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Críticas de jastarloa
Críticas 1.044
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
20 de mayo de 2007
91 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevaba ya algunos meses sin escribir una crítica. Hoy domingo tenía que hacer tiempo hasta el comienzo de la enésima final Nadal-Federer, esta vez en el Masters Series de Hamburgo, y me decidí por retomar mi otrora obsesiva faceta de crítico aficionado. Comencé a hacer memoria, intentando recordar alguna de las películas vistas durante todo este tiempo que me motivara lo suficiente. Me vinieron tres o cuatro, las que mejores recuerdos me habían dejado; y de todas ellas me decidí por ésta. Voy a ello.

Según declara el propio Huston en su biografía, ésta era una película que no podía soportar. Volvemos a lo de siempre: el autor suele ser el crítico menos confiable de su propia obra. Porque él tendrá en cuenta los problemas que le supuso, las incómodas presiones que sufrió, las diferencias con el resto de profesionales...; y éstas son cosas que al espectador, salvo que sea uno de esos mitómanos más preocupado por la rumorología y cotilleos que rodean a la película que por esta misma, le deberían importar muy poco. Esta vez los problemas los tuvo con Burt Lancaster, que aquí ejercía también de productor, quien, en opinión de Huston —y en parte estoy de acuerdo—, impidió que se aprovecharan mejor la conflictiva relación entre los hermanos y la figura del indio secundario, entre otros aspectos, y exigió dar más protagonismo a la historia de amor. Otro motivo, más importante aún si cabe, fue el sentimiento de culpa por el grave accidente que tuvo Audrey (más abajo, en la sección de Curiosidades, explico mejor el percance).
Lo que ya no soy capaz de justificar o explicar es la abismal diferencia entre mi opinión y la de aquellos críticos estadounidenses que vapulearon la película el día de su estreno. Dejo la labor en manos de algún otro usuario cuya perspectiva haya encontrado más fallos que la mía, que seguro que lo hay, y también tiene su derecho a expresarse.

Por otra parte, independientemente del guión, reconozco que hay tramos en los que veo al director bastante perdido. Para mi gusto, la presentación, sobre todo en lo que toca a la muchacha interpretada por Hepburn, llega a ser tan cursi como la peor de las navidades en 'La casa de la pradera'. El asedio de los indios se alarga demasiado y no se cierra elegantemente, hay tres o cuatro incoherencias —por ejemplo: los indios caen como moscas; las mujeres, que en ningún momento han sido presentadas como pistoleras, disparan a matar con una sangre fría impropia de un ser humano—, y la música no la encuentro especialmente inspirada.

No obstante, me parece bastante intrigante; a pesar de todo, la historia sobre racismo, secretos, mentiras y pasados ocultos me parece muy buena. Y ofrece además algunos detalles soberbios que pasan por ser de lo mejor del western: las escenas de doma; la persecución del loco en plena tormenta de arena; la batalla psicológica que se desencadena con el piano, que me parece brutal; una Audrey que pasa creíblemente por india kiowa; el juego con las caricias de Lancaster a su hermana; una fotografía más oscura de lo habitual; pero sobre todo la escena del ahorcamiento, que es una maravilla en la que se condensan la locura, el odio y la venganza.

