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España España · Sevilla
Críticas de Seldon
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Críticas 245
Críticas ordenadas por utilidad
8
28 de septiembre de 2006
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película rezuma sarcasmo y mala leche, lo cual es raro estos días, y pone de manifiesto lo que todos ya sabemos: no importa realmente si algo es verdad o mentira, importa cómo te lo vendan y como te lo cuenten. El guión es muy bueno, los golpes de humor más que estar bien dosificados es que surgen de forma natural de los diálogos y la trama. Los actores principales perfectos, incluso los secundarios (Robert Duvall magistral en el papel del Capitán)... salvo Katie Holmes, que con esa carita de preuniversitaria angelical y eterna novia ñoña de Dawson no da la talla en el papel de zorra manipuladora que le ha tocado.
Como otro crítico ha apuntado, el paralelismo entre el protagonista (chápó para Aaron Eckhart) y el personaje de Nicholas Cage en el señor de la guerra es mas que evidente. Realmente hay muchos paralelismos entre Gracias por Fumar y el señor de la Guerra, pero yo prefiero esta última a la que nos ocupa (sin desmerecerle un ápice) probablemente por su ritmo y la forma en que está rodada más vivo, mas vibrante.

En resumen, una película muy interesante sin llegar a ser una película de las grandes, y muy inteligente, cosa que no es poco
Seldon
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7
9 de abril de 2016
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a la enorme fama y éxito del que gozan sus novelas, a mi particularmente nunca me ha gustado demasiado el estilo de John LeCarre, no ya tanto por el tema general (espías rusos y americanos durante la guerra fría) sino por como está escritas.

Sin embargo, con la caída del muro de Berlín y el desmembramiento de la Unión Soviética este hombre se tuvo que reinventar un poco a si mismo, y empezó a escribir novelas, también de espías eso si, pero no ambientadas en la guerra fría. Debo confesar que no he leído ninguna, pero si tenía que juzgar por las adaptaciones al cine (como por ejemplo El sastre de Panamá) no me esperaba gran cosa de El infiltrado. Claro que también hay otras como El jardinero fiel que parecían sugerir lo contrario.

The Night Manager fue la segunda novela que LeCarre escribió después del fin de la guerra fría, y con temas parecidos pero ambientaciones distintas.

La novela original se ambienta a principios de los noventa, en una trama de tráfico de armas y drogas con los cárteles sudamericanos. En la adaptación para TV la han puesto un poco al día: ahora se trata de tráfico de armas a Siria. De hecho la serie empieza en El Cairo un poco antes, en plena primavera árabe, donde vemos a su protagonista, Jonathan Pine (un antiguo soldado británico), trabajando ahora como gerente o director de noche de un lujosos hotel.

No me resisto a comentar el tema del cambio de título, bastante inoportuno para mi gusto. El original es precisamente ese: el gerente nocturno, o el director de noche. Un buen título, que no cuenta nada y que hace que te preguntes durante todo el primer episodio de la serie (que actúa casi como un episodio piloto pues es muy independiente en la trama del resto, y parece que tiene poco que ver) de que va a ir esa historia que te están contando.

Pero en España que son más listos que nadie han decido llamarle “El Infiltrado”. Toma spoiler en el propio título. Porque sí, amigos, esta serie lo que cuenta es cómo Pine acaba infiltrándose en la organización criminal de Richard Roper, un poderoso traficante de armas. Por lo menos no os voy a desvelar cómo, y sobre todo por qué un gerente del turno de noche de hotel acaba haciendo de topo en una organización de traficantes de armas.

Realmente empecé a ver la serie precisamente por el malo, por Roper; o más bien por quien lo interpreta: Hugh Laurie, más conocido antes por el Doctor House. Aquí no hace de cínico maleducado. Aquí es todo un dandy británico, rico, de gustos caros, con una rubia florero a su lado (Jed, que será un personaje que cobrará más importancia a medida que avance la trama), que viaja en jets privados, se aloja en hoteles de cinco estrellas y vive en un chalecito en Mallorca (eso me resulto curioso, al parecer en la novela es en alguna isla caribeña). La verdad es que Laurie lo hace bien en el papel de malo frío, cínico y bastante hijo de...

Una de las consecuencias colaterales de haber cambiado los escenarios donde se ambienta la serie y que uno de ellos sea España, es que ahora, uno de los personajes (un abogado corrupto llamado Juan Apóstol) ahora es español, y para mi sorpresa cuando vi la serie es nade manos que Antonio de la Torre.

