Hice una crítica hace poco de esta serie en el que le cascaba una nota baja y la ponía a parir por las cejas mal tintadas de una niña con cáncer (que, para colmo, actuaba horriblemente mal). Había decidido no seguir viéndola, pero resultó que ciertas escenas del final de la temporada 4 -estaba viéndola por la TV, de ahí el orden aleatorio- no dejaban de rondarme por la cabeza, con lo cual me resigné y me dispuse a pagar un mes en Amazon para ver las ocho temporadas de cabo a rabo, en orden cronológico.

Sí. La serie es buena. Es inteligente, los actores son impresionantes (exceptuando algunos como la niña con cáncer, por ejemplo), hace llorar y crea ilusión... No está nada mal.

Pero considero que metieron considerablemente la pata en las últimas temporadas, con Cuddy. Sí, sé que la actriz (Lisa Edelstein) se fue dando un portazo, con lo que no pudo dar pie a un final adecuado, pero... ¿en serio les pareció bien a los guionistas ese final que le dieron? Más en spoiler.

¿Ya habéis leído lo del spoiler? OK. Pues mi conclusión es que la serie era muy buena... hasta la octava temporada. A partir de ahí, me dio asco y ya no quise saber más del protagonista ni de sus SECUACES. La terminé por pura inercia y para ver si los guionistas por fin habían espabilado con el tema, pero no, así que nada, un ocho por las primeras siete temporadas, y un 0 bien grande por la última. Como no sé matemáticas, me mantengo en mi nota original (que pensaba cambiar pero después de ver lo explicado en el spoiler, ya no quise).

Sólo la vi una vez, cuando tenía 13 años o por ahí. Lo recuerdo perfectamente: estábamos en nuestra última casa en Argentina, mis padres había traído el ¿DVD? ¿VHS?, no recuerdo bien (vale, lo reconozco, no lo recuerdo taaaan perfectamente como decía), porque era sábado y era la noche de asado y película. Mi madre durmiéndose como siempre y mi padre enganchado como siempre, no la suelta hasta que llega el final, como yo, así que estábamos los dos, viéndola hasta el final (joder, ahora mismo no recuerdo si estaba también mi hermana o no, vaya memoria más nefasta la mía), y vaya, el robotito ése cabezón de ojos enanos (que sigue siendo un cabezón de ojos enanos a día de hoy, BTW) no para de decir que echa de menos a su mami, y al final... (ir a spoiler, que no me dejan contarlo aquí), y entonces giré mi cabeza y a mi padre se le había piantado un par, bueno, varios pares más bien, de lágrimas. A él se le murió la mamá siendo muy joven, no sé si sería por eso, nunca le pregunté.

Y sólo por eso me acuerdo tanto de la película. Por las lágrimas de mi padre cuando el robotito decía "Mommy" al final... La película en sí me pareció una más del montón, la verdad. No me hizo pensar, y lo que sentí al verla fue intrascendente.

Supongo que cuando mi padre deje este mundo, volveré a verla... Sí, supongo que para intentar recrear esa escena que viví viéndola con él, al igual que hizo el robotito (mierda, debí haberlo metido en spoiler).

Pues sí, soy una más de los que están sorprendidos por la excesiva buena nota que tiene esta película.

A ver, yo la vi en su momento, hace muchísimos momentos, vamos, en la época que hizo furor y tal. Lloré a mares, claro (está diseñada para eso). Luego, por curiosidad, vi la película original, la japonesa, que ni recuerdo la verdad. ¿Y qué se me quedó de ese visionado? Pues los largos planos pausados de Hachiko siendo amado, Hachiko siendo idolatrado, Hachiko siendo llorado, etc... Hachiko, Hachiko y más Hachiko.

A ver, yo agradezco que no sea como el bodrio infumable de Marley & Me, en que el perro es únicamente una excusa para contar la historia de una familia humana (o lo que sea, la verdad es que era tan aburrida que no me enteré de nada, demasiado poco perro para lo que prometía). Pero es que lo de Hachiko ya es llevarlo al otro extremo. Es que no recuerdo absolutamente nada de los humanos, ni siquiera de Richard Gere, sólo recuerdo los larguíiiiiiiiiiisimos y pomposos planos de Hachiko encima de un pedestal (o lo que fuera) mientras la nieve y las lágrimas caen a su alrededor.

"Está basada en una historia real". Ahá. Entonces haced un documental, ¿no? Habría sido realmente interesante conocer la historia de Hachiko, el trasfondo social, las opiniones de etólogos, sociólogos, e incluso opiniones discrepantes del discurso oficial... Eso sí que habría molado cantidubi. Pero, en su lugar, sólo tenemos una historia a tope de azúcar, artificialmente lacrimógena, con grandes dosis de idealismo y que levanta como mínimo sospechas acerca de la veracidad de lo que te están contando.

Yo lo siento, pero una película así es para niños pequeños que tienen problemas para entender el mundo que les rodea. Incluso ponérsela a un niño normal sería una ofensa a su inteligencia, le podría generar un grave trauma al sobreentender que se la ponen porque sus padres creen que él no da para más. Por favor, hacedme caso.

Además, está muy feo hacer llorar a alguien. ¿Quiénes os creéis que sois?

