Esta cinta lleva un ritmo excesivamente pausado. A pesar del interesante guión que tiene la película, le falta ritmo en la sucesión de acontecimientos y un tono e intensidad constante de principio a fin, provocan que luzca menos.
El argumento, bastante convencional le da cierto toque de drama de sobremesa.En definitiva un largometraje menos conmovedor de lo esperado.
Manchester frente al mar, quizá no guste a todo el mundo, como suele pasar con el cine independiente, pero tampoco dejará indiferente a nadie.
Los actores están perfectos en sus cometidos y reconforta ver rescatados para la gran pantalla a antiguas estrellas como Matthew Broderick en un papel pequeño pero certero.
En esta película me sobran tantos planos del mar, de gaviotas, que solo consiguen despistar y ralentizar la historia.
Podría haber sido una gran película, ya que hay historia para ello, pero el director consigue desperdiciarlo.
Es un film sobrevalorado, interesante, pero insisto sobrevalorado.
Dicho esto, no se cual es el criterio para seleccionarla a mejor película del año. A pesar de las carencias de esta película y un guión con bastante lagunas, le doy un notable alto a Casey Affleck en su papel de atribulado personaje, al cual la vida le ha tratado de manera cruel.
En resumen y para acabar con mi crítica, es un drama familiar mas.

Evidentemente esta no es una película perfecta, no es el amor entre una bella mujer y un apuesto caballero, El lector es una historia de monstruos y crímenes, de castigos y culpas. El personaje interpretado por Kate Winslet (Hanna Schmitz), es un personaje complejo. No tiene términos medios, sus matices son ásperos y amargos. Parece que carece de sensibilidad, y aún así tiene sentimientos nobles. Hanna es fuerte, aterradora, fría como el hielo, pero a la vez es consciente que no se da cuenta del dolor que causa en sus actos malvados, pero sabe que es culpable y acepta el castigo con resignación. Una película bonita en su trasfondo conceptual, que nos demuestra como la lectura de libros sirve como acallamiento de la conciencia culpable y que rompe con las barreras físicas del espacio y del tiempo. El lector no es una película de nazis, ni de judios. Es una historia de dolor desgarradora, de incomprensión, de fatalidad, es la pasión abocada al fracaso, a los secretos maliciosos e inconfesables y a la inocencia robada. Una cinta que además deja bién claro lo dificil que es para el ser humano el perdón por las agresiones y perdonarse a si mismo por errores cometidos. En definitiva, a pesar del personaje monstruoso de Hanna Schmitz, ¿Quién no siente cierta empatía con ella?. En definitiva una gran película porque se agradece su visionado plenamente por haber disfrutado de una obra de arte.