En La pelota vasca aparece un amplio abanico de personajes políticos del País Vasco, de Navarra y del resto de España dando su visión sobre el conflicto vasco. Solamente la aparición de un documental de estas características es muy positivo. Hay que dar a entender que allí hay un problema, y un problema grave. Y que, independientemente de las opiniones, no tiene una solución fácil.

Es realmente una lástima que muchos políticos del Partido Popular hayan decidido no aparecer en él, me pregunto cuantos se negaron de verdad a aparecer y a cuantos se les prohibió desde la cúpula dirigente del mismo... Pero lo que no pueden pretender es que es un documental claramente nacionalista, porque yo creo que el director no se posiciona. Simplemente, al no haber declaraciones del Partido Popular, puede parecer que está algo desequilibrado hacia el lado nacionalista, aunque no creo que sea el caso.

En la película aparece todo el mundo dando su opinión, desde Felipe González a los lehendakaris o víctimas del terrorismo (las auténticas y también las organizaciones politizadas). Además aparecen también dirigentes de Unión del Pueblo Navarro, un partido al que nadie podría acusar de ser independentista vasco ni de izquierdas, precisamente.

En conjunto me parece una gran propuesta tratar de poner las cosas en claro independientemente de eslóganes políticos y de confundir "lo que hay" con "lo que me gustaría que hubiera".

Por último apuntar que quienes la descalifican sin verla (que siempre los hay) se descalifican a sí mismos.

Una historia policíaca de un robo, con rehenes, como la hemos visto mil veces. Sólo que esta vez ha sido transformada en un documental de ficción por parte de Mabrouk El Mechri, con todo el soporte de Van Damme, y esa es su gran baza.
Ver el tratamiento de estrella que recibe el actor en su Bélgica natal, la batalla por la custodia de su hija, y sobre todo los impagables momentos de Van Damme con fans que le consideran un ídolo y le obligan a pasar pos situaciones bizarramente realistas, son algunos de sus mejores puntos.
Esto, y un Van Damme, que interpretándose a sí mismo con ese aspecto crepuscular cerca de la cincuentena... va a ser que este señor tiene ya mucho oficio. Y se le nota.
Una grata sorpresa de Sitges.

Esta película pertenece no a uno, sino a dos géneros comunmente denostados: las películas de zombis y las películas de adolescentes de instituto americano.
Alguien se debió preguntar "¿Y si mezclamos ambos subgéneros?" y ahí nació Dance of The Dead, una película que, aunque tiene pocas sorpresas para los aficionados a los muertos vivientes, no por ello deja de ser una gozada de ver, siempre y cuando entres en el juego de la violencia gratuita tipo cómic común en este tipo de películas. Si es así te ríes, te lo pasas bien, y aunque nunca llegas a asustarte, te das cuenta de que no se trata de eso.

Por cierto, y los actores, aunque adolescentes en su mayoría, son actores muy solventes, cosa que no se puede decir de muchas películas de aquí.

Debo admitir que tengo cierta debilidad por las películas y series de torneos de artes marciales. Dicho esto, en esta entretenida película se narra cómo Van Damme se apunta a un torneo de artes marciales en un país asiático. Los personajes son absolutamente planos, pero qué importa, (¡como si el bueno de Jean Claude Van Varenberg hubiese sabido actuar alguna vez!). El caso es que participan diversos luchadores, con artes muy variadas: desde el karate al kung fu pasando por la lucha grecorromana, y se enfrentan entre sí al más puro estilo videojuego.
Pero al contrario de lo que sucede en "Operación Dragón", aquí el torneo es lo importante: enseguida aparece un malo malísimo, Tong Po (Bolo Yeung), que pega una paliza de campeonato al amigo de Frank/Juan Claudio. Éste llega hasta la final, se enfrenta al malvado y... pero no voy a desvelar el final.

Esta película marcó de tal modo la carrera de Van Damme que él mismo se dirigió en The Quest, una película que, con muchos más medios, no deja de ser muy parecida a ésta. Eso sí, en The Quest aparece un luchador español flamenco que se echa de menos en Contacto Sangriento... es el más grande. Lástima que le eliminen en segunda ronda. En ésta aparece "Suan Paredes", un latinoamericano enorme con el nombre mal escrito que no dura mucho. Pero claro, no oyes las castañuelas.

Técnicamente, Bloodsport está bien narrada, los luchadores están bien caracterizados y te diviertes mucho viéndola, a pesar de la ingenuidad que desprende. Palomitas y una peli de "leña" sin complicaciones. ¿Quién necesita más?

Cuando se junta un guión sacado de los artículos de periódico sensacionalista, todo topicazos, un grupo de actores de verdad mezclado con niños sin pajolera idea de actuar, y le añades un ritmo narrativo nulo, ahí tienes Cobardes.

Y qué decir del cásting: unos críos que espero que hayan sido elegidos entre hijos de amigos del director y los productores (porque de actuar, ni puta idea, niños), actores adultos que son de lo mejorcito de Cataluña, desaprovechados...
Qué lástima de Lluís Homar desaprovechado, que grande Antonio de la Torre, y nada más.

Ahora, si se trataba de hacer un telefilm cutre para adolescentes, probablemente a ellos les guste, porque aparecen móviles, y le pegan al tímido, y se ve el patio, y se envían sms en vez de hablar directamente...

Un poquito menos de topicazo, un poco más de historia creíble y darle a los actores de verdad los papeles principales (o buscar adolescentes que transmitan algo, que seguro que hay) y la cosa hubiese cambiado mucho.

Eso sí, los planos donde reconoces rincones del centro de Hospitalet, muy bien, ahí chapeau... lástima que si los reconoces, te das cuenta de que los niños primero corren hacia un sitio, cambia el plan y de repente están corriendo en dirección contraria, o han recorrido dos kilómetros en un chasquido de dedos... pero eso ya son detalles.

En resumen, una película con tantas pretensiones como mal acabada. Estuve a punto de levantarme a mitad e irme del cine, de puro aburrimiento. No lo hice porque había ido con más gente. Con el dinero que cuesta hacer una película en España (3,5 millones de euros) a lo mejor valdría la pena haberle dado una oportunidad a otra historia...