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España España · Somewhere Far Beyond
Críticas de Richy
Críticas 1.369
Críticas ordenadas por utilidad
7
14 de octubre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simplemente impresionante esta vuelta de Scorsese a lo que mejor sabe hacer. Desde "Casino", han tenido que pasar once años para que el director neoyorkino nos deleitara con otro cuento urbano, si bien no de la misma calidad, pues "Casino" puso el listón muy alto, al menos bastante parecido y con un ritmo vertiginoso y endiablado como solo él lo sabe hacer.

"Infiltrados" es puro cine de evasión pero del bueno. La historia comienza rápidamente, sin dar tiempo al espectador a absorver lo que está viendo y perdiéndose irremediablemente entre tanto personaje. El hilo se consigue coger más adelante, aunque Scorsese es consciente de ello y no desea que el espectador vaya parándose y analizando cada cosa que ve: se lo da todo rápido y sin compasión ninguna, pues la verdadera intención es la de que el espectador se impregne del ritmo frenético de las escenas y ya habrá tiempo de atar cabos.

Basado en el film "Infernal Affairs" de Lau Wai Keung, de gran éxito, cuenta la historia de dos policías (DiCaprio y Damon) infiltrados dentro de sus respectivos grupos: Billy (DiCaprio) es un topo dentro del grupo de un mafioso y sanguinario capo irlandés llamado Frank Costello (un excelente Jack Nicholson, como casi siempre), y Colin (Matt Damon) trabaja para Costello y le informa de todo lo que avanza la policía para dar con él, por lo que Costello nunca es detenido. Tanto un grupo como el otro sospecharán de que hay sendos topos infiltrados e intentarán dar con ellos, mientras que dichos topos se verán tan agobiados por sus mentiras que sufrirán en sus propias carnes las consecuencias de intentar desenmascararse entre ellos.

Por si fuera poco, Scorsese se ha rodeado de un buen elenco de estrellas reconocidísimas dentro del panorama cuyos nombres por sí solos brillan con luz propia: DiCaprio, Matt Damon, Jack Nicholson, Mark Wahlberg, Martin Sheen, etc. En el caso de DiCaprio y Nicholson es más notoria la calidad de las interpretaciones y no tanto en Matt Damon, actor que ha ganado para mí enteros con la trilogía de Bourne pero en el resto de papeles parece perder un poco de gas.

Scorsese deja patente su arte a la hora de rodar escenas de acción. Los hechos se van sucediendo rápidamente al ritmo de un sinfín de canciones indispensables en la discoteca de un melómano, con figuras como los Rolling Stones o Van Morrison que acompañan de fondo en una trama repleta de violencia y tensión a partes iguales. Se sugiere, además, una forma de hacer cine muy clásica, con planos fijos incluso en las escenas de acción y escasos "travelling", algo muy raro en estos días repletos de filmes de acción mareantes con cámara en mano y planos móviles la mayoría de las veces poco claros. Scorsese consigue así dejar bien claro que no ha desperdiciado ni un ápice de su talento de siempre.

Scorsese firma así otra película que, aunque algo más floja, entra dentro del selecto grupo donde se incluyen "Casino" y "Uno de los Nuestros". Casi nada.
Richy
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8
7 de octubre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grandiosa y maravillosa película de Frank Capra, verdadero canto a la amistad, al amor, al humor y a las buenas intenciones.

Aunque no sea la gran obra maestra de Capra, es quizás la más recordada y la más emitida en televisión, por su innegable capacidad de emoción y su mensaje esperanzador de un calado hondo que pocas veces se siente en una película. El mensaje llega poderosamente al alma como una tormenta de nieve, se queda acumulado hasta que estalla en una sensación de gozo indescriptible, en una complicidad con los personajes fuera de lo común hasta llegar a sentir lo que ellos sienten, sufrir lo que sufren, reir con sus risas y llorar con sus lágrimas.

A un espléndido guión se le unen unas notables interpretaciones en donde sobresale la de James Stewart, con un registro cargado de humor, ironía y tragedia. Es un hombre repleto de ilusiones, de ver mundo y descubrir sensaciones nuevas, al que el destino le ha reservado quedarse al corriente del negocio de su padre, una humilde empresa de préstamos que sufre las consecuencias de las crisis y de su principal enemigo, otro prestamista rico llamado Harry Potter (menos cachondeo... ¿ok?). La vida no le trata muy bien, tiene oportunidades pero sus principios son más fuertes que sus ilusiones, lo que le acarreará muchos problemas pero siempre sobreviviendo a ellos y obteniendo el favor de sus conciudadanos y amigos. Hoy en día, algunos de sus comportamientos serían difíciles de entender pues nuestra vida está muy vacía de elementos altruistas y prima más el mantenimiento del status quo individual que el colectivo. Por ello, quizás George Bailey pecaría de ser algo estúpido si viviera en nuestro tiempo, aunque su innata bondad sería reconocida por todos.

