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Críticas de Daniel Reigosa
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
5
26 de noviembre de 2012
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
AL ESTE DEL EDÉN, 1955

Estamos en 1955, año cumbre en Hollywood. Nace (y muere) una estrella, James Dean. Tres películas, dos de ellas estrenadas en ese año, y la tercera (Gigante) al año siguiente. Dean murió al finalizar el rodaje de esta última. En un año, nacimiento, explosión y muerte de un estella.

Con esa historia es fácil que se mitifique cualquiera de las tres películas que interpretó el joven actor prodecente del Actor´s Studio (fundado por Elia Kazan). Al Este del Edén (East of Eden, 1955) dirigida por Elia Kazan, fue su primera película y la que le lanzó al estrellato ya que, hasta entonces, sólo contaba con fugaces apariciones en series de televisión y papeles en cine como figurante.

Las obras de John Steinbeck han sido fuente inagotable de guiones en el cine, de algunas han surgido películas magistrales como Náufragos de Hitchcock o Las Uvas de la Ira de Ford. Sin embargo, otras adaptaciones, como Al Este del Edén, me parecen mucho más flojas y poco profundas.

La cinta expone las intensas y complejas relaciones familiares de un padre (Adam Task) con sus dos hijos (Aron y Cal), que han tenido que vivir sin el apoyo crucial de una madre. La lucha del bien y el mal entre los hermanos -al más puro estilo de Caín y Abel-, entra en conflicto con su padre y la novia del hermano bueno (Aron), mientras que el hermano malo (Cal) descubre algo que le hará replantearse su existencia y cambiar totalmente su personalidad.

La película de Kazan pierde interés a medida que avanza la película, ya que depende demasiado del personaje principal (el hermano malo Cal Task), interpretado por un sobreactuado Dean. Me sobran muchos primeros planos en los que Dean abusa de la cámara y de los registros para conmover al espectador: caídas de ojos, sufrimiento, giros de cara….La película entera es un abuso del personaje de Cal, un sufrimiento contínuo, mal orientada a mi modo de ver, ya que se convierte en totalmente previsible.

En resumen, la película sirve para contemplar el pavoneo personal de Dean, ver algunas escenas míticas del cine de Hollywood y corroborar que, cuando quiere, Kazan tiene un dominio técnico interesante (sirva como ejemplo la genial escena de la charla entre padre e hijo mientras este último se balancea en un columpio. No se trata de una mala película, pero me esperaba mucho más del director de Un tranvía Llamado Deseo y, sobre todo, La Ley del Silencio.
Daniel Reigosa
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6
29 de noviembre de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los octogenarios hermanos Taviani se ponen de nuevo detrás de las cámaras, esta vez para dirigir a un grupo de presos reales que deben representar la obra “Julio César” de Shakespeare. La película se centra en los ensayos que tuvieron lugar en distintos escenarios de la cárcel y de cómo los presos se llegan a identificar con los personajes de la obra.

La idea es muy interesante, el uso de actores no profesionales (los propios presos) y la estructura de la trama, que va construyendo la obra a partir de los propios ensayos. Es una película arriesgada y notable a nivel de actuación, con un uso del color y del blanco y negro muy acertado. El color para representar la obra final ante los espectadores que acuden a la cárcel (presente) y el blanco y negro para representar los ensayos (pasado, seis meses antes), dándole esa aureola de cine y logrando que no se convierta en un documental carcelario. La meticulosidad y geometricidad de muchos de los planos le da mucha fuerza a la película, logrando una elevada intensidad dramática. Es decir, la forma es excelente.

Ahora bien, el cine, a mi forma de ver, debe ser una combinación equilibrada entre forma y contenido y, en el caso de que una domine sobre la otra, debe estar justificado para encontrar dicho equilibrio. En este caso, falla el segundo elemento, desequilibrando de manera evidente la balanza, ya que se trata de una película vacía (en el aspecto del contenido), que nos muestra muy desde fuera la trama, como simples observadores. No involucra al espectador en la vida diaria de los presos, y muy poco en la relación de estos con sus personajes, centrándose simplemente en representar la obra de una manera casi matemática.

De hecho, la escena más interesante de la película, a mi modo de ver, es en la que los presos realizan un casting ante las cámaras para ser escogidos en la obra. Fondos neutros y primeros planos que te hacen conectar con el preso en cuestión. Tengo la impresión que si los directores hubiesen utilizado este tipo de recursos a lo largo de la película podrían haber conseguido una obra más competa y con mayor duración.

En fin, película interesante pero que se queda en el camino de ser una gran película. Además vengo de ver Le Trou de Jacques Becker, y las comparaciones son odiosas. El León de Oro recibido en la Berlinale sería por la película o por reconocimiento a una larga trayectoria cinematográfica de los hermanos Taviani?
Daniel Reigosa
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9
20 de noviembre de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son las 00:30 de la madrugada de un lunes cualquiera. Acabo de ver “los 400 Golpes” de Truffaut. Tengo el regusto que se siente cuando acabas de ver una obra maestra, de esas que por alguna extraña razón conectan contigo al 100%, una película que puedes hacer tuya, el corazón late más fuerte y la emoción recorre cada centímetro de tu cuerpo…me quedo varios minutos en el sofá saboreando esta deliciosa sensación que ocurre tan pocas veces, por desgracia.

