Un robot que viaja del futuro al presente, que ahora es nuestro pasado, para acabar con la madre del hombre (que aún no ha nacido) que acabará con todos estos robots. Resulta que el robot no es otro que el mismísimo Schwarzenegger, pero no un Schwarzenegger cualquiera no, ¡el Schwarzenegger de los 80!. Además la peli está dirigida por James Cameron, el mismo que viajaría al pasado para recrear el hundimiento del Titanic a principios de siglo y al futuro para llevarnos a otros planetas. Y por si fuera poco se estrenó en 1984.

Como no podía ser de otra manera esta peli fue la bomba.

Como molaría que la Princesa Consuela Bananahammock se enterase del cambio de vida que está sufriendo su novio. ¿Cómo reaccionaría?. ¿Se uniría a él en la lucha contra el mal?. Sí!. Joer, eso sí que daría para un peliculón, Phoebe, perdón, Princesa Consuela y mierda embolsada luchando contra el crimen, salvando Nueva York, salvando a la humanidad, qué diablos, siendo unos malditos superhéroes!

Pero vah, de momento solo tenemos a Paul Rudd encogiendo y volando en hormigas. Eso ya lo vi en Cariño he encogido a los niños Marvel, cúrratelo más!.

Que estos remakes de Disney no valen para nada es algo que ya tenemos casi todos claro. Sin embargo, hay veces que te pica la curiosidad, flaqueas y le das al play. La víctima en esta ocasión es Aladdín, peliculón del Disney de los 90 (el Disney que pensaba cuando hacía las cosas).

Con este remake me pasó algo nuevo. Aladdín (el de dibujos) molaba mucho, si la veías de pequeño querías ser él. Lo principal en esta película era conseguir el Aladdín adecuado. No es que no lo hayan conseguido, era imposible igualar al de dibujos, es que al tío este dan ganas de cruzarle la puta cara. Buah, qué tío, qué poca gracia tiene, 0 carisma, es lo radicalmente opuesto al Aladdín que todos queríamos ser.

Un mal día Harrison Ford fue a comprar y John Leguizamo le pegó un par de tiros. ¿En la pierna? No, en el corazón y en la cabeza. ¿Murió? No, se volvió bueno.

Con lo cual en A propósito de Henry tenemos al Harrison malo (engominado, de éxito y con mucha labia) y al Harrison bueno (el amomiao).

Como se puede imaginar el nuevo Harrison va dándose cuenta de lo malo que era el antiguo Harrison, empieza a encarrilar su vida por los senderos correctos del señor, salva su matrimonio y blablabla. Así que si pensabais que un disparo en medio de la frente era malo aquí tenemos a Indi mostrándonos que nada más lejos de la realidad.

Shakespeare in love tiene 4 grandes monstruos que la persiguen:

1. Ganó el Óscar a la mejor película.
2. Ganó el Óscar a la mejor actriz.
3. Es una peli de nenas o nenazas.
4. Es una peli históricamente inexacta.

Lo que creo es que:

1. Ese año había un par de pelis muy superiores, sí, pero hombre, no por ello hay que odiarla.
2. La cosa aquí está en que al parecer a Gwyneth por ahí por Hollywood no la puede ver ni Dios, pero vaya, estamos en lo mismo que el punto anterior.
3. Si el título fuera: Shakespeare (a secas) adiós problema.
4. Obvio, ¿y qué?.

Hay otros 4 puntos, más importantes, y que juegan a su favor:
1. La historia es realmente interesante.
2. El ritmo no decae.
3. Tiene escenas memorables.
4. Actuaciones.

Y de regalo: la BSO.