La trama de este anime es fundamentalmente psicológica, se necesita paciencia para comprender lo que está sucediendo ya que no es hasta muy avanzada la serie que empezamos a ponerle orden al caos del argumento. Pero, dado que la pretensión de este anime es, precisamente, generar una atmósfera de desconcierto y angustia debido a ese fenómeno del caos, podemos decir que está bien conseguido. Sin embargo, es esto lo que hace que sea difícil, incluso tedioso, llegar al punto de inflexión, es decir, "al despertar" del personaje, que es también el despertar del espectador, ese en el que ya podemos unir hilos y entender lo que ha pasado, a partir de ahí, todo ocurre muy deprisa, pues nos encontramos prácticamente en el final -últimos tres capítulos-, y el anime se cierra de manera limpia, sin cabos sueltos. La idea del anime es interesante, plantea algunas cuestiones sociales e individuales muy presentes en la actualidad y además, digámoslo, es corto, por ello no se hace insufrible y resulta curiosa.

Primeros tres minutos: el mundo se acaba, el sol se va a extinguir, pero no importa porque la humanidad tiene un plan para salvarse, CHÁN CHÁN CHÁN. Hasta aquí, bien. Todo lo demás, basura.

La película, como otras muchas películas de ciencia ficción espacial, aborda la temática de la supervivencia humana e intenta llevarlo a un plano existencial. Intenta ser toda una metáfora de superación y perseverancia. Repito, lo intenta, pero no lo consigue, está muy mal construida.

En primer lugar, los diálogos son penosos hasta la extenuación, quizá porque los actores tienen la capacidad de interpretación de una patata, o bien porque se esfuerzan en la búsqueda de frases sentenciosas de esas que aspiran a cambiarte la vida pero que no pasan de ser las frases cutres de los azucarillos. En cualquier caso, el guión es malo, aburrido y lento.

En segundo lugar, y un poco como siempre desde hace décadas en la ciencia ficción, el futuro tiene tan poco de futurista que asquea. El vestuario, el aspecto de la tecnología, el mobiliario, son tan siglo XXI/catálogo de Ikea/estética Apple que resulta hasta molesto. ¿Por qué esta falta de creatividad? Eso sí, que no falte la dichosa nave espacial capitaneada por una inteligencia artificial controlada, vamos, un HAL 9000 pero en simpático.

En cuanto a la tripulación, parece que es inevitable toparnos con un científico muy, muy listo, que está muy, muy marginado, pero que tiene mucha, mucha razón, y acaba siendo determinante aunque él nunca quiso asumir esa responsabilidad. Parece, por otro lado, que siempre habrá un abnegado astronauta, guapísimo y brutísimo, que en el fondo es un buen tipo y se sacrifica por el equipo. Y, cómo no, mujeres absolutamente secundarias y sin ninguna relevancia en la trama; incluso se diría que están ahí porque en el espacio tiene que haber de todo, por aquello de la discriminación sexual y eso.

En fin y en definitiva, una mala película. Sin embargo, algunos espectadores todavía nos preguntamos: Danny Boyle, ¿por qué?

Steven es un niño algo peculiar, mitad humano, mitad gema, que está siendo educado por tres gemas. Las gemas son una especie extraterrestre que acabaron en la Tierra por circunstancias adversas. La serie trata de las aventuras y desventuras del día a día de estos personajes que juntos forman una familia realmente extraña.

Ahora bien, con sólo este resumen, alguien me podría decir: la típica serie de animación familiar con la que Cartoon Network viene dando la brasa desde hace años; sí, sólo que no es la típica serie de animación familiar. Lo admito, es una serie, es de animación y es familiar, también admito que tiene las locas características con las que Cartoon Network viene dándonos la brasa desde hace años; sin embargo, la manera en que los personajes interactúan entre sí, la variedad de relaciones sociales que se desarrollan, la complejidad de las conductas, los pequeños matices, los diálogos tan frescos y la trama envolvente, hacen de Steven Universe una de las más atípicas y mejores series de animación familiar hasta el momento.

¿Y por qué? Para empezar, porque la unidad familiar está compuesta por tres progenitoras y un niño sin parentesco sanguíneo alguno, lo cual ya resulta bastante transgresor y novedoso, pues no se trata de la clásica familia nuclear. Para seguir, la mezcla original entre fantasía y realidad, que hace que la serie sea tan accesible tanto para niños, por llamativa y visual, como para adultos, por su trasfondo conceptual e ideológico. Para continuar, la familiaridad con que los personajes, aunque de muy distintos géneros, razas, etc., establecen vínculos emocionales sanos con una sólida base en los valores de amistad, amor y familia. Y por si esto no fuera poco, además, en la serie se le da voz a pequeños y grandes colectivos sociales que normalmente no tienen cabida en las series que abordan la temática familiar, como son los homosexuales, transexuales, etc. Algo que cada vez está más presente en nuestro modo de vida y que, sin embargo, apenas tiene representación en los medios de comunicación.

