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España España · Granada
Críticas de Ygorla
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Críticas 132
Críticas ordenadas por utilidad
7
14 de octubre de 2022
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Qué lo fantástico puede ser melodramático a veces se nos olvida. Quizá sea ese uno de los motivos por los que tanto sorprende ver ‘Tropique‘ en un festival como el de Sitges, donde lo que se espera, irremediablemente, es mucha sangre, fantasía, locura y una buena base de gore. Pero la realidad es qué, cómo ya nos han demostrado también ‘Unidentified Objects‘ o ‘La Paradoja de Antares’, lo fantástico tiene tantos matices como quiera dársele, y, la película de Edouard Salier nos permite hablar de mucho más que caos y sangre a raudales.


Norte de Francia, 2041. Lázaro y Tristán, hermanos gemelos y mejores amigos, se entrenan juntos para las pruebas de ingreso en la Academia Astronauta. Un día, Tristán se contagia de un misterioso residuo que convierte su físico en monstruoso y debilita su capacidad intelectual. Este desastre fuerza a Lázaro a intentar a olvidar el recuerdo que tenía de su hermano para poder quererlo tal y como es ahora, en un mundo donde no hay lugar para los monstruos.

‘Tropique’ es un acercamiento pausado a uno de los mayores miedos que tenemos los seres humanos, la pérdida, solo que en este caso se concreta en la pérdida de la identidad y por ende, el norte. Los personajes Tristán y Lázaro tratan de reconstruir y rehacer realidades, no solo porque son el futuro de una humanidad que está condenada si se queda en la Tierra, sino porque se verán forzados a reformular su pautada existencia de la mañana a la noche. ‘Tropique’ es encontrarse a uno mismo a pesar de no reconocerse, es aceptarse bajo una nueva óptica mientras se siente que el suelo bajo los pies ha desaparecido sin dejar rastro y conseguir que quien te rodea logre hacer lo mismo.



Aquí es donde nace lo terrorífico de esta cinta, en lo volátil y frágil que es nuestra condición humana por muy resiliente que se sea. ¿Cómo se lidia con un elemento extraño que de golpe deja a dos de los chicos más preparados y con proyección de Europa en la estacada? ¿Cómo se pasa de estar entre la élite a caer en el ostracismo y vivir apartado como un monstruo sin salvación?

Edouard Salier se rodea de un equipo interpretativo impecable para hacerlo. Marta Nieto en el papel de madre abnegada que lo ha dado todo siempre por sus hijos sobresale gracias a unos cambios de tempo en su personaje que le permiten irradiar felicidad en pantalla haciéndonos querer bailar junto a ella, obligándonos, a un mismo tiempo, a sentir, también, el peso del mundo sobre sus hombros cuando, agotada, no pueda gestionar más vivir al día, obviada y sin nadie en quien apoyarse en una sociedad extremadamente clasista.

Louis Peres trabaja de forma sólida y con una enorme presencia el papel de líder y hermano mayor que tiene las ideas claras. Un joven conocedor de que el fallo no es una opción si quiere tener un futuro del que sentirse orgulloso. Es uno de esos personajes inquebrantables que parecen inmutables pero que estallan en miles de pedazos y matices justo cuando la historia lo necesita. Algo similar ocurre con Lázaro, llevado a la vida por Pablo Cobo, quien se suma al reto de ponerse en la piel de un personaje cambiante que no para de evolucionar y de cuestionarse su presente y futuro. ¿Serán capaces de sobrevivir a las circunstancias?


La naturalidad con la que los personajes entran y salen de escena, la quietud de una cámara que nos permite reflexionar sobre estado mental de los personajes mientras disfrutamos del hábitat que los rodea, pudiendo pararnos a analizar sus detalles genera un diálogo mucho más profundo del que tendríamos si la acción saltase a toda velocidad entre escenas. Pero esa pausa no implica carencia de intensidad, sino más bien lo contrario. En todo momento se siente el peso de las emociones, que se trasvasa al espectador a través de una cuidada fotografía que te hace viajar entre la amabilidad de lo conocido y el exotismo y fascinación que nos asalta cuando los protagonistas se encuentran entrenando en unas instalaciones de élite que nada de mundanas tienen.


Lo mismo compartimos plano con los protagonistas que los miramos fijamente a la cara. Esta es una cinta en la que siempre está ocurriendo algo, aunque en la mayor parte del metraje es una actividad interna de los personajes. Son sus transformaciones emocionales en las que buceamos y, mientras no esperamos nada novedoso de sus acciones, nos sorprendemos con sus decisiones en cada paso que dan. Luchan contra un pasado que los ancla sin permitirles alcanzar un futuro que requerirá dejar atrás todo lo que les es querido y conocido.