No sé muy bien qué decir de ella. Es una de las películas más raras que he visto. No tanto en el sentido artístico como en el narrativo. Es decir... se limita a contar una historia normalita, en la cual no pasa -aparentemente- nada trascendental, y ni siquiera tiene un cierre convincente, o al menos definitivo. Supongo que se tratará de una de esas películas que dan lugar a múltiples interpretaciones.

Pero me ha gustado. Y no por el trillado recurso de emplear a una niñita rubia y candorosa para cautivar a la audiencia (aparte de al protagonista), sino por el retrato del nihilismo y búsqueda de... no sé cómo expresarlo con palabras... el protagonista busca algo, algo que le haga sentirse bien, ya sea sintiéndose útil, ya sea sintiendo que cada paso que da sirve para algo... Si no me equivoco, creo que está despersonalizado. Más en el spoiler.

Preciosa la película, no me cabe duda. No le pongo una nota muy alta, porque me dejó bastante insatisfecha. Está bien que una película transmita, pero también podría contar una historia, hacerla redonda, y emplear para ello los mejores y máximos recursos disponibles. De todos modos, ya se sabe, para gustos colores.

La vi el año que se estrenó, o un poco más tarde, no lo recuerdo bien, pero sí recuerdo que fue por la TV (creo recordar que Canal +) y que no disponía de subtítulos. Eso era un gran inconveniente para mí por mi discapacidad auditiva, pero aún así la seguí viendo, por aquello de que me mola la temática lolitesca y eso. Ya había tenido una buena experiencia con el cine lolitesco español gracias a "La flaqueza del bolchevique", así que iba con las expectativas altas. Y he de decir que no me defraudó.

No entendía nada, pero las imágenes me atraían de manera casi magnética: las escenas iniciales que parecen una mezcla entre terror y surrealismo y que me tenían muy desconcertada; luego esos dibujos y secuencias pop tan alegres, casi caricaturescos, que aparecen de vez en cuando y que también me desconcertaban pero a la vez me divertían; ese piso blanco y luminoso entre otros pisos ruinosos, casi te llega el olor a polvo y a añejo que desprenderían con toda seguridad; esa escalera entre los alféizares (qué sensación de vértigo); ese abrigo naranja icónico; y por último pero no menos importante, la locura teñida de inocencia del astronauta (qué buena interpretación la de Nancho Novo). Y ese final extraño al que no le veía ningún sentido, y que me tuvo pensando en él años y años...

Finalmente, bastante tiempo después conseguí encontrar unos subtítulos en Internet, y los integré a la película que ya tenía guardada y que se encontraba a la espera de ser visionada de una vez por todas con sus correspondientes subtítulos. Sin embargo, la ansiedad por poder al fin entenderla me pudo y no me atreví a hacerlo. Con el paso de los días, semanas, meses, etc..., se me acabó olvidando que ya tenía los subtítulos, a pesar de que con frecuencia me acordaba de ella.

Hoy, día del Libro, encontré publicidad de un libro llamado "Los Astronautas". Lo primero que pensé fue en si sería el libro en el que supuestamente se basó la película. Resultó no ser así, pero me invadió la nostalgia y me decidí a buscar la película en mi disco duro. Cuál fue mi sorpresa al descubrir que tenía subtítulos. Cómo se me pudo haber olvidado... Así que aproveché el empuje de la emoción, y me puse a mirarla.

Fue una gozada. Si ya las imágenes me encandilaban, conocer su trasfondo, la historia, la mente de los personajes... fue impresionante. Los diálogos tenían sustancia y estaban bien medidos, ni una palabra más ni una palabra menos. Ahora puedo afirmar con toda seguridad que es una película bien hecha, con mucho mimo y dedicación, y, sobre todo, mucho respeto al arte.

Descubrí que la adolescente Laura era toda una cría en realidad; así pues, miente más que habla, ¡quién lo iba a decir!, pero es muy generosa y tiene un corazón que no le cabe en el pecho. El protagonismo es un loco desesperado, eso ya lo sabía, pero ahora pude saber también que cuando cuenta historias, tiene gracia de verdad. Me reí con lo que contaba en la comida con sus amigos. Pude entender un poco mejor la atracción que sentía Laura por él (antes me parecía inconcebible lo que estaba viendo). Y, sobre todo, descubrí la reflexión estrella, la que me acabó de ganar mi corazón definitivamente:

-Tiene algo de teatro.
-¿Algo? Mucho de teatro, muchísimo.
-Vamos a hablar de las comuniones, de las catedrales, ja-ja, ju-ju. Me siento como un astronauta que han soltado en medio de la luna. Y le han una televisión, palomitas y una noria. Para que se divierta el astronauta. Y yo me divierto. Y se me ve tan natural como una calavera a la que le han insertado la sonrisa de Mary Poppins.

Cuesta trabajo eso de hacerse a la vida normal, es decir, normativa. Sobre todo cuando vienes de la "jungla", ya sea la heroína, ya sea la vida disoluta y amoral, etc... Es fácil cuando no sabes aún que puedes salir de ahí. Cuando lo sabes, te parece absurdo tener que encajonarte entre unos límites que en realidad no existen. Te pones un decálogo y, en fin, intentas cumplirlo. Pero cuesta, porque no ves ningún motivo.

Hasta que aparece, sin esperarlo, el motivo: la adolescente Laura. Y asumes con alegría y satisfacción la vida normal, con tal de poder compartirla con ella...