Al final, lo que tienes es lo que podrías esperar de en una trama de espías con topos infiltrados: la inteligencia británica (el MI5 y el MI6) la CIA norteamericana, traiciones, la incertidumbre continua de si el malo sospecha más de lo que parece del bueno y lo ha descubierto aunque lo deja hacer (la verdad es que el suspense está bastante logrado en algunos episodios),... y también la sospecha de que mientras tu tienes un topo infiltrado en la organización de Roper, quizá el poderoso Roper también tenga algún topo infiltrado en al inteligencia británica o norteamericana.

Otra cara reconocible es la de Olivia Colman, que aquí es Burr, la jefa del servicio de inteligencia que capta a Pine y lo infiltra en la organización de Roper, pero que a los seriéfilos les sonará mas por se la policía de pueblo de la magnífica Broadchurch.

Entre los puntos negativos... bueno, quizás los actores no estén todo lo aprovechados que podrían haberlo estado, a excepción de Hugh Laurie, y no me acabo de creer del todo la relación entre Pine y Jed, la chica florero de Roper, aunque si que están bien contados los motivos de ella, su vida anterior, y cómo ha llegado a ser la pareja de Roper. También puede que el final sea un poco convencional, o incluso casi esperado...

Pero en general hay que reconocerle a la serie una factura impecable, al fin y al cambo estamos ante una producción de la BBC, pues se trata de una serie británica, aunque dirigida por una danesa: Susanne Bier (que ha dirigido algunas películas interesantes como Cosas que perdimos en el fuego o En un mundo mejor, que se llevó el Oscar a la mejor película extranjera).

También es de agradecer el hecho de que se trate de una serie cerrada: nada de primeras temporadas que luego se irán alargando y alargando y perdiendo calidad hasta que alguien decida cancelarlas. No, aquí es una historia completamente cerrada, que empieza y termina dentro de los 6 episodios de una hora de duración de los que consta la serie, porque además esa es otra de sus cualidades: realmente es una miniserie.

En general muy interesante, recomendable y bastante buena, son seis horas que merece la pena dedicarle.



Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com/2016/04/el-infiltrado-el-gerente-de-noche.html
Seldon
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6
24 de octubre de 2014
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de esta serie es curiosa. Al parecer, hace unos años, Guillermo del Toro tuvo la idea de hacer una serie de televisión de vampiros, muy en la línea de otras obras suyas mezclando fantasía y terror pero ambientando la historia en el mundo real. No encontró nadie que le financiara el proyecto o no convenció a la FOX para que se embarcara en la idea, así que a punto estuvo de no llegar a nada.

Pero alguien la sugirió que expandiera la idea y la convirtiera en una novela. Del Toro era guionista y director, pero no novelista, así que se buscó a uno (Chuck Hogan) para que se la escribiera (o para que la escribieran juntos, porque la novela acabaron firmándola los dos). El resultado se publicó en 2009 con el nombre de The Strain (en español Nocturna).

Y al final acabó siendo una trilogía, porque tras Noctura se publicaron Oscura en 2010 y Eterna en 2011. Irónicamente tras el éxito de las novelas los estudios de cine y las cadenas de televisión empezaron a hacerles ofertas para adaptarlas. Carlton Cuse, uno de los creadores de Perdidos hizo de productor ejecutivo y el propio Del Toro dirigió el episodio piloto.


The Strain es una historia de vampiros ambientada en Nueva York, pero está lejos de la visión moderna de vampiros guapos y guays de series como Vampire Diaries o True Blood. En este sentido está más cerca de los vampiros clásicos, al estilo de Bran Stocker.

Pero claro, se trata de una historia de vampiros, así que, como ocurría en Drácula, el vampiro más poderoso, por poderoso que sea necesita ayuda al principio de ciertos humanos –a los que obligan o convencen- para llevar a cabo sus planes, que no son otros que conquistar Nueva York y el mundo a base de convertir a más y más humanos en vampiros.

Los vampiros de Del Toro se parecen a los vampiros clásicos, pero no son iguales. Olvidaos del ajo y de los crucifijos, de las estacas de madera y del agua bendita. O de necesitar invitación para entrar en una casa.

Si que les quema el sol, o más exactamente, como descubrirá el doctor Eph, la luz ultravioleta. Les afecta la plata, de hecho, aunque si que se reflejan en los espejos, si estos tienes el fondo hecho con una aleación de este metal, su reflejo vibra. Se los mata al estilo zombie, y en lugar de sangre tiene una especie de sustancia lechosa. Y sí, beben sangre, están sedientos de sangre, pero a diferencia de los vampiros clásicos, nada de colmillos y mordiscos en el cuello: los vampiros recién convertidos acaban desarrollando una especie de larguísima lengua con un aguijo al final que usan para chupar la sangre de sus víctimas.

