Se está diciendo tanto de esta película -y con razón-, que no seré yo quien se extienda, revele información o se arriesgue a aburrir al respetable. Pero déjenme decirles esto: "Guardianes de la Galaxia" es, a la presente década, lo que fue "La guerra de las galaxias" a la segunda mitad de los setenta o las películas de Indiana Jones a los ochenta; LA película de aventuras. Una rapidísima e inagotable sucesión de secuencias rebosantes de imaginación, buenas energías, y sí, como tanto se está diciendo, de un maravilloso sentido del humor, sin un solo segundo de filfas ni rellenos.

De modo que, si le gustan las películas de aventuras como se hacían antes, hágame caso: no espere al deuvedé. Rásquese el bolsillo, pida por la calle, venda alguna antigualla familiar, o haga lo que tenga que hacer para ir a ver "Guardianes de la Galaxia" en una pantalla tan grande como sea posible, y después disfrute de la sensación de querer comentarla con su acompañante: ¿Qué personaje es el que más te ha gustado? ¿Te acuerdas de...? ¿Y cuando...? ¿Y te has fijado en...?

Hacía años, añísimos de hecho, que al salir del cine no hablaba tanto de la película que acababa de ver. Hasta a mi pobre madre la he torturado con el asunto.

"Guardianes de la galaxia" no es perfecta. Pero es divertidísima.

Resulta, a veces, un poco difícil dirigirse "al mundo" para escribir una crítica cinematográfica o, como en ese caso, una crítica de una serie. Es difícil porque uno no tiene ni idea de a quién le habla, de quién lo leerá... de qué debe decir, en definitiva, para convencer al potencial, hipotético lector, de que la opinión de uno puede resultar válida como guía. La cantidad de votos negativos a mis críticas, que ya supera ampliamente a la de votos positivos -a pesar de que he recibido mensajes privados de gente que casi se declara "fan"- da fe de ello.

Y creo que este es uno de esos casos, porque creo que esta, como muchas de la ya mítica HBO, no es una serie para todos los públicos; no en un mundo que prima ante todo la banalización, el entretenimiento barato y la estupidez absoluta de un público, mayoritario, que vota al PP en España, al PSOE en Andalucía, y a Gran Hermano VIP como un programa líder de audiencia. "Black sails" es una serie para paladares exquisitos que sienten un interés real por un fenómeno histórico y sociológico apasionante como fue la piratería, o mejor dicho la comunidad pirata, del Caribe de los siglos XVI a XVIII.

El caso es, en fin, que durante la primera temporada yo no dejé de pensar: "¡ay! Si esto lo hubiera hecho la HBO...". La serie era buena, desde el principio, pero no redonda. Le faltaba algo, nunca supe qué, para ser tan maravillosa como un "The wire", un "Deadwood" o un "Juego de tronos". Y la cosa es que sigo sin saberlo, qué era eso que faltaba, pero tras haber visto la segunda temporada completa puedo decir que ese "algo", fuera lo que fuera, ya no falta: "Black sails" se ha convertido, simple y llanamente, en una serie maravillosa, imprescindible si te interesa mínimamente el tema, y jodidísimamente satisfactoria.

Así que gracias, Starz. Muchas gracias por dejarme conocer un poco más de esos viejos, muy viejos amigos, que son Long John Silver, el capitán Flint, Charles Vane, Calico Jack Rackham o la mujer pirata Anne Bonny...

Iré al grano porque no me quiero entretener mucho:

En cuanto a la producción y la reconstrucción histórica, no es que sea mala, pero sí es, en comparación con otras series anglosajonas, bastante pobretona. Eso se tolera en una serie española, porque está uno acostumbrado, pero en una inglesa se ve muy mal.

De la historia de Inglaterra o del famoso episodio de Guy Fawkes no sé mucho, cierto es. Pero de la de España sí se algo, como por ejemplo que a la muerte de Isabel I de Inglaterra (1603, gracias Wikipedia) aquí no reinaba Felipe II, sino Felipe III. Y tampoco en los claustros de El Escorial se quemaban judaizantes, ya que estamos, para entretenimiento privado del condestable de Castilla, ni del rey, ni de nadie, porque eso se hacía en Madrid. Saque cada cual sus conclusiones.

