En este desierto se topan con un hombre que pretende legar a su hijo una vida en ese páramo y para ello junto a éste construye una casa en piedra, día a día, mientras su esposa agoniza en una tienda próxima. El hijo no acepta este destino desea otra vida, su padre no sabe como instruirle, solo su madre es la única que lo reconforta. Junto a Yeshúa el hombre encuentra una piedra de gran valor en una ladera, y decide extraerla para venderla en el mercado y reunir recursos para continuar su obra. Para ello le ordena a su hijo -por resultar el mas adecuado- que descienda atado en una soga, quién temeroso de las alturas niega su colaboración. Entonces es el padre quién desciende, atado a su hijo y a Yeshúa, pero pronto cáe y les ordena cortar la soga para no arrastrarlos consigo a la muerte.
Yeshúa recupera el cadáver, el hijo lo amortaja y luego arderá junto a la casa que el padre construía. Liberado de su misión el hijo parte a una vida distinta llevando consigo solo un puñado de cenizas, su madre se niega a despedirlo y se recluye en la agonía y soledad de su tienda.
Satanás le revela a Yeshúa el futuro del joven y luego ambos continúan su camino. Poco antes de llegar a Jerusalem el Diablo lo despide, recordándole que hasta su ultimo suspiro en el martirio podrá optar por una alternativa placentera al plan del Padre; sin embargo cuando ese momento ocurre El se manifiesta ante Yeshua.
Una vez muerto y sepultado, una ultima escena representa a dos turistas contemporaneos retratándose en este mismo desierto, recordándole al espectador la vigencia del relato.

Forman parte del elenco Luisa Ferida y Osvaldo Valenti, luego fusilados en 1945 y el ex-campeón mundial de boxeo Primo Carnera.