Una de las cosas curiosas de la serie es que intenta modernizar el tema vampírico tratándolo como una enfermedad. La idea no es nueva: ya lo hizo por ejemplo Richard Matheson muchas décadas antes en Soy Leyenda, pero es curiosa. De hecho por eso la serie empieza centrándose en los médicos del CDC y en sus investigaciones: los vampiros de Del Toro no son sino huésped de un parásito, con forma de gusano, que es lo que se introduce en el cuerpo del humano cuando un vampiro se está alimentando.

Así, mientras el contagio y el caos se va extendiendo, acaba formándose un grupito de supervivientes, -los protagonistas de la serie- que son los que se dan cuenta de contra que están luchando y son conscientes de lo que pasa: los médicos, algunos de sus familiares, una rubia que es un hacker, un exterminador de ratas de origen ucraniano,...

Y por supuesto también está Setrakian, en torno al cual se agrupan. Las referencias al clásico son continuas, y proablemente Abraham Setrakian sea la más clara: un anciano de origen armenio superviviente de los campos nazis que regenta una tienda de empeños en Harlem, pero que tiene un sótano lleno de armas de plata, un bastón que es una espada, y un corazón de vampiro conservado en un tarro con formol. Setrakian lleva décadas luchando contra el mal, y sabe a lo que se enfrenta. ¿No es recuerda a Van Helsing?

La serie es entretenida de ver, pero poco más. No aburre, pero sientes que le falta algo que hace que esté muy lejos de las grandes series de calidad.

Quizás sea que el tema está muy trillado, aunque le hayan intentado dar un cierto barniz moderno: la historia ya la conocemos: el Amo, el Maestro (el vampiro más poderoso) controlando a los demás y luchando contra los buenos, capitaneados por Van Helsing/Setrakian. Aunque el argumento concreto sea diferente y desconocido. No lo se.

Por cierto una de las cosas que menos me gusta es que enseña al “monstruo” muy pronto. Hay una regla clásica del terror (que se aprendió bien por ejemplo Ridley Scott cuando hizo Alien): mientras más tarde vea el público al monstruo, y mientras menos claramente lo vea, mejor.

En fin, pues eso, que está entretenida y no es una completa pérdida de tiempo. Pero eso sí, igual que hay una trilogía de novelas, probablemente habrá tres temporadas, porque los 13 episodios de esta primera adaptan a la pantalla sólo la historia de la primera novela, así que tenemos asegurados vampiros de Del Toro para al menos dos años más.

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2014/10/the-strain-los-vampiros-de-del-toro.html
Seldon
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5
2 de mayo de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un dinner, una de esas cafeterías/restaurante típicos que estamos hartos de ver en la películas americanas en las que los que las mesas están rodeadas por asientos corridos en tres de sus lados, formando cubículos o reservados, en uno de esos en los que la camarera se acerca periódicamente con la jarra del café a rellenarte la taza, hay un misterioso hombre de mediana, que siempre se sienta en el último cubículo, en el último reservado (de ahí el título The Booth at the End). En toda la serie no conocemos su nombre, simplemente es “El Hombre”, pero día tras día se sienta allí, y allí recibe a sus misteriosos “clientes”, parroquianos de toda clase, sexo o edad, que van a que sus peticiones sean atendidas.

El hombre no los conoce a ellos, y ellos no conocen al hombre, pero han oído hablar de él. Han oído que concede “deseos”, pero los deseos no son nunca gratis: hay que ganárselos. Y esa es la cuestión: ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar para conseguir lo que quieres?

Los peticionarios, una vez se han presentado, dicen que es lo que desean. Cosas imposibles cosas alocadas, cosas razonables, o cosas terribles. Un hombre desea que su hijo pequeño se cure de su leucemia, otro, tímido y que se considera poco atractivo, quiere que una chica de revista, una modelo, a la que ni siquiera conoce personalmente, se enamore de él. Otro quiere localizar el botín de un robo a un banco, un pintor fracasado quiere ser un buen pintor,...

Una monja que está perdiendo la vocación quiere que Dios le hable, una chica joven quiere ser más bonita, un joven quiere ser invulnerable y vivir para siempre, una mujer de mediana edad simplemente quiere ser amada.