Curiosidades:
• Durante el rodaje, Audrey, que estaba preñada de unos pocos meses, cayó de un caballo encabritado y terminó con cuatro vértebras fracturadas, un esguince de tobillo y desgarros en varios músculos de la espalda. Mel Ferrer, por aquel entonces su marido, presionó para intentar cancelar la producción por completo, pero los productores sólo aceptaron conceder las seis semanas de reposo que los médicos juzgaron para una recuperación suficiente. Durante la convalecencia se rodaron algunas escenas con un doble; tras ella, e incluso a petición propia, se reincorporó para finalizar su trabajo. A causa de los refuerzos ortopédicos que tenía que llevar en la espalda, se rehizo su vestuario. El accidente hizo que su bebé, ya finalizado el rodaje, naciera muerto en lo que supuso el segundo embarazo frustrado de la actriz. Esto la sumió en una grave depresión que hizo temer por su salud mental: llegó a pesar cuarenta kilos, a fumar más de tres paquetes de cigarrillos al día y a destrozarse los dedos de tanto morderse las uñas. Audrey tendría aún otros tres abortos, pero también dos hijos sanos que quizás la salvaron de la locura, pues una de sus obsesiones, ya desde niña, era ser madre de una familia numerosa.
• Antes de comenzar el rodaje, Huston y Lancaster se llevaron a la actriz Lillian Gish (la que hace de matriarca de la familia Zachary) al desierto para enseñarle a disparar, puesto que su papel lo requería. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando descubrieron que la "novata" era capaz de tirar con más precisión y rapidez que ellos, que se consideraban expertos. Resultaba que ella, en sus comienzos en el cine, había coincidido en el reparto de una película con el famoso pistolero Al J. Jennings, que se había pasado al mundo del espectáculo tras haber cumplido una larga condena por robo, y le había enseñado a disparar. Como fue una práctica que le gustó, con los años se había convertido en una experta.
jastarloa
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7
17 de abril de 2007
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si lo piensa uno bien se da cuenta de que se trata de una de esas películas que se sostienen totalmente sobre una única idea. Es de esas historias que se te ocurren mientras ves alguna escena de francotiradores en películas como 'La chaqueta metálica' o 'Salvar al soldado Ryan'. Todo empieza como un corto en el que se desea crear una tensión psicológica intensa; pero luego le sigues dando vueltas en la cabeza y se te van ocurriendo cosillas que añadir: la víctima podría ser un cabroncete y el verdugo una especie de ángel justiciero, unas putillas y su chulo podrían meter las narices con fines cómicos, el negociador de la policía podría tener problemas con algún compañero de trabajo, etc. De manera que al final te encuentras con un guión que da para un largo y que ha quedado lo suficientemente aparente como para que se impliquen profesionales de gran nivel. Y no faltará quien eche pestes y lo acuse de falso, ni tampoco quien lo elogie como sólido. Yo opino que es un argumento rebuscado y estúpido que, sin embargo, logra disimular muy bien sus carencias centrándose en la tensión y en la psicología de la víctima. Lo de no dar pistas sobre las motivaciones del francotirador me parece un acierto, pues así se evita la inverosimilitud; me explico: no puedo decir que me parezca increíble que lo tenga todo tan planificado y tan bien montado porque, sencillamente, no sé quién es, no sé si es un ex agente secreto o un ex boina verde; no puedo decir que no tiene sentido intentar redimir mediante contrición forzada a semejantes mindundis porque, simplemente, no sé quién es ese tío, no sé lo que le ha podido ocurrir o dejar de pasar en su infancia.

Se pueden contar con los dedos de las manos y los pies las películas que hasta ahora me han parecido perfectas. De sacarle algún fallo a ésta, yo diría que precisamente es el estiramiento de la parte final lo que me pareció más forzado. Creo que, en conjunto, era mejor idea para un corto.

Pero al final, que es lo que cuenta, lo que tuve claro es que pasé un muy buen rato.
jastarloa
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4
17 de abril de 2007
31 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decente, aunque bañada en tópicos de los que cagó el moro, hasta que un pésimo Olivier Martinez anuncia lo de la recompensa por su liberación. A partir de ahí, pura flipada y puro despropósito, un caos de incoherencias... una gilipollez, hablando en plata. Anda que lo del traslado... Sólo les faltaba ir con un altavoz a lo camión del tapicero —ya lo estoy viendo: «¡Atención, señora: ha llegado a su ciudad el camión con el franchute! ¡Se ofrecen libras, millones, dólares, descalzadoras y toda clase de premios y compensaciones! No deje pasar esta oportunidad. Siga al helicóptero de policía. Entregamos recompensa en su propio domicilio...».

La música es demasiado "cañera" y ruidosa para mi gusto. Soy más de clásica, aunque nunca le hago ascos a un John Powell inspirado o a una selección musical de Scorsese.