El director consigue darnos todo esto en las dosis justas para atraparnos en su mundo, y por ello el tiempo vuela. Si eres capaz de sentarte a ver ‘Tropique’ sin esperar nada de ella salvo una película sólida encontrarás belleza visual en su puesta en escena, un guion lleno de matices y preguntas trascendentales, así como unas interpretaciones honestas que te harán creer cada segundo de una representación distópica que quizá no esté tan lejos como nos gustaría creer.

Crítica para www.magazinema.es
Ygorla
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3
26 de septiembre de 2022
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En Dramaland, como en todo hábitat seriéfilo, existen esos dramas que son llamados ‘viejitos’ porque aparecieron durante los 90 y comienzos del nuevo milenio. Mucho ha llovido desde entonces, infinitas cosas han cambiado y otras tantas se han mantenido impasibles ante el paso del tiempo. He hablado en alguna ocasión de series de esta época, pero hasta ahora nunca lo había hecho como haré hoy.

El drama con más años que he visionado hasta la fecha ha sido ‘Sandglass‘, una serie de esas épicas, creada allá por 1995, que recogía de manera magistral los cambios sociales que la Corea de aquellos años sufría, mientras nos dejaba una historia de amor para el recuerdo. Con ella en mente, y sabiendo de lo que era capaz la industria del entretenimiento, esperaba de ‘I’m sorry, I love you’ al menos, altura y buen hacer independientemente de la historia que contase.

Por desgracia para mi no fue así. Lo que encontré al visionar ‘I’m sorry, I love you’ fueron horas de patetismo, hastío y aburrimiento infinitos mientras la trama daba vueltas absurdas sobre si misma para llegar a ninguna parte. Esta es la historia más triste y mal contada de todos los tiempos. Igual que ‘Romeo y Julieta’ pasó a los anales de la historia como epitome del romance juvenil, esta debería caer en el olvido porque no consigue en más de 20 horas de metraje hacernos empatizar, soñar o llorar con sus protagonistas.

Y no lo consigue porque seamos piedras sin sentimientos o almas demasiado frías para apreciar su dolor o supuesto profundo amor. No nos conmueve porque nos cansa hasta matarnos de aburrimiento con el egoísmo y sentimentalismo de pacotilla que despliegan todos y cada uno de los personajes, siendo imposible ver más allá del ombligo de cada uno de los personajes.

Por donde empezar, hagámoslo por el guion. El guion es aburrido, ni siquiera es ágil o inteligente, y solo se libran algunas pocas frases de las muchas que se dicen. Lo único medio disfrutable son sus silencios, porque es en esos momentos cuando no quieres asesinarlos por decir las cosas que dicen y comportarse como se comportan.

Las reiteraciones, muletillas y sobre todo el tono utilizado por los personajes saca de quicio al más compuesto. Nunca antes había aborrecido una palabra de tanto escucharla. Aquí lo he hecho, y la víctima ha sido ‘ahjussi’. Con todo esto no quiero decir que la idea de fondo sea mala, es sencillamente que no han sabido llevarla a cabo.

Contaba ‘I’m sorry, I love you’ con todos los ingredientes para ser un producto de calidad, comenzando por un reparto estelar que si bien estaba aún por darse a conocer en el caso de los protagonistas más jóvenes, presentaba ya en aquella época una buena proyección, algo que luego ha tenido, siendo su reparto de los más cotizados y respetados de la industria.

A excepción de un par de escenas que se quedan grabadas en el recuerdo, todo lo demás se desvanece por insulso. Los ademanes y gestos de sus protagonistas se sienten forzados como suele ocurrir en las telenovelas de mediodía. No hay continuidad entre las escenas, y aunque el uso de las llamadas telefónicas y las transiciones entre personajes y escenarios en esas ocasiones si gustan a nivel técnico, se hace reiterativo cuando se usa más de cuatro veces por episodio.

Lo único que se salva es la banda sonora, que si bien quizá contenga un exceso de baladas, es excepcional, mezclando temas punteros en el momento de emisión, con canciones creadas expresamente para el show así como con una parte más folclórica como son las nanas. Irreprochable en este apartado, algo que agradecemos enormemente durante el visionado.

