoperante entre el género carcelario y el resto de su carrera, no podrá negársele a éste el mérito de haberle proporcionado, de momento, los mayores pelotazos de su trayectoria a nivel de proyección internacional y popularidad.
Pues a lo que iba, que al cordobés -de la Córdoba en la que ahora es invierno, no la andaluza- le endosan un caramelito en tiempo real que combina a Jack Bauer ('24') con su Juan Oliver de 'Celda 211' (2009, Daniel Monzón) en un festín ruidoso de motines, secuestros, los niños equivocados en el sitio equivocado -una cárcel en Nochebuena- y un duelo de "malamadres" entre Luis Callejo -formidable, tanto que me lo creo engatusando a una cajera de supermercado solamente por pronunciar su nombre- y un engoriladísimo Daniel Albaladejo (¡¡poder murciano!!).
En el lado de "los buenos", Alberto Amman pelea a brazo partido (en tres) junto a Bárbara Goenaga con un personaje más socorrido de tópicos genéricos de lo que quiero reconocer y una shotgunner uniformada de quien necesito imperiosamente volver a saber (en cine, preferentemente): Sabela Arán.
Ah sí, y también sale un ratito por ahí Paula García Sabio ("Cómo mandarlo todo a la mierda"), una actriz no convicta -por el momento- que mola bastante. Sale poquito, pero como es una miniserie de Netflix con doblajes y con visualizaciones por todo el planeta (puede que hasta se vea en Benidorm) no existen los personajes pequeños.
Me las he visto negras para encontrar un poster en condiciones. Eso tampoco está de más mencionarlo.
Dicho lo cual, y citando al maestro Luis García Berlanga... ¡Todos a la cárcel!
antonio lopez herraiz
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8
17 de julio de 2021
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que rozaría el pleonasmo al precipitarme en reiterar la asiduidad con que, tradicionalmente, dentro de la cinematografía surcoreana, se recurre a la elegía íntima de la belleza, al subrayado poético de las emociones, valiéndose de un lenguaje minimalista que no prescinde de la austeridad narrativa ni el hieratismo de sus intérpretes.
En la nueva colaboración con su pareja sentimental y creativa, Sang-soo indaga en la plasmación de la mundanidad, la desidia y el aburrimiento inherentes a la estabilidad sentimental, social y económica que, al aglutinarse, conducen hasta la placébica necesidad de reencontrarse con su círculo de amistades a la siesa Gamhee (de nuevo Kim Min-hee), atrapada por la zozobra a la que la induce la ausencia -tras no saber lo que es separarse de él en 5 años- de su acaparador marido. No deja de ser éste un subtexto subliminalmente paradójico, y hasta un cierto punto autocrítico, cuando tu propio cónyuge es quien se sitúa, tanto desde la perspectiva de la actriz como del director, delante y detrás de la cámara, en un catártico proceso de autodescubrimiento.
Ciñéndonos a ejemplos recientes de igual impronta temática y desarrollo, aunque no para equiparar el grado de interés de las conversaciones, aquejadas de intermitente irrelevancia, a un Eric Rohmer -y por mí pueden decir misa en la Berlinale-, la última aportación del autor de 'En la playa sola de noche' no se posiciona, juzgándola con una holgada generosidad, por debajo de 'El arte de volver' (2020, Pedro Collantes). Sólo que en justicia, a ésta habría que retitularla 'El arte de acordarte de tus amigas solamente cuando tu pareja no está'.
antonio lopez herraiz
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8
8 de agosto de 2022
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tu parte favorita de 'Delta Force 2' (1990, Aaron Norris) era la de Chuck entrenand... repartiendo una somanta de hostias a un puñado de sus reclutas, éste es el Chuck setentero que necesitabas, aventurándose a explorar dos nuevos registros apenas rascados (sic) en su trayectoria como "veterano de Vietnam experto en artes marciales" que imparte clases de defensa personal a un grupo de antinarcóticos . Por esta comisaría asoma también el hocico el recientemente fallecido Clu Gulager.
Hasta G. W. Bailey -Harris en 'Loca Academia de Policía'- tiene un pequeño papel de conserje greñudo en un motel de medio pelo para prostitutas y yonkis.
Las tramas paralelas a la de los crimenes se van alternando con sorprendente naturalidad y coherencia -dentro de lo que cabe- a los entrenamientos de Norris antes de plantar cara a su contrincante (¿en el ring?) Bill "Superfoot" Wallace que se estrenaba en su faceta interpretativa.
Y desde luego no tiene desperdicio ver a toda una Jennifer O'Neill ('Verano del 42') entregada a un encomiable esfuerzo tanto para flirtear como echando unos golpes en kimono con el mostachudo karateka: es similar a un intercambio tutorial de habilidades entre los principales protagonistas, de lo que la interpretación corporal de Norris se beneficia enormemente en unos logrados créditos finales con sorprendente química conjunta e íntima.
A Force of one o Fuerza 7, tanto da... dependiendo del grado de modestia con que los traductores españoles quieran restarle mérito a Chuck, en esencia es lo mismo: un justiciero urbano repartiendo galletas y aplacando a los narcotraficantes formando un equipo inesperadamente compatible.
Una película deportiva de karate y kickboxer que enfrenta a Norris con Bill Wallace al 30 %. Una estimable buddy movie policial entre Norris y O'Neill durante el resto del tiempo.
¡Y el caso es que funciona!
antonio lopez herraiz
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7
2 de marzo de 2022
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero, dos cosas. Tras sus 16 episodios a veces todavía sigo sin saber de qué va exactamente 'The Witcher'. Y sí, su primera temporada es un peaje con altibajos -con más bajos que altos- para llegar a disfrutar del auténtico festín, en su prolongación, a base de más acción, más monstruos, más peleas -que no batallas multitudinarias como antaño-, brujería y gente de ojos fosforescentes partiéndose la boca.
Y espero sepan disculparme por no compartir su desazón todos aquellos a quienes les haya pesado la mengua de erotismo -conste que me cuesta entender que yo no me halle en ese supuesto- pero es que existen casos tan extraordinarios, en el plano actoral y en el más superfluo (el de una insultante y antinatural belleza) como el de la afianzadísima Anya Chalotra, haciendo acopio de una dosis extra de confianza -y esto va también, más si cabe, por Freya Allan, ¡a la segunda vez sí!- mas algún retoque, ejem.... bueno, en el estilismo (hay que ver lo que le da de sí a algunas quitarse el flequillo), que sale ganando por goleada reemplazando los despelotes de partida por una interpretación sólida, aguerrida y tenaz.
Por ahí anda también un Henry Cavill tan embebido de su propia fuerza -física o delante de la cámara- que sobrelleva la pérdida de protagonismo en pro de las de una Ciri y Yennefer de Vengerberg que son, en esta segunda tanda, las auténticas amas de la función con o sin permiso de las hombreras de Geralt.
Poco a poco 'The Witcher' va tornándose en un creciente espectáculo de fantasía que, aunque siga sin jugar en la misma liga técnica que un 'Juego de Tronos', no se encuentra a tanta distancia por debajo de aquella como por encima de su actual competidora más inmediata en Amazon Prime, 'La Rueda del Tiempo'.
Si viendo esta segunda temporada echas en falta los desnudos es que lo tuyo quizá no es la fantasía épica sino el porno.
Tengo ganas de más.
antonio lopez herraiz
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