Pero no todos quieren cosas para ellos mismos, de forma egoísta. Un niño quiere que su padre –al que su madre ha echado de casa por alcohólico- vuelva y deje de beber. Un anciana quiere que su marido se recupere del Alzehimer que padece. Una chica quiere simplemente que su padre vuelva a ser feliz,...

Pero todos tienen una cosa en común: son deseos prácticamente imposibles, algunos más que la mayoría: un hombre quiere borrar los últimos 20 años de su vida y simplemente encontrarse con que ha estado casado con su primera novia del instituto, en vez de con la mujer con la que lleva dos décadas casado. Otro hombre mayor quiere simplemente erradicar una religión del mundo, y que todos sus creyentes de desaparezcan.

¿Y cómo funciona? Una vez hecha la petición, el hombre consulta un cuaderno encuadernado en piel, toma algunas notas, y le encarga una tarea al peticionario. Si hay trato y la tarea es completada, el deseo se concederá, lo que se pidió simplemente ocurrirá. Si no lo hay, o si la tarea no se realiza completamente o en los términos indicados, o si a medio camino quien a pedido el deseo, no sigue adelante y se arrepiente, simplemente no ocurrirá.

Como “El Hombre” les dice: él no hace nada: son ellos, los que al hacer la tarea, hacen que las cosas ocurran. Sencillo ¿no? Pues no, porque el problema es aunque las peticiones son disparatadas o irrealizables, las tareas si son realizables, pero a veces a un alto precio.

A uno alguno le puede tocar como tarea sacar de su casa a alguien que voluntariamente no sale nunca de ella. Para otro la tarea es robar una cantidad específica de dinero (101.043 $) de uno o varios bancos. Para otro convertirse en padre. Para otro encontrar a alguna persona que esté perdida y devolverla a casa, Para otro elegir al azar a una niña, secuestrarla y matarla. Para otro construir una bomba que mate a un gran número de personas inocentes...

Las tareas sólo tienen una cosa en común: parecen completamente aleatorias. No tienen porqué ajustarse a las posibilidades de realizarlas que –a priori- pueda tener el peticionario. No son proporcionadas a las peticiones: un deseo difícil puede lograrse con una tarea fácil. Y tampoco se corresponden con la bondad o la maldad de las peticiones: un deseo desinteresado, para hacer el bien a otro, puede requerir una tarea monstruosa y que cause daños a terceros, tanto como podría requerirlo un deseo malvado.

¿A que la idea es buena? Francamente creo que el planteamiento es muy original. Es una serie barata de realizar, que se basa simplemente en las ideas y los diálogos: nunca vemos ninguna escena fuera de la cafetería, simplemente encuentros entre “El Hombre” y sus peticionarios, y alguna aparición ocasional de Doris, la camarera. Pero ese no es el problema.

< en el spoiler lo cuanto, por si acaso revelase algo >

En general creo que esta serie es un magnífico ejemplo de cómo desperdiciar una buena idea, o no sacarle todo el partido posible. Porque a pesar de todo, no creo que sea una serie completamente desdeñable, entre otras cosas por su corta duración: los episodios son cortos (poco más de 20 minutos) y las temporadas cortas también (de 5 episodios cada una).

De hecho la segunda temporada tiene algunos giros interesantes que me convencieron para que, después de dejarme a medias al final de la primera, siguiera viéndola: “El Hombre” ha cambiado de cafetería para montar su pequeña oficina, pero Doris, la camarera de la anterior, lo encuentra, y le revela algo sorprendente... Y todo simplemente para volverme a quedar con un final abierto tras la segunda temporada.

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com/2015/05/the-booth-at-end-como-desperdiciar-una.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Seldon
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4
16 de diciembre de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En uno de los muchísimos diálogos ocurrentes de la película El Consejero, Reiner (Javier Bardem) dice poco más o menos:

“... prefiero a las mujeres inteligentes. Pero son un vicio jodidamente caro.
[...]
A una mujer puedes hacerle cualquier cosa... menos aburrirla.”

Bueno, pues eso es simplemente lo que le pasa a El Consejero, que llega a aburrir.

Lo tenía prácticamente todo para ser un peliculón. Tenía a Ridley Scott de director, que si bien es algo irregular últimamente sale a algo así como una obra maestra del cine por década y tiene otro puñado de buenas películas. Tenía a Cormac McCarthy como guionista, uno de los novelistas contemporáneos más interesantes (y más apropiado para este tipo de historias ruda, bronca, dura...) y tenía de protagonistas a Javier Bardem, a Cameron Díaz, a Brad Pitt a Michael Fassbender, a Penenlope Cruz,... joder si por tener entre los secundarios estaban gente como Dean Norris (el Hank de Breaking Bad) o Natalie Dormer (Margaery Tyrell de Juego de Tronos)...