A nivel de paisajes y localizaciones, aunque se deja notar la importancia y seguro ‘modernidad’ de algunas de ellas en su día, no consigue el ambiente general de la escena sacar provecho del lugar en el que se está rodando. Solo dos lugares se sienten honestos y bellos en su fusión con el guion. La subida a la casa de Cha Moo-Hyuk en ese barrio pobre y desaliñado, y las escenas en pasos de peatones, que son siempre descorazonadoras cuando se enfrentan a la frialdad del asfalto.

Todas las demás saben a manido y no ofrecen la calidez o inconmensurable tristeza que debieran. No consigue ‘I’m sorry, I love you’ arrebatarnos el corazón, engancharnos a su historia o hacernos llorar por sus desgraciados protagonistas. Me permito, hoy, después de sentir que he desaprovechado mi tiempo mientras la veía, recomendar que no te ocurra a ti lo mismo. Solo si eres una fan incombustible de So Ji Sub o de Lee Hye-yeong serás capaz de aguantarla, y quien sabe, incluso disfrutarla.

Crítica para www.magazinema.es
Nota 3 sobre 10.
Ygorla
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7
18 de julio de 2022
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‘Moneyboys’ es una de las películas más solitarias y tristes de los últimos tiempos. Sus protagonistas, a pesar de estar rodeados continuamente de personas y en contacto estrecho con ellas, son almas que pasan sus días escondiendo su verdadero ser y sentimientos. Son infinitos los momentos en los que podrían dejar bajar su guardia pero pocos en los que pueden permitirse ser vulnerables y eso genera una sensación de quietud en todo el metraje que nos hace sentir incómodos durante todo el visionado haciéndonos querer que pase todo rápido, como si así pudiésemos evitarlo.

Fei (Kai Ko) se gana la vida en la gran ciudad trabajando en la prostitución. Su mundo se derrumba cuando se da cuenta de que su familia acepta su dinero pero no su forma de vida ni su homosexualidad. Con el corazón roto, Fei lucha por comenzar una nueva vida.

Sus personajes son todos parias sociales e incomprendidos, algo que se refleja en las escenas domésticas y familiares, donde los prejuicios y la hipocresía están a la orden del día, pero donde también hay hueco para el cariño incondicional que nos recuerda que hay algo de esperanza en este mundo normativo y encasillado lleno de hipocresía y prejuicios.

Fei, interpretado por Kai Ko, es un joven sin estudios y de familia humilde. Su futuro no se espera brillante, pero, como ocurre en una enorme cantidad de ocasiones, vende su alma y cuerpo al mejor postor en un intento de escapar de la miseria que le rodea. ‘Moneyboys’ nunca juzga, solo muestra acciones y las consecuencias que éstas tienen en la vida del protagonista y de quienes le rodean. Casi sin darnos cuenta, los días, meses y años hacen mella en Fei y el joven con ansías de vivir y escapar se encuentra atrapado en una vida en la que casi parece un mero espectador. Un joven que sufre de forma incesante pero que no se permite ni un ápice de felicidad, aunque nunca sabremos muy bien si es porque no es capaz de aceptar su pasado y presente o sencillamente porque no es capaz de reconocer a qué sabe la felicidad.

A lo largo de su camino se encuentra con pequeños oasis de los que desconfía como si de espejismos se tratase, es el caso de Xiolai (JC Lin) y Long (Bai Yufan), quienes, a su manera, intentan protegerle dejando una huella imborrable en su existencia. La cinta se divide gracias a su presencia en escenas que nos ofrecen la sensación de una obra de teatro, quizá en parte también por los planos fijos, las miradas al frente y las pocas transiciones que hay en el conjunto final.

‘Moneyboys’ ofrece una mirada más a amplia a la sociedad china cuando sienta a los amigos del protagonista en torno a una mesa y expone sus realidades. Cada uno de ellos abre su corazón al resto, sintiéndose seguros del círculo en el que se encuentran, siendo entonces cuando se lanzan al profundo pozo que es decepcionar a quienes te rodean y no cumplir con las expectativas de una sociedad estancada en el medievo en la que el honor familiar está por encima de todo y se entiende solo por algo normativo, estricto, obtuso y vacío de emoción como es medir el éxito en base a lo que se gana y la familia que se tiene, olvidando contabilizar el grado de satisfacción vital y la felicidad con la que se pasan los días.

La película habla en todo momento de aceptación, de la valentía y complejidad que hay en el intentar vivir según unas normas propias, y lo hace mientras pone sobre la mesa la pobreza sistemática de jóvenes que tienen que abandonar su hogar en busca de una vida mejor, o al menos, de lo que ellos creen será una vida mejor. Así los veremos marchar y volver, caerse y levantarse. Toda una oda a cualquier persona que cada día lo intenta una vez más, dejando atrás los golpes pasados.