Me gusta cada plano, cada secuencia, la genial utilización de la cámara, bien sea para narrar con travelings o zooms, para intimar en los personajes, para ser mero observador de la escena o simplemente escuchar a través de una puerta. La cámara aquí es protagonista, es un actor más y Truffaut la maneja con maestría.

Mención especial tienen para mi dos escenas. La secuencia del furgón de policía y, sobre todo, el genial plano secuencia del final, donde se ve a un desesperado Antoine Doinel corriendo mientra la cámara lo sigue hasta su destino. DELICIOSO.

Los actores, muy al estilo del neorrealismo italiano, son jóvenes, desconocidos en la época, que consiguen una dosis muy elevada de realismo y credibilidad. Eso y el estar rodada en escenarios reales y con luz natural le da, a veces, un aspecto documental que arroja elevadas dosis de verosimilitud y cercanía al film. Resulta impresionante la actuación del niño, Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud), que con 14 años consigue hacerse con un papel difícil, lleno de matices y con una soltura impropia para alguien de su corta edad.

El blanco y negro es perfecto, gris cuando tiene que serlo y con alto contraste cuando se quiere resaltar rasgos de la personalidad de los personajes. Los grandes planos de París, desde el plano secuencia inicial hasta varios donde se ve al niño correr entre sus calles son de esos que se te quedan en la retina. Los planos nocturnos está muy logrados, la noche es más real gracias al uso de nuevas cámaras con mayor sensibilidad a la luz, lo que permite rodar sin luz artificial, que hubiese estropeado el clima de la película, dotándola de elementos artificiosos y falsos. Cada plano cuidado al mínimo detalle, ya sea una bajada de escaleras, una conversación en clase de francés o los interiores de una imprenta.

Desconozco si es la mejor de Truffaut, si incluso la mejor de la Nouvelle Vague, lo que sí sé es que esta película ha conectado al 100% conmigo. Gracias François
Daniel Reigosa
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3
11 de febrero de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era realmente necesario hacer un biopic sobre el maestro del suspense?, ¿era realmente necesario disfrazar a Helen Mirren como Dustin Hoffman en Tootsie?, ¿era realmente necesario manchar la imagen de una fantástica (e icónica) película como Psicosis?, ¿y era realmente necesario un retorno tan banal a la fascinante y enrevesada industria de la "Edad de Oro" de Hollywood?

La industria del cine americano está tan carente y necesitada de buenas ideas que, da la sensación que, se da luz verde a muchos proyectos que no son dignos de ser contados. Entre superhéroes, remakes y secuelas interminables de éxitos, poco presupuesto queda para la innovación en nuevos guiones y lenguajes cinematográficos. Un par de actores con tirón y una historia fácil de digerir parecen ser los únicos ingredientes necesarios para crear un caldo popular que arrase en taquilla. Y, a fin de cuentas, eso es lo que importa.

Esta película hubiese funcionado mejor, a mi humilde modo de ver, si se tratase de una historia anónima ambientada en los años sesenta en medio de la vorágine de la industria americana, una especie de Sunset Boulevard o All About Eve, pero con tintes más actuales. El problema principal que tiene es que pretende narrar una verdad, el cómo se confeccionó una de las mejores -y más innovadoras- películas del cine, todavía referente hoy en día.

La Psicosis original nació como una especie de telefilm, rechazada por las grandes productoras, ya que ese tipo de género estaba destinado a otro tipo de público y a presupuestos menos grandilocuentes. Psicosis acabó convertida en una película de gran éxito, mientras que su making off, Hitchcock, con un gran presupuesto inicial, y contando con muchas de las estrellas del momento, acaba convirtiéndose, paradójicamente, en una suerte de telefilm.

Lo único interesante es la relación con la censura de Hollywood, y su influencia y control sobre todos los planos y líneas de guión. Dicha censura es necesaria para entender el famoso "toque Lubitch" o ciertos planos de Wilder, por poner unos ejemplos claros. Los directores se las tenían que ingeniar para insinuar todo tipo de escenas comprometidas, desarrollando una picaresca fascinante y una gran capacidad imaginativa. La censura sigue presento hoy en día (o más) aunque a diferente nivel, antes de una manera más física (sexo o violencia) y ahora mucho más moral y absurda, en multitud de ocasiones.

El guión de Hitchcock está lleno de tópicos, enrevesado -intentando escenificar al director como un personaje más de una de sus películas-, y dándole un protagonismo excesivo a la historia de su mujer. Demasiadas cosas que distraen, mientras que los temas realmente con potencial son tratados de una manera más superficial, rebuscando con insistencia representar lo icónico (la escena de la ducha, la bombilla).

