Lo que se plantea en principio como un thriller psicológico, que consigue cierta atmósfera de tensión (gracias a Julianne Moore) , va perdiendo fuelle a raíz que van apareciendo efectos fantasiosos, y se pierde en un final que es un absoluto engaño al espectador.

Alan Ball abandona la casa de los Burham y se pasa a sus vecinos los Fishers, una "disfucional" familia caotica, catodica y anormal, a la cual nos hace querer como si fuéramos nosotros mismos.

Tras unas interpretaciones magistrales, una dirección colectiva acertadísima, y una fotografía sensible y cuidada, se esconden unos guiones sólidos que hacen que, junto con lo anterior, consigan emocionarnos mientras acompañamos a los protagonistas en su vida diaria: traumas, felicidad, pasiones, amores, relaciones, amistad, liberación, ... y como no, a su forma de afrontar la muerte de una forma franca y directa.

Alan Ball consigue con esta serie crear un producto tiernamente encantador, de una profunda belleza, y que alcanza la categoría de "obra maestra"; convirtiendo el sufrimiento en alegría por vivir.

Cine de extraordinaria belleza en capítulos de 55 minutos

...o cómo rodar American Beauty dentro de los cánones del cine negro clásico, y no morir en el intento.

Enésima revisitación del eterno sueño americano, esta vez sustituyendo las rosas rojas por sangre, aún más roja.

La cinta mantiene durante todo su metraje el interés por la trama, y va creando, a partir de esos notorios travellings que siguen a los personajes, un ambiente de tensión que no te abandona hasta el final de la película.

Una buena lección para Tarantinos de cómo utilizar la violencia explícita sin que resulte gratuita; aunque eso sí, si de cine negro hablamos, nos topamos con el gran Eastwood; al que resulta casi imposible superar, aunque el intento bien merece la pena.

Marnie es definitivamente rubia, como no podía ser de otra manera. Una mujer objeto, misántropa, psicópata, y fetichista. Y reprimida por su madre.

Hitchcock se mueve de nuevo entre lo humano y lo divino, creando suspense durante todo el metraje. El maestro conoce la fórmula y la utiliza a la perfección, ¿acaso eso es delito?

Prepárense para explorar sus obsesiones más oscuras.

Pelicula pausada, rozando la lentitud, pero que revela con una brutalidad tremenda las condiciones de vida de un pueblo apartado en medio de la nada en el Caucaso.

Frustración, cansancio, frío...todos los personajes adolecen de uno u otro, pero ni el hielo de las preciosas montañas hace que las miradas se congelen.

Una sutil fotografia, muy cuidada, desprende un lirismo que contrasta con el paisaje, y con las pocas palabras intercambiadas.

Y a pesar de las condiciones de vida de los habitantes del pueblo, y de sus avatares, la pelicula te hace dibujar una sonrisa, a pesar de la sensacion de vacío que deja; sobre todo, gracias a un final que es Puro Cine.