Bien es cierto que la introducción del elemento fantástico del ángel sin alas le resta credibilidad a la cinta, pero no olvidemos de que se trata de un cuento de Navidad y los milagros tienen que darse casi de forma obligatoria. El entrañable ángel, bien interpretado por Thomas Mitchell, hará que Bailey vea cómo sería el mundo sin su presencia, y con ello le suministra una enseñanza sencilla pero verdadera: nadie es prescindible a pesar de lo que uno piense de sí mismo o de los demás.

Indispensable y altamente recomendable como gran obra del cine de todos los tiempos que pervivirá a pesar del paso del tiempo.
Richy
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6
25 de agosto de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En plena prehistoria de la era digital, cuando compañías como ATARI entretenían al mundo con videojuegos en 3D vectorizados, apareció en las pantallas esta ambiciosa producción de la factoría Disney que pretendía ser un punto de inflexión en la ciencia-ficción. En ese mismo año, películas como "Blade Runner" ya lo estaban consiguiendo, y "Tron" pecó de estar demasiado adelantada a la conciencia colectiva. Su fracaso en taquilla se debió a que apareció antes de tiempo.

El mundo visionario de "Tron" está muy presente en el cine de hoy en día, repleto de producciones cyberpunk como "Matrix" y sus derivadas, pero en 1982 el concepto de realidad virtual no estaba tan presente en la mente de la gente común como lo puede estar hoy, donde hasta un niño de teta nace sabiendo lo que es un bit. Por ello, el exuberante mundo digital en el que se desarrolla la acción pudo haber pillado por sorpresa a más de un espectador incauto que se acercara al cine esperando ver una especie de híbrido entre "Battlestar Galactica" y "Star Wars", y encontrándose con un universo hiperextraño de construcciones matemáticas binarias en BASIC.

Pero "Tron", en su gran simplicidad de guión y en su aparente simplicidad estructural, encierra algo más que una película de entretenimiento juvenil. Ese mundo virtual ha sido ideado nada menos que por el visionario futurista de "Blade Runner" Syd Mead, en conjunción con el artista conceptual Moebius que también trabajó para esa película, por lo que el aspecto visual está mas que cubierto. Quizás los trajes luminosos que visten los personajes tengan ya un cierto olor a rancio, pero encajan perfectamente en ese ambiente futurista que es tan encantadoramente arcaico en nuestros días.

A destacar las interpretaciones de David Warner, un espléndido villano como casi siempre, y Jeff Bridges, que repetirá en su papel de Flynn en el remake que ya ha filmado en flamante 3D Joseph Kosinski. No tendrá la misma magia que la original, pero le daremos el beneficio de la duda de momento.

Y me iré, recorriendo las autopistas de datos, a lomos de la interface...
Richy
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7
21 de junio de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acertada y laureada ópera prima del realizador mexicano Guillermo del Toro, híbrido entre Álex de la Iglesia y David Cronenberg aunque físicamente se le parezca más al primero. Del Toro vino al mundo cinematográfico con un ejercicio de terror estilizado y muy clásico, casi gótico, que fue muy galardonado en su país de origen y aplaudido fuera de sus fronteras.

"Cronos" es una innovadora visión del mito vampírico en la que intervienen conceptos oscurantistas y herméticos. El interesantísimo comienzo, a modo de prólogo, es ya una pequeña obra maestra dentro de la misma película, y nos enseña el origen alquímico del objeto llamado "la invención de Cronos" por el que lucharán todos los protagonistas.

La narración de Del Toro tiene su toque siempre elegante en la figura de Federico Luppi, actor fetiche del realizador mexicano, en un acertado papel. Es un anticuario llamado Jesús Gris (curioso apellido que identifica notablemente su personalidad), que encontrará el extraño artefacto y se dará cuenta de su poder y, a la misma vez, de su maldición. Su historia se va haciendo tan oscura como la misma ambientación del filme, repleta de filtros azulados que acompañan a la figura atormentada de Gris en un periplo que, si bien es de corte vampírico, recuerda a a "La Mosca" de Cronenberg en algunos aspectos y, al igual que el director canadiense, Del Toro incide más en el terror interior que en el exterior, más en la enfermedad que en las amenazas externas.