Los actores no ayudan ya que, aunque Hopkins despliega un gran abanico interpretativo, no se ajusta para nada a la personalidad del genial director. Scarlet hace de Scarlet, no de Janet Leight, y así continuando con casi todo el elenco, que no consigue transmitir el glamour de la época.

Por último, una fotografía demasiado colorista, que te saca de lleno de la época en la que se suponen que debería ocurrir la acción, y un director demasiado poco implicado en el tratamiento de las escenas, simplificando de manera abusiva la labor del visionado, no dejando nada para la imaginación del espectador, hacen que la pregunta inmediata al salir del cine sea ¿era realmente necesario?.

Menos mal que al llegar a casa he revisionado la película original y he vuelto a leer las páginas que el genial libro de entrevistas El Cine según Hitchcock -que condujo de manera brillante François Truffaut-, dedica a este apasionante film.


http://momentovosp.blogspot.com

Nota VOSP: 2,5 / 10
Daniel Reigosa
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8
20 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es normal que un director con una carrera tan poco prolífica levante el revuelo y expectación que genera el señor Tarantino tanto a nivel de crítica como, sobre todo, de público. Cada estreno del director de Tennessee se convierte en evento mundial, todo el mundo opina, es tema de conversación en lugares tan dispares como noticieros o en la cafetería del trabajo. Como figura magnánima e icónica que es, más allá del cine, levanta odios y pasiones, pero incluso entre los que no lo soportan resulta difícil encontrar a alguien que no reconozca su indudable calidad.

Creo que su mejor época creativa la podemos encontrar en sus inicios, con Reservoir Dogs, Pulp Fiction y Jackie Brown pero en todas sus películas ha sabido mantener un nivel alto de calidad mezclado con elevadas dosis de humor, sin perder su peculiar estilo. Es un niño travieso en un cuerpo de 45 años, un niño que se lo pasa bien rodando y que, cuando tiene un juguete nuevo, lo exprime para que todos podamos jugar con él. Django Unchained es una gamberrada, es un nuevo juguete, no tan bonito como los anteriores pero igualmente divertido.


Tarantino ha jugueteado (y homenajeado) con el género western (más concretamente a Sergio Leone y el "spaguetti western") con mayor o menor intensidad en todas sus películas, pero nunca había rodado uno como tal. Django Unchained es un western pero, paradójicamente, es la película de su filmografía que más se aleja del lenguaje de este género. No encontramos los primerísimos primeros planos, los personajes de héroes moralmente discutibles o la estética sucia. Django es una película más cercana al género de superhéroes o la mitología clásica.


No voy a extenderme hablando de lo magistrales que están los actores (especialmente Christoph Waltz, un actor que se adapta como un guante al humor y estilo de Tarantino), ni de la maravillosa banda sonora (el tema de Johnny Cash, "Aint no Grave" parece hecho especialmente para el film), porque eso se presupone en las películas de Tarantino.

Django Unchained trata la brutalidad de la esclavitud en los estados sureños americanos de una forma inteligente, sin pasar de puntillas y con respeto (fantástica la parodia en tono burlesco al KKK). Tras una primera hora absolutamente fascinante con escenas memorables (aunque no a la altura de la primera escena de Malditos Bastardos) y un ritmo trepidante, la película entra en una fase más madura, lenta y con paréntesis de humor muy bien dosificado. Sin embargo, la última media hora, donde los desfases y excentricidades de Tarantino alcanzan su punto álgido, baja considerablemente el nivel.

Es en esa primera parte donde tienen lugar las mejores escenas y los mejores diálogos, más ingeniosos y críticos. La escena inicial, en la que se presentan a los dos protagonistas es puro cine y la escena del bar, en la que Djando y el Dr. Schultz se toman una cerveza mientras esperan al sheriff es de las que hacen amar este vicio. Pero la película se va diluyendo poco a poco a medida que la trama se centra sólo en la obsesión de Django (recuperar a su mujer), exceptuando las magnificas introducciones de los personaje de Calvin Candle (uno de los mejores malos de la historia del western interpretado con muchos matices por un maduro y convincente Leo DiCaprio) y de Stephen (un criado de color con una posición privilegiada y una especie de síndrome de Estocolmo, que le hace aceptar y defender las normas establecidas).


Una película extremadamente divertida, con unos buenos personajes (aunque lejos de la complejidad de Pulp Fiction) que supone una continuidad con Malditos Bastardos en cuanto a tratar temas espinosos dándoles un final que la historia hubiese aceptado de buen grado. Una travesura más del "niño gamberro" Tarantino, que se divierte (y mucho) en esta película (su cameo es muy cómico y autoparódico) y que, en contra de las polémicas declaraciones de Spike Lee, creo que trata el tema de la exclavitud con mucho respeto y sin recrearse de una forma banal. Dos horas y media que se pasan volando, lo cual es de agradecer. No viene mal una ración en el menú cinematográfico de "Spaguetti a lo Tarantino" cada 4-5 años, en el que el próximo plato ya anunciado será Kill Bill Volumen 3....A esperar toca.

http://momentovosp.blogspot.com

Nota VOSP: 7,7 / 10
Daniel Reigosa
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