Pero lo que más me ha llamado la atención es la desmitificación, verdaderamente sañuda, de la figura de Guy Fawkes; figura ya legendaria gracias a Alan Moore, a "V de Vendetta" (primero el cómic y luego la peli), y sobre todo gracias a Anonymous. Un Guy Fawkes que, en esta serie, queda reducido a poco más que un extra en lo que se refiere a su papel en la trama, a mero secuaz en lo que atañe a la conspiración que articula la misma, y a maldito cobarde, gallina, capitán de la sardina, más pallá que pacá y encima con motivaciones nada claras, en cuanto personaje.

Muy mendaz todo, la verdad. Y muy obvio.

La película se deja ver por su excepcional elenco, por los diseños de producción y vestuario y, sobre todo, porque hay poco material digno con el que compararla. Por eso acaba uno pensando algo así como "y puedo darme con un canto en los dientes".

Pero, seamos claros: la película tiene muy poco guión y, sobre todo, está muy pero que muy mal dirigida. Illo, Agustín, si no tienes trama ni guión, colega... ponle un poco de emoción a los planos... Hay más lugares donde poner una cámara que a la altura de los hombros de los personajes, más tipos de plano que medio, corto y medio-corto, hay trucos como el transfoco, el zoom, el tráveling, y hay un oficio llamado segundo ayudante de dirección que se ocupa de que los extras hagan algo aparte de estarse quietos en segundo plano. Etcétera.

Que no se me quede en el tintero decir que, aunque el elenco es ciertamente excepcional, los papeles principales están muy mal repartidos: Coronado debió ser Jaenada, Arévalo debió ser Coronado, y Jaenada debió ser Arévalo. Era de cajón.

Y ya. Podría seguir hasta el día del juicio, pero no me apetece. Esta crítica se queda así. Tan cutre, sosa y desganada como la propia película...

"Futbolín" es racista, machista, está muerta desde su primera secuencia y no tiene gracia ni sentido.

El malo es malísimo, pero plano como un folio y sin la menor motivación. El prota -claro trasunto del equipo de guionistas- es un pringao, y lo es del principio al final de la película. La chica es solo eso, la chica, y como tal poco más que la fantasía onanista de unos guionistas pringaos. Los futbolistas del futbolín no pintan, literalmente, nada en la película, y además no tienen la más mínima gracia. Por si eso fuera poco, que no lo es, debo añadir también que no solo no transmiten absolutamente ningún mensaje positivo sino que, de hecho, refuerzan una larga serie de tópicos harto negativos. Suma y sigue: el pueblo que se supone que queremos salvar no se nos dice nada; no tiene ni nombre, y ni siquiera vemos de él, a lo largo de toda la cinta, una sola vista general, una calle, un colegio, ¡nada! Por contra, el estadio en contra del cual se supone que debemos estar, en cambio, se muestra con bastante detalle y mola un taco, y molará aún más a los niños. Todo lo cual me lleva a preguntarme si habrá sido Florentino Fernández el mecenas secreto de este engendro...

Y para lo del Gran Partido Final... bueno... sin pretender destripar nada, creo que conviene que alguien avise al potencial espectador de que... en fin... no es de futbolín, ¿saben? Un film titulado "Futbolín" termina con un Gran Partido que no es de futbolín. ¿Se puede añadir algo a semejante dislate?

Solo una cosa, y es que la impecable factura técnica y los maravillosos diseños de la película -que nada tienen que envidiar a Pixar o a Dreamworks- no han servido sino para cabrearme aún más, por el enorme desperdicio de medios y de talento, y para hacerme sentir muy, muy triste ante la evidencia de que el dinero, en el cine español -porque aunque la película sea oficialmente argentina todo esto tiene mucho de españolada-, lo tiene monopolizado una caterva de gentuza que no tiene ni la más remota idea de cine.

De verdad. Es para echarse a llorar.