Se reflexiona sobre la hipocresía, el capitalismo exacerbado y las relaciones personales. Todo en la película es acertado a nivel social, pero quizá se entorpece la transmisión de sus mensajes con un metraje excesivo, que de tan pulcro a veces parece aséptico. Sus interpretaciones son brillantes y cada uno de los actores arriesga, y mucho, al meterse en la piel de esos jóvenes que lo ofrecen todo.

Pero si hay una cosa que enamora es su fotografía. La pantalla se llena de tonos púrpura en los momentos de felicidad pasajera, una felicidad que el protagonista no es capaz de realmente discernir, como si fuese ajeno, por completo, al sentimiento, no sabiendo gestionarlo o siquiera aceptarlo. La contraposición de elementos nítidos y colores puros con los tonos tierra y verdes mohosos nos hacen sentir de forma clara los submundos en los que viven los personajes. Todos los aspectos técnicos hacen calar las atmósferas en las que se desarrolla la acción y durante las dos horas que dura la película viajamos a una realidad completamente desconocida que no se hace extraña aunque si amarga, incómoda y triste.

El debut de C.B. Yi se presentó internacionalmente en el Festival de Cannes 2021, dentro de la sección UN CERTAIN REGARD. Posteriormente, en lo que restaba de 2021 y lo que llevamos de 2022, la película ha girado por numerosos festivales nacionales, recogiendo premios de diversa índole en todos ellos.

www.magazinema.es
Ygorla
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7
15 de junio de 2022
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Dramaland siempre sorprende con series duras, realistas y necesarias. Gracias a ‘Tribunal de menores’ nos adentramos de lleno en el sistema judicial coreano y lo hacemos en la que quizá sea su rama más compleja y difícil de gestionar, hablamos de los casos relacionados con las infracciones por parte de menores de edad.

Si piensas que no vas a ver acción y persecuciones porque se trata de una serie judicial, te equivocas. Este K-drama sorprende con unas escenas de acción brutales, muy conseguidas en sus coreografías e introduce carreras a todo trapo por las abarrotadas carreteras de Seúl y más de una persecución a pie de esas que te dejan sin aliento. No todo en ‘Tribunal de menores’ se lleva a cabo en oficinas abarrotadas de documentación y pulcras salas de juicios y eso hace de ella una serie dinámica que devorarás.

Una dura jueza (Kim Hye-soo) compagina su aversión a los criminales juveniles con sus sólidas convicciones jurídicas, mientras aborda casos complejos en el tribunal de menores.

Kim Hye-soo como Sim Eun-seok en ‘Juvenile Justice’.’ Cr. Swann Studio/Netflix © 2022
La ley está para ser cumplida, no para ser tomada a la ligera, ese es el mantra por el que vive la jueza protagonista. No hay piedad para nadie porque el pasado no puede borrarse y el daño ya está hecho cuando el caso ha llegado a sus manos. Kim Hye Soo da vida a Sim Eun Seok una mujer dura como la roca, que no cree que las personas puedan cambiar. Es austera, solitaria y una adicta al trabajo. Conforme pasan los episodios vamos conociéndola y siendo conscientes de su motivación y actos. La interpretación de esta consolidad actriz, es, una vez más, sencillamente magistral, y así lo refleja su nominación, por este papel a la 58ª edición de los premios Baeksang.

Su contraparte y compañero de oficina es Cha Tae Joo, interpretado por Kim Moo Yul, a quien quizá hayas visto en ‘Iljimae‘ o la reciente ‘Grid‘ de Disney+. La noche y el día. Cha Tae es pura devoción y comprensión hacia los jóvenes que acaban bajo su tutela. Una de esas personas que querrías tener en tu lado del ring, capaz de ver todo lo bueno que queda en nosotros y el potencial que se tiene. Ambos personajes pueden no coincidir en mucho, pero si lo hacen en ser humanos retraídos por sus heridas y traumas pasados.

Por ellos, la dinámica que se genera debido a sus personalidades recuerda ligeramente a ‘Stranger‘. Las ganas de encontrar justicia y hacerlo de forma coherente y sensata, siguiendo unos valores personales muy marcados siempre está ahí, presente en el desarrollo de la historia. Los casos pasan, pero solo en ocasiones muy especiales las defensas bajan y sus protagonistas se encuentran sin la máscara de juez el uno frente al otro.

