Harriet es una mujer obsesionada con el control, su marido es un “cacho pan” que nunca se queja por nada, entremedias aparecen unos personajes todos de corte muy bonachón para realzar la malignidad de la protagonista (que no tiene un pelo de buena pero que tonta no es, desde luego).
El final se lanza a una ambigüedad melodramática, ¿ha estado de verdad Mr Craig engañando a su desaforada esposa durante la estancia de ella en la residencia de la mamá?Recuerden la mancha de carmín en el cigarro, ¿es Mell, el ingenierio superperfecto, el amante apasionado que busca y espera con ingenuidad la prima de Harriet o la marcha de ésta es simplemente una muestra más de la tontuna que atesora este personaje? ¿es el ama de llaves tan amable y aquiescente como nos ha vendido o es tan controladora como su jefa? ¿el jefe del marido dejándose manipular por una delincuente? ¿tan mediatizado por su esposa que ni siquiera consulta con ella para dar marcha atrás en la contratación que ella misma acordó? pfff¿hay algo más?
Hay cosas que no existen en la realidad que es muy peligroso llevarlas en la mente aunque sólo sea mediante el pensamiento.
Yo, que nunca he pensado que la culpa la tenga sólo uno ni me creo los cuentos de malos malísimos, tengo mis dudas.
Eso sí, la historia del padre abusivo es la típica excusa para hacer y deshacer en vidas ajenas.
No se dejen engañar y menos por películas creadas por mentes más lúcidas que las actuales.
Muchos saludos.

Una poetisa y un teniente se conocen en un restaurante y ella comienza a interesarse por él, llegando al punto de confesarle un secreto que guarda desde hace mucho tiempo.
Una Bette Davis bastante más centrada, después de sospechosos batacazos en taquilla, rodó allá por el 48 este melodrama teñido de emociones purpúreas y anhelantes, pleno de sutiles ironías y contrapuntos, dónde un teniente se niega a regresar a su hogar haciendo alarde de que quiere ser sacerdote ante la mujer que acaba de confesarle su amor y cuasique-ofrecerle su mundo en bandeja de plata. Cuando la poetisa lo vuelve a ver del brazo de una chica despampanante, ella toma un difícil y ardua decisión acerca de su vida o quizás la decisión fue tomada hace mucho tiempo al revivir el recuerdo de su padre y es la escena de Bette llamando a su madre por teléfono, y luego el plano del exterior de la ventana donde pudieron haber puesto la guinda del pastel al fondo de la escena, pero puesss, no estaba yo allí, hombre ;)

La película más tonta que he visto en mucho tiempo y me envanezco de ello, de lo tonta que resulta. Las mujeres son retratadas como inconstantes, volubles, arcaicas, aprovechadas, embusteras...en fin, mientras que los hombres son trabajadores, sanotes, seguros de sí mismos, confiables,...bla bla...luego el final almibarado invalida todo el discurso anterior, puesto que no puede ser más infantiloide ni menos realista. Te ríes, porque te has pasado toda la película pensando que alguien se creía el cuento de que las mujeres son esto y lo otro y los hombres lo contrario, y al final te das cuenta de que te han estado tomando el pelo. De ahí la nota, no muchos cineastas actuales lo tienen tan claro, de qué va el cine y a qué va una al cine.

Dicen mal los que no la ven como una metáfora de una vida cruda, triste, con intervalos de luz y oscuridad, sino como un drama simple con aventuras. Es la aventura de la vida lo que se retrata, pero cuando El Macedonia dispara contra El Fantasma, la muerte hace su abordaje y ya es la aventura del más allá, de la fantasía, lo poético, Milton y los superhombres soplando entre el velamen para crear más brumas y los malhechores convirtiéndose en héroes entre niebla y tabaco, promesas de riqueza y sueños de escapar. Luego al final, en vez de la esperanza, nos regalan un poco de amor, como si fuéramos niños, porque la caja de Pandora se cierra ante una isla redentora que sólo ven los protagonistas pero que nosotros tenemos que adivinar entre las brumas de sus ojos.

A destacar la caída de los sueños, cuando introducida de mala manera en un coche de la policía, es llevada a la morgue a dar su adiós al amor de sus amores.
Garfield fue el fatal de los fatales en la gran pantalla, con la seguridad de un disparo, más que un actor representando gangster, este artista siempre ha escenificado como ha querido al homme fatale, llegando adonde ningún otro, devorando la pantalla y adueñándose de la historia que él mismo representa
Aquí va acompañado de Ida Lupino, con la que siempre se ha notado una química cruel...
¿Sólo se le puede poner 10?