Aparte de Luppi destaca dentro del reparto la némesis del protagonista encarnada en Ron Perlman, cuyo papel es fácil de identificar en la filmografía posterior de Del Toro: el villano cruel, sin sentimientos y colérico, al que el espectador está deseando ver convertido en papilla.

En definitiva, una original muestra de cine fantástico con sabor a cine artesano y que pocos aficionados al género olvidarán.
Richy
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8
17 de junio de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí señor, así es como se finiquita una saga, de forma épica y no como un sueño de Resines (los “millennials” no tendrán ni idea de lo que estoy hablando).

Los Russo nos dejaron temblando de emoción y a la expectativa en la magnífica “Vengadores: Infinity War” (2018), para mí el verdadero canto de cisne de toda la saga, pero a su larga conclusión (3 horas de película) no hay que quitarle tampoco ningún mérito, a pesar de sus numerosas incoherencias y su atrevimiento con algunos personajes. Puede que todo eso sea lo que le ha llevado a muchos marvelianos a suspenderla, pero considero que es una decisión demasiado radical.

En primer lugar, tenemos que acercarnos a la película como lo que es: un espectáculo palomitero carísimo, destinado única y exclusivamente a entretener con unos efectos visuales portentosos, unos personajes carismáticos y un villano de lo mejorcito que ha dado el blockbuster reciente. Además, el hecho de haber logrado plasmar en la gran pantalla el espíritu de los millones de cómics que se han vendido a lo largo de la historia es ya de aplaudir, y además no sólo el espíritu sino el desarrollo de las historias, haciendo similitudes entre las colecciones propias de cada personaje y las películas propias, o los crossovers en papel y los crossovers cinematográficos. Hemos visto una clara evolución de los filmes que componen toda la franquicia (los, digamos, “oficiales”), con tramas aparentemente separadas, y que alcanzan verdadero sentido en este “Endgame”. Desde aquella ya lejana “Iron Man” (2008) hasta la más reciente “Capitana Marvel” (2019), Disney lo ha dejado reposar todo para que fuera calando en el espectador a lo largo de los años, con la paciencia del que sabe que no tiene nada que perder, y unir todas las tramas en un popurrí final.

Si bien es cierto que la solución que los Russo le dan al problemón que plantearon al final de “Infinity War” está muy cogida por los pelos, y además es una solución muy manida y poco original, por otra parte, es una herramienta muy útil si se pretende construir una película-homenaje de toda la saga. “Endgame” parece así un gigantesco tráiler de las 21 películas anteriores, que obliga al espectador a verlas si quiere darle algún sentido a todo el caos aparente que se desarrolla ante sus ojos, pues el toque nostálgico es el ingrediente especial con el que se enriquece todo el caldo. En cierta forma, es el mismo mecanismo con el que funcionan las secuelas: repetir el éxito de la película original, sólo que aquí se lleva al extremo y se calcan escenarios y hechos de forma descarada.

Sin duda, el plato fuerte son los personajes. Los espectadores los conocen desde hace años, los han visto evolucionar (y también involucionar en algunos casos), han vivido con ellos muchos momentos emocionantes, han elegido a sus favoritos y los han seguido hasta el final. Por eso ahora están ávidos de saber si su héroe estará entre los más valientes, los más heroicos, los que marcarán la diferencia o los cruciales para el desenlace definitivo. Aquí los Russo se han columpiado demasiado y han arriesgado innecesariamente, aunque sospecho que buena parte de culpa la tiene la Disney y su política de “humor blanco” en todas sus producciones. El resultado ha sido cargarse, o más bien ridiculizar, a dos personajes concretos de los que se esperaba justo lo contrario, lo que ha llevado a más de uno a poner el grito en el cielo.

¿Y por qué ponerle un 8 después de todo? Porque a todos nos parece fácil hacer una película. Cada uno de nosotros tiene su propia opinión sobre lo “lo fácil que sería haber cambiado esto o lo otro”, y seguro que hay infinitos “Endgame” en infinitos mundos paralelos donde, en uno de ellos, los Russo han hecho la película perfecta de cada uno de nosotros, pero esto sólo lo sabe el Dr. Strange. En el mundo que nos ha tocado vivir, el filme tiene sus más y sus menos, pero no deja de ser una obra extraordinaria en su concepción, y hay que valorarla como lo que es: una magnífica labor de síntesis al servicio del espectáculo y de la épica.

Fin del juego… ¿o no?
Richy
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