Las consecuencias de los actos importan, y la edad no debería ser escudo jamás.
Estos dos grandes actores se ven reforzados en pantalla gracias a la presencia de dos pesos pesados de la industria como son Lee Sung Min y Lee Jung Eun que dan, respectivamente, vida a Kang Won Joong y Na Geun Hee, dos jueces al cargo del tribunal donde trabajan Cha Tae Joo y Sim Eun Seok. A través de sus figuras se trabajará la parte más formal de la serie, esa que hace referencia a la moralidad, la ética y la importancia de contar con una norma escrita realista que intente dar respuesta a la criminalidad juvenil.

‘Tribunal de menores’ gira, en parte, entorno a la ‘Juvenil Act’ creada en 1958 y a su posible y necesaria modificación para legislar acorde a los tiempos que corren. Según datos recogidos por ‘The Korea Herald’ 35.390 niños y niñas menores han sido acusados de crímenes violentos en los últimos cuatro años. En el compendio global que es el conjunto de esos casos se inspira esta serie mientras pone de relieve las complejidades de un sistema imperfecto. ¿Cuál es la mejor arma para combatir la criminalidad, la rehabilitación o el castigo? ¿Son ambas posibles?

La verdadera esencia de ‘Tribunal de menores’ está en las relaciones humanas decadentes que la mayoría de los acusados tienen como norma. Es un viaje al verdadero corazón de cualquier sociedad, ese viaje que te quita la venda de los ojos cuando aparece ante nosotros un guion que pone de relieve la crueldad humana a un nivel impensable, porque no solo se trata del crimen en sí, sino de todo lo que lleva al momento de cometerlo y las consecuencias y daños colaterales que las acciones criminales tienen en todos los implicados, ya sea voluntariamente o no.

Jóvenes tan al límite que no son capaces de ver que hay otra salida, que otra forma de actuar o de vivir es posible. Y mientras te metes en su piel te preguntas. ¿Qué hubiera sido de mi en sus circunstancias? ¿Habría escogido otra vida, otro camino? La realidad es que en esta serie se acumulan las víctimas. Es imposible no conmoverse con este K-drama. Está lleno de dolor, superación (solo a veces) y un poco más de dolor. La rabia que no se sabe gestionar se destila de forma no muy distinta en cada protagonista, dejándonos muestra del impacto y el efecto dominó que las acciones individuales tienen en el conjunto de la sociedad.

¿Existe una solución perfecta? ¿Es la rehabilitación criminal factible o posible en todos los casos? ¿Dónde empiezan y acaban los derechos de las víctimas y los perpetradores? Si finalmente decides que ‘Tribunal de menores’ es la serie que estabas buscando solo puedo decirte que se trata de una gran elección, pero desde la revista, te advertimos de que es cruda, muy dura y sin filtro alguno, es decir, hay que estar preparados mental y emocionalmente para verla. Probablemente estés de acuerdo en muchas cosas con ella y discrepes en otras tantas, pero, además de ser altamente entretenida nos fuerza a mantener una conversación necesaria que pronto querrás compartir con otros.

Crítica para: www.magazinema.es
Ygorla
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6
26 de mayo de 2022
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El rey Jeongjo (1752-1800) fue el vigésimo segundo gobernante de la Dinastía Joseon, uno de los monarcas sobre el que más películas y K-dramas se han realizado hasta la fecha. Solo comparable a Sejong el Grande en reconocimiento y curiosidad cinematográficas este monarca vivió una vida llena de peligros e intentos de asesinato que se sucedieron, sobre todo, en la primera década de su reinado.

‘The Fatal Encounter’ describe las 24 horas previas a uno de esos intentos de regicidio en la vida de Jeongjo, mostrando como era la vida en palacio y en la corte. Un día a día que escondía secretos, avaricia y algo de humanidad.

Si te apetece ver una de esas cintas que se cuecen a fuego lento pero en las que continuamente están pasando cosas, una de esas en las que no debes dar nada por sentado y en la que cada personaje y frase tiene repercusión, tienes que ver ‘The Fatal Encounter’, porque mientras lo haces te adentras en un mundo de intrigas palaciegas complejo, bien presentado y cautivador.

Es imposible no querer ver o saber más de la trama o de la vida de este monarca, que interpretado por Hyun Bin, te deja enganchada a la pantalla hasta que el último fotograma se apaga. La elegancia y compostura que el actor ofrece en el que es su primer papel histórico está sobradamente a nivel de la producción, que no escatima en elenco, vestuario o puesta en escena.

