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Polonia Polonia · Terrassa
Críticas de Taylor
Críticas 702
Críticas ordenadas por utilidad
8
2 de diciembre de 2007
17 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
La propuesta de Balagueró y Plaza, sin ser novedosa, resulta extraordinariamente interesante y, sobre todo, morbosa. El binomio realizador retoma el escalofriante y viejo desafío de cuajar un falso documental con todos aquellos recursos necesarios para que el espectador pueda percibirlo como un episodio real. Fruto de ello son poco más de 80 frenéticos minutos de metraje que no dan ni un solo instante de tregua al espectador. Entiendo que muchos abominarán el film por efectista, ultraviolento, simplón, vacío y falaz pero es obvio que el ejercicio narrativo y visual de Balagueró & Plaza acaba sobreponiéndose a todos esos hándicaps ante la irrefutable constatación de haber mantenido al público con el corazón en la boca y las uñas incrustadas en la tapicería de la butaca hasta los títulos de crédito. Y eso, algún mérito debe tener. Digo yo.

Apabullante, brutal, pornográfica, atroz... no te la pierdas.
Taylor
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6
16 de mayo de 2011
14 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente estemos hablando de la mejor comedia española de todos los tiempos. Y cuando digo comedia, digo comedia-comedia. De las que te tronchas de risa, vaya. El problema sobreviene, sin embargo, cuando no te tronchas de risa. Y, peor aún, cuando cierta sensación de rubor te caldea los mofletes por mucho que quieras evitarlo. Cuando eso sucede, maaalo. Malo, malo. Algo no funciona.

Obviamente, estoy hablando de sensaciones. Sensaciones íntimas y personales. Sensaciones que me trasladan a mi tierna y lejana infancia. A la España de la transición, vamos. Una época en la que los nuevos aires de libertad chocaban, irremisiblemente, contra el firme e inalterable legado de cuatro décadas de dictadura. Cuatro décadas de inopia, oprobio, sumisión y nacionalcatolicismo que de divertidas tuvieron poco.

Y eso mismo es lo que veo en “Atraco a las tres”, señores: mucha necedad, mucha pantomima y mucha estulticia. En clave de humor, claro. Pero sin que ese humor pretenda ir más allá, ni mucho menos, de la burda y simple caricaturización de una sociedad —la de los cuarenta, cincuenta y sesenta— plagadita de todos esos catetos urbanos que tan bien representan los Galindo, Benítez, Cordero, Castrillo y cía.

A quién eso le descojone, felicidades. Pero a mi eso me remite inevitablemente al humor zafio y gañán de la españolada típica y tópica de toda la vida. Y aunque admito que la peli de Forqué resulta entretenida y disfrutable en líneas generales, un servidor se mantiene en sus trece: “Atraco a las tres” me parece una españolada más. Mejor escrita y mejor dirigida que la mayoría, por supuesto. Pero españolada al fin y al cabo. Una lástima.
Taylor
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3
4 de mayo de 2008
41 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen día Ridley Scott se cansó de hacer cine.

Lo más jodido es que continuó haciendo películas… como ésta.

Imposible atisbar rastro alguno del talento creativo de aquel director que firmó títulos como “Los duelistas”, “Alien” o “Blade Runner” en este engendro que hoy nos ocupa. Mr. Scott tiene, además, la poca vergüenza de aburrirnos (a mi, por lo menos, las pelis sin argumento me aburren) intentando hacernos creer que, solapadamente, la peli difunde un potente alegato feminista que ataca de lleno los inquebrantables cimientos de la deontología castrense. Y un cuerno!!!. Cómo coño se puede torpedear el retrógrado stablishment militar yankee soltando frases tan agudas como ‘chúpame la polla!’. Con lo bonito y apropiado que hubiera quedado un ‘me vas a comer la concha!’…

En fin, una peli que no aporta absolutamente nada, que indigna bastante viniendo de quién viene y que resulta, a la postre, fascista, demagógica y ridícula.

Lo dicho: prefiero mil veces “La recluta Benjamín”. Es igual de mala, pero al menos no pretende engañar a nadie.

Ah, y encima a Demi no se le ven las tetas. Solo el culín. Y de refilón. Un desperdicio, vaya.
Taylor
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1
22 de octubre de 2010
35 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llamadme puritano, mojigato, blandengue o lo que os de la puta gana pero un servidor es de los que aún cree que no todo vale en el mundo del cine. A mi juicio, existen límites que nunca deberían cruzarse. Y cuando alguien los cruza, debe atenerse a las consecuencias. Consecuencias tales como, por ejemplo, aguantar el chaparrón de reproches que les van a caer a este par de franchutes depravados por parte del que esto suscribe.

Porque lo que no puede ser, amigos, es que bajo el pretexto de rodar una cinta de terror con aditamento gore nos pasemos por el forro de los cojones el más elemental de los principios éticos con el único propósito de excitar, a cualquier precio, los más bajos instintos de la prole cinéfila. Y menos aún si ese objetivo se persigue recurriendo -sin escrúpulo alguno- a señuelos visuales tan rudimentarios y nauseabundos como la pornografía de la violencia. Un nuevo subgénero que parece haber sustituido con cierto éxito el “inofensivo” gore de antaño y que amenaza con escarbar en las más retorcidas e inmundas perversiones del espectador para lograr su cometido. No, señores, no. Los espectadores también tenemos derechos. Y, entre ellos, el de defendernos ante atrocidades visuales como ésta.

Una pírrica y obligada estrellita, pues, para una carnicería disfrazada de arte y ensayo que lo único que puede provocar en cualquier espectador con un mínimo de ética y sensibilidad es una buena tanda de arcadas. Quien avisa no es traidor.
Taylor
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1
9 de febrero de 2011
31 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Formalmente, no está mal. No para tirar cohetes, por supuesto, pero no está mal. Nada mal. Conceptualmente, sin embargo, es una porquería. O, como vulgarmente se dice, un cagallón. Y no sólo porque el guión me parezca un queso de gruyère, porque la composición de los personajes deje mucho que desear, porque la interpretación del sobrevaloradísimo Affleck no me convenza en absoluto o porque su patético desenlace sea de mear y no echar ni gota. Ni tan sólo porque algún iluminado truhán haya tenido la poca vergüenza de incluir un comentario de Kubrick en el cartel publicitario. “El demonio bajo la piel” es un cagallón porque ni Winterbottom es Polansky, ni Affleck es Mitchum y lo único que distingue a este “bodrio d’autheur” (Neath dixit) de cualquier thriller del tres al cuarto son un par de secuencias de violencia gratuita y efectista. Un par de secuencias sumamente desagradables que no vienen a cuento (lo del trauma infantil del prota no cuela) y que, a mi juicio, deben ser penalizadas. Sin piedad. De ahí mi 1. Y ahora, llamadme nenaza. A mi edad no necesito reivindicar mi hombría, machotes. Y menos viendo como un hijo de puta convierte la carita de Jessica Alba en una auténtica hamburguesa. Quien disfrute con eso es un enfermo. Y quién lo crea necesario, un gilipollas.
Taylor
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