Pues con todo esto, mucho nombre y mucha promesa, pero la cagan.


No estoy muy seguro de si la culpa es del director, de la historia o de los actores. Ridley Scott no es perfecto, de hecho es bastante irregular, y puede darte una de arena (en este caso ya lleva dos de arena seguidas) o una de cal. Este es el caso: Una puesta en escena muy estilizada en las mansiones y los pisos de los protagonistas y muy poco creíble en las escenas supuestamente mejicanas o de la frontera. ¿De verdad era más barato rodar en España la frontera Tex-Mex?

Cormac McCarthy es un novelista magnífico, con historias como Meridiano de sangre, No es país para viejos o La carretera, pero se ve que como guionista no pasa de aprendiz. El caso es que lo intenta. Como todas sus historias, esta es sórdida, ruda, violenta... y está llena de buenas frases y de diálogos ingeniosos (se nota el sello de escritor) lo que hace que se salve algo.

“No conoces a alguien hasta que no sabes que lo que quiere.”

O esta otra:

“¿Sabe por qué Jesús no nació en Méjico? Porque no pudo encontrar tres Reyes que quisieran venir a verle ni una virgen.”

No faltan sus escenas más violentas que sangrientas, al estilo de No es país para viejos, ni las truculentas al estilo de La Carretera. Y además incluye algunas escenitas un poco subiditas de tono, provocativas para escandalizar al personal (véase la de Malina/Cameron Diaz y el Ferrari, también conocida por “ella se folló mi coche”, por ejemplo)

Pero puede que le pierdan dos cosas, una la verborrea y el bombardeo constante de tanta frase ingeniosa: para cuando llegas al abogado mejicano recitándole a Fassbender versos de Machado (ya sabéis aquello de “caminante no hay camino”) la verdad es que ha hace mucho que has pasado el punto de no retorno.

Y la otra es que peca anticipar demasiado las cosas que no debe y de no explicar las que debe.

Deja que te pierdas en la trama (al principio no sabes que es lo que se está jodiendo realmente en al operación y porqué ni quien lo está jodiendo, y para cuando averiguas quien es el malo que la estaba jodiendo te da un poco igual) pero no duda en contarte lo de la las snuff movies o cómo funciona el “bolito” ¿Alguien duda que saldrán más adelante? ¡Joder!, pero si hasta se lo advierte el personaje de Brad Pitt al de Fassbender:


-Quizás creas que hay cosas que esa gente es simplemente incapaz de hacer. No las hay.
-Trataré de recordar eso.
-Bien.


¿Y en cuanto a los actores?

Bueno, pues Penélope Cruz no pasa de florero aceptable para adornar la pantalla ¿ha hecho esta mujer alguna vez un buen papel?

Michael Fassbender el ídolo de las nenas últimamente, está correcto, ni más ni menos. Puede que esté más bueno que un queso, pero particularmente no me parece un actor excepcional. Y aquí es solvente, pero nada más. Incluso está un poco afectado y pasado de vueltas durante la última parte de la película en México, muy afectado él en su desgracia y su dolor.

Javier Bardem da el espectáculo con esos pelos que le han puesto. Pero vamos a ver, ¿a este hombre siempre hay que darle papeles de psicópata o de tío raro? Mientras que en No es país para viejos lo bordaba, aquí está más bien histriónico, como cuando le dieron el malo de 007. De hecho, soltando esas frases lapidarias de McCarthy como:

"Abogado, siempre he pensado que un título en leyes era una licencia para robar pero que tu no has rentabilizado la tuya todavía."


Con esa voz que le han puesto en el doblaje, a mi a quien me recuerda más es a Al Pacino cuando se pone histriónico, o mejor incluso, como no deja de repetirle a Fassbender “abogado” esto “abogado” lo otro, si le añades el tonito de José Mota lo que tienes es la imitación de De Niro en El cabo del miedo.

Ni siquiera Brad Pitt logra sobresalir. Repite el mismo que hacía en Mátalos suavente, de gangster tipo “El-mas-chulo-del-barrio-tiro-por-que-me-toca”. Correcto, pero poco más. Cansa ver hacer lo mismo otra vez.

(sigo en spoiler sin desvelar nada)


Más en:http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/12/el-consejero-una-mujer-le-puedes-hacer.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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