Kate Winslet en su peor interpretación con gafas de Harry Potter, pero sabelotodo como Hermione; Jeremy Northam emulando al gran Georges Sanders sin serlo; Dougray Scott en su mejor recreación de como tener un solo registro. Esto, los actores.
Al afamado guionista: rogarle un recorte de media hora y que vuelva a examinarse del título de guionista, porque no se puede aburrir la primera hora como lo hace. Amén de los errores, tipo: como unos criptólogos dejan su trabajo cuando les viene en gana o no van a trabajar sin que pase nada, o que nos recuerden que en el Atlántico están a dos horas menos-para justificar que es de día en un sitio y de noche en el plano siguiente-

Ya no es como cuando la estrenaron, motivo por el cual no es el clásico que decían era. Shirley es una payasa que siempre me caerá bien y Jack Nicholson, el otro actor histriónico por excelencia, creando química estupenda con ella porque a ratos están contenidos. Pero el guión, del afamado Brooks con Los Simpsons, no es tan bueno si no es por los actores que lo rellenan en este caso, para que luego digan que una interpretación malísima salva películas buenísimas. La primera parte , avanza muy deprisa

El apocado y soso Adolfo Marsillach se enamora de Maribel en un bar porque ella lo mira y le sonríe.
Que gran obra de teatro y que bien adaptada por José Mª Forqué. Que bueno el cine español cuando se desprende uno de prejuicios.
Esas dos ancianas que recuerdan a las de Arsénico por compasión, esas primeras imágenes que rememoran Rebeca-en este caso Susana-, con un Marsillach de espaldas a la cámara frente al lago de las muchachas malas-que no deja de ser el lago de Sanabria-, esa música oportuna que quiere convertir en misterio y maldad lo que no es más que bondad. Ese despacho en el que nadie entra. Esa puerta secreta en el dormitorio matrimonial. Mihura era un genio y a Forqué no se le escapa una. Maribel y la extraña familia es una comedia con toques de intriga y absurdo.
Silvia Pinal realiza una excelente composición de la prostituta cenicienta, con una evolución de personaje creíble. No se puede decir lo mismo de las anticuadas actuaciones de Julia Gutierrez Caba, Adolfo Marsillach, o la espantosa Carmen Lozano. En contraste con las excelentes Trini Alonso o la siempre eficaz Gracita Morales; la primera encasillada en papeles de pilingui y antecesora de la fuerza de una Terele Pávez y la segunda encasillada en papeles de chacha que cuando hacía papeles de pilingui parece que la hubiesen despedido de una casa y no la hubiese queaddo otra que ejercer la profesión más antigua del mundo.

Su duración es exacta, nada falta y nada sobra, como en la buena poesía. Un globo rojo se nos queda pegado para siempre en la retina. Absolutamente deslumbrante.

Como no pasaba nada en Pleyton place o Twin peaks, aparentemente. Drama y humor se mezclan en esta historia tan al uso de otros tiempos pero que dejan un sensacional sabor de boca, colocando a cada personaje desde el principio hasta el final, donde deben estar. Lo mejor son los correveydiles de las cotillas del pequeño pueblo, sólo por ver a ese plantel de actrices maduras inglesas merece la pena. Altamente recomendable.