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Críticas de Nekro Zombie
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Críticas 59
Críticas ordenadas por utilidad
Dragon Ball Super (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2015
5,9
3.297
Animación
8
19 de octubre de 2017
6 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nostalgia es ese monstruo que te hace recordar películas horrorosas de los 80 y 90 como algo extraordinario y emblemático. Ese monstruo que te hace creer que cuando eras joven tu generación molaba más que la actual pese a que odiabas a los clónicos bakalas, la música electrónica de extrarradio preparada para consumir pastillitas de colores y aquel metal de pantalones anchos que servía para promocionar ciertas marcas de ropa a los adolescentes más repelentes. Ese monstruo que te taladra la cabeza con aquello de que esa novia sociópata que te hacía la vida imposible y te obligaba a transitar a diario por los caminos de la depresión fue la única que te hizo sentir amor verdadero. Etcétera.

En efecto, la nostalgia lo deforma todo. Parece ser que el cerebro prefiere quedarse con tus más dulces memorias y sensaciones antes que con todo el sufrimiento y hastío que experimentaste en su momento. Es por esto que la nostalgia es peligrosa. Por ejemplo, puede convencerte de que una serie como Dragon Ball Z, con sus incontables errores de animación (hay muchos vídeos en Internet al respecto), con su tedioso ritmo que hace parecer a las películas de Bela Tarr pura anfetamina (¿quién no recuerda aquellos insufribles cinco minutos de Namek que duraron quince episodios?), con sus tramas absurdas y con su constante reutilización de fotogramas, como lo más próximo a la perfección que se haya visto jamás en una pequeña pantalla. La nostalgia es tan despiadada que esto mismo te puede pasar con Dragon Ball GT. Y todos sabemos que Dragon Ball GT ni es Dragon Ball ni es otra cosa que una fuente inagotable de ‘facepalms’ e inyecciones intravenosas de vergüenza ajena.

Es por culpa de esta nostalgia que a muchos no les gusta Dragon Ball Super. Su remembranza de ‘Z’ o ‘GT’ es tan intensa que aunque ellos mismos hubieran diseñado los nuevos personajes y guiones seguirían odiándola. Los haters de ‘Super’ sueltan cosas como que la animación da pena. En efecto, durante sus primeras emisiones la daba. Especialmente aquel episodio cinco que dio la vuelta al mundo por su cutrez. Pero fue algo que, menos mal, se corrigió y con creces. Como a dichos haters se les escapan todos los mecanismos de producción (algo típico en esta página), tampoco entienden que una serie que lleva ininterrumpidamente 111 episodios cuando escribo esto por fuerza no puede tener la misma calidad que otra que sólo saca doce cada dos años. También te comentan que las transformaciones son muy simples, como si de SSJ1 a SSJ2 hubiera mucho cambio, o que el tono general de la serie es demasiado infantil.

Vale, voy a ponerme serio. Toriyama siempre ha dicho que Dragon Ball es una serie para niños entre siete y doce años. Que haya mucha gente adulta que la disfrute, como el aquí presente, no significa que su target principal no sea éste. Si con ‘Z’ la serie mutó hacia algo más maduro y próximo al cine de acción de la época, fue debido a un cambio de productor. El primero, Torishima, le otorgaba una total libertad creativa a Akira Toriyama. Todo iba viento en popa entre ellos hasta que Akira dijo que si Goku no crecía, abandonaba la serie. Torishima no lo pudo soportar y fue él quien se marchó del proyecto. Su relevo fue tomado por Yu Kondo, cuya única preocupación era aumentar las ventas. Para ello, obligaba a Toriyama a que Dragon Ball fuese una constante cadena de combates inolvidables como el de Goku contra Piccolo en el ‘Torneo de Artes Marciales’.

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Nekro Zombie
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7
16 de mayo de 2014
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Actualmente, cualquier tontería es calificada de "posmoderna". Sin embargo, el posmodernismo viene a decir que la colisión de las distintas realidades subjetivas hace imposible el acercamiento a la "verdad". Desde un punto de vista puramente filosófico, esto me parece una auténtica gilipollez. Si no se pudiese de algún modo alcanzar la "verdad" no tendríamos microondas, teléfonos móviles, etc. Viva el método ciéntifico. Por otro lado, desde un punto de vista puramente creativo, opino que el "posmodernismo" ha generado obras muy interesantes debido a que ha mezclado con audacia diversos géneros en un solo film, como en el caso de "Desenlance Mortal" (Vibenius, 1973), "Golpe en la pequeña china" (Carpenter, 1986), "Kill Bill" (Tarantino, 2003-2004) o "Why don't you play in hell?" (Sion Sono, 2013). Y a que también ha tenido otra vertiente que se ha decantado por el lado poético del asunto. Es decir, en vez de transmitir un solo y claro mensaje que se va desarrollando a lo largo del filme, se lanzan varios de un modo sugestivo y poético; lo cual viene muy a cuento con lo dicho sobre la "colisión de realidades". Resumiendo: lo sensorial por encima de lo argumental.

"A field in England" combina las dos. Y encima lo hace bien.

Si bien estamos acostumbrados a ver filmes lineales en los que se pasa de A a B tras superar diversos obstáculos, en los que los protagonistas también evolucionan de A a B (por muy ridícula o simplona que sea dicha evolución), en los que siempre hay un clímax donde el protagonista casi al final parece que no vaya a conseguir su objetivo, lo cierto es que si entendemos el cine como arte, éste, al igual que la pintura, puede estar sujeto a diversas interpretaciones o intenciones artísticas. Para mí es tan válida una película como "A field in England" como otra tipo "Avatar". En lo que no voy a entrar es en lo que gusta más o gusta menos al público medio o a la crítica española. No sé por qué, escribiendo estas líneas he recordado algo que dijo un profesor que tuve: "¿Por qué empecé a ver cine independiente? Llegó un momento en el que me aburrí de ver siempre la misma película".