Al final de la dura jornada han muerto la mitad de los compañeros, pero no importa porque mola ser de los SWAT, es guay ser un tipo duro, así que, en lugar de dormir —a base de barbitúricos sería lo normal en el mundo real— para recuperar las fuerzas —y la cordura—, se embarcan en otra misión que, como mínimo, durará otros dos días. ¡¡¡¡Pffffffffff!!!!
jastarloa
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7
3 de abril de 2007
59 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre será buena opción tratar en clave de intriga cualquier relato, ya sea un drama, un policíaco o, como es el caso, un romance. Truffaut aportó su granito de arena a éste último género, el romántico, francés por excelencia, y aplicó las enseñanzas de su admirado Hitchcock. Se nota, de hecho, en los primeros planos detalle y en la música de algunas escenas que parecen, curiosamente, sacadas directamente de 'Con la muerte en los talones' —la contrarreloj del principio hasta el aeropuerto es sólo un ejemplo—. Pero la película va por otros derroteros y, en realidad, no se aleja demasiado de la fórmula romántica francesa —ya por esos años habían presentado sus credenciales Resnais, Malle y Chabrol, entre otros—: ambiente aburguesado en el que el hastío del matrimonio desemboca en una infidelidad donde el amante suele ser mucho más joven; un punto de vista serio y desde un intimismo apasionado, con dilema moral o no de por medio, según el director; necesariamente con unos actores soberbios y con una historia totalmente creíble.

La delicadeza de escenas como la del ascensor habla por sí sola. Tal y como se nos presenta todo, ¿puede haber alguien que no se crea que una chica joven y atractiva como esa azafata no pueda llegar a sentirse atraída por la atenta presencia de un escritor maduro admirado y respetado como es ése?

Como inconvenientes, un par de ligeros bajones en el ritmo, quizás debido a que se estira un pelín, la ausencia de una mayor profundización en el personaje de la esposa, y un final desacorde, que puedo llegar a creerme haciendo tan sólo un pequeño esfuerzo, pero haciéndolo.
jastarloa
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9
3 de abril de 2007
101 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
'El coleccionista' es, para mí, uno de los mejores y más intensos dramas psicológicos que se han hecho. Tiene un punto de partida muy perturbador y un desarrollo pausado que acrecienta la tensión progresivamente. Vamos, que me veo yo como el loco si me toca un porrón de millones. No soy entomólogo, así que en mi caso la película se titularía 'El futbolista', 'El cinéfilo' o, simplemente, 'El salido'.

Mi comparación con Psicosis:
• El perturbado de Stamp tiene poco que envidiar al de Perkins. Yo empaticé más con éste, sin que por ello llegara nunca a justificar sus decisiones. Le vi tan locamente encoñado y tan inadaptado que llegué a compadecerle en algunos momentos. Eso sí, el de Perkins me parece, como mínimo, igual de cojonudo.
• Entre Samantha Eggar y Janet Leigh, me quedo con la primera, que elabora aquí un trabajo delicadísimo para encarnar a una pobre muchacha que ansía la libertad e intenta conseguirla con la manipulación sutil de la mente enferma e inestable que la retiene.
• Este guión casi roza la perfección. Exprime mejor los perfiles psicológicos de sus personajes, sobre todo el de la parte femenina. También aprovecha más la tensión sexual, pues Freddie no tiene una madre imaginaria que contenga sus impulsos, sólo su propia (y peculiar) moralidad. Sólo "falla" (ojalá todos los fallos en la vida fueran así) la teatralidad de un par de diálogos.
• La dirección de Hitchcock tiene muchísimo empaque. Sus hallazgos visuales y narrativos en "Psicosis" difícilmente encontrarán rival. Wyler se centró más en los actores, y no le salió nada mal.
• La música. Aquí no tengo la menor duda: la de Herrmann es mucho, pero muchísimo mejor. En la de Jarre hay pasajes buenos, pero también unos un poco sesenteros, y otros un tanto alejados del espíritu dramático de la producción —algunas escenas llegan a parecer más adecuadas para la serie B a lo Frankenstein o Drácula, como en un par de ocasiones en las que vemos a Freddie bajar por las escaleras entre penumbras. (Re)visítenla y verán cómo no miento.

Curiosidades:
• Se cuenta que John Trevelyan, secretario jefe de la Oficina de Censura Británica, se durmió durante la proyección y, gracias a ello, no vio el final y aprobó íntegramente la cinta. Los propios responsables de la película bromeaban con el asunto y decían que, de haberse despertado antes, o la película habría sufrido cambios, o les habrían arrestado. En cualquier caso, lo cierto es que con Trevelyan, que se confesaba admirador de Bergman y Buñuel, la censura británica se encauzó por caminos menos conservadores.


PD: 'Psicosis', 'El coleccionista' y 'Misery', menuda tripleta tengo en mi estantería. Me doy envidia a mí mismo. Pero si tenéis alguna sugerencia o recomendación, soy todo oídos.
jastarloa
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