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Críticas de Urien Rakarth
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
7
9 de diciembre de 2007
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Soy un cyborg, pero no pasa nada' sería el título en castellano de la última obra de Chan-Wook Park, un psicodélico film bonito, extravagante y divertido. La violencia de la trilogía de la venganza deja paso a la imaginación en esta última obra.

Young-goon es una joven con un terrible secreto: es una cyborg y su vida tiene un propósito fatal que tiene que averiguar. Es internada en un psiquiátrico donde Il-soon, un joven con la habilidad de robar los rasgos de personalidad a los demás, se convertirá en su amigo y tratará de ayudar-la obteniendo la energía que ella necesita.

Un argumento sencillo: Young-goon descubre el amor mientras busca el propósito de su vida. Todo rodeado de un ambiente esquizofrénico: donde las paranoias de los pacientes se funden con la realidad, donde la cuidada fotografía del film se une con una puesta en escena brutal, donde una historia estúpida se convierte en una película grandiosa.

Un delirante film que va perdiendo su razón de ser a medida se va digiriendo, porque la historia va perdiendo protagonismo dejando paso a historias secundarias, paranoias de los pacientes, reflexiones personales...

En fin, una película muy recomendable para aquellos que les gusta ese cine colorido que solo saben hacer en Asia.
Urien Rakarth
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9
23 de octubre de 2008
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Que pasaría si metemos “Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera” y “Hierro 3” en una caja grande y 'agitem suaument'? Pues obtendríamos un despropósito irreconocible.

Pero, ¿qué pasa si cogemos la metáfora de las estaciones y el escenario límbico de la cárcel, le añadimos un ritmo frío invernal, le damos toques de surrealismo y lo embadurnamos con una historia social y humana? Pues obtenemos Aliento.

Y es que no podíamos esperar otra cosa de Kim Ki-Duk, uno de los pocos directores orientales que se puede citar sin tener que mencionar sus obras. Al descubrir que su marido tiene una amante, Yeon decide visitar a un preso condenado a muerte cuyos continuos intentos de suicidio han sido noticia en la televisión. Entre ellos se crea un vínculo que los unirá por encima de la vida o la muerte.

Kim Ki-Duk siembra sutilmente los ingredientes durante el metraje para alzarse glorioso en el último trayecto, cuando se alcanza el clímax del film. Su toque se deja ver en la belleza del invierno que envuelve la historia, en la calidez del retrato social que es capaz de sintetizar y en el duro mensaje final: la vida bohemia solo tiene un límite, el que uno mismo quiera poner.

El espectador tiene que conformarse con observar desde la distancia, como ese guarda de seguridad que controla la situación desde una pantalla, desde la lejanía, desde una zona segura donde no hay cabida para los sentimientos.

Con todo, nos queda una espléndida película, que se deja disfrutar por si sola. Hay un cineasta en corea que sigue vivo y con mucho que ofrecer todavía.
Urien Rakarth
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6
9 de diciembre de 2007
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el intento de igualar la obra de Wallovits y Gual (Smoking Room), llega al panorama del cine español El método. Una película película que transcurre en un único escenario, una oficina, y con unos determinados personajes; pero que, a diferencia de con Smonikng Room, los personajes no están completos, y el riesgo técnico es nulo.

Marcelo Piñeyro nos cuenta cómo unos candidatos a un cierto puesto de trabajo, deberán pasar una serie de pruebas de tal modo que al final solo quede uno de ellos. Una historia basada en los giros argumentales, que consiguen mantener al espectador atento, y que trata, durante dos horas, de describir a los personajes. Pero, aun así, ni termina con un giro inesperado, ni termina con unos personajes bien definidos.

La película transcurre en cierta habitación, desde las ventanas de la cual no se puede ver la calle, donde se esta llevando a cabo una manifestación multitudinaria contra el banco mundial. Y aquí es donde vemos el punto álgido: el plano final del film.

No todo es negativo, es curioso ver el relato que se hace sobre el ser humano, un ser salvaje, capaz de arriesgar cualquier cosa por tal de conseguir su determinado fin. También apreciamos la relatividad del tiempo, la distinta velocidad con la que transcurren los eventos dentro y fuera de esta oficina.

En fin, la alternativa de ver El hombre del saco (Boogeyman), resultó una buena opción. Si la película hubiera contado la misma historia siguiendo el mismo ritmo (y estilo visual) de los primeros minutos, estríamos hablando de la obra “revelación” del 2005 (es una pena que no haya sido así).
Urien Rakarth
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