Es una pena que viese el trailer, porque en él se cuenta toda la película a excepción de los últimos minutos. El diseño de un buen traier es fundamental para que te capte, pero sin desvelar su recorrido. Pero ¿Cómo hacerlo, en una de náufragos donde todo el atractivo se centra, en como se manejan sus protagonistas, si la mayoría de las escenas te las resumen en unos segundos?

Resulta entretenida, dependiendo del grado de tus exigencias. Supera levemente a una tele movie de sobremesa. Es dinámica pero la trama es la que es, y claro... no da para más.

La vi hace tiempo y la tenía medio olvidada.
Es cierto que en su momento me gustó, creo que la nota que le he dado sería superior de valorarla entonces, pero el tiempo la ha diluido, lo que tal vez haga que no hubiese sido tal como la recordaba, o mi memoria comience con su declive.

Creo que ciertas películas ofrecen mucho más que la mayoría del cine que habitualmente consumimos. Y EL SECRETO DE ANTONIO es una de ellas.

Si te gusta el cine con una cierta proyección diferente, costumbrista y arriesgado, es posible que cubra en parte todo ello.

La has visto otras veces. Tal vez el presupuesto haya sido elevado, pero se parece demasiado al resto de películas baratas inscritas en este género. Carente de coherencia y embadurnada de los tópicos que abundan en semejantes proyectos.

Al abandonar la sala sientes un pequeño disgusto al haber malgastado tu tiempo y por supuesto tu dinero. Pensé que Denzel Washington aportaría algo más. Creo que caigo una y otra vez en la misma trampa.

Un buen trabajo para amantes de lo que van buscando... Eso lo tiene.

El agotamiento de ideas en el cine de cualquier latitud, hace que la película de Thomas Vinterberg adquiera un protagonismo exagerado, según mi discutible opinión y criterio.

Mads Mikkelsen, compone un personaje enérgico y valioso para la historia; es por ello que durante un tiempo nos identificamos con estos tipos que beben como una especie de recurso profesional potenciador... al menos así lo consideran ellos; para concluir adoptando el típico discurso acomodaticio y simplón.

Lo que podríamos considerar entretenimiento novedoso, se resuelve a medida que avanza con escaso brío, entramado precario y argumento manoseado en exceso.

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Todo producto cinematográfico bien estructurado, debe contar con esos tres elementos. Pero en DÉJAME SALIR, Jordan Peele, su director, alarga en exceso el planteamiento, haciendo que el conjunto se resienta.

Aún siendo un estupendo producto, el último tramo no acaba de eclosionar, por lo que su interés decae a medida que avanza... Hubiera podido surgir una obra de culto, si se hubiera manejado mejor el material con el que contaban; trabajando su inquieto guión un poco más en los últimos minutos.