Recomiendo encarecidamente la serie, es encantadora, instructiva, entretenida y fascinante.

A ver, tenemos, de un lado, a una prota vampiresa que parece que le ha robado la ropa a la Trinity de Matrix, de otro lado, a unos licántropos cuadraos como el portero de una discoteca y, por último, un guión de chichinabo. Bien, dicho esto, comienza la película y hay una breve introducción dada por la prota de por qué vampiros y licántropos están en guerra, seguida de unos diez minutazos de acción sin tregua.

Entonces la acción se detiene y aparece la prota en primer plano, de vuelta de la trifulca que se ha montado en los diez minutazos anteriores. Está muy enfadada porque es una guerrera y quiere darle candela a los licántropos, pero el jefe de los vampiros va más bien de pacifista y no la deja explayarse a gusto con las hostias que reparte, también está obsesionadísimo con ella porque la ama desde el principio de los tiempos, pero sin ningún éxito. A ella el jefe le cae gordo y no deja de sospechar de él ni por un instante.

Después aparece el jefe de los licántropos, que es raro porque, a diferencia del resto, que están mazaos y tienen un color tostado en la piel, éste es bajito y paliducho, con dos ojeras que bien podrían ser la cara oculta de la luna. Además, dirige como una especie de laboratorio que se parece al cuarto de baño donde rodaron la primera de Saw, con un científico rata que hace cócteles con sangre porque está buscando una fórmula secreta.

Pero bueno, el caso es que aparece un humano en escena, Michael, que se vuelve el interés de las dos razas enfrentadas. Todo comienza porque la prota vampiresa descubre que los licántropos persiguen al humano no se sabe por qué, pero ella, que es la chula del barrio, decide averiguarlo por su cuenta y va a buscarlo. Cuando da con él, tiene un encontronazo con el jefe raro de los licántropos, y hay un tiroteo y una persecución y otro tiroteo y esas pamplinas, hasta que la prota consigue escapar a salvo con el humano, que entre golpe y golpe se ha quedado como un saco de patatas durmiendo mientras la vampiresa lo trasladaba a la mansión vampírica.

Después el tal Michael, cuando se despierta, se queda flipadísimo por todo lo que le sucede y huye de allí, saltando por la ventana, hacia un hospital, donde vuelve a huir por la ventana porque la poli lo persigue. Aquí se establece un patrón de conducta claro en el personaje: le encanta romper ventanas. Y os aviso desde ya, en esta película hay muchas ventanas que se rompen.

Resulta que el Michael éste es un tío muy especial, que tiene visiones de otro tiempo y que termina siendo la reencarnación de un licántropo ancestral, o algo así. Y, buah, chicos, tendríais que verlo, cuando se transforma en lobo sí que rompe ventanas, pero un montón.

Lo que sigue es un embrollo tremendo. Lo voy a dejar aquí, para no reventaros la película. Sólo diré que al final todo es una movida conspiranoica muy grande que se remonta a los orígenes milenarios de la guerra entre vampiros y licántropos.

Rumania, Bucarest: humanos y vampiros han llegado a un acuerdo para convivir en paz y armonía en La Tierra. Si quieres saber en qué consiste dicho acuerdo, cómo se llegó hasta él, de qué manera o en base a qué, apaga el televisor, esta película no va de eso.

¿De qué trata esta película? Imposible resolver el enigma.

Lo que es seguro es que hay vampiros, hay humanos y hay una especie de monstruos a medio camino entre los vampiros y las gárgolas que son los malos malotes de la película. Estos engendros de la naturaleza hacen que tres personajes equidistantes se unan en alianza para acabar con ellos, se trata de un criminal cazavampiros que odia a todos los vampiros del mundo porque de pequeño mataron a su mamá (ooooh); un policía moralmente intachable, rubio, barbudo e inocente por su increíble bondad; y un vampiro misterioso, distante y frío que, en el fondo, es un buen chico. Este dispar y aguerrido trío, en compañía de su correspondiente séquito de personajes secundarios abocados a morir majestuosamente en el transcurso de sus futuras investigaciones, descubren toda una teoría de la conspiración totalmente predecible en el que desenmascaran las malas intenciones de grandes autoridades políticas (¡qué increíble sorpresa!).

En general, hay acción, disparos, enfrentamientos entre aliados, pobres diálogos y, por supuesto, un romance humano-vampírico que acaba siendo vampiro-vampiro porque ella, al borde de la muerte, decide convertirse.

Pero, de nuevo, hay que insistir, ¿de qué va realmente esta película? ¿Va de vampiros? ¿De conspiraciones? ¿De humanos que resuelven sus problemas con el pasado? No lo creo, señores, pienso fervientemente que esta película trata sobre la voluntad humana. Así pues, la pregunta que hay que plantearse es: ¿serás o no serás capaz de aguantar unos escasos ochenta y cinco minutos de sufrimiento fílmico? He ahí la cuestión.

VALORACIÓN: MALA DE COJONES.