Sí, es sobrecogedora la escena de la protagonista persiguiendo una furgoneta en mitad de la noche, con un misterioso conductor y un perro con muy malas pulgas. Claro que la escena es tan fuerte que uno se pregunta cómo es que la protagonista no está muerta o malherida tras el incidente. Resulta que sólo son unas magulladuras de nada. Da igual que una furgoneta te haya arrastrado sobre el asfalto a 100 Kms/h. Una sopita caliente, mercromina y a funcionar. Vaya, en plan peli de Rambo. Ya empieza a oler mal.

Claro que en éstas pasa un poli, al que no le debe parecer tan extraordinario encontrar a una persona herida en mitad de la noche sobre una carretera e incapaz de hablar... Ante esa situación, el poli (que está allí ex professo para investigar la misteriosa desaparición de niños en el pueblo) no lleva a esa persona a un médico, ni a un hospital, ni a la comisaría... ¡La lleva al bar! ¡Y que allí la atiendan! ¡Y que la camarera llame a una ambulancia, si quiere!

Por supuesto, a esa hora el bar está lleno de paisanos que de la noche a la mañana se han creído la historia que cuenta quien hasta entonces era la loca del pueblo. Claro, ahora están todos seguros de que esa persona herida es nada menos que la cruel secuestradora de niños. Vaya, digo yo, no puede ser que todo el pueblo se haya creído de repente esa historia...

Eso sí, la prota se da cuenta de que pasa algo raro porque, desde un cuarto de baño, y a través de una ventana cerrada en pleno invierno, puede escuchar lo que cuchichean dos paisanos en la calle...

Mientras tanto, la loca a la que todo el mundo, de repente, ha creído, sigue viviendo como Diógenes, alejada del mundo en unos sótanos...

Y, para poder descubrir el misterio, a la Policía no se le ocurre otra cosa que enfrentar a la detenida con la víctima, mientras los agentes escuchan escondidos. Ni abogados ni nada, para qué... Ni en el último país del Tercer Mundo es imaginable algo así...

Y, claro, todo se basa en la idea de que un niño ya crecidito, capaz de sumar, restar, multiplicar y dividir (como hemos visto al principio), puede cambiar de casa y de familia sin ningún problema. Seguro que se olvida de su madre con facilidad, y hasta se olvidará de que tuvo otra vida. ¡Ja! Para levantarse de la sala e irse.

Y no hablo del mensaje final. Aún nos quieren hacer tragar que la protagonista es una heroína, que salva a los niños con problemas y hace feliz a parejas desgraciadas, y es capaz de sufrir en silencio cualquier condena para garantizar que el negocio continúe.

Dios, cómo se me ha quedado el cuerpo...