La última película que John Huston rodó con Humphrey Bogart (y Peter Lorre con Bogart) es una obra extraña y peculiar por todo un poco: es una mezcla de varios géneros (acción, aventura, drama, comedia, romance); aparece un personaje que se llama Jack Clayton, como el director de cine; produce el propio Bogart; Jennifer Jones aparece con el pelo teñido de rubio; Truman Capote escribe el guión...

Para mí, es una comedia oscura muy moderna, en la que los personajes hablan mucho, piensan mucho, traicionan mucho, hacen muchos planes y se creen muy listos, y, pese a todo, nada les salva del desastre y la decepción. En cierto modo, es una parodia del cine negro de los años 40 y de sus tramas endiabladamente enrevesadas, un tipo de cine que el propio Huston inauguró con "El halcón maltés" (The Maltese Falcon, 1941), su ópera prima.

"El extraño" es una obra que tenía todos los ingredientes necesarios para ser una gran obra cinematográfica: a la dirección de Orson Welles se unía un tema entonces bastante espinoso, y a la vez candente, como el de los nazis que habían conseguido escapar de Alemania y permanecían ocultos en otros países del mundo, un tema planteado mediante el género del suspense, mezclado éste con una observación paciente de la vida cotidiana en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra, y todo ello llevado a la pantalla con una gran fotografía en blanco y negro, y con un estupendo reparto de actores.

No menos relevante es que Welles, pese a ser el director, se reserve un papel que queda oscurecido por el de Edward G. Robinson, auténtico protagonista de la historia. Además, el nazi encarnado por Welles es muy malo, y el guión nos presenta, en cuanto aparece este personaje, su maldad, su crueldad, y su habilidad para mentir y para llevar una doble vida: si en Europa fue el planificador de los campos de concentración, en América es un tranquilo profesor de Historia.

"Bodas reales" es la segunda realización de su director y no es una obra tan lograda como la primera, "Un día en Nueva York" (On the Town, 1949), codirigida por Gene Kelly: el ritmo se hace algo lento, y por otro lado interesan mucho más los números musicales que la historia en sí, un viaje a Londres coincidiendo con la boda de la entonces Princesa Isabel, todo para que en los dos hermanos protagonistas (encarnados por Fred Astaire y Jane Powell) surjan los deseos de casarse con los ligues que se han echado por el camino (Sarah Churchill y Peter Lawford respectivamente). Los trinos de Jane Powell aburren y bajan el nivel del conjunto, pese a la buena dirección de Donen.

Lo dicho: lo mejor, los números musicales, sobre todo el de Astaire en el gimnasio del barco y el de Astaire bailando por el techo y las paredes de su habitación de hotel, desafiando a la fuerza de la gravedad. Y, después, hay que destacar otro alarde: Keenan Wynn (un gran actor secundario) en su doble papel.

Este corto de animación es una evidente parodia de "La Biblia...en su principio" (La Bibbia/ The Bible in the Beginning..., 1966), coproducción entre Italia y los Estados Unidos dirigida por John Huston y producida por Dino De Laurentiis. A diferencia de lo que pasa en el film de Huston, aquí Dios crea en primer lugar a la mujer, y de un pecho de ésta crea al hombre, pero luego se arrepiente. El arranque no puede ser más irónico, pues escuchamos el solemne "Carmina Burana", y los créditos dicen: "productor ejecutivo, Dino De Laurentiis; director, John Huston; 70 mm."; pero luego leemos "Eso no es cierto".

Esta parodia de corte experimental y tono jocoso es como un enano que se ríe de un gigante (la película de Huston); pero bajo su humor, que prolonga la Historia de la humanidad hasta el siglo XX, se esconde una visión pesimista y amarga de la condición humana.

La última entrega de la franquicia original de "Superman", dirigida por el canadiense Sidney J. Furie para la Cannon, fue un fracaso tanto de crítica como de público, de tal modo que no hubo un "Superman V", y hasta el propio Christopher Reeve lamentó haberla protagonizado.

Es una película que tuvo mala suerte desde el principio: se redujo su presupuesto inicial, el rodaje fue tenso, y, encima, su metraje fue cortado drásticamente por la Cannon, pasando de los 134 minutos originales a sólo 90. He visto las escenas eliminadas en la edición en DVD y, como yo, cualquiera que las vea y haya visto la versión de 90 minutos puede advertir que en ésta hay muchos temas, tramas y subtramas que hubieran quedado mucho mejor explicados si no se hubiese metido la tijera en la sala de montaje: por ejemplo, el niño que le escribe una carta a Superman, el antecesor del Hombre Nuclear (Mark Pillow), desaparecido en el montaje final, o el contexto de la Guerra Fría en la que el guión mete a Superman. Se supone que el mundo que muestra este film está al borde de la Tercera Guerra Mundial, y esa idea, tan productiva en una cinta de ciencia-ficción, se entiende mucho mejor viendo esas escenas injustamente eliminadas. Lo ideal sería que alguien editara esta película con su metraje original de 134 minutos, un poco como se hizo con la reconstrucción del "Superman II" de Richard Donner, lanzada en 2006. Tal vez, entonces, los aficionados verían "Superman IV" de otra manera.

Por cierto, es muy curiosa la dicotomía que crea el guión entre los dos personajes femeninos: Margot Kidder sigue enamorada de Superman; pero, atención, de quien se enamora Mariel Hemingway (en la piel de un personaje más pegado a la tierra que el de Kidder) es de Clark Kent.