Creo que desde que ví esta película el día de su estreno en el cine y más tarde (por puro masoquismo) en DVD, no duermo bien. Es simplemente acojonante, independientemente de que la historia sea verdad o no, incluso si la propia cinta lo sea o no.
Comparto la opinión de otros usuarios en que se trata de la mejor película de terror de todos los tiempos. Es el MIEDO en estado puro.

Sabía lo que iba a ver: una película basada en un cómic que como tal tiene sus momentos de humor y de acción.
El argumento es bastante insípido, aunque los personajes se adaptan bastante bien a la historia.

Lo que más destacan son los efectos especiales y la elección de los personajes de Johny Braze y Roxie Simpson para el paso de adolescentes a adultos está muy conseguida, especialmente en el caso de ella, ambas tienen unos rasgos físicos muy parecidos.

Entre los aspectos negativos mencionar que a Nicolas Cage no le cae muy bien el papel de fantasma por sus gestos inexpresivos, su actuación deja mucho que desear.

En fin, una película para pasar el rato...

Dice el director de esta película que si aguantas los 5 primeros minutos puedes aguantar la película entera, y es cierto.

Desde el principio se empieza a notar la tensión y la falta de aire, ya que toda la película se desarrolla en el mismo escenario: una caja de madera en la que se encuentra enterrado el protagonista, Paul Conraid, papel interpretado por Ryan Reynolds, de una manera brillante.

El argumento se basa en un transportista americano que es atacado junto con todo su conboy por unos terroristas islámicos en la ciudad de Irak donde se encontraba trabajando. Sus compañeros son asesinados y él es enterrado vivo. Cuando despierta dentro de la caja la desesperación y la angustia le invaden, haciendo transmitir los mismos sentimientos al espectador. Sólo cuenta con un teléfono móvil con poca batería y cobertura, un mechero, unas barras de luz y una petaca de whisky. A través del móvil pide ayuda pero ésta tarda demasiado en llegar, aunque él mantiene la esperanza agarrándose a la vida hasta el último segundo...

Al igual que en la primera parte, los personajes vuelven a vivir juntos una aventura similar, sólo que en esta ocasión les toca huir del deshielo provocado por el calentamiento global del planeta.
En cambio, esta vez no sólo la ardilla vuelve a divertirnos con su incansable lucha por la bellota, sino que el resto de personajes (el perezoso, el mamut, el tigre, y unas recién incorporadas zarigüellas y una hembra de mamut que se cree tal) tienen unos papeles también protagonistas, cada uno cuenta su propia historia.
En general, la película es digna de ver para pasar un buen rato en compañia de amigos, familia o pareja. Divierte bastante.

He visto esta película casualmente zapeando en la TV, en una noche de sábado en la que preferí quedarme en casa en lugar de salir de fiesta, y me encontré con esta obra maestra. Se emitió en Antena 3, aunque al principio dudé si verla o no por la cantidad de anuncios que tendría que soportar, pero al final decidí verla ya que acababa de empezar, y mereció la pena.

Desgarradora. Esta es la palabra que posiblemente mejor pueda definir esta película. Lo más abrumador es que fue real, hubo un tiempo en el que existió un hombre libre, de clase media alta, que fue secuestrado y vendido como esclavo y que durante varios años fue despojado de todo rastro de dignidad para ser tratado como un animal de granja o, en el mejor de los casos, como una mascota. Los momentos más brillantes son esos planos quietos y largos, en los que los personajes no dicen, y a veces tan siquiera hacen nada. Simplemente están ahí, ante nuestros ojos, invitándonos a pensar con ellos, a meternos en su cabeza y digerir lo que ha sucedido y lo que está por venir. Sólo silencio. El director nos propone no solo a sentir el latigazo, sino en ocasiones también a propinarlo. Nos aguijonea para que demos un paso más y miremos a la maldad -en sus diferentes formas, por acción y por omisión- a los ojos y también desde dentro para que seamos capaces de ponerle rostro... e incluso sentimientos.

Chiwetel Ejiofor, el actor que se deja la piel, literalmente, en su interpretación de Salomón, un imponente relato de la férrea determinación de un hombre decidido a hacer lo que sea necesario para sobrevivir. Oscarizable por derecho propio. Y aunque él es el gran protagonista, es de justicia al menos nombrar a algunos de los notables secundarios como Sarah Paulson, magnífica en su rol de abominable señora sureña; o Brad Pitt, que se reserva un pequeño papel pero muy amable como carpintero naturalista y canadiense.

Particular atención merecen las otras dos patas básicas del banco en el que descansa el meollo de la película. Michael Fassbender, el amo implacable y desquiciado que impone su voluntad con la Biblia en la mano y una botella en la otra, y Lupita Nyong'o, la esclava objeto de las filias y fobias de este desequilibrado. Inmensos. Dos razones más, y ya son muchas, para dejarse azotar por esta película brutal y brillante a partes iguales.

Me alegro de no haber salido esa noche de sábado y haber disfrutado de esta maravillosa película.