En cualquier caso, llega a cansar el estar siempre defendiendo el cine que se sale un poco de lo "normal".

"A field in England" me recuerda mucho a la obra de Bryan Talbot, uno de los maestros de Alan Moore (el guionista de cómics como "V de Vendetta" o "Promethea"). En una época en la que era casi impensable semejante locura y dejarse llevar demasiado por la imaginación no estaba bien visto por la "alta cultura", Bryan Talbot mezcló desde la psychedelia, la escritura automática, los universos paralelos o la historia de Inglaterra a un sinfín de paranoias propias de su tiempo en formato cómic. Éste es uno de los medios que mayor libertad creativa experimentó durante el siglo pasado debido a sus bajos costes de producción, el hecho de poder crear "otros mundos" sin tener que gastarse millones y millones en el intento y a que muchos lectores habituales de cómics (no sólo, obviamente, de superhéroes) tenían la mente mucho más abierta que el resto. El mismo Ben Wheatley es un declarado lector de cómics británicos, aunque sus influencias son muy extensas y abarcan incluso grandes autores de la ciencia ficción. No es de extrañar que esté dirigiendo episodios de la octava temporada del Doctor Who.

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Nekro Zombie
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4
25 de agosto de 2014
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los norteamericanos tienen una cultura de “telefilm” cuya magnitud es bastante desconocida fuera de sus fronteras. Resulta de lo más gracioso porque, generalmente, en estas obras que van a parar directamente a TV se suelen tratar los temas más premiados y apreciados en Europa: que si personajes en teoría complejos, que si una critica social despiadada, que si una mujer que lo pasa mal, que si un anciano al que le quedan pocos días de vida, que si una relación de pareja convulsa, que si adolescentes con problemas, etc.

Es por este motivo que, generalmente, los directores independientes norteamericanos que realizan historias de corte más realista y “humanista” necesitan de algún modo diferenciarse de dichos telefilmes con ánimo de que sus películas no sean encasilladas como tales. Y para ello recurren a personajes y situaciones demasiado brutales para aparecer en un telefilme de media tarde(tipo Larry Clark o Todd Solondz), al rollo poético o al rollo “indie”. “Palo Alto” intenta mezclarlo todo, quedándose tristemente tan a medio gas como las versiones españolas de los grupos de música británicos más "trendy".

Veamos... si no recuerdo mal, creo que fue Nicolas Refn el que dijo que el cine es superior a la literatura porque una imagen vale más que mil palabras, mientras que una palabra no vale por mil imágenes. Tras visionar “Palo Alto”, no podría estar más en contra de esta cita. En ocasiones las imágenes, especialmente las que pretenden ser “sugestivas”, no dicen ni aportan absolutamente nada. Así de simple. Que una o dos no duelen, pero cuando te inyectan una sobredosis de paridas supuestamente trascendentes al final el ejercicio corre peligro de ser un absoluto vacío con fallas narrativas serias. Y es que ser Tarkovski no es nada fácil.

¿Y por qué digo esto? Porque “Palo Alto”, pese a que sus personajes en principio son interesantes(una adolescente elegante entre chonis de instituto, el típico que se cree muy guay por hacer locuras, el Kurt Cobain existencialista, la guarrilla, etc.), se queda en una gran nada. Si bien la intención dramática es mostrar el estado de confusión de la edad de las pajas y el pus, lo cierto es que al final no acabas entendiendo por qué éste y aquél hacen lo que hacen. Supuestamente la respuesta a dichos enigmas se halla en un sinfín de planos “poéticos” que te acaban dejando a ti, como espectador, más confundido que los propios adolescentes de la cinta; lo cual, cuando se trata de una peli surrealista o con un tono completamente distinto que da pie a ello, funciona. Pero aquí no. Definitivamente no. Ni siquiera consigue que entres en el estado semi-hipnótico de otras pelis similares.

En cualquier caso, yo siempre intento valorar los filmes en su contexto. No deja de ser una ópera prima. Y como tal, psé. Se agradece el esfuerzo por hacer algo distinto en una industria que últimamente parece más interesada en mostrar tíos en pijama con superpoderes que en construir fábulas atemporales. Además, la directora, Gia, pese a su juventud ha sabido llevar con esmero a los actores, especialmente a Emma Roberts. En definitiva, es un buen telefilme con ínfulas que sonrojaría al propio Rimbaud. Pero no está nada mal si a media tarde te han dejado tirado los colegas y no tienes nada mejor qué hacer.
Nekro Zombie
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4
2 de agosto de 2005
4 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de esta película indudablemente son la escenas de ultraviolencia, muy logradas en general. No obstante un buen grapado de gore no convierte automáticamente a una película en un producto “bueno” o “ de culto”. Pienso que el film llega a ser un verdadero bodrio en general, tiene un guión que parece sacado de la mente de un retrasado mental y además hay escenas ridículas propias de un director novel.

No nos engañemos, Miike quiso hacer un film serio con tintes freaks y le salió esta chapuza. De todos modos puedes ir pasando escenas para ir directamente a la sangre, las tripas y todo eso, que son lo único entretenido de la película( De lo contrario probablemente caigas rendido en el sofá).

Algunos directores no tendrían que tomarse tan en serio...
Nekro Zombie
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