Lo único que podría reprochársele a la cinta es el no explicar en demasía que es lo que está ocurriendo y como se ha llegado a la situación que el guion nos plantea. Hay que ser conocedor de la historia de Joseon, o al menos tener algunos conceptos claros, como la lucha de las facciones Noron y Soron, para entender cual era la realidad del momento histórico que se presenta y así poder comprender la profundidad y relevancia de la historia que se cuenta.

Pero la cinta es mucho más que una secuenciación de eventos que muestran como toda una corte planea y se prepara para el asesinato de su rey minuto a minuto. ‘The fatal Encounter’ también es las historias personales de aquellos encargados de servir y proteger a rey así como la de quienes planean acabar con su vida. Esto supone conocer cual era el tejido político y como se movían las esferas de poder. Empezando por la reina y terminando por una mera sirvienta todos tienen un peso vital en la trama.

Entre los personajes que marcan el tempo y dirección de la historia encontramos a Jung Jae-young que da vida a Gap-soo, conocido por el rey como Sang-chaek, un asesino enviado para matar al rey que se infiltra como eunuco real. Un personaje de una enorme trascendencia y tridimensionalidad que permite al guion tener un punto de anclaje que hila a la perfección todas las subtramas y personajes.

Jo Jung-suk interpreta a Eul-soo, un asesino contratado para matar a Jeongjo.​ Íntimamente ligado a Gap-soo este asesino se verá obligado a ejecutar unas órdenes que tendrán muchas más consecuencias de las que jamás habría imaginado. Un papel decisivo tiene Gwang-baek (Cho Jae-hyun), la persona que los secuestró siendo huérfanos entrenándolos para matar y vivir bajo su yugo. Estos tres personajes, junto con la dama de corte a la que da vida Jung Eun-chae (‘Pachinko‘) muestran a esa clase baja que si no consigue un trabajo en la corte se encuentra casi forzados a sobrevivir fuera de la ley.

La calidad interpretativa de todos los mencionados se deja ver en escenas altamente dramáticas que se compenetran a la perfección con complejas secuencias de acción en las que todos exceden nuestras expectativas. El alto nivel de dificultad técnica que esconden las persecuciones por palacio y las peleas en espacios cerrados los hacen brillar aún más cuando vemos que su ejecución nos deja siempre con la boca abierta.


La increíble Han Ji-min es la reina Jeongsun, quien fuera consorte del anterior rey, y que aquí, por desgracia, brilla solo en algunas ocasiones, quizá por la falta de trasfondo que el guion nos ofrece. Lo mismo ocurre con Kim Sung-ryung, la madre del rey, y con Park Sung-woong, que interpreta a Hong Guk-yeong, un militar que apoya firmemente a Jeongjo.​

No falta la brutalidad de una era en la que la sangre corría con una pasmosa facilidad. Personajes que aprenden a matar para sobrevivir en un ambiente hostil y cruel con los que menos tienen, soldados que darían su vida por defender a su rey y un rey al que no le tiembla el pulso cuando debe impartir justicia o cuando debe proteger al reino de los ataques de aquellas facciones políticas que intentan arrebatarle el trono. Puedes esperar increíbles escenas de lucha, acompañadas de cámaras lentas y de proximidad que hacen las delicias de todos aquellos que disfrutamos con una coreografía creíble a la par que ‘increíble’.

A nivel estético ‘The fatal Encounter’ es toda una maravilla para los sentidos. No importa que estemos en unos interiores decorados y cuidados hasta el más mínimo detalle o en vastos campos bañados por el sol en los que casi sentimos la brisa mientras vemos a lomos de magníficos caballos galopar a los protagonistas. Los enfoques, la búsqueda de paisajes idílicos y un uso magistral de la luz que se captura

Aquí todos los personajes se manchan las manos de sangre y se preparan para la guerra que es sobrevivir, en Joseon, a un día en la corte. La atmósfera casi puede cortarse con cuchillo. La sensación de que alguien está siempre mirándonos por encima del hombro no nos abandona en todo lo que dura la película. Sentimos las rencillas como personales, el miedo de una traición que está por llegar y el desasosiego que no permite descansar por las noches se acumula también en nosotros y eso es gracias a una cuidada puesta en escena y, como hemos mencionado anteriormente, a una soberbia interpretación de Hyun Bin, que lleva todo el peso de la narración con compostura y serenidad regias.

Para www.magazinema.es
3.6/5
Ygorla
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